“Los comandos también somos románticos”, publicó el Grupo Lince en redes, con un video como prueba de ello: el oficial principal Richard Villalba se arrodilló sorpresivamente en medio del acto masivo celebrado este miércoles en la Secretaría Nacional de Deportes (SND), exhibiendo la caja de un anillo de compromiso a su enamorada, de nombre Karen, que correspondió felizmente a su propuesta.
“La respuesta de Karen fue un firme ¡SÍ!, a lo que siguió con aplausos y vítores de los comandos Lince”, puntualizó la Unidad de Operaciones Tácticas Motorizadas de la Policía Nacional, más conocida como Grupo Lince. El becario argentino acudió junto a su eterna compañera de vida en el multitudinario evento en que egresaron más de 500 nuevos agentes, junto a 4.000 aspirantes de la policía.
“Quiero un Paraguay con calles y barrios más seguros. Por eso, triplicamos la cantidad de linces y formamos a 4.000 nuevos policías con la misión de proteger a cada una de las familias paraguayas“, expresó en presidente Santiago Peña, a través de la red social X, luego de presidir el acto durante esta mañana.
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Con la venta de chipas, joven de Areguá pudo superar dificultades
Zacarías Cabral Ojeda es un emprendedor que al perder su trabajo durante la pandemia decidió montar su propio negocio en su casa, en el barrio Caacupemí, de la ciudad de Areguá, y así asegurar el sustento para su familia. Se trata de la chipería Don Queso, que ofrece productos a precio accesible con entregas a domicilio y a los comercios de la zona.
“Durante esa época había comenzado con la chipería. Pero por la falta de experiencia no pude continuar y dejé por un tiempo. Luego tuve problemas con mi expareja, situación que me llevó a perder mi libertad, eso fue el año pasado. Después de salir me puse la meta de poder rehacer mi vida haciendo lo que me gusta hacer”, relató Zacarías a La Nación/Nación Media, como parte de su historia de superación. Su motivación principal fueron sus dos hijos y actualmente apunta a dar fuente de trabajo a quienes lo necesiten. Por ahora, Zacarías elabora la chipa en su vivienda, ubicada sobre la calle Tajy Poty, y luego sale a repartir los paquetes a algunos locales comerciales de la zona.
“Este año, en la Semana Santa, comencé nuevamente con el negocio. También estoy haciendo pastafrolas”, indicó el hombre de 39 años, padre de una nena y un varón.
CHIPA TRADICIONAL
Sus productos incluyen la tradicional chipa argolla, así como las chipitas en paquetes. La comercialización se realiza en el local, pero también Zacarías a diario transporta en colectivo su canasta de chipa para ofertar en la vía pública. “Me estoy concentrando más en las chipitas empaquetadas. Quiero ofrecer algo saludable, higiénico, todo en paquetes y con las etiquetas correspondientes”, comentó el emprendedor. Agregó que vende cada paquete a 5.000 guaraníes y también por kilo para aquellas personas que desean. “Estoy ofreciendo a G. 40.000 el kilo las chipitas. Y para quienes me piden exclusivamente chipa argolla también ofrezco a G. 40.000 la docena”, precisó.
REVENTA
El joven emprendedor apunta a aumentar la producción y ofrecer la posibilidad a otros a vender sus productos, es decir, trabajar como mayorista, para ello está abierto a conversar. “Me pueden contactar a este número (0981) 531-332, las personas que quieran revender la chipa, yo con gusto les voy a ayudar, con un descuento especial a partir de cierta cantidad”, mencionó.
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El amor de una madre permanece intacto ante el hijo desaparecido
Los casos de personas desaparecidas en el Paraguay han aumentado en los últimos años o al menos se han dado a conocer con más frecuencia. Existen casos de gente cuyo paradero resulta toda una incógnita a pesar de los años.
Si bien muchos casos se logran ubicar a la persona desaparecida, en algunos casos con vida y con final feliz, en otros se encuentra un cadáver, al menos se puede cerrar el ciclo y se puede llorar al ser querido. Sin embargo, cuando no hay noticias o no se sabe nada, la incertidumbre y la impotencia ganan terreno, haciendo que los familiares vivan siempre en la zozobra y en la eterna espera de saber algo.
Esta celebración por el Día de las Madres en muchas familias se sentirá sombría, dolorosa, angustiante y será una fecha de dolor más que de alegría, pues la mujer que se convirtió en madre no puede celebrar la fecha porque el ser que le otorgó “ese título” no está, y lo peor, no saben nada de él.
Desde La Nación/Nación Media, y en homenaje a las madres que pasan por lo mismo, hablamos con Isabel Streski, quien relató cómo desde aquel momento en que se confirmó la desaparición de su hijo su vida se transformó en una pesadilla.
Isabel Streski nunca imaginó que el 4 de octubre de 2022 su vida cambiaría por completo luego de que sea confirmada la desaparición de su hijo Antonio Augusto Streski Manjinski, de 25 años.
El joven cursaba en nuestro país la carrera de Medicina, en la Universidad María Auxiliadora (UMAX), ubicada en el barrio Loma Pytã, de Asunción. Hasta hoy día esta madre no tiene noticias del paradero de su hijo y en fechas sensibles como estas solo puede desear volverlo a ver.
Ella nos cuenta cómo con el paso de los años se ha ido centrando cada vez más en seguir la búsqueda de su hijo y, pese al dolor a la par de la indagación, también encuentra lugar y espacio para ayudar a otras madres y familias que atraviesan por la misma situación.
“Con mucha tristeza e impotencia tengo que decir que después de tocar todas las puertas posibles e imposibles en este país, no hay ningún avance con relación a la desaparición de mi hijo”, lamentó muy consternada por llegar otro Día de la Madre sin saber nada de Augusto.
“Yo sigo buscando y no voy a desistir porque esa es mi labor como madre. Ahora golpeo las puertas de todas las instituciones internacionales, porque ahora mi pedido no es solo por mí, sino también por otras madres semimuertas, como yo, a las que nadie hace caso”, dice Isabel al clamar una respuesta.
APOYO DE LAS AUTORIDADES
Teniendo en cuenta el Día de la Madre, Isabel subrayó la importancia de que las autoridades también reflexionen respecto al impacto que tiene en la sociedad los casos de desaparecidos.
Explicó que no solo se ve afectada la madre o padre de esa persona, sino toda la familia, en especial en casos donde no se encuentran motivos aparentes del porqué ocurrió el hecho, dejando un vacío que solo es llenado por la impotencia de no tener noticias sobre sus seres queridos.
“Quisiera pedir a nuestras autoridades que nos hagan caso, porque seguramente también tienen una madre, y vienen de una familia, y que no esperen pasar por lo que nos está tocando atravesar a nosotros para empezar a hacer algo”, solicitó.
Para aquellos que no creen en los números de desaparecidos, Isabel comentó que ella puede dejar su teléfono para que vean cómo la gente le contacta. “Si piensan que nosotros estamos agrandando los casos para llamar atención, yo me ofrezco a dejarles mi teléfono por un día para que ellos mismos reciban las decenas de casos y sientan la impotencia de no poder ayudar”, finalizó Streski.
Con este relato de amor y búsqueda, Isabel deja firme una vez más la premisa de que para una madre no existen límites cuando se trata de luchar por un hijo, ya que, a pesar de no contar con los medios necesarios ni el apoyo requerido, continúa en la afanosa búsqueda con la esperanza de encontrar la paz, al reunirse nuevamente con su amado Antonio Augusto.
ONG DE FAMILIAS DE DESAPARECIDOS
Isabel Streski es promotora de la organización de Familias de Desaparecidos en Paraguay, que actualmente cuenta con más de 80 clanes que tienen a un ser desaparecido. La asociación activa la búsqueda a nivel local e internacional de personas de diferentes edades reportadas como desaparecidas en Paraguay.
Destacó que el principal desafío con el que las madres con hijos desaparecidos deben de lidiar, según ella, es la falta de interés por parte de las autoridades estatales. Además de esto, deben intentar avanzar con las investigaciones casi por su cuenta, ya que los departamentos encargados de realizar este trabajo carecen de presupuesto y no cuentan con las herramientas para darle seguimiento a los casos. Piden mayor apoyo de las autoridades para la búsqueda de sus seres queridos.
“El Día de la Madre dejó de ser para nosotras el día más importante del año, primero porque lo que más nos importa no está entre nosotros y no sabemos si lloramos por un cuerpo o por una vida en sufrimiento”, comentó Isabel a LN/NM.
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Jesús nos propone el amor en su sentido pleno
- Por Hno. Mariosvaldo Florentino
- Capucchino
Muchas veces hablamos del amor en un modo muy superficial. En nuestros días esta palabra perdió mucho de su fuerza y se llama amor hasta a un simple y pasajero sentimiento o algunos lo llaman hasta mismo a una ocasional relación sexual.
Seguramente no es de este tipo de amor que hoy nos quiere hablar Jesús. Él nos propone el amor en su sentido pleno, con toda su fuerza, con toda su exigencia.
Nosotros ya conocemos la fórmula: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Esta era la segunda parte del mandamiento más importante del Antiguo Testamento. Jesús está de acuerdo con esta propuesta. Ya es sin dudas una gran cosa amar a nuestro prójimo del mismo modo como nos amamos a nosotros mismos y hacer a él exactamente como queremos que nos hagan; tratarlo con el mismo respeto que queremos ser tratados; y ofrecer a él las mismas posibilidades que tenemos nosotros.
Tener este grado de amor por los demás es una gran victoria sobre nuestro egoísmo, y esto no siempre es muy fácil. En nuestra vida cotidiana este amor se revela en cosas muy sencillas, como sería no buscar tener ventajas sobre los demás. Un ejemplo muy concreto es respetar una fila, sin buscar pasar delante de nadie: así como no me gusta que nadie se meta por delante porque es injusto, también yo no tengo el derecho de hacerlo. Lo mismo en los trabajos que tenemos que hacer, en las responsabilidades civiles, en el tráfico, en la mesa.
Amar a los demás como nos amamos a nosotros mismo, de modo muy sencillo, significa preguntarse siempre “esto que estoy por hacer si otro lo hiciera, ¿cómo me sentiría?”. Y también delante de los equívocos del otro preguntarse: “Y si fuera yo el equivocado, ¿como me gustaría que me tratase?”. Estoy seguro que si conseguimos vivir esta propuesta de “amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos” el mundo ya sería muy diferente. Palabras como: “Ya no se puede confiar más en nadie!”, “quien puede más, llora menos”, “el mundo es de los expertos” perderían el sentido.
En el fondo este mandamiento tiene sus raíces en la igualdad de todas las personas y la necesidad de respetar a todos y es la base de la convivencia social.
Todavía, si no bastara la exigencia de este mandamiento: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, Jesús resucitado lo renueva y lo deja aún más exigente: “Ámense unos con otros como yo los he amado”. El criterio del amor no es más nosotros mismos. Ahora, es Él, que fue capaz de dar su propia vida por nosotros, quien se transforma en el criterio del amor cristiano.
Jesucristo nos amó más que a sí mismo, y por eso fue capaz de dar su vida. Él por amor hacia nosotros no hizo caso a la justicia y aún sin tener siquiera un pecado aceptó ser condenado y muerto, para librarnos de la culpa.
Por eso, como hizo Él, también nosotros, que nos llamamos cristianos, debemos hacer. Debemos amar a los demás más de lo que nos amamos a nosotros mismos. Al cristiano no le basta amar al prójimo como a sí mismo, es necesario amarlo como Jesús nos amó. En lo concreto esto significa, para usar el mismo ejemplo, no solo respetar la fila sin buscar pasar a nadie, pero ser capaz de dar nuestro puesto a una persona que llegó después e ir al último lugar de nuevo. Es ser capaz no solo de dividir igual, pero de dar la mejor parte al otro. Es ser capaz de hacer el bien, a quien te hizo el mal. Es ser capaz de ayudar a quien te lastimó. Es ser capaz de perdonar a quien gratuitamente te ofendió.
Yo sé que esto es muy difícil. Yo mismo estoy aún muy lejos de conseguir vivir de este modo. Pero, ¡no puedo callarme! Estoy convencido que este es el ideal de Jesucristo, y todos nosotros que queremos ser verdaderos cristianos tenemos que buscar de concretizarlo.
Pienso que la única posibilidad que tengo para poder realizar este ideal de “amar a los demás como Jesucristo me amó” es dejándome contagiar por Él. Es escuchando atentamente su palabra, pidiendo continuamente que su Espíritu actúe en mi vida, participando siempre de la eucaristía, recibiendo su cuerpo y su sangre, esforzándome cotidianamente por vencer mi egoísmo hasta en las pequeñas cosas y preguntándome siempre: ¿en mi lugar qué haría Jesús? (Que gran cambio: ahora la pregunta no es más ¿Qué me gustaría que me hagan?, sino que, ¿qué haría Jesús?).
Creo que solamente así, despacito, acontecerá con nosotros lo mismo que con Paulo y podremos entonces decir: “Ya no soy yo quien vivo, es Cristo que vive en mí”.
El Señor te bendiga y te guarde.
El Señor te haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti.
El Señor vuelva su mirada cariñosa y te dé la paz.
“Mi mandamiento es este: ámense unos con otros como yo los he amado. No hay amor más grande que este: dar la vida por sus amigos”. Jn 15, 12-13.
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El amor según la Biblia
- Por Emilio Daniel Agüero Esgaib
- Pastor principal de la iglesia Más que Vencedores
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Una de las porciones más maravillosas de toda la Biblia está ubicada en el libro de 1 Corintios 13.1-13 y está dedicada al amor. Fue escrita por el apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo. En el contexto de este párrafo, titulado en la Versión Reina Valera 1960 como la “Preeminencia del amor”, el apóstol habla de los dones que Dios puso en el ser humano para edificación de los creyentes y la ayuda mutua, entre los cuales están el don de ayuda, el don de sanidad, de ciencia, de profecía, el don de enseñar, el don de hacer milagros, el de liderar, etcétera. Resalta la importancia de cada uno de esos dones, pero al final destaca el don más importante de todos y que sobrepasa por lejos a todas las demás: el don del amor.
Dice que Dios da dones según su voluntad a quien Él quiera dar y, por eso, algunos tienen un don, pero no todos tienen el mismo don, y así funcionan todos como un cuerpo humano, donde muchos miembros trabajan coordinadamente para beneficio de todos. Pero ese don tan grande y sublime sí podrían, y deberían, tenerlo todos.
Arranca diciendo en el verso uno que, si alguien logra todo en la vida, todo tipo de éxito, relevancia, ciencia y conocimiento, pero no tiene amor, no es nadie. Dice que una persona podría hacer todo tipo de caridad, al punto de donar todos sus bienes e inmolarse por otros, pero que, si no tiene amor, no le sirve de nada. Dice que podría ser la persona con más fe del mundo y la más espiritual, pero sin amor no tendría nada.
Luego, en el verso cuatro, empieza a definir el amor. No empieza con algo así como: “el amor es romántico” o “el amor es placentero” o “el amor es felicidad”. Todo lo contrario. Dice: “El amor es sufrido”, y es verdad, quien ama está aceptando también el sufrimiento; el sufrimiento solo aflora cuando uno ama de verdad y su entrega es sincera y total.
Dice también que “el amor es benigno”, “no tiene envidia” (no compite con la persona amada). En el verso cinco continúa: “no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza en la injusticia, mas se goza en la verdad”.
Si tan solo nos entregásemos a un amor tan sincero como este, creo que casi la totalidad de todos los problemas que tenemos como parejas, familia, amistad o en cualquier relacionamiento humano desaparecería. Pablo dice, en otras palabras, que el amor es “renuncia en bien del otro”.
El verso siete dice que el amor “todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. Sufrir, creer, esperar y soportar para ver lo mejor de la persona amada, para ser formado en un carácter maduro y responsable, leal y sincero.
El camino hacia un amor sólido y maduro está empedrado de pruebas y desafíos que, de sortearlos correctamente, nos llevarán a experimentar un amor mucho más sublime, profundo, sincero, y sólido que el “enamoramiento” o esa primera etapa tan intensa, emocional y “química” que tanto busca el mundo.
Ese no es el verdadero amor, ese es apenas el detonante que ve todo lo mejor del otro, pero no de manera objetiva sino de manera apasionada e irracional. Hasta que baja ese “cocktail” cerebral formado, según la ciencia, por dopamina, adrenalina y norepinefrina, empezamos a ver esa realidad, y es ahí donde entra la madurez, el amor sincero que ama no solo lo bueno del otro sino que está dispuesto a aceptar también lo malo y sufrir por servir y seguir perseverando en la construcción del verdadero amor.
Termina este “himno a la entrega” diciendo que ahora, en esta vida tan incierta y cambiante, donde estamos de viaje hacia la eternidad, “permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres, pero el mayor de ellos es el amor” (13).
Según Dios, que es amor (1 Juan 4.8), nada está por encima del amor.