Gracias a sus 1,046 metros de altura, Zeus fue certificado como el perro vivo más alto del mundo, por el Guinness World Records, de acuerdo a lo publicado por la CNN. Se trata de un gran danés de dos años de Bedford, Texas, el cual recibió dicho reconocimiento oficialmente el 22 de marzo.
Zeus llegó a su dueña, llamada Brittany Davis, cuando tenía solo ocho semanas. “Ha sido un perro grande desde que lo tenemos, incluso para ser un cachorro. Tenía unas patas enormes”, declaró al Guinness World Records.
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Para mantener su silueta, Zeus consume todos los días doce tazas de comida para perro, así como también huevo y cortes pequeños de carne; mientras que su golosina preferida son los cubitos de hielo.
El majestuoso ejemplar canino debido a la singular distinción recibe calificativos como “¡Vaya, es un caballo!”, “¿Puedo montarlo?”, “¿Tiene una silla de montar?”, manifestó Brittany. Según informaciones oficiales, los perros de esta raza son propensos a sufrir muchos problemas de salud, tienen un tiempo de vida más corto que el de las demás razas y son reconocidos por su gran tamaño.
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Sube a 78 la cifra de muertos por inundaciones en Texas
Los equipos de rescate prosiguen este domingo una búsqueda contra reloj de las decenas de desaparecidos por las inundaciones en Texas, en el sur de Estados Unidos, que hasta el momento han causado 78 muertos.
Ciudadanos se unieron a las autoridades para buscar a los desaparecidos, entre estos 10 niñas y un consejero de un grupo cristiano que acampaban a la orilla del río Guadalupe. En el campamento del condado de Kerr se podían ver el domingo mantas, osos de peluche y otras pertenencias de las niñas recubiertas de barro. La fuerza de la corriente destrozó las ventanas de las cabañas.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, indicó que en el campamento Mystic había unas 750 menores cuando se desbordó el río. Quedó “devastado de una forma que no había visto en ningún desastre natural”, declaró.
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“La altura a la que el agua corría llegó a la parte superior de las cabañas”, explicó Abbott en la red social X tras visitar la zona. “No pararemos hasta encontrar a todas las niñas”, añadió. El vicegobernador del estado, Dan Patrick, alertó que las lluvias que arreciaron el domingo causarán más inundaciones.
Y el número de fallecidos no para de crecer: “Hemos registrado 68 fallecidos en el condado de Kerry”, 40 adultos y 28 niños, declaró el sheriff de esa zona, Larry Leitha. Autoridades de Texas confirmaron además que al menos otras diez personas fallecieron en regiones cercanas.
Patrick relató que un trabajador del campamento Mystic se enfrentó a la corriente para romper una ventana de una cabaña y permitir que un grupo de niñas pudiera salir y no morir ahogadas. Para salvarse, “las niñas nadaron durante 10 o 15 minutos. ¿Se imaginan, en la oscuridad y con las aguas revueltas y los árboles pasando a su lado y las rocas cayendo encima?”, describió.
En un reporte anterior, los encargados de las tareas de búsqueda informaron que 27 niñas del campamento estaban desaparecidas, pero Dalton Rice, funcionario del municipio de Kerrville, donde está el campamento Mystic, rebajó el domingo esa cifra a 11 personas.
El presidente estadounidense, Donald Trump, firmó este domingo una declaración de catástrofe grave que permite la liberación de recursos federales para el estado de Texas. “Esta es una catástrofe no vista en 100 años y es simplemente tan horrible de ver” en Texas, que visitará “probablemente” el viernes, contó horas después Trump a periodistas.
Más lluvias
El Servicio Meteorológico Nacional (NWS) advirtió el domingo del riesgo de nuevos diluvios ya que se esperan lluvias torrenciales en zonas de Texas en las que el suelo está saturado.
“Es posible que caigan entre 50 y 100 milímetros adicionales de lluvia, con bolsones aislados de cerca de 250 milímetros”, indicó el servicio meteorológico. “Es muy difícil prever exactamente dónde ocurrirán las precipitaciones más fuertes”, añadió.
El viernes el río Guadalupe creció unos ocho metros en 45 minutos, debido a la caída de más de 300 milímetros de lluvia durante la noche, un tercio del promedio de precipitaciones en todo un año.
Las inundaciones repentinas no son inusuales en el sur y el centro de Texas, donde se produjo la tragedia, pues el suelo carece de las condiciones para absorber el agua de las lluvias torrenciales. La zona donde se produjo el diluvio del fin de semana se conoce como “callejón de las inundaciones repentinas”.
“El agua llegaba hasta la copa de los árboles. Unos 10 metros más o menos”, explicó Gerardo Martínez, un vecino del municipio de 61 años. “Autos y casas enteras se iban río abajo”, describió.
Científicos y agencias de gestión de catástrofes han criticado a Trump por los recortes de financiación y personal en el organismo de las previsiones y advertencias meteorológicas, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, aseguró este domingo que Trump quiere “mejorar las tecnologías” del NOAA. Los científicos alertan de que los fenómenos meteorológicos extremos cada vez son más comunes e intensos debido al cambio climático causado por el ser humano.
“Cierre a la tragedia”
Voluntarios de diferentes puntos del país viajaron al condado de Kerr, el más afectado por las inundaciones, para ayudar en las tareas de búsqueda. Adam Durda y su esposa Amber, ambos de 45 años, viajaron tres horas en auto para colaborar. Se centran en la búsqueda de cuatro mujeres que se encontraban en un casa arrasada por la corriente.
Sus familiares pidieron ayuda, “pero, por supuesto, buscamos a cualquiera”, explicó Durda a la AFP. El equipo de Justin Morales, de 36 años, encontró tres cuerpos, entre ellos el de una de las niñas del campamento Mystic atrapada en un árbol.
“Nos alegra poder darle un cierre a la tragedia de las familias”, explicó a la AFP. “Ayudar a que algunas de esas familias tengan un final. Por eso estamos aquí”.
Fuente: AFP
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Desesperación en EE. UU.: buscan a niñas desaparecidas tras inundación que ya deja 52 muertos
Los servicios de rescate de Texas buscaban a 27 niñas desaparecidas a causa de las fuertes inundaciones que devastaron ese estado del sur de Estados Unidos y que dejaron un saldo que alcanzó los 52 muertos.
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Las crecidas derivaron de lluvias torrenciales que se desataron en la tarde del viernes en el centro del estado y que se reanudaron durante la noche y en la madrugada del sábado, aunque con menor intensidad.
“Hemos recuperado a 43 personas fallecidas en el condado de Kerr. Entre ellas, hay 28 adultos y 15 niños”, declaró el sheriff de esa zona, Larry Leitha, quien ha calculado el número de evacuados en 850, incluidos ocho heridos.
En el condado de Travis murieron cuatro personas y 13 están desaparecidas, dijo a la AFP el director de la oficina de información pública, Héctor Nieto.
El cuerpo de una mujer de 62 años fue encontrado en el condado de Tom Green, informó la policía; mientras dos personas más mueren en el condado de Burnet, contó a la AFP el coordinador de gestión de emergencias de la zona, Derek Marchio. Así, el saldo más reciente alcanza los 52 muertos.
De las aproximadamente 750 niñas que asistían a un campamento de verano cristiano a orillas del río Guadalupe, 27 están desaparecidas, dijo por su lado Dalton Rice, dirigente municipal de la ciudad de Kerrville.
En el campamento, el agua había retrocedido casi por completo el sábado y dejaba a la vista un paisaje devastado con decenas de autos varados, algunos atacados en árboles, y vegetación arrancada, observaron periodistas de la AFP.
El desorden reinaba dentro de las cabañas que albergaban a las niñas; el suelo estaba cubierto de barro y las ventanas rotas.
Michael, de 40 años, contó que condujo desde Austin, la capital del estado, unos 150 km al este, en cuanto recibió la noticia por correo electrónico, para buscar a su hija de 8 años, cuyas pertenencias recuperó.
“Estuvimos en Kerrville todo el día de ayer (por el viernes) en las unidades de gestión de crisis, y esta mañana, cuando supimos que podría haber gente aquí, mi hermano y yo vinimos en camión lo más rápido posible para ver si encontrábamos algo”, explicó.
Varios equipos de rescate rastrean la zona en busca de las niñas desaparecidas.
Continúa la búsqueda
La sección del portal informativo de la comunidad de Kerrville mostró tributos a las víctimas mortales de la localidad, entre ellos el dueño y director del campamento, Dick Eastland.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, declaró que expandirá la declaración de estado de desastre, al tiempo que pidió recursos federales adicionales al presidente Donald Trump.
“Texas hará todo lo posible para asegurar que se encuentre a todas las personas desaparecidas”, escribió el gobernador en la red social X.
En tanto, equipos aéreos, terrestres y acuáticos rastrean a lo largo del río Guadalupe en busca de sobrevivientes y cadáveres, informó el jefe del departamento de gestión de emergencias de Texas, Nim Kidd.
“Seguiremos buscando hasta que encontremos a todos los desaparecidos”, coincidió Kidd.
Funcionarios y residentes por igual estaban impresionados por el nivel de intensidad y rapidez de las inundaciones.
“Las predicciones estaban definitivamente mal” y la lluvia era “el doble de lo anticipado”, dijo Dalton Rice, funcionario de Kerrville.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, “llegará pronto al lugar”, aseguró Trump en su red Truth Social. La primera dama “Melania y yo rezamos por todas las familias afectadas por esta horrible tragedia”, añadió.
Noem declaró en rueda de prensa que el presidente quería “actualizar las tecnologías” en el servicio meteorológico y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). “Necesitamos renovar este sistema antiguo”, dijo.
Unos 500 rescatistas y 14 helicópteros fueron desplegados, mientras que la Guardia Nacional y la Guardia Costera de Texas enviaron refuerzos.
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De acuerdo con las autoridades, el río Guadalupe creció unos ocho metros en 45 minutos. Según el servicio meteorológico, más de 300 milímetros de lluvia cayeron durante la noche, un tercio del promedio de precipitaciones en todo un año.
Fuente: AFP
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El ñandutí: una tradición que lleva el pan a los hogares
- Jimmi Peralta
- Fotos: Matías Amarilla
El ñandutí, tejido tradicional del Paraguay, presenta en sí misma una sutil metáfora de su naturaleza dentro de la ciudad que sin dudas es su hogar, Itauguá. Situado a 30 kilómetros de Asunción, el distrito es conocido como el centro de producción de vestidos, cuadros, blusas y manteles confeccionados a base de este tejido artesanal, que representa al suelo guaraní en todo el mundo en diversas instancias y certámenes. Las artesanas redoblan la apuesta y ahora van por el Récord Guinness.
El ñandutí es realizado generalmente de manera individual por manos de mujeres. En su desarrollo, tejen más allá del bastidor una trama de producción en comunidad que traza formas, líneas rectas y curvas interconectadas en la diversidad de colores y direcciones.
Como artesanía, el ñandutí se aprende en la casa, con la magia de la formación no sistemática, que da vuelo y vida a su esencia. Al mismo tiempo, pone el sentido de la transmisión de conocimiento de madres a hijas y de hijas a madres, entretanto se cimenta parte del sustento familiar. Este tejido primero pone pie en la función más elemental: llevar el plato de comida a los hogares de los itaugüeños para después barnizar el vínculo colectivo de una ciudad que cuenta con varios centenares de tejedores y tejedoras.
“Mi abuela no sé si tejía, pero yo aprendí de mi mamá, de muy chiquita, y ni bien cuando yo empecé a hacer los bordados, me daba la plata mi mamá. ‘Este es tu trabajo. Te va a servir para comprar otra vez tus materiales’, me solía decir mi mamá. Y así nunca dejé de hacer. Este trabajo también ayudó para criar a mis tres hijas”, comenta Antonia Morínigo, tejedora itaugüeña que esta semana se sumó a la Red Tejiendo Cultura, una plataforma que nuclea a más de 500 artesanas del ñandutí del Paraguay y de países como Australia, Puerto Rico, Chile, Reino Unido, España y Argentina.
Más de 150 de estas artesanas son de Itauguá, algunas jóvenes y otras de más de 90 años. Ahora forman parte de este proyecto que busca sumar el trabajo individual para armar el tejido de ñandutí más grande el mundo, que será de 120 metros de largo por 5 metros de ancho, buscando el récord mundial.
TEMPRANA INICIACIÓN
Como la mayoría de las tejedoras, Antonia empezó de niña. Ahora es abuela y ya no puede producir en bastidores grandes como antes. Ella tiene a su cargo las labores del hogar y todos los días, después del almuerzo, se sienta en su dormitorio a dibujar con el hilo y la aguja sobre su tela. “Este bastidor armado yo termino en un día, porque yo soy ama de casa, tengo que cocinar todo, yo soy la mamá de la casa. A la tarde, puede comer la comida, me suelo sentar acá en mi pieza y hago mi ñandutí, a la noche ya quiero descansar”, comenta. El proceso de producción arranca con el dibujo sobre el papel “y regla”, recuerdan las tejedoras. Luego se estira la tela en el bastidor, se dibuja en la tela y se comienza a tejer. Terminado el trabajo, se separa el tejido de la tela, se lo lava y finalmente se le pone el almidón para que se endurezca.
“Hay gente que tuvo que migrar a otros países, pero se llevaron parte de sus culturas y otras que se dedicaron a enseñar y así esparcir por todo el mundo. La ciudad de Itauguá es conocida como la capital del ñandutí y cuna de la misma. En cada compañía de Itauguá te encontrarás con un o una artesana elaborando su trabajo porque la técnica fue otorgada de generación a generación y se ha vuelto una tradición para las familias. Es por ello que hay más cantidad de artesanos en la localidad de Itauguá”, comenta Guillermo Acosta, coordinador de la Red, itaugüeño y profesor de ñandutí, quien en su propio perfil vital narra la historia del tejido y las familias de su ciudad.
“Todo se inició desde la tristeza de mi querida Maximina Quiñónez. En una tarde se puso triste y observaba su ñandutí y me dice ‘qué pena que ninguna de mis hijas va a legar esto que yo hago, ninguna de ellas dos sabe hacer’. Sentí tanta pena al oírla decir eso que entonces le pregunté cuál era el dechado más difícil y complicado de hacer. A lo que ella me respondió el arasape y la filigrana, que coincidentemente estaba haciendo. Entonces me fijo en sus idas y vueltas que realizaba sin decirle nada en absoluto. Como ella trabajaba cama adentro y venía a casa los fines de semana, la sorprendí con un trabajo que estaba realizando sin decirle nada. Era una imagen de san Blas, pero en ñandutí. Me pregunta quién hizo y le digo que yo.
Me mira y dice que no me cree. Para que me pudiera creer, me siento y le muestro que sí lo podía hacer y desde entonces le tomé como hobby”, narra Acosta sobre cómo en el ñandutí se reafirma el tejido social y el empoderamiento económico de las mujeres de una ciudad.
TRANSMISIÓN INTERGENERACIONAL
Juliana Centurión (88) y Esmérita Antonia Centurión (91) son dos hermanas tejedoras que viven junto a la hija de la segunda en una humilde casa en el centro de Itauguá, donde las tres comparten además el amor al ñandutí y su creación.
Las hermanas aprendieron el oficio desde pequeñas. Su madre transmitía el conocimiento a su descendencia femenina, “porque los varones buscaban otras formas de aportar, como trabajando en la carpintería y otras cosas”.
“Cuando teníamos entre 7 u 8 años nosotros mirábamos a escondidas cómo trabajaba nuestra mamá y hacíamos que practicábamos en papel. No podías hacerlo bien porque ella no quería que nosotras trabajemos. Pero cuando se dio cuenta de que ya lo hacíamos, finalmente decidió mostrarnos cómo hacerlo bien”, comenta Esmérita.
“Cuando me siento puedo producir rápido, pero ahora ya no puedo sentarme por mucho tiempo, ya estoy grande”, explica Juliana.
“Antes valía más nuestro trabajo, se pagaba mejor por el ñandutí. Nosotras ya no salimos a vender ahora, no nos vamos a ninguna parte. Vienen a hacernos el pedido y hacemos. Antes salíamos, ahora tenemos una patrona. Antes producíamos muchísimo más”, explica Esmérita.
El oficio que le legó su madre le sirvió para sostenerse durante una larga vida y para la crianza de su hija, que también teje. Las hermanas se sumaron esta semana al proyecto que busca batir el récord mundial con un tejido de producción colectiva.
ENSAMBLE
Actualmente la producción de las tejedoras se realiza de diversas maneras, pero la preferida es la realización individual de piezas que después son acopiadas e integradas a vestidos, manteles y otras piezas.
Los precios pueden variar y los productos se realizan en algunos casos bajo pedido y en otros es un proceso a la espera de clientes. Las pequeñas piezas se suman entre sí y de esta manera diversas tejedoras pueden finalmente articular sus trabajos en un producto final, que provee a sus hogares de sustento y de prendas a las principales tiendas especializadas de la ciudad o, como varias de ellas dicen, “a mi patrona”.
Entre tanto, para el proyecto del tejido más grande del mundo se les proveerá a todas las artesanas de insumos (bastidores, lienzos, hilos, agujas) y ellas decidirán cuántos módulos realizarán de acuerdo a sus capacidades y habilidades. Las piezas serán posteriormente certificadas para el ensamble. Como es dable esperar, la producción del tejido significará un ingreso económico.
Se estima que se juntarán unas 2.200 piezas a través de la red. Esta será de los diez dechados (dibujos) seleccionados para la ocasión: jazmín poty, mbokaja poty, buey pypore, machete punta, arasape, arapaho un lado, estrella de cuatro puntas con kurusu’i, takuru con karê’i doble, margarita y pensamiento. A los costados la pieza contará con randas con cadenilla doble y en las esquinas estrellas de cuatro puntas con filete. La puesta en valor del ñandutí a través de este proyecto genera un aporte inmediato mediante la generación de pedidos para las tejedoras. A mediano plazo centralizará una red de trabajadoras, lo que podría facilitar a futuro la producción, la adquisición de insumos y la comercialización. A largo plazo se busca la valoración cultural y pecuniaria a nivel nacional e internacional de este tejido que data del XVI, y que surgió en estas tierras de la unión de una técnica europea y la creatividad de la mujer paraguaya.
“CADA VEZ QUE TE TENGO PEDIDO VENDO TODO MI ÑANDUTÍ”
Porfiria González (61), de Itauguá Guasu Costa Dulce, teje desde los 13 años. Ella valora la iniciativa del proyecto y celebra que significará más trabajo para ella.
“Aprendí a hacer ñandutí viendo a mi tía y mi prima. Al darle el primer trabajo que hice, mi tía ya lo llevó, vendió y me trajo ya directamente materiales para hacer más”, comenta Porfiria, quien trabaja mechando su artesanía con las labores domésticas con la ayuda de su hija.
“Yo me levanto a la mañanita y en medio de mi mate hago mi ñandutí. Después me levanto a hacer para el almuerzo, hago todo eso y ya me siento otra vez a trabajar. Si no hay pedido, igual nomás hago yo. En algún momento va a venir el pedido. Cada vez que tengo pedido vendo todo mi ñandutí; si no hago mi ñandutí, hago chipa”, comenta.
Relata que para ella la parte más difícil es el dibujo. “Eso se hace primero, el dibujo, con la regla se hace, se hace bien eso en el papel, después tenés que estirar con el bastidor la tela y dibujar. Ahí se trabaja”, narra sobre el proceso de producción.
“DESDE MUY CHIQUITA ME PAGABAN POR MI TRABAJO”
Felipa López (63) desde los 7 años se sumó a su mamá, su abuela y sus hermanas, todas de la ciudad del ñandutí, en el oficio de tejedora.
“Hago diferentes dibujos, con hilo fino y con hilo grueso, de ambas formas. Eso también me enseñó mi mamá. A ella le enseñó mi abuela. Desde muy chiquita me pagaban por mi trabajo. La plata me servía para mi escuela, para mis útiles. Tengo siete hijos, ahora conmigo ya solo vive uno. A tejer le enseñé solo a dos hijas mías”, comenta Felipa, quien desde sus manos y el arte dio de comer a su familia junto con su marido, quien es constructor.
“JAGANA´I, PERO JAGANA, UPÉA LA HE´ISÉVA”
Filemona Figueredo (68) arrancó como tejedora a los 12 años con su madre y sus seis hermanas. Ella también se sienta con su bastidor entre las actividades de cuidado y de la labor doméstica en su hogar itaugüeño.
“Recuerdo que cuando era chiquita cada 15 días nos tocaba a cada una ir a vender. De esa plata comprábamos para nuestra ropa para farrear”, comenta entre risas.
“Nunca trabajamos para otra persona”, refiere acentuando que nunca tuvo un trabajo en situación de dependencia.
“Siempre jagana’i, pero jagana, upéa la he’iséva. Igusto remba’apo, revende ha rejúma nde platamíre” (siempre ganamos poco, pero ganamos, eso es lo que importa. Da gusto trabajar, vender y venir con tu platita), explica Filemona, quien es madre de tres hijos.
SOBRE EL PROYECTO
Tejiendo Cultura – El Ñandutí Más Extenso del Mundo es una iniciativa impulsada por Innovaciones Comerciales y la Asociación de Ñandutí en Japón, con el acompañamiento de la Municipalidad de Itauguá y la alianza estratégica de la EBA.
Su objetivo no solo es confeccionar de forma colaborativa la pieza de ñandutí más grande del mundo, sino también visibilizar el trabajo artesanal, fortalecer el turismo cultural y abrir nuevas oportunidades económicas para las tejedoras del país a través del arte textil.
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Inundaciones en Texas dejan 27 muertos y 27 niñas desaparecidas
Los servicios de rescate de Texas buscaban el sábado a 27 niñas desaparecidas a causa de las fuertes inundaciones que devastan a este estado del sur de Estados Unidos, que han dejado al menos 27 muertos. Las inundaciones derivaron de lluvias torrenciales que se desataron en la tarde del viernes en el centro del estado y que se reanudaron durante la noche y en la madrugada del sábado, aunque con menor intensidad.
“Hasta el momento hemos recuperado a 27 personas fallecidas”, declaró en rueda de prensa el sheriff del condado de Kerr, Larry Lethia. Precisó que entre los fallecidos había 18 adultos y nueve menores y que unas 860 personas han sido evacuadas, incluidas ocho con heridas. De las aproximadamente 750 niñas que asistían a un campamento de verano cristiano a orillas del río Guadalupe, 27 están desaparecidas, declaró por su lado Dalton Rice, jerarca municipal de la ciudad de Kerrville.
En el campamento, el agua había retrocedido casi por completo el sábado, dejando a la vista un paisaje devastado con decenas de autos varados, algunos atascados en árboles, y vegetación arrancada, según observaron periodistas de la AFP. El desorden reinaba dentro de las cabañas que albergaban a las niñas; el suelo estaba cubierto de barro y las ventanas rotas.
Michael, de 40 años, dijo que condujo desde Austin, la capital del estado, a unos 150 km al este, en cuanto recibió la noticia por correo electrónico, para buscar a su hija de 8 años, cuyas pertenencias recuperó. “Estuvimos en Kerrville todo el día de ayer (por el viernes) en las unidades de gestión de crisis, y esta mañana, cuando supimos que podría haber gente aquí, mi hermano y yo vinimos en camión lo más rápido posible para ver si encontrábamos algo”, explicó. Varios equipos de rescate rastrean la zona en busca de las niñas desaparecidas.
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“No nos detendremos”
“No nos detendremos hasta que todos hayan sido hallados”, insistió el sheriff Lethia, afirmando que contaba con “todos los recursos necesarios”. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, “llegará pronto al lugar”, aseguró el presidente Donald Trump en su red Truth Social. “Melania y yo rezamos por todas las familias afectadas por esta horrible tragedia”, añadió.
Unos 500 rescatistas y 14 helicópteros fueron desplegados, mientras que la Guardia Nacional y la Guardia Costera de Texas enviaron refuerzos De acuerdo con las autoridades, el río Guadalupe creció unos ocho metros en 45 minutos. Según el servicio meteorológico, más de 300 milímetros de lluvia cayeron durante la noche, un tercio del promedio de precipitaciones en todo un año.
“Texas hará todo lo posible para asegurar que se encuentre a todas las personas desaparecidas”, escribió en su cuenta de X el gobernador de Texas Greg Abbot, que indicó también haber firmado una declaración de desastre para desbloquear todos los recursos necesarios.
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Según anunció el servicio meteorológico a primera hora del a tarde de este sábado, las alertas de lluvia e inundaciones persisten en la región, dando cuenta de crecidas de varios ríos. A mediados de junio, 13 personas murieron en San Antonio debido a inundaciones provocadas por diluvios.
Las inundaciones repentinas, que ocurren cuando el suelo no es capaz de absorber lluvias torrenciales, no son inusuales. Pero los científicos afirman que en los últimos años el cambio climático provocado por el ser humano ha hecho que eventos climáticos extremos como inundaciones, sequías y olas de calor sean más frecuentes e intensos.
Fuente: AFP.