Hace algunos minutos la estrella del fútbol Cristino Ronaldo dio a conocer una terrible noticia, y es que falleció uno de los gemelos que esperaba junto a su pareja, la modelo Georgina Rodríguez. La triste y devastadora noticia la dio utilizando sus redes sociales donde colgó un comunicado oficial en el que anunció lo sucedido y solicitó el respecto de todos, ya que se encuentran atravesando por un momento muy doloroso.
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“Con nuestra más profunda tristeza tenemos que anunciar el fallecimiento de nuestro hijo. Es el dolor más grande que unos padres pueden sentir. Solo el nacimiento de nuestra hija nos da la fuerza para vivir este momento con algo de esperanza y felicidad” reza parte del escrito que pronto se volvió viral.
En ese comunicado también se dirigieron a los profesionales médicos que tuvieron a su cargo la atención a Georgina y a los gemelos: “Queremos agradecer a los doctores y enfermeras por su cuidado y apoyo. Estamos devastados por esta pérdida y rogamos privacidad en este duro momento. Bebé, eres nuestro ángel. Siempre te amaremos” dice el comunicado que finaliza con la firma de la pareja: Cristiano Ronaldo y Georgina Rodríguez.
La publicación ya cuenta con casi tres millones de reacciones y cientos de miles de mensajes de cariño y apoyo, tanto para él como para Georgina y los demás pequeños. Por su parte, Rodríguez también hizo lo suyo al compartir en las diferentes plataformas digitales el mismo enunciado, logrando gran repercusión a nivel mundial.
En los últimos meses del año pasado la influencer y empresaria y la figura más importante del Manchester United habían revelado que estaban en la dulce espera y que se trataba de gemelos. Lo habían hecho dando a conocer un par de fotografías donde se veía a la pareja con una ecografía y en otra a Cristiano posando en la piscina junto a todos sus hijos.
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Sentida despedida de Blas Llano a su hijo: “Siempre serás el campeón de papá”
El exsenador de la Nación Blas Llano rindió un homenaje a su hijo Santiago Llano (28) a través de un video que compartió en las redes sociales con fotografías que ilustran los momentos que vivió junto a su primogénito, tras su fallecimiento en un accidente automovilístico el marte 14 de mayo en horas de la tarde.
“Mi querido hijo, siempre vivirás en mi memoria, en mis versos, en mi ser. Tu legado perdurará por siempre. Un amor eterno que nadie podrá entender. Te amo, siempre serás el campeón de papá”, fueron las palabras que Blas Llano dedicó a su hijo al final del video.
En el emotivo vídeo se puede observar que ambos compartían varias pasiones juntas, especialmente la del rally, ya que el exsenador fue piloto de carreras de automovilismo por varios años, y su hijo Santiago siguió sus pasos.
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La exmodelo, Rosana Beltrán, madre de los hermanos de Santiago y esposa del exlegislador, Blas Junior y Rossa, también lamentó el deceso y escribió en sus redes sociales: “Santu, lo que te vamos a extrañar. Tus enanos te adoraban y lo sabías”.
El lamentable accidente que se llevó la vida de Santiago Llano fue sobre la ruta Eco Vía, que conecta a la ciudad de Luque con San Bernardino, cerca del desvío a Nueva Colombia. Según los datos, Llano chocó contra la parte trasera de un camión de carga de la marca Mercedes Benz.
Los ocupantes del camión eran Adán David Ortellado, de 34 años, su esposa e hijo. Los mismos recibieron golpes de baja gravedad. El conductor, involucrado en el accidente, fue detenido por homicidio culposo, pero quedó libre tras su declaración ante la Fiscalía bajo fianza (medidas alternativas a la prisión).
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“Soldado israelí” murió en la cárcel de Tacumbú
En la mañana de este sábado se habría dado el deceso de Agustín Ramón Martínez Martínez, alias “Soldado Israelí” en el interior de la penitenciaría de Tacumbú.
La víctima fatal habría manifestado fuertes dolores en el pecho cuando se presentó a la enfermería de la prisión, motivo por el cual fue trasladado hasta el Hospital de Barrio Obrero, donde ya llego sin signos de vida, según las autoridades del recinto penitenciario.
Si bien por disposición fiscal el cuerpo será sometido a una autopsia para determinar a cabalidad el motivo de la muerte de Martínez Martínez, considerando que los síntomas son de una muerte súbita.
Según el informe de los médicos, Martínez Martínez presentó síntomas de un infarto, de acuerdo a la inspección preliminar realizada por los médicos que lo asistieron, por lo que fue traslado a un centro asistencial.
Martínez Martínez fue condenado por un Tribunal de Sentencia a 30 años de cárcel, más 10 años de medida de seguridad, totalizando así 40 años de pena privativa de libertad tras ser encontrado culpable por homicidio doloso por el crimen del abogado Lucilo Cardozo. El mismo cumpliría recién la totalidad de su pena el 23 de mayo del 2048.
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Los jueces Gerardo Ruiz Díaz, Hugo Ríos Alcaraz e Hilario Bustos, mencionaron que se probó en juicio oral la responsabilidad de Agustín Martínez en el homicidio de Cardozo.
Si bien no hubo testigos del hecho, sí se presentaron elementos de prueba como el informe del GPS de la camioneta de la víctima, así como el cruce de llamadas entre el abogado asesinado y su esposa que dan fuertes indicios de que el acusado Agustín Martínez es el responsable del homicidio de Cardozo.
Antecedentes
Agustín Martínez ya estuvo durante seis años –desde el 2009 y liberado en el 2015– recluido por estar implicado en un triple homicidio, cuando hallaron cuerpos incinerados en un horno. En aquella oportunidad fueron víctimas el político Ricardo Cabello y dos de sus empleados, Hilario Marecos y Alberto Medina.
El caso tomó mayor trascendencia cuando se confirmó que los cuerpos de los tres hombres fueron incinerados en un horno para carbón, un patrón que se repetiría con el caso del abogado de Paraguarí.
Pero no era su único antecedente, en aquella ocasión se informó que el hombre ya había realizado delitos similares en Misiones, Argentina y Quiindy, donde habría procedido de la misma manera.
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Estadística mortal: cada día mueren 10.000 europeos por enfermedades del corazón
Las enfermedades cardiovasculares son responsables del 40 % de las muertes en Europa, el equivalente de 10.000 muertes al día o cuatro millones al año, indicó la OMS el miércoles, e instó a los europeos a reducir su consumo de sal.
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“Implementar políticas específicas para reducir el consumo de sal en un 25 % podría salvar aproximadamente 900.000 vidas de enfermedades cardiovasculares para 2030″, dijo en un comunicado Hans Kluge, director para Europa de la Organización Mundial de la Salud.
En Europa, uno de cada tres adultos de entre 30 y 79 años padece hipertensión, a menudo debido al consumo de sal.
Cincuenta y uno de los 53 países de la región europea de la OMS tienen una ingesta diaria promedio de sal superior a los cinco gramos, el equivalente de una cucharadita, el máximo recomendado por la OMS, en gran parte a causa de los alimentos procesados y los aperitivos.
“El alto consumo de sal aumenta la presión arterial, un factor de riesgo principal para enfermedades cardiovasculares como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares”, dijo la OMS.
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Europa tiene la prevalencia de presión arterial más alta del mundo, según el informe de la OMS Europa. Los hombres en la región tienen casi 2,5 veces más probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares que las mujeres.
Fuente: AFP
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¿Hay muerte después de la IA?
Vivir y morir son los dos momentos culminantes de una obra poética que la humanidad compone.
- Por Ricardo Rivas
- Periodista - X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
“La muerte es cosa de vivos”, decía una y otra vez aquel vecino tal vez sabio, de piel rugosa y voz inaudible sentado en el umbral de acceso a un conventillo con paredes desconchadas en una pequeña cortada empedrada de mi pueblo natal, el Bajo Belgrano en Buenos Aires, poco más de 1.300 kilómetros al sur de mi querida Asunción. Nunca supe su nombre. Pero aquellas palabras quedaron en mí.
Supe de la muerte desde muy joven. Vaya a saber por qué razón (si la hubiere) tuve amigos-maestros bien mayores. Periodistas, escritores, artistas plásticos, músicos. Sus nombres y sus enseñanzas –como aquellas palabras– también quedaron en mí. Helvio “Poroto” Botana; el Lolo Bourse Herrera; Ulises Petit de Murat, por nombrar solo a los que más me enseñaron el oficio y a caminar en la noche porteña.
Con ellos supe que a la calle Suipacha la llamaban desde muchos años la Nieve porque en esa estrechísima arteria céntrica a metros de la avenida Corrientes –en algunos bares, tal vez, demasiados– circulaba intensamente la cocaína y también aprendí –escuchándolos en aquellas madrugadas increíbles– de las bellezas y tristezas de la vida.
“Morir es una cuenta pendiente de cada persona desde el momento de nacer”, decía una y otra vez Poroto, que levantaba copas en honor de aquellos que ya no estaban y hasta alguna vez lo vi bailar en el cruce de Corrientes con Montevideo, frente al bar La Paz, para homenajear a aquel amigo-hermano que la noche anterior había partido. “Cada tanto hablo con él”, decía con frecuencia cuando recordaba lloroso a Pitón, su hermano que se pegó un tiro frente a él en la tarde del 17 de enero de 1928. “Siempre le pregunto por qué lo hizo”, explicaba con tristeza.
¿Hablan los muertos? “El hombre ha olvidado demasiado a la muerte”, sostiene el maestro Edgar Morin (103) en “El hombre y la muerte”, uno de sus 36 libros, que publicó en 1951. Cursé con él cuando cumplió 99. A distancia. Eran tiempos de pandemia. Inolvidable. La muerte, siempre la muerte. Inseparable de la vida.
“TRAFICANTES DE LA INMORTALIDAD”
Erich Weiss nació en Budapest el 24 de marzo de 1874. Su papá fue rabino. Desde niño trabajó. Su familia lo necesitaba. Fue vendedor de diarios y lustrabotas callejero. Por aquellos años junto con su padre presenció la actuación de un mago viajero. El doctor Lynn (nombre artístico) lo deslumbró y marcó su vida para siempre. El circo –hasta donde llegó con un reducido grupo de pibes tan humildes como él– fue su ilusión y lugar de trabajo antes de cumplir 10 años. Era un excelente trapecista y contorsionista. Por algún tiempo, desde el 28 de octubre de 1883, en esa condición se lo conoció como Ehrich, el Príncipe del Aire.
Cuando comenzó a ser conocido, su familia decidió dejar atrás Hungría para emigrar a los Estados Unidos. Volver a empezar en Nueva York. Nueva vida y nuevo nombre. Harry Houdini, mago y escapista. Deslumbró a miles. Su fama desde entonces no tuvo más que el límite natural de todo humano. El mundo lo aplaudía y vitoreaba. Pero en 1913 la muerte de su madre, Cecelia Weisz, de gran influencia en todas sus decisiones, lo sumió en la tristeza. Beatrice, su esposa –Bess, como la llamaba– angustiada, desesperaba. La riqueza económica que poseían de nada servía para cicatrizar aquel corazón herido.
Sir Arthur Conan Doyle –el creador de Sherlock Holmes– escuchó a Houdini con atención. Harry extrañaba a su madre. Para remediarlo, Doyle lo acercó al espiritismo. Miles de dólares en cada sesión le permitieron durante algún tiempo creer que se acercaba a la difunta que –a través de una médium– se hacía presente. Un “mensaje” falso de su madre que recibió en uno de esos encuentros puso fin a aquellas ilusiones. Rompió para siempre con aquellas prácticas, con quienes las practicaban y lucraban con ellas. Los acusó ante el mundo categorizándolos como “traficantes de la inmortalidad”.
Como ilusionista que era comenzó a revelar los trucos más comunes que se aplicaban en cada sesión de espiritismo. Su amistad con Conan Doyle dejó de ser. Construyó como enemigos a espiritistas famosos como Agramasilla, español, y a un par de médiums británicas. Pese al distanciamiento, sir Arthur Conan Doyle no dejaba de escribirle. Muy probablemente Bess respondió aquellas cartas. Houdini, sin embargo, no detenía y ni siquiera moderaba su combate contra lo paranormal.
Previsor, acordó con su mujer un código secreto que apoyó sobre una decena de palabras que seleccionó cuidadosamente e instruyó a Beatrice para que cuando él no estuviere, si algún médium la contactaba para que “dialogaran”, supiera que solo habría de mencionar esas palabras claves. “Si no las escuchas, sabrás que no soy yo”, aseguran que le dijo a Bess.
Harry Houdini falleció poco después de cumplir 52 años, el 31 de octubre de 1926. Una multitud que la policía estimó en poco más de cinco mil personas lo despidió. No faltaron entre aquellos quienes aseguraron que “no ha muerto” y apostaron por que “volverá”. No fue así. Conan Doyle viajó desde la Gran Bretaña a los Estados Unidos para despedirse de su amigo y presentar sus condolencias a la viuda.
Aquellos “traficantes de la inmortalidad” siguieron adelante. Tal como Harry lo imaginara, numerosos espiritistas aseguraron estar en diálogo con su espíritu. Arthur Ford fue uno de ellos. Tomó contacto con Bess, quien luego de numerosas sesiones en el lapso de una década desistió de continuar con esas prácticas. Nunca escuchó ninguna de aquellas palabras claves que habían acordado en la más absoluta intimidad.
Los tertulianos de época aseguran que la viuda, desde el momento mismo que regresó a su casa después del intento final, apagó la vela que durante esa década mantuvo encendida junto a una foto de su esposo e hizo pública su decisión. “Diez años son suficientes para esperar por cualquier hombre”, dicen que dijo. La voz esperada, desde el más allá, nunca llegó hasta su más acá. Pero... ¿es posible comunicarse con quienes han muerto?
ORACIÓN
Algunas semanas atrás leí en una publicación del portal digital cristiano Zenit que “el hermano capuchino Maciej (Mateo) Zinkiewic”, director de la Editorial Serafín, sostiene que “según enseña la tradición de la Iglesia y diversos documentos magisteriales” –aunque no precisa cuáles– “los difuntos, que todavía están en camino al cielo, desde el purgatorio, nos piden oración”.
Revela que “a menudo me he encontrado con personas que afirmaban haber recibido señales claras de esto”. Detalla que esa “situación cambió cuando se celebraron las santas misas por las almas” de aquellos, pero enfatiza que “todavía no me ha visitado ningún muerto o, al menos, no manifestó su presencia ni espectacular ni discretamente”, aunque dice creer que “a veces los muertos me acompañan en silencio”.
¿Cómo replicar? El más allá... el más acá. La vida después de la muerte. Las presencias. La muerte es una cosa de vivos. ¿Cómo hablan quienes mueren? “Si yo pudiera unirme / A un vuelo de palomas / Y atravesando lomas / Dejar mi pueblo atrás / Os juro por lo que fui / Que me iría de aquí / Pero los muertos están en cautiverio / Y no nos dejan salir del cementerio”, canta el Nano Serrat desde 1971 cuando presentó “Mediterráneo”, el que fue su octavo álbum discográfico. La idea de la muerte –o la muerte misma– camina junto con nosotros. ¿Por nosotros o los otros, cómo dejarla de lado?
PESADILLA
“Cuando tenía 12 años mi viejo me obligó a ir al velorio de un amigo suyo que yo no conocía. Cuando llegamos me quedé en un rincón esperando la hora de irme, y mientras esperaba, se acercó un hombre, se agachó para verme cara a cara y me dijo... ‘Aprovecha la vida, chiquillo, persigue tus sueños, sé feliz, vive hoy como si fueras a morir mañana’, pasó la mano en mi cabeza y se fue. Antes de irnos, mi papá me obligó a despedirme del difunto. Durante todo el tiempo que estuvimos ahí me sentí muy nervioso, pero cuando miré el ataúd me asusté como nunca. El muerto era el hombre que conversó conmigo cuando estaba en el rincón de la sala. Esto me atormentó durante muchos años y no se lo conté a nadie… pero hoy me vine a enterar… Aquel difunto hijo de su… tenía un hermano gemelo”.
Décadas de pesadilla por el recuerdo de una muerte. Aunque con perfume de tragedia, el relato no deja de tener algún grado de hilaridad. Casi un paso de sainete. Aquella historia me impresionó. La escuché no hace mucho tiempo en Montevideo, sentado a una de las mesas del bar Tabaré en el 154 de la calle José Zorrilla de San Martín, a donde vuelvo una y otra vez en cada oportunidad que el corazón me lleva hasta el “otro lado del río”, parafraseando a Jorge Drexler.
La relataba entre risas y chanzas un hombre de alrededor de 70 años acompañado de una media docena de contemporáneos que compartían un alegre aperitivo en el mediodía de un sábado. Como ellos, reí. El Tabaré es un lugar entre encantador y mágico al que alguna vez conocimos unos treinta años atrás junto con mi amigo-hermano Mario Zorzoli, periodista y aviador con quien luego de partir desde el Aeroclub Argentino y hacer una escala en la Isla Martín García aterrizamos en el aeropuerto de Carrasco en Montevideo. Nos acompañaba Concepción Matilde Zorrilla de San Martín Muñoz del Campo, la querida China, buena amiga, gran actriz a la vez que inigualable contadora de historias.
Con ella entre ambos tomada de nuestros brazos lentamente subimos la cuesta que va desde la rambla Mahatma Gandhi que bordea el Río de la Plata hasta la ochava misma de lo que alguna vez fue –como ahora– un punto de encuentro. A poco de llegar nos invitó a detener la marcha. Era un atardecer fantástico en el barrio de Punta Carretas. Con el índice de su mano derecha señaló una casona recoleta tan singular como magnífica.
“Aquí pasé momentos hermosos y felices. Era muy niña”, dijo. Hicimos silencio para acompañarla en lo que imaginamos eran sus recuerdos más entrañables. Nos pareció percibir que hablaba con alguien. Sonreía. Había mucho para preguntar, pero no quisimos ser sacrílegos de lo que sentimos como un sublime ejercicio de memoria. Recordar la hacía feliz. Hija de José Luis Zorrilla de San Martín, escultor. Nieta de Juan Zorrilla de San Martín, escritor al que llamaban en Uruguay el Poeta de la Patria. También era descendiente de José Gervasio de Artigas, prócer rioplatense. “Cada domingo teníamos misa en familia”, precisó. “No podías faltar y los que faltaban el domingo siguiente debían confesar con el cura antes de entrar en la capilla familiar”, agregó. ¿Habrá sido totalmente así? ¿Por qué no?
LA PARCA
José Alberto Mujica Cordano era muy pequeño cuando Demetrio, su papá, falleció en 1943. Tenía apenas 8 años. Pepe –como se lo conoce desde varias décadas– protagonista principal de aquella historia que escuché en el Tabaré, desde la “cuenta homenaje” en la red X (@pepemujicacom), el expresidente, el excombatiente popular, el exprisionero de los dictadores en la penitenciaría de Punta Carretas [que desde 1994 es un lujoso centro de compras], relata en primera persona y se hace cargo de revelar aquel episodio de temor extremo que le provocó cuando niño acercarse al misterio de la muerte.
“Yo les quiero transmitir que en mi vida más de una vez anduvo la parca (muerte) rondando el catre. Pero me siguió pastoreando todos estos años. Seguramente que, por obvias razones, esta vez me parece que vengo con la guadaña en ristre. Veremos lo que pasa”, dijo Mujica el 29 de mayo ante un grupo de periodistas que lo escuchaban con atención. Reveló que tiene cáncer en el esófago. “Es algo muy comprometido y doblemente complejo en mi caso, porque tengo una enfermedad inmunológica hace 20 años que me afectó los riñones”.
Pepe sorprende. Una vez más. Y anuncia la patología diagnosticada llamándola “parca”. Una de las tres deidades de la mitología romana que aquella civilización representaba como tres mujeres viejas que eran hermanas. Cloto, que hilaba; Láquesis, que devanaba; y Átropos, que cortaba el hilo de la vida. La que cesaba la vida. Esa es la parca. La que, según Pepe Mujica, se le acerca “con la guadaña en ristre”. Pepe hace público lo inesperadamente probable para todo vivo. “La vida es hermosa, que se gasta y se va”, describe Mujica, que también exhorta a los jóvenes para que “luchen por el amor”; para que “no se dejen engatusar por el odio” y les explica que “la única libertad está en la cabeza y se llama voluntad. Y (que) si no la utilizamos, no somos libres. Esto hay que entenderlo” porque “el quid de la cuestión de triunfar en la vida es volver a empezar cada vez que uno cae. Y que, si hay bronca, la transforme por la esperanza”.
Solo un vivo puede hablar así de la muerte para, como Pablo Neruda, confesar que ha vivido. Vivir y morir son los dos momentos culminantes de una obra poética que la humanidad compone.
DIÁLOGO CON EL FUTURO
Pero irrumpió la IA (inteligencia artificial) y el recurso del Chat Generativo. Con esa herramienta tecnológica, StoryFie –una empresa norteamericana– por un precio que va desde los USD 50 hasta alcanzar los USD 500 produce vídeos sociales con los que proponen dialogar en el futuro cuando quien lo protagoniza haya muerto. En ese contenido el futuro finado hablará de aquellos temas inolvidables de la vida. ¿Generan un avatar que dialogará con alguien “desde el más allá”? ¿Será ético?
Un par de psicólogos con los que consulté que prefieren mantener sus identidades en reserva porque se enteraron del tema por mí creen que ese diálogo eventual podría devenir en una patológica fantasía cruel por la que quien muere no ha muerto. Pienso: ¿qué será del duelo? Al parecer, no es un problema ni un interrogante StoryFie que, hasta marzo pasado, tendría unos cinco mil clientes. El acopio de datos ha comenzado.
El talk show español “El hormiguero”, que propone Antena3, semanas atrás emitió algunos de esos “diálogos post mortem”, por llamarlos de alguna manera. Pienso en Harry Houdini. ¿Traficantes de la inmortalidad 2.0?