La representante saliente del PNUD, Silvia Morimoto, culminó su misión en nuestro país luego de seis años de labor, colaborando de manera sustancial con el desarrollo del Paraguay. Enamorada ferviente de la tierra del ñandutí y de la guarania, la carismática brasileña de ascendencia japonesa se despidió emocionada esta semana, no sin antes prometer un pronto regreso. La Nación del Finde ha podido charlar con ella antes de emprender vuelo rumbo a México, su nuevo destino.
- Por Gloria Ocampos-Prieto
- gloria.ocampos@nacionmedia.com
- Fotos Mariana Díaz y gentileza PNUD Paraguay
Nadie que la ha conocido personalmente puede negar el carisma y la luz especial que irradia esta mujer que logró conquistar el corazón de miles de paraguayos en sus incansables recorridos por todo el país, a lo largo de seis años de trabajo intenso y fructífero al frente del Programa de las Naciones para el Desarrollo (PNUD), encabezando estrategias y acciones concretas para mejorar la calidad de vida de las personas. De nacionalidad brasileña y cuarta generación de inmigrantes japoneses, Silvia Morimoto se ha formado en administración de empresas y contabilidad, pero lleva casi 30 años trabajando en el área de desarrollo internacional.
Esposa de Rodrigo Morimoto y madre de Larissa, asumió puestos de liderazgo en varios países latinoamericanos, así como en los Estados Unidos y en Asia. Arribó al Paraguay en 2019 con el compromiso de contribuir en la erradicación de la pobreza, reducir la desigualdad y promover el desarrollo sostenible en diversas áreas. Al cierre de su misión en nuestro país, los resultados de esos propósitos han cosechado muchos reconocimientos en diversos sectores de la sociedad, tanto del espectro público como desde el ámbito privado.
LIDERAZGO INSPIRADOR
A mediados de esta semana emprendió vuelo rumbo a México donde asumirá la representación del PNUD. Fueron días de emociones muy intensas las que vivió antes de partir; fue objeto de varios homenajes que recibió en agradecimiento por sus contribuciones al Paraguay donde ha dejado huellas muy profundas y un legado de gran valor, ganándose admiración por su liderazgo inspirador, talento, empatía y la energía positiva con la que siempre encaró todos sus desafíos. Admiradora de la mujer paraguaya, proyectos y mensajes de empoderamiento calaron hondo y abrieron caminos hacia un mejor porvenir.
Siempre con una sonrisa luminosa, una elegancia única, culta, dinámica y, por sobre todo, afable, su presencia nunca pasó desapercibida en las reuniones de cualquier índole. Aquíla charla de La Nación del Finde con la querida Silvia Morimoto en su última semana en nuestro país.
-¿Qué emociones te embargan a pocos días de despedirte de Paraguay?
-A pocos días de despedirme de Paraguay, me embarga una mezcla de emociones profundas. Siento una enorme gratitud por todo lo vivido: la calidez de su gente, la riqueza de su cultura, y las experiencias que me marcaron de manera única. También me invade la nostalgia, porque sé que dejaré atrás lugares y personas que han llegado a significar mucho para mí. Al mismo tiempo, siento una alegría serena por haber tenido la oportunidad de conocer este país tan especial, y una esperanza por volver algún día. Despedirse nunca es fácil, pero me voy con el corazón lleno y la certeza de que Paraguay siempre tendrá un lugar en mi memoria y en mi historia. Me llevo la expresión en guaraní ¡Aháta aju!
-¿Cómo se ha desarrollado tu misión en el país?
-Mi misión en Paraguay duró seis años maravillosos, llenos de aprendizajes, desafíos y logros compartidos. Durante este tiempo tuve el privilegio de acompañar y ser testigo del progreso del país en distintos ámbitos, desde el fortalecimiento institucional hasta avances en desarrollo sostenible y gobernabilidad democrática. Paraguay ha experimentado importantes transformaciones, y me siento honrada de haber podido contribuir, desde elPNUD, a esos procesos junto a aliados comprometidos y un equipo excepcional.
-¿Cuál será tu nuevo destino y cuáles so n tus expectativas?
-Ahora inicio una nueva etapa como Representante del PNUD en México, un país con una enorme diversidad, tanto en desafíos como en oportunidades. Asumo esta responsabilidad con entusiasmo y humildad, consciente del contexto complejo, pero también inspirada por el potencial de colaboración y cambio que ofrece. Llevo conmigo la experiencia paraguaya, el cariño de su gente y la convicción de que, trabajando juntos, es posible avanzar hacia un desarrollo más inclusivo y sostenible.
-¿Qué es lo que más vas a extrañar de Paraguay?
-Sin duda, lo que más voy a extrañar es a su gente. La calidez, la hospitalidad, la cercanía con la que me recibieron desde el primer día, son cosas que se quedan en el corazón. Paraguay tiene una forma muy especial de hacerte sentir en casa, aun estando lejos de tu país. Extrañaré las conversaciones cotidianas, el compromiso de quienes trabajan cada día por un país mejor, y esa resiliencia tan característica del pueblo paraguayo. Me voy conun profundo cariño y una enorme gratitud por todo lo que me brindaron.
SIGNIFICATIVOS APORTES
-Al hacer un repaso de tu labor, ¿qué aportes se podrían destacar?
-Quisiera enmarcar mi respuesta en que el trabajo y los aportes que tenemos el honor de realizar desde el PNUD son gracias a la confianza sostenida de las contrapartes en nuestra labor, lo que nos permite acompañar proyectos y acciones. En mi tiempo en Paraguay me tocó acompañar un momento muy sensible para toda la población, la pandemia de covid-19. Con mucho compromiso apoyamos en ese momento el relevante proceso de fortalecimiento del sistema de salud, dotando de equipos biomédicos a 14 hospitales especializados y cuatro institutos nacionales, contribuyendo a mejorar la calidad de la atención.
Otro aporte que realizamos, central tanto para el PNUD como para la población paraguaya, es el acceso a la justicia. Hemos apoyado a la Corte Suprema de Justicia en la construcción y mejoras de infraestructura de edificios judiciales con enfoque de triple impacto, incluyendo la nueva sede del Poder Judicial en Ciudad del Este y el Palacio de Justicia de Saltos del Guairá.
En lo vinculado al medio ambiente, con el liderazgo del MADES y otros actores, impulsamos la elaboración del Plan Estratégico del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas (SINASIP) y la gestión de áreas verdes urbanas, aportando a la conservación de la biodiversidad, la promoción del ecoturismo y el disfrute equitativo de los espacios públicos. También en este lapso de tiempo nos ha dado mucha satisfacción el haber apoyado, en la región del Chaco, el acceso por primera vez a agua potable a 1.473 personas de cinco aldeas indígenas, mediante la instalación de plantas potabilizadoras de agua de lluvia.
-¿Dónde poner el foco para que el Paraguay avance decididamente hacia el desarrollo sostenible?
-Paraguay tiene un gran potencial para avanzar hacia un desarrollo más inclusivo y sostenible, y para lograrlo, es fundamental poner el foco en algunos aspectos clave. En primer lugar, la inversión en capital humano: garantizar una educación de calidad, el acceso equitativo a la salud, y oportunidades reales para jóvenes y mujeres es esencial para construir un país más justo y competitivo.
También es crucial fortalecer las instituciones y la gobernanza democrática, con una gestión pública más transparente, eficiente y cercana a la ciudadanía. La confianza en las instituciones es un motor fundamental del desarrollo. Otro eje clave es la diversificación de la economía y la transformación productiva, apostando por la innovación, el valor agregado y la sostenibilidad ambiental. Paraguay tiene recursos estratégicos y una posición geográfica favorable, pero necesita aprovecharlos con una visión de largo plazo que integre criterios de justicia social y cuidado del medio ambiente. Y, por supuesto, el diálogo y los consensos amplios entre sectores son indispensables. Solo con una mirada colectiva, participativa y orientada al bien común, Paraguay podrá avanzar de manera decidida hacia un desarrollo verdaderamente inclusivo y resiliente.
LA MUJER PARAGUAYA
-¿Qué impresión te llevás de la mujer paraguaya? ¿De qué manera cobra protagonismo en el desarrollo del país?
-Me llevo una impresión profundamente admirativa de la mujer paraguaya. Es resiliente, trabajadora, solidaria y con una enorme capacidad de liderazgo, muchas veces ejercido en silencio o en condiciones difíciles. A lo largo de estos años he visto cómo las mujeres sostienen a sus familias, comunidades y también cómo impulsan transformaciones en sus territorios: lideran proyectos sociales, emprenden con creatividad, defienden el ambiente, participan en espacios de decisión y promueven cambios significativos desde lo local hasta lo nacional.
Aun con muchos desafíos por delante, como las brechas persistentes, la violencia de género y los obstáculos estructurales, estoy convencida de que el protagonismo de las mujeres paraguayas es y seguirá siendo clave para el desarrollo sostenible e inclusivo del país.
-¿Cuál es el legado que deja Silvia Morimoto en Paraguay?
-Mi paso por Paraguay fue un periodo profundamente enriquecedor, tanto a nivel profesional como personal. Si tuviera que resumir el legado que dejo, diría que está marcado por el compromiso con un desarrollo más inclusivo, sostenible y centrado en las personas. Uno de los logros que más valoro durante mi misión fue haber podido apoyar, desde el PNUD, el empoderamiento de las mujeres paraguayas en los ámbitos social, económico, político y ambiental. A través de diversos programas, proyectos y alianzas estratégicas, acompañamos procesos que fortalecieron su autonomía, visibilizaron su aporte y promovieron su liderazgo en todos los niveles de la sociedad.
También me enorgullece haber impulsado iniciativas que fortalecen la institucionalidad, la gobernanza democrática, la transparencia y la resiliencia climática, con una mirada territorial y una escucha activa a las necesidades de las comunidades. Mi mayor satisfacción es saber que dejamos capacidades instaladas, alianzas sólidas y proyectos que seguirán generando impacto más allá de mi gestión. Me voy con la convicción de que Paraguay tiene un futuro prometedor, y con la esperanza de haber contribuido, aunque sea en una pequeña parte, a ese camino.