La bailarina, coreógrafa y docente Gloria Oviedo (55) es una destacada referente de la danza en Paraguay. Directora académica del Instituto Superior de Bellas Artes (ISBA) e instructora de varias academias del Área Metropolitana, lleva más de 37 años formando a profesionales de la danza. Tiene título de abogada y está culminando un doctorado en Educación.

Ha sido premiada a nivel nacional e internacional por sus preparaciones a bailarines y bajo sus alas han surgido artistas que hoy levantan la bandera paraguaya en el extranjero, tal es el caso de Guido Cañete del Ballet Nacional de Chile; Gabriela Flecha y Júnior Caballero del Ballet Nacional Sodre de Uruguay; Jiva Velásquez del Ballet del Teatro Colón, Argentina, entre otros.

La maestra que se destaca en danza clásica y contemporánea tuvo el llamado del arte a la tierna edad de 5 años, tras asistir a presentaciones en el Teatro Municipal de Asunción. “Mi madre me llevaba a ver muchos espectáculos en el Municipal, yo iba a ver zarzuelas, obras de teatro, festivales de danza. Recuerdo que en una oportunidad, siendo muy pequeñita, me llevó a ver un espectáculo de Reina Menchaca y yo le dije a mi mamá: ‘Esto es lo que yo quiero hacer’”, comenta Gloria Oviedo a La Nación del Finde.

SU TRANSITAR

Tras esta revelación, Oviedo insistió a su madre para inscribirse en una academia de danzas. Cuenta que luego de dos años logró su objetivo y con 7 años lució su primer atuendo de bailarina siendo alumna de la Academia de Reina Menchaca en Asunción. Allí estudió danza clásica, paraguaya, jazz, española, malambo, entre otras. En su adolescencia, también formó parte de la Academia Tala Ern de Retivoff en Asunción, y del Ballet Irasema, dirigido por Celia Domínguez y Gilda Ruiz de Segovia. Gloria Oviedo se convirtió en una profesional de la danza a los 18 años, tiempo en que empezó a impartir clases. En 1987 audicionó para el Ballet Clásico de Asunción y logró un puesto.

“Digo que los bailarines somos muy valientes por la cantidad de tiempo que le dedicamos a esta práctica, por la disciplina y la pasión por el arte”, expresa. Foto: E.V.

“Estuve allí 5 años, luego me presenté en uno de los primeros concursos nacionales de danza, organizado por el Consejo Paraguayo de la Danza, participé de la competencia con dos danzas de repertorio y una de carácter entre moderno y contemporáneo”, recordó la artista. Tras esta presentación, Gloria Oviedo tuvo la oportunidad de dar su salto al extranjero.

EN EL EXTERIOR

Oviedo ganó una beca para capacitarse en el Ballet Nacional de Santiago, Chile, donde vivió durante 4 años; fue parte de ballet juvenil de esta importante compañía. También colaboró con la compañía principal. “Pude bailar en muchísimas óperas también. La tradición operística en Chile es muy fuerte, bailé en muchísimas ciudades de Chile, allí tuve excelentes maestros como Claudio Muñoz, Marta Hertz, Jaime Pintos, entre otros”, destaca.

En el extranjero fue flechada por Cupido y se casó con un chileno con quien formó una familia con dos hijos. A su retorno a nuestro país audicionó para el Ballet Nacional del Paraguay, donde logró un lugar y pudo presentarse en diferentes rincones del territorio nacional e incluso pisó escenarios en Europa, Asia y diferentes países de América. “En este ballet pasé por una etapa dorada, donde anualmente pasaban dos coreógrafos internacionales a formarnos”, menciona.

LA DOCENCIA

Si bien hoy día el Ballet Nacional del Paraguay está extinto, los momentos que vivió la docente en este lugar siguen en su mente. A la par que bailaba en dicha compañía, empezó a enseñar en varias academias de danza, entre ellas en la del ISBA. En esta casa de estudios recibió el título de licenciada en Danza. Aparte, se recibió de abogada en la Universidad Nacional de Asunción, y cuenta con una Maestría en Gobierno y Gerencia Pública y actualmente está culminando un Doctorado en Educación.

Con sus alumnas de la Academia de Danza de Macarena Vinader. Foto: E.V.

Además, es directora de la compañía del ballet del ISBA y es docente de materias pedagógicas de la danza. También se la reconoce por su activismo por los derechos de la danza en Paraguay y apuesta por la profesionalización de esta área. Sobre sus años de docencia, reflexiona que sus alumnos y alumnas le han brindado apoyo en sus días oscuros y proyecta estar en los salones de danza hasta que su cuerpo se lo permita.

“Yo pienso que un profesor, un maestro de danza tiene que pasar por la experiencia artística, profesional, que implique interactuar con coreógrafos, que implique interactuar con puestas en escena. Debe capacitarse continuamente y allí poder transitar con firmeza en el ámbito de la enseñanza. Yo siempre le digo a mis alumnos: ‘Los bailarines somos valientes’, y digo por la cantidad de tiempo que uno tiene que dedicar a esta práctica, por la disciplina y por la pasión por el arte”, concluye



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