La flor de Pascua, como la conocen en México y en otros países, o estrella fede­ral aquí en el Sur, en reali­dad se llama Poinsettia y ya tenía mucho simbolismo en la cultura azteca. Es ori­ginaria de Centroamérica y especialmente de México donde es un elemento infal­table en este tiempo. Fue en 1825, cuando era embajador de los EEUU en México, Joel Robertis Poinsett, médico de profesión y aficionado a la botánica, conoció y quedó encantado con esa planta con flores grandes como estrellas muy especiales. Entonces,

llevó esquejes de la misma a su país, las cultivó con éxito en el interior de su casa y comenzó a regalarlas a sus amistades por Navidad. Así nació la tra­dición que hoy se expandió a casi todo el mundo.

CUIDADOS

Hoy por hoy, las encontramos en los viveros y podemos adqui­rirlas en su color rojo más tra­dicional o en los otros tonos, como el blanco y un rosa pálido, aunque en éstos casos, sea mucho más difícil cuidarlas y mantenerlas vivas. Para cul­tivarlas en casa hay que colo­carlas en un sustrato que tenga muy buen drenaje para evitar charcos. El sustrato debe tener un poco de turba.

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Los expertos dicen que es mejor comprar una planta que no tenga muchas flore­cillas maduras en el corazón de las brácteas ya que cuando más tiene, menos durará la planta. Igual, evitar las que tienen manchas en las hojas o tallo roto o podrido. Luego de la floración, pasarla a una maceta más grande y podarla dejando un tallo corto. Regar y abonar hasta que surjan otras hojas y esperar el pro­ceso para que se pongan rojas.

Necesita mucha luz, no sol que­mante y temperaturas no tan sofocantes. En verano, hasta la floración, riega dos veces por semana dejando que entre riego y riego la tierra se seque. Una buena idea es poner la maceta sobre un plato con agua unos 15 minutos aproximadamente, así absorberá el agua que le haga falta. Abonar cada 15 días con abono líquido en época de creci­miento, desde mediados de pri­mavera hasta finales de verano. No se deben aplicar abonos florales cuando las brácteas empiezan a tomar color.

En 1825, el ex embajador de EEUU en México llevó la planta a su regreso, la cultivó y regaló a sus amistades; así nació la tradición de obsequiarla por Navidad.

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