La Ciudad Creativa vuelve a estar en el foco de la atención, pero esta vez no por sus frutillas, sino por otra de sus actividades más importantes del año: La Expo Pesebre 2022. La muestra va por su tercer fin de semana con un colorido despliegue a lo largo de la doble avenida. Y aunque el panorama económico del país no está en su mejor momento, los artesanos y expositores de esta tradicional feria findeañera esperan tener buena venta e invitan a ser visitados.

Son un poco más de las nueve de la mañana y el día está hermoso. La naturaleza nos regala sol radiante y un vientito muy placentero, aire fresco revi­talizante que nos llega desde el lago Ypacaraí. El celular marca 22 grados y la sensa­ción de estar en Areguá es única. ¡Qué gusto da siempre visitar la Ciudad Creativa! Y ni qué decir en estos días en que sus calles visten los colo­res de la Navidad.

La mayor muestra de pese­bres del país va por su tercer fin de semana y se despliega a lo largo del paseo central de la doble avenida Mariscal Esti­garribia, la que baja desde la imponente iglesia Virgen de la Candelaria y conduce a la playa municipal. Más de un centenar de expositores han montado sus puestos, ador­nándolos coloridamente para atraer la atención de los visitantes y turistas. Los clientes llegan de todas partes, espe­cialmente del departamento Central.

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La artesana Vidalia Rolón enseña una Sagrada Familia en una ostra que cuesta 40.000 guaraníes.

En los stands se destaca el verde, el color de la espe­ranza, esa esperanza de buena venta que mueve a los artesanos y emprendedores de esta muestra que hasta el 23 de diciembre ofrecerán una gran variedad de Porta­les de Belén. También se pue­den encontrar otros elemen­tos afines para ambientar la casa u otros espacios en estas fiestas decembrinas, donde el pesebre, junto con el arbolito, son tradicionalmente el cen­tro de la decoración.

EXPECTATIVAS

Con cámara en manos, el equipo de La Nación del Finde se adentró en este mar de figuras de arcilla de todos los tamaños y variedades bus­cando las piezas más pedidas y las más novedosas, pregun­tando precios y sondeando las expectativas de los feriantes que esperan volver a tener ese intenso movimiento de los años prepandémicos. La crisis sanitaria los afectó por dos años y esperan recupe­rarse esta vez. Han invertido mucho dinero y esfuerzo, como menciona la artesana Nora Delvalle, proveniente de una familia muy conocida en la comunidad por su produc­ción de santería. En su puesto hay, además de pesebres de varios tamaños, unos encan­tadores colibríes de cerámica, elaborados por las hermanas Gladys y Concepción Cáceres, y que oferta a 2.500 guaraníes cada uno. Son adornos colgan­tes de vivos colores para deco­rar el arbolito, el nacimiento o tenerlos simplemente como detalles ornamentales atem­porales.

Don Marciano Cabrera enseña un juego con otro estilo de pintura. “Este es al natural”, explica el emprendedor, quien tiene un puesto permanente sobre la calle Virgen de la Candelaria.

De la expo también toman parte artesanos de varias otras localidades como Itá, Tobatí, Luque, y ofrecen sus mejores productos, todo tipo de objetos de cerámica, traba­jos en ysypo (arbolitos, figu­ras de animales, cestos, glo­bos colgantes) hasta joyas de plata. Una recomendación: aprovechar los días de entre semana para hacer las com­pras de manera más relajada.

EXPOSITORES PERMANENTES

A la temporada de pese­bres también se suman los expositores permanentes de Areguá, aquellos que tie­nen puestos fijos sobre la transitada ruta Virgen de la Candelaria y calles perpen­diculares. En una esquina estratégica está Arte Vida donde nos llama la atención un letrero que reza “repara­ción de pesebres”. La arte­sana Vidalia Rolón, propie­taria del local, explica que realizan composturas de pie­zas de los nacimientos que han sufrido alguna rotura.

Además de pesebres, Nora Delvalle también ofrece los coloridos colibríes de Gladys y Concepción Cáceres.

Nos enseña la figura de un Niñito Jesús de más de 50 años, cuya mano quebrada será reparada. Es de yeso, pero también arreglan pese­bres de cerámica y resina. “Los que vienen a nosotros son personas que tienen pesebres con mucha tradi­ción e historia, que tienen un significado especial para ellos, por eso prefieren man­dar a arreglar y no comprar uno nuevo”, señala.

En el lugar, una Sagrada Familia de importante tamaño decorada con nues­tro bordado más emblemá­tico es foco de admiración de dos clientas que llegan desde Asunción. “Fue una idea mía ponerle nuestro ñanduti a la Sagrada Familia, pero tam­bién podemos preparar todo un juego de pesebre si nos piden. Este en particular cuesta 2.200.000 guara­níes, pero ya va de regalo la casa con techo de paja”, destaca doña Vidalia, mien­tras nos enseña también el tierno pesebre de estilo naif que realizó su hija Lina Mística Torres, una profe­sional veterinaria que en sus ratos libres hace arte con la cerámica.

Ingrid Eberhardt compró los pesebres, pero se encarga de darles color usando betún de Judea. Esta pieza es parte de un juego de 17 piezas de 1 metro de altura que cuesta 4.500.000 guaraníes.

Siguiendo el trayecto por esta calle también nos encontramos con don Mar­ciano Cabrera, quien desde hace 22 años colabora con su hermana, la ceramista y pintora Cirila Cabrera, en el emprendimiento fami­liar. Él tiene la esperanza de que el movimiento sea mucho mayor que el año pasado. “Ojalá que nos visi­ten y tengamos buena venta porque nos preparamos con mucho entusiasmo. A partir de la fiesta de Caacupé, entre el 7 y el 8 de diciembre, lo que tradicionalmente hay más visitantes”, resalta.

A unos metros, su nuera Ingrid Eberhardt pinta las figuras de un pesebre de 1 metro de altura con la técnica del betunado. “Este año nos animamos con mi marido a vender también nuestros pro­pios pesebres. Compramos 50 juegos de varios tamaños y nos encargamos de darle color. Invertimos mucho por­que este año creemos que las cosas van a mejorar”, dice con una sonrisa amable y en sus enormes ojos verdes brilla la luz de la esperanza.

Una Sagrada Familia con detalles de ñanduti, creación de Vidalia Rolón. La casa va de regalo.

ESTILOS Y COSTOS

Durante el paseo observamos que los precios de los juegos (todos de 17 piezas) van desde los 40.000 guaraníes hasta los 5.000.000, inclusive, que son figuras de un metro de altura, en su mayoría pinta­das con la técnica del betunado, que es el estilo más buscado en los últimos años, según nos dicen, con vivos colores donde se destacan el dorado, rojo y naranja.

También hay piezas más naturales de suaves tonalidades pasteles y algunos pesebres más modernos, en colores anacarados, en verde agua, violeta y coral. Igualmente, están los clásicos, los de pintura acrí­lica, aquellos pesebres que tenían nuestras abuelas y que nos fueron heredando. Para los que prefie­ren tonos oscuros, los hay en negro o marrón tabaco intenso. Todos, en diferentes tamaños y costos.

Avanzando entre los stands nos llaman la atención los pesebres folclóricos del artesano César Centeno; su joven hijo Amín nos atiende amablemente y nos cuenta sobre los precios de los juegos. Dice que hay a partir de 350.000 guaraníes los pesebres de piezas medianas. Nos encantan los personajes ves­tidos con trajes típicos, y un Niñito que junto al calor del tatakua, se ve rodeado por chiperas, guitarris­tas, arpistas y otros personajes del paisaje popular paraguayo ataviados a la usanza tradicional.

En más de 150 stands de artesanos y emprendedores se pueden encontrar juegos de pesebres de distintos estilos, tamaños y precios a partir de 40.000 guaraníes; además de una gran variedad de elementos decorativos para ambientar la casa esta Navidad.
Doña Andresa Fernández en el puesto de don Roberto Monges. “Estoy buscando ovejas porque se me rompieron algunas; mi pesebre es grande ”, le cuenta ella.
Nilsa, una pequeña artesana de Tobatí, enseña los globos de ysypo que hizo con su mamá para las luces navideñas.

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