El templo San Buenaventura de Yaguarón será sede esta tarde de un concierto de música sacra de los siglos XVII y XVIII de América del Sur y de la religiosidad popular del Paraguay, a cargo del conjunto vocal e instrumental Sonidos de Paraqvaria, junto a alumnos seleccionados de la Escuela de Música Cecilio Valiente Arámbulo, de la citada ciudad.
El recital arrancará a las 17:00 y abordará un programa que incluye obras de Domenico Zipoli, Martin Schmid, Julián Atirahu y maestros indígenas anónimos. La dirección musical está a cargo de Luis Szarán e Ian Szarán. El acceso es libre y gratuito.
PRIMERA AUDICIÓN
En el concierto se llevará a cabo un homenaje al misionero arquitecto y músico suizo Martin Schmid (1694-1772), recordando 250 aniversario de su muerte. Schmid fue el constructor de las principales iglesias de las reducciones jesuíticas de la región de Chiquitos, Bolivia, y también autor de composiciones sacras.
Gracias a su excelente organización y trabajo en la enseñanza de la música con los indígenas se logró, a través de los siglos, la conservación de miles de páginas de manuscritos de música de la época. Se presentará por primera vez la versión completa de la Misa Palatina a través de la transcripción de Ian Szarán.
Sonidos de Paraqvaria está integrado por Alejandra Almada, Yenni Gutiérrez, Yemina Cazal, Gabriela Arias, Aníbal Rodríguez, Rodolfo González, Gustavo Barrientos, Óscar Aguilar Mas, Rodolfo Britos, Tania Miranda, Jessica Caballero, Mauro Figueredo y Miguel Santacruz.
Abordará un programa que incluye obras de Domenico Zipoli, Martin Schmid, Julián Atirahu y maestros indígenas anónimos. La dirección musical está a cargo de Luis Szarán e Ian Szarán.
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Isla Umbú: restaurarán templo que invita a viajar en el tiempo
- Jorge Zárate
- jorge.zarate@nacionmedia.com
- Fotos: Gentileza
A 12 kilómetros de Pilar, es punto obligado de visita para el que quiera conocer Ñeembucú y los sitios históricos de la guerra contra la Triple Alianza. El templo de la localidad, centro de memoria y religiosidad, será puesto en valor en el marco del programa Tekorenda, dando inicio así a una recuperación de un valioso patrimonio nacional. Aquí la historia.
“Venir a nuestro pueblo es como entrar en el túnel del tiempo”, dice Mabel Franco, de la Universidad Nacional de Pilar, describiendo la sensación que siente al ingresar al “cuadrilátero”, el antiguo dibujo de las manzanas centrales de Isla Umbú.
Un paisaje que refleja el estilo de construcción de la década de 1860 se percibe en las casonas de tipo colonial que enmarcan la plaza grande en la que está el cuartel desde que el mariscal Francisco Solano López dirigió en un momento la defensa del sur durante la Guerra Guasu.
En el centro mismo de ese espacio, como un elemento de identidad, está el templo San Atanasio, de gran valor simbólico, histórico y cultural. Este último fue elegido por el Programa Tekorenda de restauración de sitios históricos impulsado por la Secretaría Nacional de Cultura (SNC) para una intervención destacada.
El intendente Jorge Marecos se muestra agradecido: “Es la primera vez después de mucho tiempo que tendremos una intervención del Estado en esta refacción”, dice con alegría.
Sin embargo, los restantes edificios requieren intervenciones para preservar uno de los pocos cascos urbanos que ayudan a reconstruir época que quedan en pie en el país. “Este entorno le da ese toque cultural antiguo al pueblo, pero lastimosamente algunas casas están desocupadas, con techos derrumbados. Son casas particulares y es difícil intervenir, pero presentamos a la SNC un proyecto para conservar por lo menos las fachadas”, destaca el jefe comunal.
UNA INTERVENCIÓN NECESARIA
El intendente Marecos indica que “el templo está con dificultades. Los técnicos de la SNC el año pasado hicieron una visita y detectaron que necesitaba esta restauración que se va a encarar desde octubre si todo va bien”, apuntó.
“El edificio está sólido, bien parado, pero tiene sus años. Así que esta tarea que durará más o menos un año o un poquito más será más que importante para nosotros”. Entre tanto, habrá que encontrar un buen sitio para oficiar las misas, ya que allí se congrega la feligresía católica los domingos. “Es un tema sensible”, señala.
La activista cultural Mabel Franco recuerda que “es muy importante este acto porque la última restauración fue en 1979 y estuvo a cargo del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), donde se pudieron intervenir algunos horcones, ya que sus cimientos estaban muy comprometidos.
Pero desde esa vez a esta parte es la comunidad la que mantiene el edificio y ya se necesitan nuevas intervenciones en los cimientos, teniendo en cuenta el tiempo y que el edificio es original de la época, es un patrimonio demasiado importante porque es único en su tipo”.
Explica entonces que en Laureles tuvieron que hacer una réplica de la iglesia antigua, en tanto que en Guasu Kua se hicieron intervenciones que reemplazaron componentes originales de su templo. En cambio, San Atanasio, en Isla Umbú, mantiene su estructura original.
TURISMO
A apenas 10 minutos de Pilar, capital del Ñeembucú, se asienta esta población de 3.700 habitantes, centro de la producción lechera regional. Franco apunta: “Nuestra comunidad lleva hasta 2.000 litros por día de leche para las familias pilarenses”.
Enmarcada por el imponente paisaje de los humedales, su verde intenso, su laguna Capilla destaca por la belleza que aporta la visita de una variedad notable y colorida de aves silvestres.
El jefe comunal de Isla Umbú asegura que están preparados para recibir más turismo. “Formamos parte del circuito turístico, pero no tenemos mayores auxilios de la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur), lo hacemos a nivel municipio”.
Contó que la gente no solo puede visitar el museo, el cuartel, el templo, sino que también acercarse a la laguna, “que ahora tiene un lindo muelle y caminero para tomar sol en estos días tan lindos”, propuso.
Recordó que una idea que tienen es avanzar en el recorrido turístico extendiéndolo hacia “las compañías como Boquerón y Tajy, donde hay escenarios de la guerra contra la Triple Alianza que ayudan a entender lo heroico de la defensa que se dirigió desde Isla Umbú”.
UN POCO DE HISTORIA
Mabel Franco, de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Pilar (UNP), recuerda que “la reorganización de Isla Umbú fue dispuesta por Carlos Antonio López, que le dio orden al jefe del cabildo de Pilar para poder formar el pueblo. Eligieron el mejor lugar para asentar el pueblo y luego se hizo una expropiación. Para ello tenían que pagar el diezmo los más adinerados y a los más humildes los ayudó el gobierno”.
Así fue que “se diseñó ‘el cuadrilátero’ en el estilo de los jesuitas, iglesia en el medio y en el lado oeste el cuartel, el cabildo y luego las casas a los costados con una gran plazoleta en el medio”, explica.
“Cuando la Triple Alianza, el Cabildo se convirtió en cuartel y fue el centro de aprovisionamiento del Ejército paraguayo en batalla, que entraba en acción más hacia el sur”, cuenta.
Posteriormente, en el siglo XX el cuartel fue escuela, juzgado de paz, todo lo que necesitaba administrativamente funcionó allí y el cuadrilátero se mantuvo”, refiere. “La Municipalidad aprobó en 2003 una ordenanza declarando las casonas antiguas patrimonio distrital, cultural, dictando así un no innovar para que se mantengan las casas antiguas”, recordó.
Ese elemento político necesita ahora de inversiones para una recuperación que se espera se inicie con la restauración del templo. Como antecedente, vale señalar que en 2002 se restauraron los tres cuarteles históricos de la llamada “diagonal de sangre”: Isla Umbú, Humaitá y Paso de Patria.
UN PATRIMONIO A DESCUBRIR
La arquitecta Silvia Rey es la coordinadora del Eje de Intervención del Programa Tekorenda y cuenta que la iglesia San Atanasio de Isla Umbú “es un templo típico paraguayo, con estructura de madera independiente, muros de adobe de simple cerramiento y techos de teja y picanilla. Debido a sus características materiales, las condiciones climáticas y el paso del tiempo han afectado su estado”.
Describe a su vez que “los problemas de conservación se concentran principalmente en la cobertura debido a filtraciones de agua pluvial. Asimismo, presenta lesiones en los muros, como grietas, fisuras y desprendimiento de revoque.
La presencia de murciélagos es otro de los factores de degradación; además, se observan rastros de la acción de termitas (kupi’i), que aunque parecen estar inactivas actualmente habrían afectado la estructura del altar y algunas piezas de la estructura”.
–¿Qué pidió la comunidad en el marco de la audiencia pública?, ¿cuáles son los reclamos centrales?
–La comunidad expresó su preocupación respecto a la necesidad de salvaguardar la memoria histórica, muchas de cuyas tradiciones y conocimientos se conservan y transmiten de manera oral, debido a la pérdida de las fuentes documentales. Asimismo, manifestaron su interés en la protección del patrimonio cultural material, tanto mueble como inmueble, especialmente la iglesia y el museo. Concientes del valor de su entorno, otra de las preocupaciones principales es la preservación del ambiente urbano y natural de Isla Umbú. Para ello, se considera fundamental la implementación de un plan de ordenamiento urbano-territorial que promueva un desarrollo sostenible en la zona.
POTENCIAL
–¿Está pensado también un tratamiento para los otros edificios?
–En esta primera etapa, la intervención se centra específicamente en el templo. Sin embargo, la edificación que alberga el Museo Coronel Pedro Hermosa también se encuentra en el listado de edificios en necesidad de salvaguarda urgente de la SNC, lo que implica priorizar la obtención de fondos para su intervención en el marco del Programa Tekorenda.
No obstante, es importante señalar que el trabajo en territorio involucra varias otras acciones, las cuales son abordadas en un trabajo coordinado con la Dirección General de Patrimonio de la SNC en el marco de la política de protección del Patrimonio Cultural, como la documentación y el registro.
Dado el potencial que posee Isla Umbú, se espera que, con el proceso de puesta en valor, se genere un mayor interés hacia el sitio, lo que podría facilitar la inversión en la recuperación física y funcional de otras edificaciones.
–¿Qué rol tuvo el edificio durante la guerra contra la Triple Alianza?
–La Triple Alianza es el episodio más recurrente en la memoria colectiva de Isla Umbú. Según la tradición oral, la construcción de la iglesia fue motivada por la victoria que obtuvo el mariscal Francisco Solano López en la batalla de Estero Bellaco, cumpliendo una promesa hecha a San Atanasio, a quien se había encomendado. Sin embargo, el año de construcción referido, 1862, no coincide con este hecho histórico, que se dio cuatro años más tarde, en 1866.
–¿Cuáles son otros edificios históricos que requieren intervención?
–El edificio que hoy alberga al Museo Histórico Cnel. Pedro Hermosa, en homenaje a un combatiente de la guerra del 70, habría funcionado como cuartel de las tropas paraguayas durante las batallas desarrolladas en la zona de Ñeembucú. Se habría construido en la misma época que la iglesia, al igual que otras viviendas construidas alrededor de esta.
–¿Podría contarnos un poco la historia del distrito?
–A pesar de que los orígenes de Isla Umbú se remontan a 1779, cuando se inicia la ocupación efectiva de la zona del Ñeembucú, luego de la fundación de Pilar, la fecha de fundación que reconocen los pobladores es la del 8 de mayo de 1862, cuando, como parte de su política urbanística, don Carlos Antonio López ordena la reorganización del pueblo.
Sin embargo, según investigaciones realizadas por la historiadora Viviana Paglialunga, existen fuentes documentales en el Archivo Nacional de Asunción que dan cuenta de la existencia de cuatro escuelas y de trabajos en las obras del templo en el partido de Isla Umbú que datan de 1842.
–¿Cómo fue su evolución durante el siglo XX hasta la actualidad?
–A pesar del paso del tiempo, Isla Umbú ha mantenido sus características urbano-arquitectónicas, con la iglesia en el centro de la plaza y las viviendas con galería a su alrededor, disposición típica de los poblados del Paraguay desde la época colonial. La población va decreciendo debido a la migración campo-ciudad y, lamentablemente, hoy varias edificaciones se encuentran abandonadas y en riesgo de derrumbe.
–¿Isla Umbú está lo suficientemente referenciada como para movilizar el turismo histórico o ser parte de quienes llegan al Ñeembucú por sus humedales y paisajes?
–Isla Umbú está entre los secretos mejor guardados de nuestros pueblos pintorescos. Queda a tan solo 15 kilómetros –20 minutos en auto– de Pilar, recorrido que vale la pena, dadas sus características urbanas, ambientales y paisajísticas, así como su riqueza histórico-cultural y la calidez de su gente, que la convierte en un punto obligado para quien quiera conocer y disfrutar del Ñeembucú.
Entre sus tradiciones más arraigadas están la fiesta patronal en honor a San Atanasio, que se celebra el 2 de mayo de cada año y en la que no faltan las comidas típicas, los juegos tradicionales, la música y el baile.
Esta festividad culmina con el Festival Anual de la Leche, celebración en la que Isla Umbú hace gala de ser cuna lechera debido a que la producción de leche es la fuente principal de su economía.
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Templo de Yaguarón se acerca a la restauración integral
En el templo San Buenaventura de Yaguarón se realizó la presentación oficial del Proyecto de Cooperación Técnica en Especie impulsado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), orientado a la restauración de este bien patrimonial de alto valor histórico y cultural para el Paraguay.
La ministra de Cultura, Adriana Ortiz, subrayó que este primer estudio técnico representa una base fundamental para asegurar una intervención responsable, transparente y alineada con los más altos estándares de calidad a nivel internacional. En el encuentro realizado el 8 de mayo, reiteró el compromiso institucional de velar por que cada acción esté acompañada por especialistas calificados y la participación activa de la comunidad.
La secretaria de Estado remarcó que el proceso de restauración ha sido largamente esperado por la ciudadanía, y que el inicio de esta nueva etapa marca un paso firme hacia la conservación del “gigante de Yaguarón”. La actividad se desarrolló en el marco del Programa Tekorenda, impulsado por el Gobierno del Paraguay a través de la Secretaría Nacional de Cultura, e incluyó una audiencia pública con la comunidad local.
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El encuentro incluyó intervenciones del párroco local, Cirilo Martínez; el intendente de Yaguarón, Luis Rodríguez; y el embajador de España, Javier Parrondo, quienes coincidieron en la necesidad de garantizar la salvaguarda del patrimonio nacional mediante una gestión articulada y comprometida. La jornada concluyó con una audiencia pública y un espacio de diálogo comunitario liderado por la coordinadora del Proyecto Tekorenda, Cynthia Melgarejo.
El Programa Tekorenda tiene como objetivo la identificación, salvaguarda y revalorización del patrimonio cultural en distintas comunidades del país. A través de procesos participativos e interinstitucionales, busca la recuperación y activación de espacios emblemáticos, promoviendo su sostenibilidad y apropiación por parte de la ciudadanía. Cuenta con el apoyo de Itaipú Binacional, el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), el Parque Tecnológico de Itaipú (PTI) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
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Yaguarón y su misa guarayo, ícono de la religiosidad nacional
- Jorge Zárate
- jorge.zarate@nacionmedia.com
- Fotos: yaguaron.gov.py
A solo 50 kilómetros de Asunción se puede realizar un viaje en el tiempo a través de la música y el arte religioso. La celebración del rito con las partituras que se hallaron en Chiquitos, Bolivia, adquieren gran significado en la brillante ejecución de los músicos locales. Además, el evento incorpora a los estacioneros, que mantienen vivo el ñembo’e purahéi, y la banda Peteque Peteque.
El historiador y gestor cultural Fernando Díaz cuenta que la “la misa guarayo es un espectáculo musical que combina repertorios de partituras encontradas y recuperadas en el proceso de restauración de las iglesias de la Chiquitanía boliviana. Hans Roth las encontró tiradas, tomó contacto con el maestro Luis Szarán y allí se dieron con que contenían canciones litúrgicas que estaban escritas en lengua guarayo, entre ellas muchas de las canciones de la misa”.
Relata que fue en la Escuela de Música Maestro Cecilio Valiente de Yaguarón donde “se inicia el proceso de desarrollar un espectáculo musical en el templo San Buenaventura y buscando repertorios llegan hasta el maestro Szarán, quien a través del proyecto Sonidos de Paraquaria investiga y difunde el repertorio barroco misionero y desarrolla la recuperación de esas músicas y las cede gentilmente para su puesta en escena en Yaguarón”.
El director de la escuela arriba citada, Pedro Sosa Villalba, recuerda que fue el propio Szarán el encargado de dirigir la orquesta de la institución en el estreno de la obra: “En aquella oportunidad nos dejó las partituras para que puedan seguir interpretándose todo este tiempo”, recuerda.
CONCURRENCIA
Tiempo después, “nosotros ideamos un concierto que decidimos sea exclusivamente de música de las reducciones jesuíticas y franciscanas. Quisimos hacer los Miércoles Santo porque queríamos aprovechar el movimiento de gente que había en nuestra ciudad durante la Semana Santa”.
Desde esa vez, hace ya más de 20 años, la cita “se volvió una tradición a la que le fuimos agregando algunos elementos como las túnicas franciscanas que usan los cantantes como para evocar el pasado de la ciudad y decidimos iluminar la iglesia con candiles y velas para darle ese aire que habrán tenido las misas durante las reducciones jesuíticas y franciscanas”, apunta.
El concierto se desarrolló el Miércoles Santo en la iglesia de San Buenaventura, cuya construcción fue iniciada en 1755 y finalizó en 1772, uno de los templos históricos que atesora el Paraguay.
Sosa Villalba recordó que para llevarlo adelante “contamos con el apoyo de la Municipalidad de Yaguarón para las presentaciones. También de Sonidos de la Tierra y el ensamble Sonidos de Paraquaria, dirigido por el maestro Luis Szarán. Este año también contamos con el apoyo de la Fundación José de la Sobera”, destacó.
CANTO EVANGELIZADOR
Díaz recuerda que los franciscanos adaptaron la misa a los diferentes pueblos que iban evangelizando. “Los cantos y oraciones se hacían en latín, castellano y en la lengua propia de cada pueblo. En nuestro caso, el mayoritario en guaraní, así como también las procesiones, los estacioneros, los ritos de piedad popular, los pasos, las coplas, las novenas, los pesebres, los calvarios, todos sirven para enseñar de manera sencilla la fe”, explicó.
Sosa Villalba apunta que “el mejor instrumento que tuvieron los evangelizadores fue la música porque a través de ella pudieron enseñar el dogma católico a los nativos. A ellos les encantaba y eran buenos músicos también, aprendían rápido. Así que es muy importante el rol que jugó la música durante la evangelización”.
Añade luego que “para los músicos es realmente una experiencia única. Siempre nos hacen saber al término de cada presentación que les emociona hasta las lágrimas incluso. Es una música realmente bella y todos disfrutamos la oportunidad que tenemos de presentarla cada año”.
Siendo una misa que los franciscanos representaban en territorios de Paraguay, Argentina y Bolivia, se les preguntó si tuvieron oportunidad de acercar esta puesta a los países vecinos. Sosa Villalba comenta: “Todavía no tuvimos la oportunidad de llevarla al extranjero, aunque nos gustaría. Hemos elaborado algunos proyectos, pero lastimosamente la cuestión financiera no nos ayuda porque bien sabido es que para salir al exterior se necesita de recursos económicos, de los que carecemos hoy, pero no perdemos la fe y la esperanza de que alguna vez se dará”.
INNOVACIÓN E INTERCAMBIO
Entre tanto siguen “innovando en el formato de nuestro concierto porque como es tradición presentamos en la primera parte la misa guarayo y en la segunda lo que hacemos es darle espacio a la música de tradición oral, a la banda Peteque Peteque, que tiene casi 300 años de vigencia”.
El director musical recordó que “tocan instrumentos que fueron elaborados por ellos mismos, todos con elementos extraídos de la naturaleza y recrean la música que vino transmitiéndose de boca en boca prácticamente de generación en generación hasta nuestros tiempos”.
También tienen su espacio los miembros del grupo estacionero San Buenaventura, “que mantienen vivo el ñembo’e purahéi, algo bastante tradicional en nuestro país durante la Semana Santa, y mostramos también el trabajo en conjunto que hacemos con ellos en la institución. Por ejemplo, ya tenemos en la escuela de música formado un ensamble que toca los instrumentos y la música de la banda Peteque Peteque, así como tenemos un coro que canta las músicas de los estacioneros, es decir, vamos educando también en estas artes tradicionales”, expone.
HERENCIA CULTURAL
Díaz destaca que “la importancia de esta puesta en escena radica fundamentalmente en restituir un poco del pasado barroco al templo con una visión, más que nada, de una cultura compartida y con expresiones propias, algunas desaparecidas, otras aún preservadas, pero todas fruto de ese contacto, de ese influjo que aún está latente, debilitado o invisible. Capaz haya más de lo que vemos o sabemos”.
Recordó entonces que “en la región hay grandes espectáculos y festivales de barroco misionero, sobre todo en Bolivia y Argentina, donde estos repertorios tienen gran difusión y estudio”, dijo para alentar el intercambio.
Luego insistió en la invitación a visitar Yaguarón más allá de los eventos de la Semana Santa porque “tenemos una gran cantidad de espacios que ofrecen todos los servicios que el visitante pueda necesitar, aparte de vivir una verdadera inmersión en las tradiciones y la cultura religiosa del Paraguay en cada una de sus calles y rincones”, destacó.
UNA CONMEMORACIÓN ESPECIAL
Milciades Larrosa, director de Cultura y Turismo de la Municipalidad de Yaguarón, destaca que la presentación de la misa guarayo es posible gracias al apoyo municipal. “Es una inversión que se hace para ofrecerle a todos los turistas dentro del circuito turístico denominado Yaguarón de Ensueños y especialmente en estos días del Araguasu Yaguarón”, dice.
Lo hace recordando que toda la comunidad se prepara para la Semana Santa, limpiando sus casas, pintando las veredas, tenemos el hermoso paseo de los Mitos, donde los artistas pintan los murales, las esculturas que fueron restauradas, todo con participación comunitaria”, destaca.
Asegura que todo es producto de “un silencioso y coordinado trabajo que se viene ejecutando desde hace años entre gestores culturales, promotores de turismo, músicos, artesanos, artistas plásticos, historiadores, trabajadores de la gastronomía, pobladores entusiastas y autoridades, con un enfoque de desarrollo sostenible”.
Larrosa entiende que Yaguarón es una suerte de capital de la Semana Santa, ya que fueron declarados de interés turístico nacional y “eso es un gran compromiso para nosotros, que nos alienta a seguir apostando a las actividades religiosas, culturales y turísticas propias de nuestro pueblito pintoresco de gente con encanto”.
JESUITAS SUIZOS EN LA HISTORIA
Es posible que la misa guarayo, que estaba entre esos papeles, sea del también suizo Martin Schmid, inspirado en Domenico Zipoli, o una creación colectiva de los sacerdotes y los músicos indígenas. La versión que llegó a nuestros días fue recopilada en 1988 por el historiador José A. Perasso en el pueblo guarayo de Ascensión y revisada nuevamente en origen en sucesivas visitas por el maestro Luis Szarán.
Vale recordar que estas partituras fueron encontradas por el arquitecto suizo Hans Roth Merz, que tuvo a su cargo la restauración de las iglesias jesuíticas de la Chiquitanía boliviana. “Como legajos inservibles, los salmos, himnos y misas barrocas habían sido usados para cubrir tallas antiguas o tapar algún agujero de un muro resquebrajado en una sacristía. Roth trajo expertos de Europa y de Chile, y dirigió las delicadas tareas de restauración de las partituras”, cuenta el colega La Nación de Argentina.
Las misiones jesuíticas de Chiquitos, situadas en el noreste de Bolivia, obra urbanística y cultural creada a finales del siglo XVII eran parte del sueño de la orden de realizar la utopía de una ciudad de Dios en la tierra.
Schmid, jesuita, suizo de nacionalidad, vivió entre 1694 y 1772 y fue, además de sacerdote, arquitecto y músico. De hecho, fue también un gran luthier. Bajo su guía, los nativos dieron a luz violines, violas y violoncelos; flautas, oboes y chirimías; arpas, clavicordios y salterios en el taller de San Javier.
Hans Roth, quien nació en el mismo cantón suizo de Zug que su compatriota Schmid, se congratulaba de haber encontrado esas 5.000 hojas de partituras de música barroca en Santa Ana y San Rafael. Este acervo conforma el Archivo Musical de Chiquitos, uno de los más importantes a escala mundial de este período artístico. A tal punto que dio lugar a la creación de un Festival Bienal de Música Barroca que ya lleva 14 ediciones realizadas.
ROTH, OTRO GRAN JESUITA
Roth llegó a Bolivia en 1972 enviado por jesuitas suizos para restaurar la iglesia de San Rafael, “tarea que concluiría tras dos años de trabajo delicado y minucioso por la importancia implícita”, cuenta el sitio Swiss Info. Luego entiende que debe hacer lo propio con los templos de Concepción y San Javier. Su labor se expandiría más tarde a San Miguel, Santa Ana, San Rafael y San José.
Para ello pasa más de 30 años y trabaja en otras 200 edificaciones, entre ellas escuelas, hospitales, iglesias, capillas, casas para sacerdotes y de religiosas en la región de la Chiquitanía. Su respeto a las edificaciones originales y la practicidad de su obra se resumen la iglesia de Asunción de Guarayos, erigida con un techo de unos 20 por 40 metros sostenido por solo cuatro columnas de quebracho o el santuario Mariano de la Torre en el Chochis, que fue construido en piedra arenisca roja. Este último en 1996 postuló al premio Mies van de Rohe de Barcelona.
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Cientos de feligreses acompañaron el “Kurusu Rape” en Yaguarón
El tradicional “Kurusu Rape” tuvo un gran acompañamiento de la feligresía en la ciudad de Yaguarón, conocida como la capital espiritual de la Semana Santa. Los participantes presenciaron una conmovedora representación escénica de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. La actividad contó con el apoyo de la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur).
La obra teatral itinerante arrancó frente a la sede de la Municipalidad de Yaguarón y tuvo su corolario en la base del emblemático cerro, que año tras año convoca a miles de visitantes en esta temporada.
Contó con la participación de actores y actrices del destacado elenco de teatro “Yara”, quienes dieron vida a emotivas escenas y de gran simbolismo religioso, recreando los últimos momentos de Cristo, antes de la crucifixión.
Así también, la procesión fue acompañada por la caballería, cuyos integrantes se unieron a los feligreses que portaban antorchas y recorrieron las calles con sus candiles. Toda esta tradición se vivió en un ambiente de recogimiento y espiritualidad.
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“Yaguarón de distingue por preservar sus raíces espirituales y culturales. Su imponente templo San Buenaventura, joya del arte barroco hispano-guaraní, es uno de los principales atractivos patrimoniales del país”, destacan desde la Senatur.
Otro atractivo de esta ciudad asentada en el departamento de Paraguarí es el mítico Cerro Yaguarón, cuna de la leyenda de los siete mitos guaraníes, que despierta el interés de turistas y la ciudadanía en general.
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