La senadora Lilian Samaniego se enredó con varias rectificaciones, omisiones y reiteradas presentaciones de declaraciones juradas, algunas cambiadas en cuestión de minutos y con importantes variaciones, según documentos que obran en nuestro poder. Una en particular, la rectificación realizada en agosto de 2020 resulta dudosa ya que en ella no se declararon millonarias compras de departamentos entre el 2019 y 2020, previo a un examen de correspondencia en el que pudieran haber impactado si fueran incluidas.
- Por Rossana Escobar M.
- rossana.escobar@nacionmedia.com
En el 2020, la senadora abdista Lilian Samaniego solicitó un examen de correspondencia sobre sus Declaraciones Juradas de Bienes y Rentas (DDJJ) a la Contraloría General de la República (CGR). Para ese entonces ya venía realizando varios cambios en sus manifestaciones patrimoniales, algunos presentados con minutos de diferencia, según documentos a los que accedió nuestro medio.
En el 2020 también hizo una rectificación que resulta muy particular con relación a las fechas de millonarias inversiones realizadas y la estratégica omisión de compras de departamentos en cotizados edificios que evitó impacto en su estudio de correspondencia.
La mencionada rectificación fue presentada por la senadora abdista el 17 de agosto de 2020 para corregir su DDJJ del 17/07/2019 y 14/08/2019. Cabe remarcar que la manifestación de bienes de fecha 14/08/2019 que fue rectificada es la que se había presentado 4 minutos después de una declaración de ese día para consignar algunas variaciones.
Tres días antes de la rectificación de su declaración de 2019, Samaniego también había modificado su manifestación del 16/07/2018 y del 03/08/2018, esta última era ya una actualización para registrar unas correcciones a la anterior presentada apenas 18 días antes.
NO DECLARÓ
En la rectificación de fecha 17 de agosto de 2020 que la senadora abdista presentó a Contraloría para modificar su manifestación de bienes de 2019, no aparecen las millonarias compras de departamentos del 16 de agosto de 2019 y del 3 de febrero de 2020. En puertas de un examen de correspondencia que ella misma solicitó en el mismo año, como si proyectara los análisis sobre sus bienes, Samaniego realizó retoques estratégicos y zafó de malos resultados mediante un dictamen del año 2021.
Los montos que no fueron consignados en el mencionado documento corresponden a dos compras que valuó en G. 4.428 millones. Una de ellas consiste en la adquisición vía contrato del 16 de agosto de 2019 de 4 departamentos en el importante complejo de edificios Bernardino que valuó en USD 435.000, monto que pudiera ser mayor si se estudian precios del mercado. La otra inversión corresponde a un inmueble que valuó en USD 200.000, unos G. 1.341 millones. Ambas propiedades fueron adquiridas en 6 meses y forman parte de dos de las millonarias compras que hizo Samaniego en un plazo de año y medio con cuotas que ascienden hasta USD 10.000 mensuales y que suman en total a G. 5.181 millones.
Si embargo, el valor de sus activos inmobiliarios se amortiguó en gran medida debido a que en el caso de los 4 departamentos en complejo Bernardino declaró un importe de G. 1.320.887.460, sin embargo, el precio total asciende a G. 3.086 millones, monto que trasladó a deudas y con eso lógicamente reduce en un 57 % el valor de los bienes raíces.
Los bienes acumulados por la senadora son descomunales con relación a sus inicios en la función pública. De una funcionaria farmacéutica del Instituto de Previsión Social (IPS), involucrada en caso de robo de medicamentos y que ingresó con un modesto sueldo de G. 558.700, se convirtió en potentada de bienes raíces.