La Contraloría General de la República (CGR) detectó que el gobierno de Mario Abdo Benítez entregó fondos a la oenegé Centro de Información y Recursos para el Desarrollo (CIRD) para la realización de cursos y talleres, pero no existen datos sobre la existencia o realización de estos. En apenas un año, el 2021, la administración de Carla Bacigalupo al frente del Ministerio del Trabajo entregó más de G. 32.783 millones a organizaciones sin fines de lucro.
Un informe reciente de la Contraloría General de la República (CGR) revela un preocupante cúmulo de irregularidades en la administración de fondos públicos por parte del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTESS), durante la administración de Carla Bacigalupo, puesta al frente de la institución por el expresidente Mario Abdo Benítez.
Las falencias en los controles internos, la falta de transparencia y los manejos cuestionables de millonarios convenios con entidades sin fines de lucro, como el Centro de Información y Recursos para el Desarrollo (CIRD), dibujan un panorama de grave ineficiencia y presunta negligencia en el uso de recursos estatales.
Entre los hallazgos más graves, la CGR señala que el MTESS transfirió al CIRD G. 1.789 millones (casi USD 250.000) para la ejecución de 18 cursos de capacitación en diversos departamentos del país. Sin embargo, no se encontró un desglose detallado de los costos asociados, lo que imposibilita verificar la razonabilidad y sostenibilidad de estas actividades. Esta falta de transparencia incumple las disposiciones legales vigentes, como el artículo 7.° de la Ley n.º 6672/21, que exige un riguroso control sobre los recursos públicos.
Pero esto es solo la punta del iceberg. Otro convenio otorgado al CIRD, por G. 124 millones, contemplaba la realización de cinco talleres, de los cuales solo se ejecutaron tres. Peor aún, no se presentaron evidencias documentales básicas, como listas de participantes o fotografías de las actividades. Este incumplimiento refleja una ausencia total de control por parte del ministerio, que parece operar bajo una lógica de complacencia ante la falta de rendición de cuentas.
La CGR también denunció el desembolso de G. 239 millones para asesorías a micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), cuya ejecución no pudo ser verificada. Los listados de empresas supuestamente beneficiadas carecían de información básica, como direcciones o números de contacto, lo que hace imposible determinar si el dinero cumplió su propósito. Este episodio evidencia no solo negligencia, sino una preocupante permisividad en la gestión de fondos públicos.
Otra situación alarmante involucra a la organización La Victoria, que recibió G. 1.132 millones para realizar 20 capacitaciones. Sin embargo, tampoco se presentó información detallada sobre los costos ni se justificaron las erogaciones realizadas. La falta de informes de razonabilidad presupuestaria va en contra de las normativas que regulan la ejecución de recursos estatales, dejando en evidencia un patrón repetitivo de descontrol.
UN ESQUEMA MILLONARIO, BAJO LA LUPA
Lo que agrava aún más la situación es el contexto en el que se desarrollan estos convenios. A lo largo de la última década, el CIRD ha manejado proyectos con el MTESS, que suman un total de G. 67.501 millones, de los cuales alrededor del 86 % fueron adjudicados durante el gobierno de Mario Abdo Benítez. Si a esto se suman los contratos otorgados a la Federación de Entidades Vecinales del Paraguay (Fedem), el monto total asciende a G. 68.801 millones, cerca de USD 10 millones. Estas cifras siderales demandan un escrutinio exhaustivo, especialmente considerando las deficiencias recurrentes en la rendición de cuentas y el control de estos fondos.
El informe de la Contraloría no deja lugar a dudas: el MTESS, durante la administración de Bacigalupo, falló sistemáticamente en su deber de garantizar la transparencia y el buen uso de los recursos públicos. Desde la falta de evaluaciones detalladas hasta la aceptación de informes incompletos y la omisión de controles básicos, las irregularidades son alarmantes y revelan una gestión ineficaz e irresponsable.
EL COSTO DE LA NEGLIGENCIA
El impacto de estas fallas no es menor. Cada guaraní mal administrado representa una oportunidad perdida para mejorar las condiciones laborales, fomentar el empleo y fortalecer a las pequeñas y medianas empresas del país. La falta de planificación y control en los convenios denunciados no solo compromete la confianza en las instituciones, sino que también perpetúa un modelo de gestión donde la opacidad y la improvisación son la norma.
Es imprescindible que el MTESS asuma su responsabilidad y adopte medidas urgentes para corregir estas prácticas. Esto incluye la implementación de controles más rigurosos, la exigencia de rendiciones de cuentas claras y detalladas, y la sanción a quienes incumplan sus deberes. Asimismo, el Poder Legislativo y la sociedad civil deben exigir una fiscalización más estricta de los fondos públicos, especialmente en sectores tan críticos como el laboral.
Lo que está en juego no es solo el uso eficiente del presupuesto nacional, sino también la credibilidad de las instituciones y la posibilidad de construir un sistema más justo y transparente. Los hallazgos de la CGR son un llamado de atención que no puede ser ignorado.