El doctor Tomás Mateo Balmelli explicó en qué consiste el síndrome y enfermedad de Kawasaki, cómo identificarlo y cuáles sus consecuencias, además de cuál es el síndrome que se presenta en los niños que tuvieron COVID-19.

El especialista aseguró a Ñanduti que hubo un malentendido comunicacional al reportar la muerte del niño de 11 años tras complicarse su cuadro de COVID-19. Desde el Ministerio de Salud Pública se mencionó que el paciente desarrolló el síndrome de Kawasaki, que lo “terminó llevando”, según palabras del propio viceministro de Salud, Julio Borba.

Sin embargo, el pediatra infectólogo Mateo Balmelli aclaró que no fue Kawasaki, sino un síndrome similar que se desencadena tras tener COVID-19. Se trata del síndrome inflamatorio multisistémico asociado al coronavirus.

El síndrome o enfermedad de Kawasaki es una entidad nosológica que tiene características bien definidas por sus síntomas y se da por descarte de otras patologías posibles, de acuerdo con Balmelli. “Con el COVID-19 se ve que dos a tres semanas de haber tenido, los niños presentan un síndrome inflamatorio multisistémico que comparte características parecidas a la enfermedad de Kawasaki. Desde el momento que existe un disparador como el COVID-19, ya no es Kawasaki porque ya se sabe la patología inicial. No hay que confundir”, agregó.

Señaló que si bien no es tan frecuente, el síndrome o enfermedad de Kawasaki suele darse en el país y para los pediatras no es raro. Se diagnostica Kawasaki cuando un paciente presenta fiebre de 38.3 °C a 40 °C o superior durante al menos cinco días. Si la fiebre no se trata, puede durar hasta 11 días.

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Síntomas de enfermedad de Kawasaki

La fiebre va acompañada de, por ejemplo, erupción sobre el torso, especialmente en la zona de la ingle; enrojecimiento e hinchazón de las palmas y las suelas de los pies cuando comienza la enfermedad.

Durante la segunda y tercera semana se produce un ligero desconchado de la piel en las puntas de los dedos. También pueden desprenderse trozos de piel más grandes de las manos y los pies. A esto se suman ojos inyectados de sangre que pueden ser sensibles a la luz; inflamación de los ganglios linfáticos en el cuello (un ganglio linfático grande que mida más de 1,5 centímetros), a veces el cuello se siente rígido; irritación e inflamación de la boca, los labios y la garganta: la lengua está llena de bultos y adquiere un color rojo con papilas gustativas hinchadas.

Según el entrevistado, si el paciente tiene fiebre de cinco días de evolución y presenta al menos tres de los anteriores síntomas, se diagnostica como enfermedad de Kawasaki.

El tratamiento consiste en suministrar inmunoglobulina en un solo día o en dos dosis o hasta fraccionada en 4 días, acompañada de aspirina para evitar la trombosis y el infarto. Luego se hace un seguimiento muy estricto durante tres a seis meses. Después un seguimiento anual por cinco años, si es que no hubo complicaciones y si se aplicó un tratamiento oportuno. “Puede llegar a ser recurrente”, advirtió.

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