Ron Carucci

Las personas mienten, en promedio, una o dos veces al día. Aunque varían tanto el porcentaje de mentiras que dicen las personas, como las condiciones bajo las cuales mienten y el grado en que manipulan la verdad, las investigaciones coinciden: Todos lo hacemos a veces. Por lo tanto, es inevitable que, en algún punto, nos atrapen.

Sin embargo, muchas personas no lo ven de ese modo. La mayoría de nosotros creemos que nuestras mentiras realmente funcionan. Sin embargo, si estamos dispuestos a observar, frecuentemente hay señales, que indican dudas o incluso abierta incredulidad en los rostros de aquellos a quienes les mentimos.

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Si siente que darle un giro a la información, negar un error o exagerar una contribución ha sido contraproducente, no suponga que las cosas estarán bien después de que pase el doloroso silencio o los ceños fruncidos. Su reputación está en duda. He aquí cómo puede recuperar parte de su credibilidad:

1. Reflexione sobre por qué mintió: La deshonestidad nunca es aleatoria. Por debajo de nuestras mentiras se encuentran necesidades insatisfechas que creemos que la mentira podría saciar. Identificar estas necesidades es el primer paso para encontrar formas más sanas de satisfacerlas. Piense acerca de la última vez que mintió en el trabajo. ¿Se sintió ignorado o injustamente juzgado por su jefe? ¿Temía que su error sería criticado más severamente de lo necesario? Mi investigación respecto a la deshonestidad, un estudio longitudinal de 15 años sobre las condiciones que predicen el por qué las personas mienten dentro de las organizaciones, revela que algunas compañías podrían involuntariamente estar creando circunstancias que de hecho nos animan a mentir. Por ejemplo, cuando sentimos que nuestro trabajo está siendo injustamente evaluado tendemos casi cuatro veces más a ser deshonestos.

2. Evalúe el daño a su credibilidad: Ponga atención a cómo le responden las personas. ¿Están pidiéndole menos su opinión? ¿Las cosas que dice están siendo recibidas en forma distinta? El reconocer señales de debilitamiento de su credibilidad podría incentivarlo a mentir incluso más, para recuperarla. En lugar de ello, evalúe la brecha entre la reputación que quiere y la reputación que tiene. ¿Quiere ser conocido como alguien con grandes ideas y que cumple sus compromisos? Una vez que lo tenga claro, puede evaluar con más exactitud el grado de duda que pudo haber provocado al intentar construir de forma deshonesta su reputación.

3. Busque formas de demostrar honestidad: Si usted mintió, es probable que sus colegas se pregunten respecto a su capacidad de ser honesto. En algunos casos, también podrían estar cuestionando otros aspectos de su carácter. Podría no tener la oportunidad de confesar abiertamente que mintió; las condiciones políticas dentro de muchas compañías suelen hacer que dichas admisiones sean demasiado arriesgadas. (Aunque si siente que es seguro hacerlo, por todos los medios, responsabilícese de sus acciones.) Sin embargo, una vez que identifique las conclusiones que las personas han creado respecto a usted, puede practicar el demostrar honestidad de formas que las refuten. Si su humildad está siendo cuestionada, pueden ser útiles las expresiones genuinas de duda sobre sus propias ideas y el reconocimiento de las cosas en las que no es bueno, así como el afirmar las superiores habilidades de otras personas.

Libérese del autodestructivo ciclo de la deshonestidad. Analice las condiciones bajo las cuales está tentado a mentir. Sea honesto acerca de las legitimas necesidades que está tratando de satisfacer y la reputación legitima que está intentando formar. Hacerlo lo ayudará a encontrar más formas legitimas de lograr ambas cosas.

(Ron Carucci es cofundador y socio directivo en Navalent y autor de “Rising to Power”).

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