Emmanuel Macron quiere traer de vuelta el servicio militar obligatorio en Francia. Servicio este que el propio joven presidente no llegó a hacer.

Cuando Suecia volvió a establecer dicho servicio para sus ciudadanos a principios de este año, la medida constituía una respuesta directa a la creciente tensión en la región báltica y también a la dificultad de reclutar soldados. Ahora Francia también está debatiendo la reintroducción del servicio militar, que el país solía exigir a todos los jóvenes hasta que fue abolido por el presidente gaullista Jacques Chirac en 1997. Sin embargo, a diferencia de Suecia, está lejos de quedar en claro cuál sería el punto de reactivar el servicio obligatorio bajo bandera en Francia.

Durante su campaña electoral del año pasado, Emmanuel Macron (que es demasiado joven para haber tenido que hacerlo él mismo) prometió restablecer el servicio militar obligatorio, aunque solo sea por un mes. Se aplicaría, dijo, a todos los hombres y mujeres, y sería exigible en los tres años posteriores al cumpleaños número 18 de un ciudadano. Nada detallado aún ha sido presentado. Sin embargo, en declaraciones recientes, el presidente ha comenzado a hablar de un "servicio nacional universal", que podría ser en parte "cívico", pero implicaría una "exposición" no especificada a las prácticas militares. A diferencia del sistema sueco, en el que los conscriptos sirven de nueve a 12 meses, la versión francesa, dijo Macron, ahora duraría de tres a seis meses. Él dejó en manos de un general la tarea de elaborar la idea.

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Unas tres quintas partes de los franceses aprueban el plan, según una encuesta. Y Macron parece decidido a seguir adelante. Pero el sector militar, claramente, no parece entusiasmado. El ejército no enfrenta ningún problema de reclutamiento en particular. Ya fue extendido debido a las operaciones en el Sahel africano y el Medio Oriente, así como patrullando las calles en Francia. Cuando Macron se refiere a la necesidad de "cohesión nacional", o se refiere a su plan como un "proyecto para la sociedad", los militares ven todo eso de color rojo. No desean que la conscripción sea una especie de servicio social glorificado para los 600 u 800 mil jóvenes que deberían cumplirlo cada año, ni para obligar a aquellos que no lo desean. "Si no se puede hacer entender a los jóvenes que este es un imperativo de defensa nacional, será muy difícil obligarlos", señala Francois Heisbourg, de la Fundación para la Investigación Estratégica, escéptica sobre esta idea.

También hay preocupaciones sobre el presupuesto. Macron estimó originalmente los costos de su servicio militar de un mes en US$ 2,4 a 3,7 mil millones por año, cantidades bastante abultadas. Sin embargo, también se refirió durante la campaña a un costo de inversión de US$ 18,3 a 24,4 mil millones, grandes sumas que, de ser exactas, equivaldrían a la mitad del presupuesto de defensa francés anual. Algunos sugieren que los consejeros de defensa deslizaron los números en el discurso del candidato para hacer que la idea pareciera inviable. Estimaciones más recientes sugieren que el costo de construir 18 centros regionales en toda Francia, con el fin de acoger a 4.500 jóvenes durante un mes a la vez, estaría más cerca de los US$ 4,4 mil millones.

Quizás lo menos claro de todo es lo que Macron quiere obtener con esto. Parece tener varios objetivos, ninguno directamente relacionado con la defensa de Francia: crear respeto por las fuerzas de seguridad, unir a las personas de diferentes orígenes y proporcionar una experiencia de participación en la construcción de la Francia actual.

Aun así, el objetivo social más amplio puede ser difícil de alcanzar. Un informe parlamentario reciente era mordaz sobre la utilidad de un mes de servicio obligatorio para tal fin. Señaló que los adolescentes que recurren a la delincuencia, o se radicalizan, a menudo lo hacen antes de los 18 años. El reporte tampoco cree que ese proyecto pueda unir a la nación. La idea de que "unas pocas semanas de instrucción militar serían suficientes para desarrollar entre los jóvenes de 18 a 21 años un sentido de pertenencia nacional", concluyó, "es ilusoria".

* "¡A las armas, ciudadanos!". Verso del estribillo de "La Marsellesa", himno nacional francés.

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