Rachel Ruttan, Mary-Hunter McDonnell y Loran Nordgren

Imagine que se acaba de convertir en padre de familia. Abrumado y exhausto, su desempeño en el trabajo está sufriendo. Usted desesperadamente quiere trabajar a tiempo parcial desde casa, para dedicar más atención a su familia. Uno de sus supervisores tuvo hijos mientras subía en la escalera corporativa, mientras que el otro no. ¿Qué supervisor tiene más probabilidades de aceptar su solicitud?

La mayoría de las personas recomendaría acercarse al supervisor que tiene hijos, basándose en la intuición de que la experiencia compartida genera empatía. Después de todo, ha "pasado por eso" y en consecuencia parece el mejor ubicado para entender su situación.

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Nuestra investigación reciente sugiere que este instinto suele estar equivocado.

En una serie de experimentos, encontramos que las personas que sufrieron desafíos en el pasado (como un divorcio o el ser ignorado para un ascenso) tenderían menos a mostrar compasión hacia alguien que enfrentaba la misma lucha, en comparación con las personas que no tenían experiencia en esa situación en particular.

En el primer experimento, encuestamos a personas que participaban en un "polar plunge" (salto en agua helada) –saltando hacia un muy helado lago Michigan en marzo–. Todos los participantes leyeron la historia acerca de un hombre llamado Pat, que quería dar el salto, pero se acobardó y se retiró del evento en el último minuto. Los participantes leyeron acerca de Pat, ya sea antes de que habían realizado el salto por sí mismos o una semana después. Encontramos que los saltadores que habían completado exitosamente el brinco eran menos compasivos y más despectivos respecto a Pat que aquellos que todavía no lo habían realizado.

En otro estudio, observamos la compasión hacia un individuo que estaba luchando con el desempleo. Más de 200 personas leyeron la historia acerca de un hombre que –a pesar de sus mejores esfuerzos– es incapaz de encontrar trabajo. Luchando para conseguir el dinero necesario para sus gastos, el hombre finalmente se rebaja a vender drogas para ganar dinero. Los resultados: las personas que habían superado un período de desempleo en el pasado fueron menos compasivas y más críticas que aquellos que estaban actualmente desempleados o que nunca han estado involuntariamente desempleados.

Un tercer estudio examinó la compasión hacia un adolescente que sufría acoso. A los participantes se les dijo, ya sea que el adolescente estaba superando exitosamente el problema, o que no lograba lidiar con este, al responder violentamente. En comparación con los participantes que no tenían experiencia con el acoso escolar, los participantes que reportaron haberlo sufrido en el pasado fueron más compasivos hacia el adolescente que estaba lidiando apropiadamente con la experiencia. Sin embargo, de forma similar a los estudios anteriores, los participantes que sufrieron acoso en el pasado fueron los menos compasivos hacia el adolescente que no lograba superarlo exitosamente.

Analizados en conjunto, estos resultados sugieren que las personas que han sufrido una experiencia difícil tienden particularmente a penalizar a aquellos que luchan para superar un desafío similar.

Pero, ¿por qué ocurre esto? Sugerimos que este fenómeno está enraizado en dos verdades psicológicas.

Primero, las personas generalmente tienen dificultad para recordar apropiadamente qué tan difícil fue una experiencia pasada. Éste fenómeno es conocido como la "brecha de empatía."

Segundo, las personas que previamente han superado una experiencia adversa saben que fueron capaces de lograrlo exitosamente, lo que hace que se sientan especialmente confiados acerca de su comprensión respecto a qué tan complicado es el problema.

La experiencia combinada del "no puedo recordar qué tan difícil era" y el "sé que logre superarlo por mí mismo" crea la percepción de que el evento puede ser fácilmente conquistado, reduciendo la empatía hacia otros que luchan con él.

(Rachel Ruttan estudia el doctorado en la Kellogg School of Management. Mary-Hunter McDonnell es profesora asistente de administración en Wharton. Loran Nordgren es profesora asociada de administración y organizaciones en la Kellogg School of Management.)

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