A continuación reproducimos íntegramente el reportaje ganador del Premio Nacional de Periodismo Ambiental 2024 en la categoría multimedia, de la autoría de la periodista y editora de La Nación/Nación Media Lourdes Pintos, que aborda la incidencia de la proliferación de incendios forestales en la crisis climática.

En 2020, Paraguay vivió uno de los peores siniestros de los últimos tiempos. Aquellos lugares donde no son frecuentes los incen­dios forestales empezaron a arder. El sol se tiñó de naranja vibrante, el calor se volvió más intenso, supe­rando los 40 °C. El humo se mezcló con la polva­reda causada por un fuerte viento que empeoraba el panorama.

En pocos minutos, el cielo se cubrió de gris, oscure­ciendo repentinamente aquella tarde del 1 de octu­bre. En ese momento Para­guay empezaba a afrontar su segunda pandemia, la del covid-19, causada por el SARS-CoV-2 y la de los incendios forestales, cau­sados por el hombre.

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Aunque ese 1 de octubre no se nos olvida, ya veníamos sufriendo situaciones simi­lares, pero en menor can­tidad. Las cifras de incen­dios fueron aumentando y seguirán empeorando de seguir por la misma senda.

¿ERA DEL PIROCENO?

Aunque el fuego esté con­sumiendo miles de hec­táreas de bosques, es un elemento fundamental en nuestra vida. Fueron los homínidos quienes lo domesticaron y lo hicieron parte esencial de su día a día; en contrapartida, es un elemento que está cau­sando daños incalculables y lo que hace un millón de años fue domesticado hoy está fuera de control, con­sumiendo todo lo que está a su paso. A esto se lo conoce como la era del piroceno o del fuego incontrolable y está netamente relacio­nada al cambio climático.

En Paraguay, desde 2019 venimos experimentando incendios forestales incon­trolables o que crean sus propias condiciones en su entorno e impiden que las técnicas de combate directo los detengan.

Hemos observado por pri­mera vez las denominadas “torres de calor”, donde la magnitud de los incen­dios fue tan elevada que la columna de humo y calor llegaba hasta las capas más altas de aire, creando situaciones de alto peligro y afectando a infraestruc­turas y ambientes natu­rales. Los incendios se volvieron transfronteri­zos, desplazándose entre las fronteras de Brasil y Bolivia.

Esto hizo que los efectos dañinos se sintieran a miles de kilómetros de la zona de origen del fuego, afectando la calidad del aire de todo Paraguay, fenómeno que se incrementa año tras año. Es una realidad palpable y comprobable, explica Óscar Rodas, director de Cambio Climático y Polí­ticas de WWF.

CRISIS CLIMÁTICA

Según la Convención Marco de Cambio Climá­tico de 1992, se puede inter­pretar como cambio climá­tico a la variación del clima causada directa o indirec­tamente por el hombre y que altera la composición de la atmósfera mundial, sumada a la variabilidad natural del clima obser­vada durante periodos de tiempo comparables.

En nuestro país documen­tos oficiales resaltan una elevada vulnerabilidad al cambio climático que se fue agravando, atendiendo a que no se cuenta con litoral marítimo. El estu­dio científico “Estado del clima en Paraguay” sos­tiene que 2019 fue el año más caliente en la historia nacional, con +1,5 y +1,7 °C con respecto a la tempera­tura media de 1961-1990 y de la era preindustrial.

La Agencia del Aire y del Espacio de los Estados Uni­dos (Nasa) confirmó que el 2023 fue el más caliente registrado desde que se cuenta con mediciones siste­máticas globales desde hace 200 años, menciona Rodas.

La preocupación aumenta porque las concentra­ciones de gases de efecto invernadero en la atmós­fera aumentaron debido a las actividades del ser humano, por lo que tam­bién aumenta el efecto invernadero natural oca­sionando un calentamiento adicional de la superficie y la atmósfera de la tierra, que puede afectar adver­samente a los ecosistemas naturales y al hombre.

INCIDENCIA

¿Por qué los incendios forestales tienen inciden­cia en el cambio climático? Al producirse la quema de bosques y otros ambientes naturales se emiten gran­des cantidades de gases de efecto invernadero. Esto contribuye con el cambio climático. Desde 2019, en Paraguay ocurren incen­dios forestales de grandes proporciones que duran incluso meses.

Tanto el cambio climático como los incendios fores­tales se refuerzan entre sí, lo que se conoce como ciclo de realimentación. Según un estudio de la organiza­ción Global Forest Watch, esto se da en cuatro pasos: el aumento de la tempera­tura global, que crea con­diciones más secas en los bosques; la ocurrencia de grandes áreas quemadas, que aumenta la vegeta­ción seca y muerta; el ter­cer paso es que las emisio­nes de incendios forestales aumentan a medida que afectan áreas de mayor superficie y el último es que el aumento de las emisiones acelera el calentamiento, que conlleva al aumento de las temperaturas globales, relata Rolón.

CAUSAS

La ingeniera forestal Cris­tina Goralewski, titular del Instituto Forestal Nacio­nal (Infona), explica que en Paraguay la mayoría de los incendios son provocados por actividades humanas de forma involuntaria o inten­cional y se debe a malas prác­ticas en el manejo del fuego y la falta de concienciación.

Entre las malas prácticas se incluye la quema no contro­lada de residuos agrícolas y forestales, quema de basura, negligencia en la gestión de fuegos, fogatas y colillas de cigarrillo. Estas, combina­das con factores climáticos como altas temperaturas y baja humedad, aumentan la vulnerabilidad de los bos­ques y pastizales a la igni­ción y crea condiciones pro­picias para la propagación del fuego.

Según las estadísticas, durante 2023 hubo más de 11.000 fuegos activos y agosto se convirtió en un mes récord de detección de fuegos sobre tierras fores­tales.

En 2019 se registra­ron 7.950 fuegos activos, siendo agosto el mes con mayor cuantificación, con 1.421 registros. En 2020 se registraron 10.620 fuegos activos, fue setiembre el de mayor cuantificación con 1.421 registros. En 2021, 7.427 fuegos activos; siendo agosto el de mayor cuanti­ficación con 1.082 registros y en 2022 se registraron 6.390 fuegos activos; fue enero el de mayor cuanti­ficación, con 931 registros.

IMPORTANCIA DE LA PREVENCIÓN

Los árboles son fundamen­tales para la vida, la sani­dad del aire que respiramos y la circulación del agua, ya que esa circulación la hace a través de los árboles y se mantiene en un bosque frondoso, cerca de la super­ficie de la tierra, explicó Juan Báez, ingeniero agro­ecólogo, coordinador de la Pastoral Indígena de la Diócesis de Cnel. Oviedo. Destacó así la importancia de prevenir los incendios forestales.

Los árboles actúan como una bomba de agua que aspira el agua de las napas freáticas del suelo a través de la raíz y hacen circular dentro del tejido de las plan­tas hasta llegar a las hojas, donde se produce la evapo­transpiración. Los árboles fijan el dióxido de carbono y exhalan oxígeno puro, es decir, cuando el ambiente está contaminado de dió­xido de carbono es tóxico.

“Cuando se deforesta no ocurre la fotosíntesis, la fijación de dióxido de car­bono ni la producción de oxígeno puro. Necesita­mos al menos un árbol por cada tres habitantes por­que ese árbol produce oxí­geno puro. Cuanto más des­aparecen los árboles, el aire que respiramos es más con­taminado y aumentan las enfermedades”, expresó.

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