A 62 años de la histórica visita al Paraguay del príncipe Felipe de Edimburgo, fallecido el 9 de abril de 2021, recordamos lo que fue la estadía de cuatro días en nuestro país del influyente príncipe de la monarquía británica, quien llegó al Paraguay el 9 de marzo de 1962 como parte de una gira que realizó por varios países de la región.

“Un viajero joven, anda­riego, amante de colores y de ambientes, sean ellos exóticos o satura­dos de venerable tradición, una vez más se ha puesto a recorrer el mundo. Este mozo gallardo, esposo de una reina bella cuyo trono se yergue en un país neblinoso pero tejido de leyendas, poder y cultura. Un viajero ilustre, mensajero de la paz y la concordia”, salu­daba en su editorial un medio impreso de la época.

Felipe llegó al Aeropuerto Internacional Silvio Pet­tirossi a bordo de un avión especial, en “visita de buena voluntad” de cuatro días, pro­cedente de Santiago de Chile y las calles por donde la comi­tiva se desplazaría, desde el aeropuerto hasta el Hotel Guaraní, en el centro de Asun­ción, fue adornado con bande­ras paraguayas y de la Gran Bretaña entrelazadas en todo el recorrido.

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El vuelo estuvo a cargo del capitán de la Real Fuerza Aérea Británica, William Jon­hson, de 52 años y excomba­tiente de la Segunda Guerra Mundial y piloto comercial de la Scottish Airways en ese entonces.

El príncipe y su comitiva se alojaron en el décimo piso del céntrico hotel y a Felipe le asignaron la suite 1013, con vista al Oratorio de la Asun­ción y Panteón Nacional de los Héroes.

El duque de Edimburgo fue recibido por el canciller nacional, doctor Raúl Sapena Pastor, el 9 de marzo de 1962

ACLAMADO DURANTE TODO EL RECORRIDO

Las habitaciones 1012 y 1014 fueron acondicionadas como oficina y bar, respectiva­mente, mientras que el resto de la comitiva tomó las demás habitaciones del mismo piso y los periodistas británicos que cubrían la gira fueron alojados un piso más arriba, recuerda la crónica del desa­parecido diario La Tribuna.

Una multitud llegó hasta el aeropuerto internacio­nal para recibir al príncipe Felipe de Edimburgo, quien fue aclamado a su llegada a nuestro país y durante los 12 kilómetros que recorrió hasta el centro capitalino. El declarado huésped oficial por el Gobierno Nacional se mantuvo de pie durante todo ese recorrido retribuyendo las muestras de afecto de la ciudadanía que se volcó a las calles a saludar al ilustre visi­tante.

RUPTURA DEL PROTOCOLO

Durante su visita, el prín­cipe actuó de manera espon­tánea y varias veces rompió el protocolo establecido, como cuando suspendió una visita a la planta de la entonces Cor­poración de Obras Sanitarias (Corposana, actual Essap) para embarcarse a bordo de la cañonera Paraguay, de la Armada Nacional, y dirigirse hasta Zeballos Cue, donde compartió con los vecinos de la zona y visitó la planta de la empresa Liebig’s, donde almorzó con los empleados.

A su llegada al Hotel Guaraní, acompañado del entonces presidente Alfredo Stroess­ner y miembros del gabi­nete nacional, Felipe nueva­mente rompió el protocolo y se mezcló con la multitud que lo aclamaba frente al lugar, generando un incon­veniente al personal de segu­ridad, tanto de nuestro país como a los miembros de su comitiva.

El príncipe Felipe, duque de Edimburgo y consorte real de Isabel II, reina de Gran Bre­taña, fue condecorado con la Orden Nacional del Mérito y el Collar del Mariscal Fran­cisco Solano López, que le fue impuesto por Stroessner.

A su llegada al Hotel Guaraní, Felipe rompió el protocolo y se mezcló con la multitud que lo aguardaba en el lugar

SALUDOS DE EMPRESAS Y ENTES

Los medios impresos se lle­naron de anuncios de salu­dos a la visita real, tanto por parte de empresas privadas como de instituciones y entes públicos.

El príncipe Felipe visitó la redacción del diario La Tri­buna. Además, fue invitado a una jornada de caza en la estancia Buenaventura, pro­piedad del general Raimundo Rolón, ubicada en la locali­dad de Itacurubí de la Cordi­llera, una actividad a la que es aficionado y cuya práctica es muy común en el seno de la familia real británica. En dicha estancia, Felipe com­partió un asado campestre antes de regresar para ofre­cer a la noche una recepción en la sede de la embajada bri­tánica.

“La visita del príncipe Felipe es una de esas oportunida­des que de vez en cuando se presentan para abordar con toda franqueza y sin prejuicios ni temores un cúmulo de asuntos que bien podrían solucionar muchas de las difi­cultades que traban nuestro desarrollo cultural y econó­mico”, mencionada parte de una nota publicada por el dia­rio Patria bajo el título “Pers­pectivas de la presencia del príncipe Felipe en nuestro país”.

Felipe recibió en el Hotel Guaraní a varios mutilados y lisiados de la guerra del Chaco, así como a un grupo de enfermeras de la misma contienda, quienes le hicie­ron entrega de obsequios para la reina Isabel II.

La visita oficial del príncipe Felipe fue la noticia más destacada durante varios días en los medios impresos de la época

PIENSEN MÁS EN LOS INGLESES

Luego recibió de Enrique Volta Gaona, director de Correos, una colección de nuevas estampillas que la ins­titución lanzó en homenaje a la visita real. El duque de Edimburgo respondió agra­deciendo el homenaje.

“El Paraguay me ha cau­sado una gran impresión y mi visita tiene el deseo de que ustedes piensen más en los ingleses y que estos piensen más en los sudame­ricanos, porque el conoci­miento ayuda a la coope­ración entre los pueblos”, expresó.

El duque de Edimburgo cul­minó su histórica visita de cuatro días a nuestro país, procedente de Santiago, para luego continuar con la gira latinoamericana rumbo a Montevideo, capital uru­guaya, como la siguiente escala de su viaje.

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