Paulo César López

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Fotos: Gentileza

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En este artículo rescatamos algunas crónicas de la época de los López, reflexiones y datos aportados por varios historiadores respecto a una festividad patria que ha caído en desuso y prácticamente en el olvido: la jura solemne de la Independencia realizada el 25 de diciembre de 1842, que por entonces era el día en el que en nuestro país se celebraba la emancipación.

La independencia paraguaya fue un proceso que fue gestándose progresivamente desde antes de la revolución del 14 y 15 mayo de 1811, se afianzó con la consagración de la República el 12 de octubre de 1813, se declaró formalmente el 25 de noviembre de 1842 y superó el último escollo el 17 de julio de 1852 con el reconocimiento de parte de la Confederación Argentina.

Entre los múltiples actos y hechos que hicieron parte de su consolidación como hecho consumado y formalmente aceptado, una festividad que ha caído prácticamente en el olvido es la de la jura solemne, que fue realizada el 25 de diciembre de 1842 y que según algunos registros históricos era la fecha en la que se conmemoraba el Día de la Independencia en la época de los López.

Ahora bien, vayamos primero a los antecedentes. El historiador Julio César Chaves refiere en su clásica obra “Compendio de historia paraguaya” que en octubre de 1842 llegó a nuestra capital Jorge Robert Gordon, enviado confidencial de la reina de Inglaterra. Por el carácter no oficial de su misión, el emisario no fue bien recibido en nuestro país, por lo que los cónsules Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso le fijaron un plazo perentorio para abandonar el territorio nacional.

En una de las conversaciones, Gordon refirió que el gobernante argentino Juan Manuel de Rosas le había manifestado que “el Paraguay deseaba incorporarse a la Confederación”. Ante esta situación y “al no existir un documento oficial que declarase en forma solemne la voluntad nacional de salvaguardar la soberanía de la República”, según afirma la historiadora Margarita Durán Estragó, además de la falta de notificación de este hecho a los Gobiernos extranjeros, el 24 de octubre de 1842 los cónsules convocaron un congreso extraordinario compuesto por 400 diputados con el fin de “renovar y ratificar de modo solemne la declaración de la independencia”, de acuerdo al texto de Chaves.

A pesar de que el Paraguay era una república independiente desde el 12 de octubre de 1813, hasta entonces solo el Brasil había reconocido este estatus y la Confederación Argentina se mantenía en su propósito de integrar a nuestro país a esa unión de provincias.

El Congreso convocado por los cónsules se reunió el 25 de noviembre de 1842 en el templo de La Encarnación y resolvió, entre otras medidas como la ratificación de los símbolos nacionales, la promulgación de un estatuto de administración de justicia y la ley de libertad de vientres, redactar el acta de independencia y jurarla de manera solemne. Este último acto se llevó a cabo el 25 de diciembre de aquel año de 1842.

Según el historiador Herib Caballero Campos, la decisión de hacer coincidir este acto con una importante liturgia cristiana habría obedecido a que los habitantes del campo llegaban a la ciudad para participar de la misa, así como para vincular el nacimiento del mesías de los cristianos con el nacimiento y consolidación de la independencia.

El juramento consistía en la siguiente fórmula: “...¿Juráis ante Dios reconocer y sostener la integridad, libertad é independencia de nuestra República? R. Sí juro – Si así lo hiciereis Dios os ayude, y si no, él y la República os lo demanden”.

Así también, ese mismo día se difundió la letra del primer himno nacional, cuya primera estrofa rezaba: “Viva nuestra independencia / Nuestra patria gloriosa / Siempre soberana /Siempre sea majestuosa”.

El Semanario, 26 de diciembre de 1857

FIESTA CÍVICA

En un artículo titulado “Fiestas patrias del 25 de diciembre son prohibidas”, el historiador norteamericano Richard Alan White empieza refiriendo que, “por muy asombroso que pueda parecer hoy”, la fecha en que se celebraba la Independencia en el Paraguay era el día de la jura, pero esto cambió luego de la asunción al poder del Gobierno legionario impuesto por las fuerzas de ocupación brasileñas luego de la guerra contra la Triple Alianza.

En el informe de los cónsules al Congreso emitido en fecha 12 de marzo de 1844, Carlos Antonio López hizo mención a los festejos del primer aniversario de la jura, que tuvo lugar en medio de “una fiesta cívica de primer orden”.

“Era justo consagrar un monumento eterno a nuestra gloriosa independencia y se ha declarado fiesta cívica de primer orden el 25 de diciembre. Su primer aniversario solemne tuvo lugar en el año pasado y la República lo ha celebrado con extraordinario entusiasmo”, refiere el informe.

Esta jura solemne, además de subsanar la falta de una declaración y comunicación oficial de la independencia, tuvo el objetivo de generar cohesión social y una conciencia patriótica en el pueblo en un contexto en el que sobre nuestra independencia pendía la amenaza externa de la voluntad anexionista de Buenos Aires.

Luego de citar crónicas de la época que describen las celebraciones que eran realizadas a propósito de la fecha, White escribe que “las fiestas cívicas patrias del día de la jura convirtieron el 25 de diciembre en el ‘gran día de la patria’ para festejar tradicionalmente la Independencia paraguaya. En las fiestas navideñas de hace ciento cincuenta años, el pueblo paraguayo estaba celebrando las más grandes ‘demostraciones de júbilo y contento público’ del día de la jura que tuvieran lugar en la época de los López”.

En efecto, una publicación del órgano oficial El Semanario del 26 de diciembre de 1857, titulada “25 de Diciembre”, hace referencia al carácter patriótico del festejo realizado en esa fecha.

“La educación popular viene á demostrar el grado de desarrollo que cobra este primer elemento de civilización, que el generoso empeño del patriotismo viene prohijando y estendiendo. En estos dos hechos, que ocupan un lugar culminante entre las manifestaciones del entusiasmo con que se saluda el gran día de la patria, se resume el cuadro de la civilización del país. Vedla allí en sus dos carácteres moral y material. Ved ahí á la nación en cuerpo y alma. La paz y la felicidad de la República consultadas por el cumplimiento de los deseos del verdadero patriotismo, son los votos que hacemos de asociarnos al entusiasmo, con que el pueblo paraguayo saluda el aniversario de su independencia”, señala un extracto.

En el número del 9 de enero de 1864, tras el periodo de luto por la muerte de Carlos Antonio López en 1862 y las lluvias que obligaron la suspensión de varios actos programados en 1863, El Semanario publica la siguiente reflexión sobre la efeméride.

“Todas las naciones cultas del orbe político consagran un día a las aniversarias festividades de su libertad;… nada es más justo, laudable y obligatorio al pueblo paraguayo, que en reconocimiento al Ser Supremo que crió al hombre libre é independiente.... le consagre el augusto y venturoso día 25 de Diciembre, en que también se recuerda el día en que saliendo del silencio y letargo en que hacía incierto en su porvenir, alzó la voz y declarándose libre, proclamó ahora mas de diez lustros, y despues en 1842 juró su entera independencia, bajo la acertada administracion del Gefe Supremo de la nación que con prudencia y energía, ha sabido elevar nuestra Patria al rango que ocupa hoy entre las naciones cultas”.

“Fiestas cívicas”, El Semanario, 1 de diciembre de 1860

LA POSGUERRA

Al asumir en 1869 el Gobierno provisorio integrado por Cirilo Antonio Rivarola, José Díaz de Bedoya y Carlos Loizaga, su primer decreto fue declarar a Francisco Solano López fuera de la ley. Posteriormente, en 1870 se promulgó una Constitución de inspiración liberal, que “representó una reacción contra el sistema político imperante desde 1811 e implantó uno de corte democrático-liberal (…). Sus redactores estaban decididos a extirpar todo vestigio de lo que calificaron (de) ‘viejo Estado socialista despótico’ y a introducir el liberalismo y las instituciones democráticas”, escribe la historiadora Liliana M. Brezzo.

En este contexto, no resulta extraña la abolición de celebraciones o fechas alusivas a logros conquistados en la época de José Gaspar Rodríguez de Francia y de los López.

“Era de suma importancia suprimir la institución del 25 de diciembre, que unía al pueblo con la República fundada por Francia, el Paraguay desarrollado por los López. El día de la jura y las fiestas cívicas, establecidas por don Carlos para ‘consagrar un monumento eterno a nuestra gloriosa independencia’, ya no se podía tolerar. Así murió la gran tradición patriótica del día de la jura de defender la independencia. El 25 de diciembre de cada año a lo largo de la época de los López servía para renovar la fe en sentirse ciudadano de esa altiva nación paraguaya”, concluye White.

“Fiestas”. El Semanario, 9 de enero de 1864

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