El artista paraguayo Gerardo González ganó recientemente un importante concurso mundial de la milenaria técnica en Essen, Alemania. Arquitecto de oficio, experto en medioambiente y televisión educativa, su obra ayuda a indagar en una práctica que se extiende cada vez más en el país.

“Me seduce el aspecto de los traba­jos que parecen aún no ter­minados. La espontaneidad, la transparencia y el dina­mismo de la acuarela son úni­cos”, define.

“Más que trazos y manchas, puede considerarse que son emociones y quizás senti­mientos que se lanzan al exterior, con cierta expecta­tiva de conseguir una reac­ción, pero que solamente se completa con la percepción del observador”, agrega sobre las posibilidades de la acua­rela, una técnica de invención china que data del siglo II des­pués de Cristo.

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Más cercanos, los maes­tros del impresionismo Claude Monet, Edgar Degas, Edouard Manet y Toulou­se-Lautrec mostraron nue­vas posibilidades.

González trabaja una espe­cial mirada sobre la natu­raleza, flores y árboles y ya expuso en Bolivia, México e Italia.

En su reciente obra gana­dora, su mirada del Complejo Industrial de la mina de car­bón de Zollverein, en Essen, Alemania, resultó la que más le gustó al público y al jurado.

–¿Cómo te hiciste acuare­lista?, ¿cómo desarrollaste tu técnica?

–Desde niño tuve la oportu­nidad de tomar clases con un paraguayo muy talen­toso formado en Bellas Artes de Buenos Aires, Argentina. El profesor Víctor Ocampo pudo mostrarme no solo a los grandes maestros de la pin­tura, sino experimentar las diferentes técnicas desde el dibujo a lápiz, óleo, marca­dores de color y bolígrafo, así como la témpera y acuarela. Por espacio de unos cuatro años hasta mis 14 años.

PERCANCES

–¿Cómo llegaste a parti­cipar de este concurso en Alemania?

–Existen numerosas convo­catorias para concursos en todo el mundo. Sin embargo, en muchos casos remitir obras desde Paraguay es com­plicado y tiene no solamente un costo de envío, sino los retrasos y hasta extravíos de lo remitido.

Para ¿Do you speak waterco­lor? solo se requería el envío digital y los artistas involu­crados en el grupo son muy importantes con exponentes de todo el mundo.

–La obra ganadora parece conjugar tu pasión por la pintura y la arquitectura. ¿Qué motivos prefiere tu obra en general?

–Es muy importante señalar que mi carrera profesional me ha deparado numerosos desafíos de expresión artís­tica de la arquitectura, dado que en mis años de formación profesional (1979-1984 Uni­versidad Nacional de Asun­ción) el dibujo manual era lo único disponible, no había ninguna disponibilidad de diseño por computadora.

Es así que los croquis urba­nos, las obras coloniales, los edificios testimoniales sím­bolo de una ciudad son motivo de mi inspiración.

De alguna manera, esa nece­sidad de expresión se ha con­vertido en una fortaleza para mí a lo largo de los años.

–El concurso está relacio­nado al proyecto de res­cate cultural del Com­plejo Industrial de la mina de carbón de Zollverein (Unesco-Welterbe Zollve­rein). ¿Qué nos podés con­tar?

–Efectivamente Zollverein, en la región del Ruhr, son más de 100 hectáreas del patrimo­nio industrial de la ciudad reconvertido en área cultu­ral, con muchas actividades y allí se desarrolla el Proyecto Essen Ciudad de la Acua­rela, previsto para el mes de marzo 2025, cuyo motivador es el artista Carsten Wieland (líder del grupo de acuarelis­tas de Alemania).

IMPULSO

–¿Qué es el grupo Médium Aquae y cuáles son sus objetivos?

–Es una iniciativa de artistas relacionados a la técnica de la acuarela como expresión, que tiene al menos cinco años de funcionamiento, liderado por Gabriel Brizuela Santomé y Mónika Schuchardt, unos 70 participantes, donde encon­tramos figuras nacionales como Ida de los Ríos, Yuki Hayashi, Antonella Fernán­dez, Karina Garcete, Mariela Monges, Aída Espínola, Jorge Ruiz, Diego Schaffer, Rubén Sycora, Eugenia Ortigoza, Mónica Pavez y otros tan­tos a quienes seguramente no menciono y tienen igual o más merecimiento que los que la memoria me los hace presentes. Este grupo par­ticular ha promovido la téc­nica de la acuarela y seguirá impulsándola, así como el uso del papel como soporte de la expresión artística en nume­rosos eventos locales e inter­nacionales.

–¿Has tenido apoyo a nivel local?

–Desde un principio, el ICPA (Instituto Cultural Para­guayo Alemán) ha apoyado todas las iniciativas, brin­dando un importante soporte para las diferentes actividades ya realizadas, así como las programadas para este segundo semestre de 2023.

FUTURO

–¿Cómo ves el desarrollo del mundo de la acuarela en el país?

–Tengo esperanza en que el futuro depare un creci­miento de cultores y activi­dades de los acuarelistas. Tan solo en estos pocos años de rescate se ha logrado poner a consideración con trabajos en distintas exposiciones y hoy las librerías cuentan con materiales de la mejor cali­dad a disposición, cuando hace unos años ya escasea­ban y solamente teníamos saldos. La acuarela es eco­lógica, usa tintes vegetales o minerales, no tiene químicos en su composición, no tiene metales o elementos plásti­cos industriales no renova­bles, por lo que tiene cada vez más recepción en los merca­dos de arte del exterior. A eso se suma que el papel gene­ralmente utilizado es 100 % de algodón. Existe también mucho interés en conocer las técnicas y la obtención de los colores vegetales de los pue­blos originarios, específica­mente el pueblo guaraní de nuestra región.

–¿Qué ves necesario para la expansión de la técnica?

–Que vuelva la acuarela a la universidad, a las facultades de arquitectura y que el arte no se perciba como decora­ción, sino como lenguaje y expresión genuina que libera al ser humano, que lo aleja de la rutina y es un proceso sanador.

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