Los politólogos Marcello Lachi (ML) y Erica Imbrogiano (EI) analizan en esta edición del programa “Expresso”, conducido por Augusto dos Santos y emitido por GEN/Nación Media, la emergencia de figuras políticas antisistema tanto en el país como en la región y el mundo. Ambos analistas coinciden en que este fenómeno, además de constituir un peligro para la democracia, es resultado del descontento de vastos sectores de la población que se encuentran marginados y que no encuentran respuestas a sus necesidades más urgentes.
- Fotos Christian Meza
–ADS: ¿Qué está pasando para que Javier Milei sea primer candidato en las expectativas en Argentina y Payo Cubas sea tercera fuerza acá?
–ML: Hay varios elementos que se están sumando sobre esta cuestión. Hay dos grandes procesos y movimientos que son paralelos y a veces se intersecan. Uno es la nueva derecha más reaccionaria, más conservadora, definida en algunos sectores neofascistas como el bolsonarismo que se desarrollaron sobre todo por el triunfo de Donald Trump en EE. UU. Y el otro es el antisistema puro y simple, los contestadores, que en realidad no son nuevos, siempre tuvimos, pero que en este momento a veces utilizando los mismos discursos del neofascismo, a veces con otro discurso, se diferencian porque los bolsonarismos cuando llegan al poder lo hacen sobre todo con una propuesta de ruptura que no es en contra de quien está gobernando porque Jair Bolsonaro sustituyó a Michel Temer y no es que cambiara mucho la política, pero en contra de una cultura del gobierno progresista que se ha dado en América Latina en los últimos 20 años. Y otro, como el caso de Payo, para mí es paradigmático, porque es en contra de todos. Los políticos son los malos. Milei también, pero él es una mezcla de los dos para mí. Payo es un antisistema puro con propuestas en algunos casos que pueden ser progresistas, en otros son muy reaccionarias. Una motivación es el primer nivel de crisis económica que tuvimos pos 2010 en América Latina. En 2008 fue en Europa y en EE. UU., nos llegó más tarde, afectó mucho a Brasil, donde la clase media recién construida empezó a tener miedo de perder posiciones. Después llegó el covid, que empeoró la situación y amplió el abanico. En Paraguay el covid ha tenido un efecto, yo creo, mucho más grande de lo que todos nosotros sospechábamos. Y Payo es hijo del covid. Y tenemos una parte de la población que está mal e invisibilizada, no la ves en la prensa, pero existe. Y esos son los que votan a Payo. El de Payo es un voto de rabia, pero que quiere volverse esperanza. ¿Por qué llega al 30 % Milei? Porque da esperanza, cosa que el gobierno no da y cosa que la derecha clásica parece, en Argentina, no está dando. Milei gana porque, aunque su respuesta sea loca, absurda, te da la esperanza.
–EI: Antes de avanzar a Payo Cubas, en 2013 habíamos hecho una investigación que era para el Congreso Nacional, para saber cuáles eran los mecanismos que la gente esperaba de esa comunicación con sus parlamentarios. Y ahí ya la ciudadanía nos comenzaba a dar señales diciendo que existía una casta política de alguna manera, tomando el concepto que utiliza Milei. O sea, es imposible llegar a los parlamentarios porque son ellos y su grupo de poder y eso se identificaba en esa investigación que hicimos en 2013. En 2015 hicimos otra investigación, pero ya específicamente a los afiliados al Partido Colorado y volvimos a encontrar esa misma respuesta de ese desencanto de alguna manera de los ciudadanos y, por otro lado, de los afiliados. Entonces ahí ya empezamos a encontrar algunos antecedentes de lo que podría terminar siendo con Paraguayo Cubas. Luego investigamos las imágenes de los diferentes candidatos a presidente de la República y ahí identificábamos claramente que Efraín Alegre tenía mala imagen. O sea, se había envejecido en todos estos años desde aquel 2018 que fue candidato hoy al 2023. Él había envejecido, ya no representaba esa esperanza. Y a todo eso surge este fenómeno de Paraguayo Cubas, que surge del Alto Paraná, una zona bastante castigada y con un discurso que luego de la pandemia se extiende a todo el país. La gente nos decía que con la pandemia nos dimos cuenta de que si a nosotros nos pasa algo, nadie nos va a responder. O sea, nos vamos a morir y a nadie le va a importar. El Estado va a estar ausente. Sumado a eso tenemos el gobierno de Mario Abdo Benítez, que desde el primer año ya empezó a ser cuestionado y termina en 2023 con una valoración negativa del 75 %.
ESPERANZA
–Cuando hablamos de la lejanía del político de sus bases, probablemente eso no sucede en el Partido Colorado.
–ML: Es un partido estructurado claramente en el clientelismo. El contacto es permanente, la estructura enorme de operadores políticos, punteros. Y a pesar de eso perdió un 5 o 6 % respecto a lo que debía ser el resultado según las previsiones. El Partido Colorado parte siempre con 47, 48 %. Por eso el esfuerzo de la oposición debe ser mucho más grande y debe tener una personalidad que aglutine en la esperanza, que te pueda robar hasta votos a los colorados, que no puede nunca ser Efraín, pero que fue Fernando Lugo y Mario Ferreiro, quien ganó en Asunción, en los bañados dos a uno, en la tierra colorada. ¿Por qué? Porque es el hombre que te da el sueño, la esperanza. La gran parte del electorado no tiene instrumento cultural para poder evaluar la propuesta, el proyecto. Entonces, una vez o cada cinco años pide la ilusión de que te voto y funcionará y me cambiarás todo.
–¿Creen que puede ganar Milei?
–ML: Milei parte con un tercio, porque ahora ha ganado, pero con 30, 28, 27 %, no es que haya una ventaja enorme. Milei llega tercero en Buenos Aires, en la provincia y en la ciudad. Es decir, no sé si alguna vez un presidente en Argentina ha ganado solo con el interior, solo con la provincia y perdiendo grandemente, porque perdió bastante bien en Buenos Aires, en la provincia y en la ciudad de Buenos Aires. Ese ya es un tema. No creo que la máquina clientelar del peronismo se haya puesto todo en movimiento en esta fase porque su interna era limitada.
–Hay un factor que le da músculos al Partido Colorado y son sus internas.
–ML: Además se le dio una enorme ventaja con el nuevo sistema electoral, porque mientras antes la interna a las generales se perdían votos porque la lista era fija y por allí a ti no te gustaba alguien. Hay un voto crítico dentro del Partido Colorado como en el Partido Liberal, aunque minoritario, y ahora se podía ir a votar a cualquier otro senador que te gustaba. Por primera vez, creo, en la historia la lista de senadores toma más votos que la lista presidencial. ¿Por qué? Porque el hecho del voto personal más la estructura clientelar hace que de 45 candidatos, uno vas a encontrar que te guste. Entonces, tu identificación y la posibilidad de elegir la estructura clientelar hacen que al final el voto se concentre, no se pierda. Además, el cartismo por cinco años se ha identificado anti-Abdo, aunque cuando le salvó la vida en 2019 del juicio político. Nosotros siempre pensábamos que (Luis Ángel) González Macchi fue el peor presidente, pero ya puede salir en público y decir “yo no fui el peor. Ya hay otro peor que yo”. Entonces, este aspecto al final funciona porque el Partido Colorado sabe ser mayoría y oposición siempre. Y al otro lado la oposición verdadera no construye una propuesta.
–Esa es la materia pendiente, la ausencia de ejercicio interno en la oposición.
–EI: Claro, encima el Partido Colorado tiene su mística, tiene su historia. O sea, si uno es colorado es por un sentimiento que representa ser colorado, que se pasa de familia. Mi papá era colorado, mi mamá es colorada. Entonces, en esas opciones a la hora de votar a un candidato a diputado, a un candidato a senador, lo que decían los electores es primero busco dentro de mi partido. Y si las opciones dentro de mi partido no me convencen, busco por fuera del Partido Colorado. Pero evidentemente los otros sectores políticos tampoco pudieron articularse en una opción electoral válida.
DECEPCIÓN
–¿Con qué colores construye Payo Cubas su universo?
–EI: Y construye con todas esas personas que están decepcionadas de la política. En el estudio que habíamos hecho en las internas del Partido Colorado identificábamos que había un 10 % del voto colorado que en el escenario general se iba a ir a Payo Cubas. Pero cuando se preguntaba o Santiago Peña o Wiens o el otro candidato, la otra candidata que había, bueno, optaban por la opción de Santiago Peña.
Pero cuando los ponías en un escenario muchísimo más amplio con todos los candidatos, había un 10 % de esa torta que se iba con Paraguayo Cubas. ¿Eso qué te quiere decir?Podemos analizar que el voto del colorado era un voto protesta al poder. Entonces voy a votar a Santiago Peña porque no me gusta Mario Abdo. Pero en la otra etapa mi voto sigue siendo de protesta. Pero mi protesta está ahora con Paraguayo Cubas.
–ML: Se nota en los resultados que hay una pérdida colorada. Solo que siendo un partido fuerte, organizado, estructurado y con la buena candidatura de Santiago Peña, que en todos los sentidos es mejor que Efraín, que es un biderrotado. En Paraguay a mí me habían enseñado cuando yo vine hace 25 años que quien pierde Paraguay ya se lo desecha. Pensaba que iba a ser como Lula, que ganó en la cuarta vez. Pero Lula era otra cosa, era un proyecto político construido de cero posdictadura.
–EI: Ahí está el tema de la renovación del líder. Si Efraín Alegre venía de pérdidas y él se visualizaba como futuro candidato a presidente, la cuestión es cómo me renuevo, o sea cómo vuelvo. Y eso creo que no se vio porque finalmente termina con una imagen muy desgastada y muy negativa.
–¿Cuál sería una opción de la oposición si las elecciones se hicieran de nuevo?
–ML: Y en este momento la oposición no existe, la oposición es fantasía. Sabemos que existe porque hay algún parlamentario, pero el Partido Liberal no tiene más liderazgo. La izquierda está desaparecida, a Lugo lo han sepultado vivo. En realidad existe alguien, pero de un plano intermedio, que es (Miguel) Prieto. Pero Prieto en este momento es otra cosa. Acordemos que Prieto hizo un milagro porque puso un senador y dos diputados en un departamento, porque su partido era un partido departamental, aunque estaba en todo el país, y casi mete el gobernador. Y a pesar del triunfo de Payo en Alto Paraná, a diputados, senadores y gobernadores los votos se fueron a la gente de Yo Creo. Entonces hay un potencial, pero no existe hoy como candidato a la oposición. Es un tipo que puede tener un futuro. Hoy el único candidato que puede ponerse al Partido Colorado es un antisistema. Payo primero, pero está arrestado. Cualquiera que lo sustituya va a conseguir este voto, porque es un voto de rabia y desesperación de gente que no se siente representada, está mal, no tiene esperanza, no ve futuro.
–EI: Realmente yo no veo una opción dentro de la oposición, porque tampoco veo un discurso que colabore a hacer una buena gestión de gobierno. O sea, yo creo que todavía no le están encontrando la vuelta al discurso la oposición del gobierno. No te podría decir es determinada persona. Yo creo que dentro del Partido Colorado siguen habiendo diferentes alternativas, diferentes liderazgos que se podrían potenciar. Y en el caso de Paraguayo Cubas es un tema preocupante. La conformación también de su movimiento, de su partido político, todos estos descarrilamientos que van sufriendo. Lo que hay que ver es qué va a pasar en las siguientes elecciones. Si ese espacio va a seguir siendo ocupado por Paraguayo Cubas o va a venir otra persona. Porque el tercer espacio en la política paraguaya es el que cambia constantemente.
DEL DICHO AL HECHO
–Volviendo a Argentina, ¿qué expectativas pueden tenerse al respecto de la construcción real de cambios si arriban estos personajes antisistema?
–ML: Yo creo que si Milei gana, no dura cuatro años. El expresidente (Mauricio) Macri, que supuestamente era el sponsor de (Patricia) Bullrich, ahora se está moviendo cada vez más para dar el sostén a Milei. La idea de la derecha clásica es si no podemos ganar nosotros, vamos a explicar a Milei cómo gobernar. Hay que ver qué tipo es Milei. Si es un tipo que dice una cosa y hace otra, entonces es probable que podría hasta con el apoyo del macrismo sobrevivir los cuatro años. Si se aplica lo que quiere hacer, para mí es un (Fernando) De la Rúa 2.0. Va a acabar como él. Sobre todo si el peronismo gana la provincia de Buenos Aires, porque significa tener una estructura de movimiento tal para hacer lo que se hizo contra De la Rúa, movilizaciones masivas que ponen en el entredicho la estabilidad democrática. Yo estoy convencido de que el balotaje va a ser (Sergio) Massa y Milei. Y hay que ver cómo se mueve el voto de punta. Como Payo, tiene gente que puede ir de un partido a otro. No son estructuras sólidas estos antisistema. Son estructuras de enfado, de rabia, de cambiamos todo, coyunturales, extremas, que cuando cambian las condiciones se puede desparramar totalmente. Si Milei no hace una alianza con parte del empresariado, que se siente representado en Macri, y no hace lo que dijo, si hace menos, cosa que puede hacer, porque la promesa de letras es una cosa, pero la práctica es otra. Cuando tú estás tan mal, tenés la inflación como tenés, tenés la crisis que tenés, es mejor poner a alguien que más o menos pueda guiñar el ojo a los empresarios, que no sea tan progresista, porque si no, no tiene esperanza. Si hoy tienen alguna esperanza de 100 de poder ganar, es porque el candidato es Massa. Si era un candidato progresista, olvidate.
–¿Qué lectura da esto respecto a la salud de los partidos políticos?
–ML: Los partidos políticos están en crisis desde hace 30, 40 años. Partidos no tradicionales. Hay partidos que trabajan para la construcción progresiva, como el Frente Amplio uruguayo, que tiene 40 años de construcción, que puede perder elecciones, pero no se va a derrumbar. Otros partidos que, en cambio, se basan sobre un liderazgo personal, pueden desaparecer porque no construyen identificación. El Partido Liberal puede perder elecciones, pero su 20, 25 % de votos lo va a tener siempre porque hay identificación. En el caso de (Lino) Oviedo, un montón de colorados fueron a Oviedo, pero cuando muere Oviedo volvieron a la mesa porque hay identificación partidaria. Los partidos modernos, nuevos, no hicieron eso y quisieron ser ideológicos, pero no construyeron cultura política en sus electores.
–¿Qué significa eso?
–ML: Si tú te llamas Frente Guasu y quieres ser socialista, tu elector tiene que saber de qué me estás hablando, qué significa ser socialista. Y para mí eso no se hizo. Esa minoría te vota, pero solo un porcentaje, el otro 10 % perdiste. Hay gente que te votaba porque Lugo era la esperanza, porque trabajaba por los pobres, etc. No tiene una visión política, no tiene una cultura política, no han construido, no han internalizado como han internalizado los colorados, aunque sea solo una identidad afectiva, pero interna. En la izquierda ni eso teníamos.
–EI: Hicimos investigaciones y preguntábamos por qué sos abdista. Y en ese momento ellos decían “porque estábamos en contra de Cartes”. Esa era la razón de ser de Añetete, pero después vino el juicio político y necesitaban de Cartes. Entonces ahí como que se quedaron un poco perdidos en la definición de qué era de ser de Añetete. Y eso es lo que los partidos políticos, los movimientos políticos, tienen que trabajar, en la definición de cuáles son sus valores, de cuáles son sus creencias.
–ML: El cartismo justo en eso hizo el salto de calidad que le permitió ganar. Ellos dentro del partido utilizaron los conceptos conservadores, pero al buscar votos afuera se olvidaron de todo eso en campaña. En la campaña Peña hablaba de los 500.000 puestos de trabajo, de aumentar el Tekoporã, de dar bonos de buses. No había nada de estos conceptos tradicionales porque usaron eso para retomar con todo el partido, pero como táctica política. El cartismo tiene un horizonte claro, que es un proyecto económico, y construyó un argumento interno, construyó discurso, construyó una identidad, que en cambio en la oposición no hay. Son muy vagas las identidades de la izquierda y de la oposición en general.
–EI: Y en ese caso Cartes también ganó por la mala imagen que tenía Mario Abdo. En las investigaciones que hacíamos preguntábamos sobre la valoración de la imagen de Mario Abdo, que salía muy mala. Al comparar gobiernos en las diferentes áreas el gobierno de Horacio Cartes está revalidado.
CONFIANZA
–¿Cuáles eran las cuestiones básicas por las que los electores votaban o no votaban a los candidatos?
–EI: Y Santiago Peña porque representaba una esperanza. Tenía el perfil del presidente de la República que la gente estaba buscando y aparecían las diferentes demandas que la ciudadanía tenía en el tema de empleo, en el tema de seguridad, de mejores servicios públicos, de un mejor sistema de salud. Y después los candidatos que transmitían una mayor confianza y en el caso de Santiago Peña era el candidato que más confianza transmitía al electorado.
–Yo me pregunto si en realidad no estamos cayendo en un error semántico al hablar de antisistemas.
–ML: Se usa el concepto de antisistema porque supuestamente son antidemocráticos. ¿Qué es antisistema? Le llamaría anticuerpos que el pueblo produce cuando se siente afectado, porque la población no ve respuesta. Una vez salió una encuesta que en Paraguay había tendencia de aceptar la dictadura si resolvía los problemas. Cuando vino Lugo cayó eso porque la gente lo que quiere es que sus problemas sean resueltos. Acuérdate que hay una falsa descripción. Se tiende a dividir mal la clase social en Paraguay. Hay una descripción que vi en un escrito de Verónica Serafini que dice que en Paraguay hay 25 % de pobres, hay un 25 % de clase media, un 3 % de clase alta, pero en el medio hay un 45 % vulnerable. Llamando vulnerable a personas que tienen un trabajo, llegan más o menos a fin de mes, se pueden comprar algo, ropa, etc., aceptable, pero que te pasa un problema y entrás en crisis, perdés tu trabajo y te mueres, se enferma alguien y no sabes cómo curarlo, se te muere alguien y no tienes la plata para comprar el cajón.
–El discurso del derrumbe de las estructuras de costos de Estado es un discurso hermoso porque vos estás sumido a la pobreza y los ministerios nunca representan nada para vos.
–ML: Pero al final el no Estado te afecta más a ti que al que tiene más plata. Es un perro que se muerde la cola. Ahorra mucha plata, pero desaparece toda esa cosa que tú, en cuanto pobre, necesitas del Estado, que en la clase media alta por allí no necesitan o se la pagan sola. Pero es un discurso entre técnicos. El elector no razona así. El elector tiene que tener a alguien que le dice “haremos esto y resolveremos”. Y tiene que tener la credibilidad.
LA IZQUIERDA
–Al final de las elecciones en Paraguay y en las últimas mediciones, ¿cómo quedó la izquierda realmente en materia de existencia?
–EI: Evidentemente quedó muy mal la izquierda. Obviamente que se tiene que replantear toda su estrategia. En algún momento uno de los candidatos de la izquierda dijo que teníamos que hacer un estudio, tenemos que crear un nuevo partido, con un nuevo nombre o algo por el estilo.
–ML: El Frente Guasu se quedó como una concertación y nunca pudo transformarse en un partido. Te da la idea del problema interno que tenía. Y los candidatos eran casi siempre los mismos. Es decir, gerontocracia y cada uno que defiende su huerta y no pudieron ni construir un proyecto unitario. ¿Dónde vas con esa gente? Al menos la joven Johana Ortega tiene una edad que tiene una perspectiva futura. A lo mejor ella podrá reconstruir algo.
–¿Qué queda de las ideologías?
–ML: El concepto de derecha e izquierda en Paraguay no existe. Existe colorado, liberal e independiente. No ha cambiado mucho porque quienes tenían que impulsar el debate ideológico nunca lo hicieron. Cuando la democracia no resuelve los problemas, entonces la ideología que se hace Estado, que ocupa el Estado, no resuelve los problemas y pierde valor, allí la ideología pierde toda vigencia. Depende mucho de cómo se desarrolla el país, de cómo están funcionando los partidos políticos y de cómo la política da respuesta. Si la política da respuesta, te puedes tomar el lujo de elegir ideológicamente. Si la política no responde, entonces vamos a elegir el primero que me dice que va a tirar todo al basurero.
“El concepto de derecha e izquierda en Paraguay no existe. No ha cambiado mucho porque quienes tenían que impulsar el debate ideológico nunca lo hicieron. Si la política da respuesta, te puedes tomar el lujo de elegir ideológicamente. Si la política no responde, entonces vamos a elegir el primero que me dice que va a tirar todo al basurero”.
“La gente nos decía que con la pandemia nos dimos cuenta de que si a nosotros nos pasa algo, nadie nos va a responder. O sea, nos vamos a morir y a nadie le va a importar. El Estado va a estar ausente. Sumado a eso tenemos el gobierno de Mario Abdo Benítez, que desde el primer año ya empezó a ser cuestionado y termina en 2023 con una valoración negativa del 75 %”.