Se cumplen doscientos nueve domingos de entregas ininterrumpidas de Cuadernos de barrio versión escrita de la mano de su creador Toni Roberto, que hoy hace una reflexión junto a Bea Bosio, con quien empezó a escribir domingo a domingo desde abril del 2019.

Recuerdo allá por el año 2010, sentado en el remozado teatro del Centro Cultural Para­guayo Americano, el escena­rio, repleto de papeles, pape­les y más papeles, era la obra “Arritmia” dirigida por Paola Irún, en una parte, el jefe que tenía que pasar el archivo al formato digital, con una secretaria ya de la nueva generación guardando las notas, pero el hombre preo­cupado por seguir archivando en papel le dice: “¡Señorita, muy bien, guarde en la com­putadora, pero por favor, siga archivando las hojas¡”. Pero, ¿a qué me recuerda esto?; al enorme fichero que tengo, un rincón acumulando de cua­tro años de ininterrumpidas publicaciones desde el 21 de abril del 2019, cuando Bea Bosio y yo fuimos convoca­dos por Augusto dos Santos a escribir en estas páginas con un nuevo concepto de diario de domingo. Recónditas his­torias, las mías desde algún rincón del desván de mi bis­abuela, quitada de la galera de los recuerdos, Bea con su tra­dición de escritoras familiares de antaño.

UN VIAJE A AMARILLENTOS ARTÍCULOS

Sigo revisando la colección de Cuadernos de barrio versión impresa, al leer lo escrito en abril del 2019 voy descubriendo más his­torias en los vericuetos de mis propias palabras. En el pasar de estos cua­tro años, tengo momen­tos inolvidables como el homenaje a la Dra. Bonini, quien pudo leer el artículo dedicado a ella al cumplir 100 años, un día antes de su partida, o el mail reci­bido del señor Miguel González que vivía en la zona de la Salamanca, que me escribió a partir del homenaje que le hiciera al padre jesuita Antonio Rojas, donde me contaba que su padre, repartidor de pan, le había llevado a la escuelita “Hno. Fermín Montaña” al costado del Cristo Rey y que con gran cariño le había enseñado hablar castellano, por­que hasta los siete años fue guaraní hablante. Al final me decía: “Si había un santo caminante en la tierra ese era el pa’i Antonio Rojas, gracias a él estudié, me recibí de abogado y hoy estoy donde estoy” o la llamada de mi profesora Estela Careaga que me entregó un cua­dernito perdido en 1976, estas y muchísimas otras historias, que son el capi­tal que me motiva a seguir escribiendo.

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MANOLO Y MI ABUELO

A veces las ausencias nos hacen partir al pasado que no conocimos, es así, que desde mi más tierna infancia viajé a los recuerdos de un abuelo materno de un glorioso pasado guerrero cha­queño y al que conocí, a través de los relatos que las mujeres de mi familia iban haciéndome, reco­rriendo así pasajes desconocidos y mirando cada esquina, dialogando con los árboles, las casas y los recuerdos de mi propio barrio en el que vivía.

Al final quiero recordar a los innumerables lectores de estos doscientos nueve ininterrumpidos domin­gos, siempre expectantes y colaboradores de estas páginas, y jamás dejar de recordar a Manolo Prieto aquel “asuncenólogo” que todos los sábados me daba “clases de barrio” desde la ya desparecida contratapa del viejo Correo Semanal, que sumó a la inspiración de la ausencia de mi abuelo, hoy omnipresente en estos artículos de domingo.

CUATRO AÑOS DE CUADERNOS DE BARRIO

Bea Bosio

Es verdaderamente un privilegio que nues­tra ciudad cuente con un artista enamorado de sus calles y sus historias.

Con la sensibilidad de Toni, Asunción recupera la magia de antaño anidada en los huecos de la memoria, y se perpetúa en la tinta de sus columnas dominica­les, que es estos cuatro años han deve­nido –sin duda– en patrimonio cultural del Paraguay.

En su entrega desinteresada al rescate de testimonios ciudadanos Toni rinde home­naje no solo a cada entrevistado, sino tam­bién al Ethos ciudadano de nuestro pueblo, plasmado detalladamente nuestro existir en comunidad.

Como columnista compañera en un tramo de su ruta e invitada frecuente a sus pro­gramas, doy fe del cariño inmenso de la gente y en representación de cada lector y oyente, felicito al compañero y amigo por estos cuatro años de camino andado, espe­rando sean muchos más.

Asunción, abril del 2019 – abril del 2023

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