Paulo César López, paulo.lopez@nacionmedia.com - Fotos: gentileza

En esta entrevista con el historiador Erasmo González, autor de “El gobierno de 1936 y su proyecto de identidad nacional”, abordamos algunos de los aspectos más relevantes de la revolución del 17 de febrero de 1936, que catapultó al poder al héroe de la Guerra del Chaco coronel Rafael Franco y que, a pesar de su corta duración, supo dejar un legado que perdura en materia de la cuestión social en el Paraguay.

–¿Cuál es la coyuntura histórica en la cual emerge el liderazgo de Franco?

–Rafael Franco perteneció a la primera remesa de egresados de la Escuela Militar que se había fundado en 1915. Vivió en medio de los avatares políticos del país en las primeras décadas del siglo XX, que como sabemos fue escenario de varias revoluciones y golpes de Estado. La figura de Rafael Franco está vinculada ya desde antes del conflicto bélico con Bolivia, pues se debe recordar su protagonismo en la invasión al fortín boliviano Vanguardia en 1928, un incidente que representó más tensiones diplomáticas que ya existían con este país. Durante la guerra contra Bolivia su figura fue ascendiendo más como uno de los principales jefes militares que tuvo destacada participación en batallas como Gondra y Campo Vía.

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El historiador Erasmo González.

–¿Qué tipo de líder era y cómo se construyó su prestigio?

–Franco fue un líder carismático, apreciado y respetado por los soldados y por sus mismos seguidores políticos. Es recordado por su patriotismo, que lo demostró en las diferentes facetas que tuvo en la actuación pública, además de su asentada honestidad. A esto hay que agregar su temperamento díscolo ante alguna situación que consideraba inapropiada. Era un revolucionario. Su prestigio fue creciendo ya desde antes de la guerra. Inclusive se debe recordar que fue separado del Ejército en 1931 acusado de formar parte de una conspiración contra el Gobierno buscando presionar a las autoridades para pisar más fuerte en el territorio chaqueño. Pero luego fue reincorporado para la guerra con una participación destacada llegando a comandar el II Cuerpo de Ejército.

–¿Cómo fue su acceso al poder?

–El Paraguay atravesaba momentos difíciles en el aspecto económico, político y social. Esto se fue agudizando y se acentuó aún más tras tres años de beligerancia. Estos fueron hechos que para inicios de 1936 generaban cada vez más descontento. Con ello, el malestar de muchos militares por la falta de reconocimiento por parte del Gobierno por su labor y sacrificio en el Chaco; inclusive muchos fueron cesados del Ejército. El coronel Franco era un militar que demostraba abiertamente su desacuerdo con la conducción del país. Inclusive a fines de enero de 1936 participó de la famosa Asamblea de la Asociación Nacional de Excombatientes en Itá, donde se hicieron sentir las críticas hacia el Gobierno. Por esa razón, el coronel Franco fue deportado del país el 4 de febrero de 1936.

–¿Franco se encontraba en el exilio en el momento del golpe?

–Franco fue destituido de la dirección de la Escuela Militar y exiliado. Su destitución, y la manera de proceder con él, al decir de uno de los principales actores del golpe del 17 de febrero, el coronel Federico Smith, causó indignación en el Ejército, ya que se procedía de una manera nada feliz hacia uno de los oficiales más queridos y admirados en ese tiempo. Rafael Franco estaba en Buenos Aires cuando se realizó el golpe del 17 de febrero. Esa fecha de 1936 aconteció el golpe con una lucha que duró todo el día y que culminó cuando la Marina se unió a la revolución. El presidente Eusebio Ayala terminó renunciando. Dos días después Franco llegó al país y se hizo cargo del gobierno revolucionario.

El comandante en jefe del Ejército paraguayo durante la Guerra del Chaco, José Félix Estigarribia, junto con Rafael Franco, entre otros.

–Como estrategia de legitimación se llamó a un plebiscito.

–Fue en el decreto plebiscitario del 19 de febrero donde los jefes y oficiales del Ejército y la Marina resolvieron nombrar al coronel Rafael Franco como presidente provisional para establecer los ideales de grandeza nacional. Así también, el presidente debía gobernar con decretos leyes mientras se preparaba el camino para una convención nacional constituyente, mientras que la Constitución sería observada solamente en su espíritu. Así Franco juró ante una multitud numerosa con grandes expectativas de cambio.

–¿Cuál fue la principal característica de su gobierno?

–La proclama del Ejército libertador o acta plebiscitaria del 17 de febrero de 1936 hizo alusión a tres momentos relevantes de la historia paraguaya, la Revolución Comunera, el gobierno del Dr. Gaspar Rodríguez de Francia y los tiempos de los López. Estos hechos fueron concebidos en el discurso como el ejemplo en el que el nuevo gobierno pretendió inspirarse para el bien de los paraguayos. En el decreto plebiscitario del 19 de febrero se explicó la forma en que gobernarían, con decretos y leyes.

El 12 de octubre de 1936 se inauguró el Panteón de los Héroes y Oratorio de la Virgen de la Asunción en un acto multitudinario.

La medida política adoptada por el gobierno del coronel Franco fue suprimir el Congreso, dejar de lado la Constitución vigente, la de 1870, más la suspensión de actividades por parte de los distintos sectores políticos. Esto se consignó en el famoso Decreto 152, que fue considerado como un error político por el tinte fascista que se le atribuía.

Franco tuvo un gobierno de 18 meses de duración con un discurso nacionalista y antiliberal, apuntando contra la oligarquía, se trató de revalorizar la causa del pueblo en sí, la reivindicación de los sectores obreros y campesinos, de la mujer, acompañado de una fuerte dosis de nacionalismo y se reivindicó a figuras del pasado al punto de que la inauguración del Panteón de los Héroes bajo su presidencia representó uno de los hechos más recordados de su gobierno.

–¿Cuáles fueron sus soportes políticos?

–El gobierno franquista se apoyó principalmente en la Asociación de Excombatientes, además de algunos sectores disidentes al gobierno depuesto y un grupo del Partido Colorado. Así surgió la Unión Nacional Revolucionaria, que tuvo la influencia del carisma del presidente Franco. Además, la figura de Juan Stefanich, líder de la Liga Nacional Independiente, fue uno de los principales referentes de aquel gobierno.

Rafael Franco regresó del exilio al Paraguay en 1964.

–En el plano ideológico, ¿qué característica tuvo?

–Los ministros nombrados por el Gobierno pertenecieron a distintos sectores ideológicos, pero todos comulgaban en su espíritu antiliberal. Por ello es que el gobierno de febrero pretendió crear un partido que interprete el sentido de la revolución y que construya el bienestar de los paraguayos; pero careció de una ideología clara, ya que fue difícil aglutinar esas ideas en un proyecto de partido. Se puede decir que las palabras revolución y nacionalismo fueron claves en el discurso del gobierno como fórmulas necesarias para poder dirimir el problema de los sectores perjudicados por la oligarquía.

–¿Cuáles fueron las principales medidas que tomó en lo económico?

–En 1936 la inflación y el desempleo pesaban en la economía paraguaya. Se buscaron estrategias para ayudar en el acceso a la canasta familiar como la liberación de importación del azúcar debido a su poca producción. El gobierno de febrero del 36 tuvo que combatir la inflación, la Oficina de Cambios pasó a ser el Banco de la República dependiente del Ministerio de Hacienda.

Publicación del órgano oficial de la Asociación Nacional de Excombatientes.

El Gobierno buscó satisfacer muchas reivindicaciones sociales y logró importantes conquistas como las ocho horas de jornada laboral, salario mínimo, el pago de vacaciones, la ley de reforma agraria y la creación de las facultades de Agronomía y Economía. La creación del Ministerio de Agricultura fue otro de los aspectos destacados en materia económica, así como la fijación del precio de alquileres por un año.

–¿Cuáles fueron sus principales éxitos y debilidades?

–Con este gobierno el Estado desarrolló una marcada política en la cuestión social, que es recordada hasta la actualidad. Además, proyectó una identidad nacional basada en la veneración a los personajes del pasado, a la revalorización del idioma guaraní, al fomento del arte nacional y la promoción de la educación en los sectores carenciados, la asistencia a los nativos con la creación del Patronato, entre otros. Sus propuestas fueron trascendentes, pero no pudo prosperar, ya que solo duró 18 meses.

Los historiadores coinciden en afirmar que la falta de orientación política fue una de las principales debilidades del Gobierno, no se realizó el llamado a una convención nacional, el interés por formar un solo partido terminó al final debilitando al mismo gobierno y los sectores opositores terminaron por derrocarlo.

–¿Como propuesta política tenía una proyección de larga duración o se asumió como un régimen de excepción dispuesto a poner “orden” y luego retirarse?

–En realidad Franco asumió como presidente provisional. En el decreto plebiscitario se mencionó que debía convocar a una convención nacional constituyente para la organización de la República. Según algunos historiadores, en los momentos finales del gobierno, hubo interés de Stefanich en llamar a un plebiscito y prolongar a Franco en el poder, pero era muy poco probable que ello se pueda realizar en un ambiente que se estaba descomponiendo a mediados de 1937 a causa de la creciente oposición que el gobierno fue teniendo con liberales exiliados, colorados apartados y militares descontentos.

–¿Cuál es el legado y la vigencia que tiene el franquismo?

–Para muchos este gobierno es idealizado por la honestidad y el patriotismo que se atribuyó a su principal referente, el coronel Rafael Franco. Y se lo recuerda por aspirar al bienestar del pueblo paraguayo a pesar de las limitaciones que tuvo. Fue un gobierno revolucionario cuyo legado fue su lucha por un nuevo orden social y que realizaron los hombres del gobierno de febrero no solo durante, sino después del gobierno.

Pero no hay que dejar de considerar que fue esta también la lucha de muchos paraguayos por un Estado que reivindique la causa social, que interprete las necesidades de los paraguayos. En ese afán muchos compatriotas fueron perseguidos por regímenes dictatoriales, entre ellos se encontraban febreristas, colorados, liberales y comunistas.

Considero que esa lucha que se proyectó en febrero del 36 sigue en el recuerdo de muchos y más aún cuando los paraguayos se enfrentan a sistemas de opresión con acciones políticas que cada vez más se muestran indiferentes a verdaderos programas de alcance social.

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