• Por Sébastien Ricci y Vivian Lin
  • Wuhan, China | AFP

Los habitantes de Wuhan acudían este sábado al animado mercado de flores para preparar el Año Nuevo Lunar tres años des­pués de que un misterioso virus sumiera a la ciudad china en un confinamiento aterra­dor.

Mientras algunas personas elegían el color y el tipo de flores para celebrar la Fiesta de la Primavera, otras acu­dían por un motivo más som­brío: la muerte de un ser que­rido debido a la reciente ola de covid-19.

“Tengo a amigos y familiares que fallecieron durante este tiempo”, afirmó Zhang, de 54 años, a la AFP, mientras aga­rraba un ramo de crisantemos, que simbolizan el dolor en la cultura china.

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Visitar las casas de las perso­nas recientemente fallecidas para ofrecerles flores es parte de las costumbres de Noche­vieja de la provincia de Hubéi, de la que Wuhan es la capital, aseguró Zhang, que prefirió no dar su nombre completo.

En diciembre, Pekín levantó la draconiana estrategia “cero covid” impuesta por las autoridades, una política que frenó la economía del gigante asiático y desencadenó gran­des manifestaciones. Desde entonces, el país registra un aumento espectacular de los contagios.

Wuhan, una metrópolis a ori­llas del río Yangtsé, notificó los primeros casos de covid-19 en el mundo a finales del 2019.

Los habitantes aún recuerdan que para frenar los contagios las autoridades impusieron un estricto confinamiento dos días antes del Año de la Rata, en enero del 2020.

Privados de las celebraciones de Año Nuevo, los 11 millones de habitantes de esta urbe quedaron aislados del mundo durante 76 días. La ciudad se convirtió entonces en el epi­centro de una epidemia que se hizo mundial.

“I LOVE WUHAN”

El sábado, la ciudad parecía haber vuelto a la normalidad y se preparaba para celebrar una de las festividades más importantes del año en China.

Farolillos y linternas multi­colores adornaban el distrito comercial de Jianghan y en una pared se podía obser­var una gran pancarta con un corazón y la frase: “I love Wuhan” (Amo a Wuhan, en inglés).

Un anciano en bicicleta se esforzaba por pedalear mien­tras cargaba cajas de comida en su bicicleta. No muy lejos, una pareja con un niño pequeño se apretujaba en un patinete des­pués de hacer las compras.

“Ahora, como todo el mundo ha tenido ya covid, pode­mos pasar un buen Año Nuevo chino como es debido. Eso nos hace muy felices”, explicó Zhu a la AFP mien­tras compraba flores en el mercado.

El levantamiento de las res­tricciones también dio un nuevo impulso a los floris­tas.

“A principios de año, con el covid, no tenía­mos negocio”, afirmó Liu, una comerciante de unos sesenta años. “Ahora que reabrimos, tenemos un poco más”, explicó.

“Durante el covid, había muy pocas personas com­prando flores, pero estos años ha muerto mucha gente por el covid, así que han aumentado bastante las ventas de crisantemos”, añadió Tao, otra vendedora.

“Durante el confinamiento, no vendimos ninguna flor de las que teníamos. Las tiramos todas”, recordó mientras daba los últimos retoques a un arre­glo floral.

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