En esta partida mano a mano con el gran maestro internacional de ajedrez Zenón Franco para el programa “Expresso”, del canal GEN/Nación Media, Augusto dos Santos conversa con este destacadísimo cultor del juegociencia sobre múltiples aspectos de la disciplina. Franco desmitifica el ajedrez como algo inaccesible y reservado para unos pocos iniciados, y aboga por su inclusión en la malla curricular para ayudar a los infantes en el desarrollo de las capacidades cognitivas durante el proceso escolar.

Fotos: Cristóbal Núñez

ADS: ¿Cómo fue su primer contacto con esta emoción tan difícil de entender desde afuera?

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–ZF: Me enseñó mi papá. Una vez en un bar vi jugando a gente a las torres, al caballo. Yo no sabía qué era y cuando le conté a papá que había visto algo mágico en el bar, se dio cuenta enseguida que era ajedrez. Él era ajedrecista aficionado y él me enseñó. Él fue preso político y de esa parte nunca habló nada, estuvo en la cárcel, pero sí dijo una cosa que había sido campeón de ajedrez en la cárcel, eso lo llenaba de orgullo.

–Qué fuerte es esa historia.

–Ninguna cosa más contó.

–¿Y eso lo obliga posteriormente a un exilio?

–Sí, en Buenos Aires en los años 60.

–¿Y Buenos Aires qué representó para el crecimiento de esta vocación?

–Fue todo, claro, porque en aquel momento las distancias eran muy importantes y ahora no tanto porque está internet, pero antes para conseguir una clase con un maestro de ajedrez tenés que estar cerca y en Paraguay era más complicado. No había tantos maestros, no había tanto ajedrez, no desarrollado como en Buenos Aires, que fue un centro del ajedrez desde los años 10 hasta los 80, 90.

–De hecho que escribió un libro sobre un prócer del ajedrez argentino.

–Sí, Miguel Najdorf, al que tuve la inmensa suerte de conocer.

–¿Quién era él para el ajedrez?

–Para el argentino es vitalizador total, era una maravilla. Bueno, claro, tenía sus cositas, tenía un carácter fuerte, sí, pero el balance es altamente positivo. Me siento muy afortunado por haberlo conocido.

–¿Y lo enfrentó?

–Varias veces, no le gané nunca y jugué muchísimas veces al blitz. A él le gustaba el blitz, que son partidas a 5 minutos, a él le gustaban de 7 minutos y ahí sí le gané.

–Hay mucha diferencia entre 5 minutos y 7 minutos.

–Para él sí porque él era un poco más lento. Cuanto más tiempo él tiene, más tiempo de reflexión. Cuanto menos tiempo, es más reflejo y con su edad él tenía menos.

SUS INICIOS

–¿El apoyo de tu familia continuó cuando usted dijo en algún momento “viejos, yo quiero dedicarme a esto”?

–Mi papá sí, pero no tanto. Mi mamá, en cambio, no en absoluto. Me escondía el tablero, pero cuando empecé a tener cierto éxito y los paraguayos empezaron a llamar a casa y entonces ahí sí me absolvió.

–Pero fue providencial el hecho de su marcha a Argentina en función a su futuro ajedrecístico.

–Y también que vivía enfrente de la cancha de Boca, donde daba clases de ajedrez Bernardo Wexler, que fue campeón argentino. Le ganó una vez a Fischer cuando era chico y todo. Son un montón de cosas. Tuve suerte.

–Huelga decir que usted no es de River.

–(Risas) Y... no.

–La Guerra Fría, paradójicamente, fue una especie de escenario en donde floreció y se potenció el ajedrez.

–Sí, sobre todo por el match Fischer-Spasski, del 72, porque el ajedrez fue siempre terreno de los soviéticos. No tenían rivales prácticamente hasta que apareció Bobby Fischer, era un peligro. Y bueno, después de muchas idas y vueltas, sobre todo provocadas por él mismo, al final llegó el match, que concitó una atención en todo el mundo. En Argentina todas las radios daban la jugada, había que anotarlas para después reproducirlas. Luego se comentaba la partida en la televisión. Muchísima gente aprendió a jugar al ajedrez gracias a ese match.

–¿Cómo se seguían las grandes partidas de ajedrez en la época en que no existía el internet?

–Ahora es inmediato y está comentada, te comentan los protagonistas. En aquel momento no, había revistas de ajedrez, pero la información llegaba meses después. Ahora con nuestros matches muy especiales, llegaban las jugadas por télex. Llegaban a las radios, las radios las decían “peón 4 rey, peón 4 rey, jugada 2 blanca, jugada 2 negra”. Series de 5 jugadas que la gente anotaba, yo entre ellos, y luego continuábamos, pedíamos las jugadas.

EL GURÚ

–¿De esa época quiénes eran los maestros que le fascinaban y que le marcaron el rumbo?

–Creo que toda mi generación estuvo marcada por Fischer. De hecho, escribí un libro sobre sus partidas, el porqué ganaba todo. A partir del 66 ganó todos los torneos que jugó y lamentablemente dejó de jugar después de ser campeón del mundo.

–¿Y cómo se llega a ser un Fischer?, ¿solamente con una inteligencia prodigiosa? ¿O hay que agregar algo más?

–Inteligencia prodigiosa no sé, pero sí inteligencia para el ajedrez. Los campeones del mundo son muy inteligentes, pero no sé yo si son tan especiales fuera del ajedrez. Algunos sí, como Lasker, que fue campeón del mundo a los 27 años, que era un genio. Él hablaba de igual a igual con Einstein, pero de esos hay pocos.

–Y no siempre terminaban la secundaria...

–Y ahora menos porque ahora cada vez son profesionales más chiquitos, de 10, 11, 12 años. Dedicación tienen todos, absolutamente todos, y ahora cada vez más es total dedicación al ajedrez.

–Uno todavía no es gran maestro y necesita serlo, ¿qué dedicación implica eso?

–Ahora con la computadora cambió. Antes eran libros y estudiar y jugar y entrenar, ver problemas, ver finales de todo tipo. Ahora se puede hacer lo mismo, pero mucho más rápido. Por eso el nivel general del ajedrez subió por la informática. Hay programas que tienen todo eso junto para entrenar.

Si tuvieras que citar tres o cuatro países donde el ajedrez es un culto y eso hace que desde esos países hayan germinado figuras, ¿cuáles son?

–Bueno, Rusia, lo que fue la Unión Soviética. De hecho, una ex república soviética, Uzbekistán, ahora es campeona olímpica, que no eran los favoritos. Rusia, Pakistán, Ucrania y Armenia, que fue campeona olímpica varias veces, y ahora Noruega porque el campeón del mundo es noruego.

ACCESIBILIDAD

–¿Por qué el ajedrez se muestra como inaccesible y chamánico para mucha gente que quiere empezar?

–Yo creo que eso cambió. Antes era así, sin duda, pero ahora, como está en todas partes y como es tan fácil aprender por la informática por todos, libros, revistas, internet, quizás sea menos. Pero quizás asuste, parezca difícil, pero no lo es tanto. O sea, jugar muy bien es muy difícil como todo. Pero jugar y divertirse y aprender eso es accesible para todo el mundo.

–¿Cuáles fueron los hitos en su vida? ¿Cuándo alcanzó su primer logro?

–En el 75 gané un torneo muy importante. Tenía 19 años, ese fue el primer torneo en Buenos Aires y después en el año 79 hubo un gran prick en Argentina, eran 6 torneos que se jugaban y el que salía mejor contando todos los torneos se clasificaba a un torneo muy importante que jugaron varios campeones del mundo, el torneo Karin. El segundo torneo Karin lo pude ganar, ese sería otro paso importante. Y luego ganar la medalla de oro en el 82 en Lucerna. Eso también fue algo especial. Y después en el 90 fui gran maestro. Y otro de los sitios, no personal, sino por equipo, fue hace no mucho, en el 2016 en Bakú. Éramos 39. Salimos 19, es decir 20 puestos por delante de nuestra clasificación.

–¿Es lógico que una persona menos ranqueada pueda ganar este tipo de compromisos?

–Tiene menos chances. Cuando mayor es la diferencia de Elo, el ranking, menos chances tiene, por eso fue tan meritorio lo nuestro.

–¿Con cuántos campeones del mundo se cruzó en la vida y en la mesa?

–Con cinco. Y bueno, es una gloria.

–No puede dejar de mencionarlos.

–Boris Spaski, Tigrán Petrosián, Vasili Smyslov, Anatoli Karpov, Veselin Topalov el último, el más joven de ellos; Viktor Korchnói y otra gente que fue aspirante varias veces, desafiante, a ser campeón del mundo. Y fue con el que más tuve contacto, él hablaba de todos los temas. Entonces uno cuando es chico ve esos nombres y después poder conocerlo y charlar con él es una de las cosas por las que estoy muy agradecido al ajedrez.

–¿A Fischer ya no lo conoció?

–Lo vi jugar, pero no hablé con él. Ya después se retiró, en el 72. Después de ser campeón del mundo se retiró. Yo lo vi jugar en Buenos Aires cuando jugó en el 70.

–Igual Fischer no es el único pintoresco en la historia de los campeones, ¿no?

–Posiblemente el más porque él se retiró siendo campeón del mundo. Después los demás jugaban y claro. Muchos tenían sus manías, pero bueno, él después terminó mal, estaba enfermo mentalmente, pero fue el mayor mito del ajedrez, el que más atraía y tenía un magnetismo tremendo.

SU PRODUCCIÓN

–¿Cuántos libros escribió y dónde podemos acceder a esos libros?

–37 libros escritos tengo en 7 idiomas. Se pueden conseguir como casi todo ahora en Amazon, por supuesto, pero tengo un sello editorial donde publico mis libros y también en librerías especializadas de España, algunas de Brasil, de Chile, Argentina también y acá han publicado mi primer libro. Estoy muy contento, para principiantes, de la editorial Servilibro. El año que viene posiblemente salga el de Fischer. Quizás el que más ilusión me hizo es el de Najdorf.

–¿Sintió como una reivindicación?

–Como un regalo por haberlo conocido y porque creo que era la persona ideal para escribirlo porque no hay libros así, decía un maestro, que haya conocido a alguien que fue número dos del mundo a fines de los años 40 y alguien que lo haya conocido y que sea maestro puede explicar y contar anécdotas.

–Me supongo que Argentina, que es un país muy emotivo, habrá agradecido mucho ese libro.

–Claro, porque no había y yo creo que de muy poca gente hay algo similar, o sea, hay muchos libros escritos sobre personajes, pero no que lo hayan conocido y que sea un maestro.

–Maestro, ¿cuántos años lleva jugando ajedrez profesionalmente?

–Ya no juego, escribo, pero profesionalmente de los 20 y pico hasta los 40. Y 20 años profesionalmente, luego ya fui entrenador.

–Y de conocer el ajedrez, ¿casi 40 años?

–No. Mucho más.

–En estos 40 años o mucho más, ¿usted puede definir etapas como en el fútbol, una etapa del jogo bonito, una etapa más científica?

–Se pueden definir etapas por varias razones. Una es el estilo del campeón del mundo, que marca la tendencia, impone sus gustos, inevitablemente crea una moda. Anatoly Karpov, por ejemplo, era un jugador posicional, totalmente más tranquilo, de maniobras. Luego vino Kasparov, que es lo opuesto, es espectacular, de ataques violentos, rapidísimos, brillantes.

–Era la caballería.

–Claro. Un juego basado en una gran preparación teórica, de preparación de aperturas previas al juego, un jugador brillante. El estilo del campeón del mundo afecta y otra es la informática. Me acuerdo cuando había programas que jugaban ajedrez, se decía que nunca iban a jugar como el hombre, porque ellos no razonan, sino que es cálculo bruto. De hecho lo es, cálculo de todas las jugadas posibles, algo que no hace el ser humano porque selecciona las más lógicas. Ellos calculan todo. Decían que así no se puede jugar bien. Y se vio que no, que sí se puede jugar muy bien y de hecho ahora juega mejor que el mejor jugador del mundo.

–Ah, ¿sí?

–Sí, programas que valen muy poco juegan mejor, pero bueno, no es lo mismo crear la obra, la creación de alguien, que es el cálculo bruto sobre el espíritu.

–Es muy difícil enfrentarse a un ser que no se enoja.

–Y no se cansa tampoco.

¿Cómo está ubicado Paraguay desde su punto de vista en estos tiempos?

–El problema es que no hay torneos intermedios. Hay muchísimos chicos muy talentosos que salen muy bien en los campeonatos. Conocí a algunos en este viaje. Y después el siguiente paso es que no hay torneos magistrales, que parece que hay proyectos de que se reactiven, pero no los hay. Entonces cuando pasan a tener 12, 13, 14, 15 ya se quedan sin incentivo porque no hay torneos. Ese es el problema mayor.

HERRAMIENTA EDUCATIVA

–¿Cómo puede definir el aporte que tiene este juego como herramienta educativa?

–El ajedrez es fantástico, una herramienta genial para desarrollar la memoria, la capacidad de análisis sobre todo y, como decía el campeón del mundo Manuel Lasker, el ajedrez escolar no es para crear ajedrecistas, sino que les ayude en la disciplina, esa ampliación del pensamiento a los estudios. El ajedrez es obligatorio en varios países, en Israel, en Armenia, en Rusia y en varios más. Es materia curricular. Acá es optativa por ahora, pero en el futuro se puede.

–Pero ayuda...

–Es una maravilla el ajedrez para los niños como crecimiento.

–Si pudiera explicarles a los padres por qué el ajedrez es importante para los chicos, ¿qué les dice?

–Ya se debatió eso y se aceptó, pero luego fue vetado el proyecto de ajedrez en las escuelas y entonces yo escribí una carta abierta a la ministra de Cultura. La razón es muy simple, el ajedrez ayuda a los niños. No es que van a ser ajedrecistas, que van a perder su vida por dedicarse a algo que no les va a dar futuro. No tienen por qué jugar a ser ajedrecistas. Sí jugar al ajedrez para que les ayude en los estudios, en la memoria, en la capacidad de análisis sobre todo, que hace falta tanto. Y bueno, ojalá sea una materia curricular.

ESCÁNDALO

–Hace poco se produjo un ruidoso escándalo con relación al campeón mundial Carlsen, que en un momento dado se retira de la mesa y aduce que se hacía trampa. ¿Cómo se hace trampa en ajedrez?

–Es una acusación velada, pero como no tiene pruebas no puede hacerlo. Curiosamente, continuó el segundo capítulo de eso porque están jugando un torneo por internet y Carlsen debía enfrentarse con Niemann, el chico norteamericano, y abandonó después de dos jugadas, es terrible que el campeón del mundo esté haciendo eso. No quiere jugar con Niemann porque otra vez lo está acusando de tramposo.

–¿Cómo se puede hacer trampa?

–Por internet. En el tablero así como le ganó Niemann a Carlsen es casi imposible porque hay un montón de controles, hay cámaras, hay escáneres, es imposible que reciba ayuda en un torneo de este tipo. Pero antes ha habido casos en que se le soplaba jugadas. O sea, alguien con una computadora en su casa le decía la mejor jugada, alguien que estaba con algún aparato que recibía, pero eso es imposible en un torneo así tan fuerte.

Eso ha pasado, no es muy imposible y se puede hacer trampa por internet, sobre todo jugando y que otra persona esté con la computadora esta que juega mejor que el campeón del mundo y cada tanto le diga alguna jugada importante. Eso es posible, pero bueno, hay programas que detectan si hay demasiadas coincidencias con la computadora.

”Gambito de dama”. ¿La vio?

–Sí, me gustó. Bueno, es muy novelado.

–Pero sirven esas películas.

–Mucho. Fue algo parecido a lo de Fischer con Spasski. Se vendieron un montón de libros, de juegos y de todo en esa época. Tienen claros defectos técnicos importantes, pero no importa, es lo esperado, pero tuvo un asesoramiento de Kasparov. Incluso al derrotado, al ruso, le hace decir una frase suya porque Kasparov se retiró porque vio que no podía. Volvió después, pero a ritmo rápido y ya no era Kasparov. Y en ese momento dijo “puedo derrotar a cualquier rival menos al tiempo”. Y eso le hizo decir al ruso que pierde.

LA MARAVILLA DE NUESTRO TIEMPO

–¿Cómo nos ayuda ese prodigio que es internet hoy en día y cómo le sacamos el jugo para que nos ayude más?

–Es una maravilla. Ahora termina una partida y el campeón del mundo dice lo que opinó de la partida. Es algo que cuando yo empecé a jugar y mucho después era impensable. Había que esperar meses y por escrito. En cambio ahora esa es una enseñanza que uno tiene prácticamente gratuita ya incluida con todo el paquete. Y hay partidas analizadas por jugadores fuertes. Internet es una ayuda extraordinaria.

–Usted hace también videos con comentarios.

–Hice algunos, pero me gusta más escribir.

–En España, donde vive, y en el resto del mundo cómo está el estado del arte del ajedrez.

–Está bien, ahí hay apoyo estatal, hay escuelas que dan clases, la federación y hay programas. Ahora el surgimiento del ajedrez más grande viene de la India y en estos países ex soviéticos, son adolescentes de 17, 18, 19 años, que son fortísimos. Y China parecía también, pero ahora no tiene tanto ajedrez, pero cuando despierten... Bueno (risas).

–No me resisto la oportunidad de que usted me responda una jugada y que eso quede porque eso le voy a enseñar a mis nietos... Muchísimas gracias, muy amable.

–Ha sido un placer.

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