Una mirada a la rica historia de vida de los colonos japoneses en el departamento de Itapúa y Alto Paraná. En busca de paz, aportando progreso a través del trabajo de varias generaciones.

  • Por Romina Galeano
  • Fotos: Gentileza

Hacia el año 1953, la ciudad de Encarna­ción fue el principal acceso y punto de partida hacia las colonizaciones de los japoneses en el depar­tamento de Itapúa y Alto Paraná. Las localidades de Federico Chávez, La Paz, Pirapó y Encarnación fue­ron los lugares donde se apostaron los inmigrantes al llegar a tierra paraguaya, muchos de ellos llegaron con la idea de que, en esta tierra guaraní, además de gozar de paz, iban a generar algo de dinero luego de haber per­dido todo, y que al terminar la segunda guerra mundial retornarían a su país de ori­gen. Sin embargo, la historia fue otra, pues al llegar a Amé­rica del Sur, se encontraron con infinidad de montes y tierra virgen, bastante ale­jado de lo que sería una ciu­dad de tercer mundo.

Según datos proveídos por la Asociación Japonesa de Encarnación, la mayor parte de los inmigrantes viven en América, continente donde han establecido familias y comunidades, logrando transformarse a sí mismos, y a las sociedades donde se ubicaron, como es en el caso de la ciudad de Encarnación y otros distritos de Itapúa.

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PERDER PARA GANAR

Una decisión difícil fue para los japoneses perder sus tie­rras, su familia, sus recuer­dos, buscando ganar la paz y la esperanza de vida. Según relatos de los primeros inmi­grantes en Paraguay, en un trabajo hecho por miembros de la Asociación Japonesa, todos debieron decir adiós a sus tierras, a sus afectos y a una parte de su identidad, la despedida fue angustiante. A continuación, parte del anecdótico pasado de los mencionados:

“En Japón, como mi esposo se fue a la guerra, vivía con mis suegros y mis hijos, en ese entonces la vida no era nada fácil, pues siempre faltaba la comida. Tenía sentimientos encontrados, quería quedarme con mi madre, pero también cuidar de mis hijos. La decisión de abandonar Japón ya estaba tomada”, Sakae Oda.

“Nuestros arrozales quedaron destrozados y nuestros ánimos también. Ya no que­ríamos trabajar en el lugar y fue cuando escuchamos sobre la emigración a Amé­rica del Sur”, Kuniharu Gono.

Kaoru Nishii relata lo siguiente: “Había propa­ganda de que en Paraguay las tierras estaban baratas y muchas cosas más estaban escritas”.

Y Ryuichi Hashimoto des­taca: “Queríamos cualquier lugar de América para venir a vivir. Escuchamos cosas muy lindas de Paraguay, por eso todos hemos deseado y deci­dido venir”.

DESEMBARCANDO EN ENCARNACIÓN

Fue así que a bordo de barca­zas repletas de tripulantes, viajando por meses sobre el océano, emprendieron viaje a tierras lejanas, buscando paz y armonía. Desembarcaron en Buenos Aires, se trasla­daron a Posadas y cruzaron a la antigua Encarnación. Al llegar descubrieron que no todas las tierras eran aptas para la agricultura, dormían bajo carpa mientras cons­truían poco a poco para sus viviendas. Una de las mayo­res dificultades fue la comu­nicación con los paraguayos, no saber hablar el castellano ni el guaraní.

EL PROGRESO COLONIAL

Desmontaron el lugar y vivie­ron todos juntos, lo que culti­vaban primeramente era para su autoconsumo. El trabajo era incesante, tanto que no conocían los domingos, pues solo descansaban cuando llo­vía y algunas de las mujeres entonces aprovechaban para dedicarse a la costura como diversión. A pesar de todo siguieron adelante para lograr el progreso de la colonia.

No hay dudas que el depar­tamento de Itapúa es reco­nocido por ser un crisol de razas, y uno de los grupos sobresalientes son los japo­neses, que lograron instau­rar sus tradiciones y costum­bres en la población, que es respetada, valorada y admi­rada por la mayoría de los paraguayos.

ASOCIACIÓN JAPONESA DE ENCARNACIÓN

Luego de establecerse en la ciudad de Encarnación, un grupo de inmigrantes deci­dió fundar la Asociación Japonesa de Encarnación, con el firme objetivo de man­tener tanto el idioma como las tradiciones del Japón; procurar los medios nece­sarios para el desarrollo y la elevación del nivel cultural de los japoneses radicados en el Paraguay; y, fomentar la solidaridad mutua entre los asociados. Para el año 1961 fundan oficialmente la aso­ciación, siendo electo como presidente el señor Tanji Ishibashi. Y cumpliendo el otro objetivo, de mantener su idioma, en el 1963 habilitan el primer grado del idioma japonés en el patio de una vivienda particular. Actualmente, cuentan con la Nihon­gogakko (escuela japonesa) abierta a los descendientes y público en general que quiera aprender el idioma. A inicios de la década del 70 se organi­zaron para formar la comi­sión de apoyo y desde ese año hasta la fecha es parte fun­damental del organigrama.

La casa del té es otro legado que se propusieron dejar a los descendientes, ubicada dentro del predio de la aso­ciación. Además, se suma como atractivo turístico, habilitado para quienes estén interesados en participar de la ceremonia del té.

EL LENGUAJE NIKKEI PARAGUAYO

El mestizaje lingüístico entre el japonés, el castellano y el guaraní es el denominado lenguaje nikkei paraguayo, esto surgió a raíz de que la comunicación fue la tarea más difícil para los japone­ses y al encontrarse con este problema, lo resolvieron a su modo para poder darse a entender.

Nikkei se denomina a los emi­grantes japoneses y sus des­cendientes, que se han radi­cado y creado comunidades en todo el mundo. Se cree que unos 10 mil nikkeis de primera, segunda, tercera y cuarta gene­ración están en Paraguay.

CENTRO DE IDENTIDAD

Es un salón que muestra y cuenta la historia de los japo­neses en la zona sur de Para­guay, abierto a todo público con acceso gratuito. Los visitantes podrán conocer a través de la exposición con detalles de la migración japo­nesa al Paraguay. La mues­tra fotográfica y de objetos fue gentileza de familias de la comunidad nikkei en Para­guay, a través de los docu­mentales audiovisuales se puede observar, escuchar y transportarse en el tiempo con mucha emoción y sen­timiento todo lo vivido por inmigrantes japoneses.

Todo empezó cuando encon­traron una caldera en una pequeña habitación al fondo de lo que hoy es el sector de la escuela japonesa. Este lugar fue el sector de las habitacio­nes que se destinaron a alber­gar a los inmigrantes que lle­gaban de Japón. Y esa caldera se usó para calentar el agua del ofuro (tipo de bañera japonesa). Con ese hallazgo, se percataron de que es lo único que lograron recuperar de aquella época. El edificio que hoy pertenece a la Aso­ciación Japonesa de Encar­nación pertenecía en aquel entonces a las instituciones encargadas de recibir y admi­nistrar las colonias de inmi­grantes. En principio, a la Corporación Pública del Ser­vicio Emigratorio del Japón y, más tarde, a la Agencia de Cooperación Internacional del Japón–JICA–.

MÁS DE LA CULTURA NIPONA

Según manifestó la directora de cultura, la Dra. Kiyomi Kumagai, varias son las acti­vidades que se desarrollan en Encarnación para que los niños puedan conocer la cul­tura de sus raíces y por ende, la sociedad pueda disfrutar de las costumbres japone­sas, que conlleva una serie de tradiciones, que van pasando de generación en generación, algunas son:

Natsumatsuri o Festival del Verano: Esta tradición se basa principalmente en agradecer a los dioses las buenas cosechas y en asegurarse que el próximo año se tenga prosperidad, lle­vando las ofrendas a los tem­plos. Prácticamente cada año, esto se realiza en la ciudad de Encarnación, actividad donde se disfruta su cultura, juegos tradicionales y su gastronomía típica, como el sushi, ika ring, yakisoba, yakitori, torinoka­raage, okonomiyaki entre otros platos. En esta activi­dad actúa el grupo de Taiko sobre el yagura y alrededor del mismo los participantes del evento danzan. El taiko se enseña en la asociación y par­ticipan niños y adultos.

SEIJINSHIKI

En esta celebración los jóvenes que cumplieron sus 20 años, se despiden de su infancia pasar a formar parte de la sociedad como mayores de edad.

HINAMATSURI

Cada 3 de marzo se cele­bra el Festival de las Niñas en Japón. Es el día que las familias oran por la felici­dad y prosperidad de sus hijas, pidiendo que puedan ayudar a que crezcan sanas y hermosas.

UNDOUKAI

Es un festival deportivo, donde se realizan varias pruebas, como, por ejemplo; lanzamien­tos, saltos, carreras, y diferen­tes juegos competitivos.

KODOMO NO HI

El día de los niños se celebra el 5 de mayo en Japón, en el que se respeta la personali­dad de los mismos y se cele­bra su felicidad.

TANABATA

Es el Festival de las Estre­llas, celebrado el 7 de julio. Tiene su origen en una leyenda popular china sobre dos estrellas, Vega y Altair. Aquí también interactúan los abuelos.

KEIROU NO HI

El Keiroukai o festejo del res­peto a los adultos mayores es una celebración en honor a los mismos, con una serie de homenajes y tributos prota­gonizados por la comunidad, donde los alumnos despliegan toda su gracias y creatividad.

DEPORTES Y MÁS

En cuanto al deporte que practican en esta zona del país, se distinguen el béisbol, fútbol, vóley, ajedrez, tenis de mesa, sumo y actividades deportivas para los abuelos.

Yosakoi: es un estilo de baile originario de Japón que empezó a practicarse en 1954, en Encarnación el Grupo Yosakoi, confor­mado por niños y adultos de diferentes edades, se crea el 2 de octubre del 2017 y desde entonces participa de diferentes eventos.

Esta multiculturalidad hace que el departamento de Itapúa sea un país pecu­liar y diferente, que pro­mueve los valores y las esen­cias de los diferentes grupos de inmigrantes, sin perder la tradición paraguaya, generando de tal manera una extraordinaria riqueza cultural.

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