Al cumplirse dos años de escribir ininterrumpidamente en estas páginas junto a Beatriz Bosio, quiero me permitan hacer un alto y recordar el Día del Periodista y a periodistas, a partir de breves recuerdos personales.

NILA LÓPEZ, ÑANDÉ Y UNA FARMACIA

Allá por 1976 empe­zaba a compren­der lo que era el periodismo, la Revista Ñandé quedaba en Alberdi y Segunda, donde en otra de la esquinas funcionaba la vieja Farmacia Nova, que era de mi madre, donde Nila López, periodista de ese medio, hacía siempre unas escapadas y se sentaba a tomar un cafecito –sillas plegadizas de por medio– contándose historias, una del mundo farmacéutico y la otra del periodístico. Yo, detrás del mostrador –siendo aún un niño– aten­diendo a los clientes y de paso interiorizándome de los temas periodísticos. Ter­minado el acto, Nila tomaba su legendario Citroen 3 CV Prestige y partía rumbo a alguna cobertura en algún punto de la ciudad. Tam­bién cruzaban la calle a com­prar algún producto otros grandes de aquella época como Helio Vera, Fiorello Botti y Gugliotta o el pro­pio dueño de Ñandé, don Miguel Giralt Barceló.

En esa misma época empe­zaba a revolotear por los alrededores del viejo Canal 9, hasta que un día junto a mis compañeros de cole­gio Pedro Pablo Guanes y Carlos Spatuzza decidi­mos conocer los estudios del Canal y de paso acer­carnos a nuestros ídolos de aquella época: Héctor Velázquez, Rodolfo Schae­rer Peralta, Susana Ibáñez Rojas, Miguel Ángel Rodrí­guez y doña Clara Benza de Garofalo. Siendo chicos luego entramos a participar del programa de Margarita Carrillo denominado “Mar­garita y sus niños”, una pro­ducción de los años 70 donde muchos empezamos a per­derle el miedo a las cámaras.

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Pasaron los años de adoles­cencia y empezaba a reco­rrer medios, ya estando sumergido en el mundo de las artes visuales, siendo alumno de dibujo del gran maestro Livio Abramo. Fue entonces cuando conocí a grandes periodistas del sec­tor cultural como Manolo Prieto, Ana Iris Chaves de Ferreiro, María Teresa Encina Marín de Miranda o Jorge Aguadé, por recordar sólo algunos nombres.

LA INUNDACIÓN Y UNA EXPERIENCIA RADIAL

Fue en la gran inunda­ción de 1983 cuando hice mi primera experiencia radial apoyándole a Glo­ria Rubin en varias campa­ñas de ayuda humanitaria saliendo a la calle con el recordado Nicolás Argüe­llo, realizando mi primera incursión de “movilero con “Woquitoqui”. Así pasaron los años y allá por 1990 empiezo a colaborar en Diario Hoy con Marycruz Najle y Clotilde Cabral acercándoles informa­ción cultural de la época para sus notas. Antes ya me encontraba –en aquel viejo edificio diseñado por Curt Ernesto Tippach en los 70– con extraordina­rios profesionales como el gran Néstor Romero Val­dovinos, Pepa Kostiano­vsky, María Luisa Ferreira o Chony Calderón.

En esas mismas instala­ciones, unos años después, llegaría la legendaria Radio FEM por donde pasaron periodistas como Lita Pérez Cáceres, Carmen Bigordá, Violeta Mieres, Rafaela Guanes y Natalia dos San­tos, Raquel Chaves, entre otras con las que también hice mi colaboración de difusión de muestras artís­ticas de esos años.

DE “CASA ABIERTA” A “CUADERNOS DE BARRIO”

Un día del año 2011 recibo el llamado de Gloria Rubin para hacer con ella “Casa Abierta” en Ñanduti, un programa sabatino acom­pañado también por Ale­jandra Acosta, Ligia Frau­lob, y en las informaciones periodísticas por Gustavo Velázquez. En ese pro­grame estuve hasta prin­cipios del 2019. No me olvido que en esa misma emisora, también trabajé todo el año 2014 –a pedido de Humberto Rubin– en las madrugadas de la radio. En el 2019 recibí el llamado de José María Agüero y luego de Augusto Dos Santos para llevar al papel y al diario digital estos “Cuadernos de barrio” que hoy, 25 de abril, cumplen su segundo año.

Esta fecha tan especial coincide casi con la celebra­ción del día del periodista, en homenaje al desapa­recido Santiago Leguiza­món Zaván y también es una manera de agradecer a todos los que nombré, a los que les debo mi “atípico” camino en el periodismo cultural paraguayo.

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