En estos días, un brazo robótico del módulo japonés Kibo de la Estación Espacial Internacional (EEI) pondrá en órbita a GuaraniSat 1, inaugurando una experiencia fundamental para la ciencia nacional. Sus creadores, que sueñan con construir en la UNA el segundo satélite, hablan de la necesidad de mayor inversión y capacitación de técnicos para no quedar fuera de la nueva ola tecnológica que tendrá impactos positivos en el mejoramiento de la calidad de vida de las poblaciones.

El desarrollo satelital, esencial en el mundo moderno, ayudará a proveer internet, perfeccio­nará lo meteorológico a nive­les nunca antes alcanzados, permitirá guiar un vehículo sin chofer. Las posibilidades de expansión y aplicación son infinitas en la industria satelital que mueve miles de millones de dólares por año.

Cuatro paraguayos comen­zaron a insertarse en ese uni­verso. Dos de ellos, Aníbal Men­doza y Adolfo Jara, viven estos días en la ansiedad de ver en órbita a GuaraniSat-1, el primer satélite paraguayo que constru­yeron con sus manos.

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“Queremos ser agentes mul­tiplicadores de este cono­cimiento”, dice Jara desde Kitakyūshūm, la ciudad uni­versitaria e industrial del Japón en la que el sueño vio la luz.

Coincide Mendoza: “Retorna­ría en abril y me gustaría seguir trabajando en el mismo campo, en el diseño y la estructura”.

Ambos cuentan que fueron becados y eligieron distin­tos campos complementa­rios para poder, a sus regre­sos, trabajar en el desarrollo del segundo satélite, que espe­ran poder producir ya desde el campus de la Universidad Nacional de Asunción (UNA).

“En total, cuatro paraguayos estudiamos sistemas espacia­les, cada uno en áreas distin­tas, diseño estructural, simu­lación y subsistemas térmicos para pruebas ambientales”, comentó.

A Mendoza y Jara se sumarían Ariel Manabe, de la Facultad Politécnica, y Esteban Fre­tes, de la Facultad de Ingenie­ría, ambos de la UNA, quie­nes avanzan con sus estudios en Japón. Todos se especiali­zan en desarrollar las diversas partes de un cube sat (satélite cubo) que tiene sus bases y requisitos, y es la manera más económica de insertarse a este mundo fabuloso.

“Se tienen planes de traer más gente para especiali­zarse, para ir complemen­tando nuestra experiencia, la mía en estructura y térmica, Adolfo más en el home compu­ter y los otros en las partes de control de altitud y subsiste­mas para poder ir haciendo un mejor desarrollo”, comenta.

“GuaraniSat 1 tuvo una inver­sión de 150 mil dólares, exclu­yendo los gastos académicos, pero cuanto más se invierta, el satélite será de mayor cali­dad y se puede hacer un pro­yecto más grande”, se entu­siasma Mendoza.

Jara agrega: “El programa del que formamos parte tiene por objetivo ayudar a países emer­gentes y mide el éxito recién cuando volvamos al país y construyamos el segundo satélite, por eso es muy impor­tante la voluntad política para tener el presupuesto necesario para montar los laboratorios en nuestro país que permitan construir satélites comple­tos, podemos crear software, placas electrónicas, partes. Nuestro país tiene muy buenos programadores de software, exportamos videojuegos, sof­tware, en fin…”, plantea.

SUEÑOS

Un astronauta japonés será el encargado de poner en órbita a GuaraniSat 1 en estos días. Lo hará desde el módulo Kibo, que está anexado a la Estación Espacial Internacional (EEI).

La agencia espacial japonesa (Jaxa) opera el brazo robótico que lo depositará en el espa­cio y es la que supervisó el tra­bajo de dos años de los técni­cos paraguayos.

Adolfo Jara señala que “desde el punto de vista de la sobera­nía, estaremos haciendo uso del derecho de ocupar el espa­cio ultraterrestre, lo que nos da una oportunidad de mayor visi­bilidad país, ya que por más que seamos los últimos en la región en arribar a la tecnología sateli­tal, el hecho representa un hito importante, imagínate que la NASA (agencia espacial de los Estados Unidos) congratuló al país por el paso dado”, contó.

El satélite tiene 9 misiones, en la que destaca la de verificar si hay o no más población de vin­chucas en el Chaco. El insecto transmite el chagas, principal­mente a las poblaciones indí­genas. “Esta data permitirá hacer mapas predictivos sobre la enfermedad”, resumió Jara.

Una estación terrenal ins­talada en el Chaco remitirá datos a GuaraniSat 1 para que los derive de inmediato a otra estación terrenal ubicada en el campus de la UNA en San Lorenzo.

Ya que las conexiones telefóni­cas son malas en la región, se aprovechará la tecnología sate­lital para recoger información de una especie de cajitas que atraen a los insectos y luego los retiene mediante un pega­mento colocado en su interior. Allí unos sensores infrarro­jos colectan y trasmiten datos como ubicación de la trampa y variables atmosféricas.

También el satélite tomará imágenes de baja resolución de la Tierra y servirá como banco de pruebas de com­ponentes electrónicos como una celda solar orgánica que fue pegada con un nuevo adhesivo. Cuenta Jara: “Fui­mos superando varias eta­pas, en cada una se presenta­ron desafíos, problemas, en la integración del software, en la parte del hardware, que en los componentes que debían comportarse de una u otra manera…”, recordó.

Para el próximo, Mendoza cree que se pueden diseñar “usos específicos, habría que hacer un estudio de lo que realmente se necesita y eso es todo un equipo y no un grupo pequeño el que define ese tema, se podría trabajar con entidades priva­das, universidades, facultades, usos que se pueden dar para un nuevo desarrollo para trabajar cerca con el sector privado para un nuevo satélite”.

Jara entiende que “es tarea pen­diente la de realizar un estu­dio exhaustivo con los actores del país, agricultura, ganade­ría, forestal, urbanismo, lími­tes territoriales, de manera de llegar a un consenso y definir las misiones del próximo saté­lite paraguayo que podrá ser de comunicaciones, de obser­vación o meteorológico”. Para los científicos, en este paso fue fundamental la creación de la Agencia Espacial en nuestro país en el 2014 durante la pre­sidencia de Horacio Cartes, que según señalan “ya da sus pri­meros frutos”, ya que Aníbal Mendoza fue su becado.

Por ello insisten en que de alguna manera hay que incre­mentar el actual 0,13% del Producto Bruto Interno (PBI) que se invierte en investiga­ción y desarrollo. “Invertimos 150 mil dólares, es el precio de dos camionetas, es impor­tante que el Estado invierta más y que los privados tam­bién lo hagan”, señaló Jara que es ingeniero electrónico con maestría en electrónica.

Contó que está casado y tiene una hija de 3 años: “No me acompañaron por la diferen­cia cultural y por la dedica­ción de 24/7 que tenemos que tener aquí al laboratorio”, al que llega en bicicleta.

“La brecha tecnológica y cultu­ral es impresionante, el respeto hacia las personas, los mayores, clave entre ellos porque son una población adulta”, comenta.

AL ESPACIO

GuaraniSat 1 es el resultado del proyecto “Paraguay al espacio”, de la Agencia Espacial (AEP), en cooperación con el Instituto de Tecnología de Kyushu (Kyutech), líder en inge­niería espacial en el Japón.

“Damos inicio a la era espacial del Paraguay”, dijo Ludivino Vielman, presidente de la AEP, apenas fue lanzado el sábado 20 de febrero, a las 14:36 hora Paraguay, desde el Pad-OA del Puerto Espacial Regional del Atlántico Medio en Virginia, Estados Unidos.

En el 2015, Kyutech lanzó el programa multinacional de formación de capacidades llamado BIRDS, que consiste en una serie de proyectos satelitales, gracias al que más de 10 países construyeron y lazaron su satélite.

“El Proyecto Conjunto Global Multi Nation Birds o BIRDS-4 es una constelación de tres cube sats de 1U desarrollados por Japón, Filipinas y Paraguay, con el Paraguay lanzando su primer saté­lite. La misión de los satélites BIRDS-4 es probar componentes comerciales listos para usar, así como nuevas tecnologías como la celda solar de Perovskita y la antena utilizando la estructura del satélite para demostrar su valía en el espacio”, según la descripción de la NASA.

GuaraniSat 1 es un cubo con una masa máxima de 1,3 kg aproximadamente, desarrollado en tamaño 1U, con unas dimensiones de 10 cm × 10 cm × 10 cm, pesa 1,375 kg y operará en una fre­cuencia de radio aficionado UHF y VHF.

Internamente está compuesto por microcontroladores y funcionará mediante energía solar. Su expectativa de vida útil es de un año y medio a dos. Su diseño y elaboración llevaron un año.

Otras misiones que llevará adelante el GuaraniSat-1 serán la prueba de componentes comer­ciales (COTS) y nuevas tecnologías como la celda solar de Perovskita y la antena, utilizando la estructura del satélite. Félix Piriyú, divulgador científico y columnista de astronomía del portal especializado Ciencia del Sur, reveló que se invirtieron 390 mil dólares en total y sugirió: “Con­sideraría como logro que nuestros técnicos se adiestren o participen de proyectos viables en el área de la ingeniería espacial, sean proyectos privados o de alguna otra agencia espacial. La AEP tendría que gastar su dinero y usar sus contactos para lograr pasantías en empresas espaciales, actualmente hay varias de estas y seguro usando la diplomacia u ofreciendo facilidades para ellas en nuestro país se podría lograr que nuestros ingenieros trabajen en los desarrollos de primer nivel en los cuales trabajan estas empresas”, expuso.

MUNDO

INTERNET SATELITAL

*Elon Musk promete llegar este año a la Argentina con su internet satelital y la web de Starlink ya permite inscribirse pagando 99 dólares –que se descontará del kit de instalación– y ese sería el valor mensual del servicio. También lo haría próximamente a México, Colombia y Chile.

“Ahora puede realizar un depósito que mantendrá su lugar en la fila para servicios futuros”, asegura el mensaje digital. Luego detallan que los usuarios de sistema acceden a velocidades de conexión de entre 50 MB y 150 MB con una latencia de entre 20 ms y 40 ms. “A medida que lan­cemos más satélites, instalemos más estaciones terrestres y mejoremos nuestro software de red, la velocidad de datos, la latencia y el tiempo de actividad mejorarán drásticamente”, prometen.

Space Exploration Technologies Corp., o SpaceX, ha estado lanzando satélites en sus cohetes Fal­con 9 y ahora tiene alrededor de 1.000 en órbita para transmitir datos a los clientes de Starlink.

GPS ULTRAPRECISO

El sistema de posicionamiento global (GPS) tiene en órbita desde 1993 al menos 24 satélites que pueden encontrar su paradero actual en segundos mediante la triangulación de señales de al menos tres satélites en la constelación.

Ahora, con el desarrollo del GPS con precisión centimétrica o milimétrica se podrían crear industrias completamente nuevas: el funcionamiento correcto de coches autónomos y robots de reparto, por ejemplo.

También la agricultura de precisión, el funcionamiento de los drones, la logística, el transporte y los viajes aéreos dependen de la detección de posición ultraprecisa desde el espacio.

Hasta noviembre del 2020 se habían lanzado cuatro de los 10 satélites GPS III, y se espera que el resto se ponga en órbita de aquí al 2023. Aunque los consumidores no lo notarán de inmediato, la precisión de sus sistemas de navegación y de las apps de rastreo de sus teléfonos inteligentes debería mejorar.

En junio del 2020, China terminó de desplegar su constelación de satélites BeiDou como alter­nativa al GPS. Ampliada durante dos décadas desde una red regional a una global, BeiDou tiene 44 satélites que operan en tres órbitas distintas. Ofrece servicios de posicionamiento a cualquier persona en el mundo con una precisión media de 1,5 a dos metros.

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