Por Arturo Peña, arturo.pena@gruponacion.com.py

Fotos: Nadia Monges

De joven, Carlos Ayala fue a Brasil a estudiar medicina. No imaginaba entonces que el título universitario que traería de allí se convertiría en su nombre artístico. Desde su granja, su trinchera, en Ypacaraí, el Doctor Ayala nos habló de su historia, su nuevo disco y su filosofía de vida.

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Cuando tenía 24 años, Carlos Ayala tomó una decisión que marcaría su vida. Desde su querida Ypacaraí partió a Brasil para estudiar medicina, lleno de expectativas y con su guitarra al hombro. Pero en paralelo, otros senderos se le fueron revelando cual epifanías.

Hizo una especialización en homeopatía, una corriente de la medicina alternativa, fruto de un cambio profundo en su forma de ver el mundo. Pero descubrir su real pasión por la música fue su gran revelación, al punto que hoy, a sus 76 años, alejado hace años de los consultorios, el Doctor Ayala, conocido como el Doc Ayala, cantante, guitarrista y compositor, pasa día a día entre el arte y la misión de vivir una vida coherente, como ejemplo para otras personas.

El hogar de Ayala es una granja de un par de hectáreas, en la entrada de Ypacaraí, con árboles de diversos frutos, una huerta y animales corriendo por el patio. En este lugar tuvo inicio un movimiento musical y cultural que se gestó en Ypacaraí y saltó luego al ámbito nacional e internacional, y del cual surgieron nacieron varios artistas, muchos de ellos muy conocidos en la actualidad.

SUS RAICES

La infancia del Doctor Ayala transcurrió en Tobatí, desde donde su familia migró a Ypacaraí para poner un negocio. En la “ciudad del lago” pasó su adolescencia. “Luego me fui a estudiar al Brasil y me quedé a trabajar allí. A la par hice una especialización en homeopatía, que era algo muy novedoso en aquella época”, contó.

Se casó en Brasil, donde tuvo a sus hijos, pero tras algunos años como profesional en ese país, el llamado de sus raíces se hizo sentir. “Vivíamos en Curitiba, luego fui a trabajar a Santa Catarina, Florianópolis y Blumenau, y de allí volví. El retorno fue por esa cosa que tiene la gente que se aleja de su país, uno quiere volver”, rememoró Ayala.

Tras retornar, a mediados de los 80, comenzó a trabajar como médico. Ya en Ypacaraí se dedicó a la homeopatía, “pero el lado artístico siempre fue más fuerte, así que al asentarme pude empezar a desenvolver mi faceta de músico. Luego dejé totalmente la medicina, hace mucho que ya no ejerzo”, contó.

Ayala es parte de un movimiento que denomina “desenvolvimiento de conciencia”, que apunta a que “cada uno debe realizarse en algo positivo para la sociedad para poder compartir eso con otros. De qué me serviría hacer yo medicina si no doy el ejemplo: comer mejor, plantar mi comida, desenvolver la ética”, explicó. Esta filosofía de vida la encontró en pensadores como Deepak Chopra (médico indio que escribió sobre el poder de curación de la mente) y el Maharishi Maesh (fundador del movimiento de meditación trascendental). “Estos fueron grandes maestros que me dieron la orientación de desenvolver la conciencia, me enseñaron un rumbo”, señaló Ayala.

LA MÚSICA

Su amor por la música viene de chico. “Siempre me gustó cantar y de mita'i en Tobatí ya lo hacía en la iglesia y en eventos”, recordó. En su juventud la música siempre estuvo presente, viviendo las peñas y la bohemia de esos años. Estando en Brasil, un caleidoscopio musical se le reveló ante los ojos. “Me quedé alucinado por la música brasileña. Ahí comencé a escuchar y ver como la gente vivía la música en ese país. Allá tuve a mis grandes maestros y dimensione la música. Ahí comenzó todo”, contó Ayala.

En esa su búsqueda espiritual y musical encontró en la mezcla de estilos una forma de expresar su sentir. Su raíz folclórica se fue entrelazando con otros estilos, como el rock y jazz, hasta encontrar su esencia.

En este momento se encuentra aprestando el lanzamiento de su tercer disco, que ya está en etapa de posproducción y que en breve estará en el mercado. “El nuevo disco tiene 12 temas estándar de jazz, cantados en guaraní y en tiempo de guarania, inclusive el nombre que le vamos a dar es probablemente 'Polki-Jazz'. Queremos incluir repertorio nuevo, nuevas creaciones”, explicó.

El material incluye composiciones propias que hizo con “parseros” del Brasil, “músicas que al inicio tienen un alma brasilera pero de poco se van volviendo guaranias”.

YPACARAÍ, EL BASTIÓN

“Hace años que venimos desenvolviendo el ámbito musical acá en Ypacaraí. Todos estos muchachos, los Zacher (Jaime y Javier) y otros, viven todos acá al lado, y con ellos armamos este gran movimiento musical”, contó el Doc Ayala, quien para una generación de músicos que se volcó a la fusión de ritmos folclóricos (el estilo 6x8), es como un “padre musical”. “Está latente en nosotros, todo este movimiento tiene cosas de la música paraguaya. Yo tengo una banda de jazz con la que suelo tocar, pero la mayor parte del repertorio es con base en ritmos folclóricos, trayendo el jazz a la música paraguaya”, refirió.

Para ganarse un espacio tuvieron que dar una dura batalla cultural a la sombra del evento que es el símbolo de la ciudad de Ypacaraí: el Festival del Lago. “Esta nueva generación de rockeros, de jazzistas jóvenes, no era muy bien vista por ellos (los organizadores del festival), fue un choque y tuvimos que luchar hasta ganar nuestro espacio. Ahora somos referencia también en Ypacaraí y ya nos reconocen”, recordó.

Con los años organizaron el Festival Jopará, que unió a bandas de los más diversos estilos; el Festival de Jazz de Ypacaraí, del que fueron pioneros, así como también crearon la Unión de Músicos de Ypacaraí, en un esfuerzo por trabajar de forma unida entre artistas.

FENÓMENO

Si bien desde pequeño la música estuvo presente en su vida, el Doctor Ayala, como figura emblemática, cobra vigencia recién hace alrededor de una década, con la grabación de su primer disco, en 2011, “Ñasayndy poty”. A este le que siguió “Autobiografía musical”, en el 2016. “Mi recorrido artístico anterior no fue muy trascendental, no fue muy profesional que digamos. Desde joven siempre participé en eventos cantando, luego me lancé a hacer algunas composiciones, pero fue el entusiasmo de los músicos jóvenes que conocí a través de mis hijos lo que también me animó a grabar”, recordó.

“En esa época conocí a un gran guitarrista con quien hice mi primer disco, Miguel Ibarra. Con él buscamos llevar la música folclórica a un ámbito mas universal, cosa que hicieron ya Paraná (Luis Alberto) y otros artistas en su tiempo, pero lo hicieron acentuando mucho la musicalidad paraguaya. Yo salí un poco de eso y experimenté con fusiones jazzísticas, pero no con un fin específico, no para se pueda ‘escuchar más’; es solo una forma de sentir la música”, agregó Ayala.

En la última década, el Doctor ha pisado diversos escenarios a nivel nacional e internacional, ofreciendo su música y su mensaje. Incluso fue elegido para telonear a la leyenda del rock argentino, Charly García, en su última presentación en Paraguay, en el 2011.

El Doctor Ayala no solo tiene esperanzas de que la música nacional siga trascendiendo, innovando y creciendo; también espera que como país logremos cambios sociales profundos, especialmente en momentos como actuales, de mucha convulsión social. “Lo que está pasando ahora es a consecuencia de un desorden en el ámbito social y político que venimos arrastrando desde hace años. Nos falta educación, falta que se invierta más y que tengamos más interés en la formación de los jóvenes de este pueblo que en el futuro tiene que dar gente más decente, más preparada, para que haya menos corrupción.

Tengo fe que este pequeño país pueda salir adelante”, reflexionó finalmente.


EL DESTINO

“En el 2004 falleció mi mamá y como él (el Doctor) estaba ya jubilando, se quedó un poco sin mucho que hacer, y como la música fue lo que siempre nos unió como familia, se fueron dando las cosas como por el destino”, relató Juan Ayala (44), uno de sus hijos, quien lo acompaña en su proyecto musical en la actualidad, junto con otros renombrados músicos como Carlos Centurión y Rodrigo Burgos.

“Nosotros éramos jóvenes, cada uno tenía proyectos musicales diferentes aquí y allá, pero la música nos unió. Todo era muy amateur, algunos estudiaban, otros tenían bandas de garaje. Ahí surgieron Bohemia Urbana, Salamandra, Juan Vera, David Valdez, entre otros tantos. En la época que se inicio todo no había mucho compromisos comerciales, entonces fluyó, digamos, esa energía. El Doctor tenía su barra con los folcloristas, con lo mayores, y los jóvenes veníamos a la casa a tocar rock y a veces era medio un problema (dijo entre risas). Pero luego fue como un descubrimiento mutuo”, agregó Juan.

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