POR ÓSCAR GÓMEZ

Periodista

(oscar.gomez@gruponacion.com.py)

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Cerro Porteño cortó una racha de dos años sin ganar superclásicos y, salvo una catástrofe en la recta final, cortará también la seguidilla de cuatro títu­los ganados por su tradi­cional rival en el último par de temporadas. Con siete puntos de ventaja a falta de quince por dis­putarse, parece imposi­ble que alguien alcance al equipo que hizo honor a su apodo desde la vuelta del fútbol: fue y sigue siendo un Ciclón.

Una situación impensada en el reinicio del campeo­nato, cuando el Azulgrana se encontraba en la mitad de la tabla y a 7 puntos de distancia del líder. Una remontada que si bien es cierto tiene varios respon­sables y pilares dentro del equipo, tiene un hacedor mayor: Francisco Arce, el único que podía darle rumbo a un equipo que parecía perdido y así lo está haciendo.

Iván Torres se cruza en el camino de Enzo Giménez, en donde el defensor decano no estuvo fino.FOTO:CHRISTIAN MEZA

El entrenador encontró el punto durante el parate y armó un once que hoy sale de memoria, tiene poder en ataque, equilibrio, pero que sobre todo encontró lo más importante: solidez defensiva.

Una vez más logró “cerrar” el arco y los dos centra­les, Juan Patiño y Alexis Duarte, borraron del mapa a Derlis González y Roque Santa Cruz.

En el primer tiempo, Olim­pia tuvo mejor movimiento de balón, pero las situacio­nes más claras fueron del local. El equipo de Garnero no fue a presionar la salida de Cerro, para evitar las corridas de Enzo Giménez y Claudio Aquino.

Sergio Otálvaro y Roque Santa Cruz se retiran decepcionados por la derrota ante el tradicional rival.FOTO:NÉSTOR SOTO

Pero el excesivo cuidado defensivo del Decano conspiró contra la produc­ción de ataque. En todo el partido, el Franjeado no pudo sacar un solo remate con dirección al arco del “Popi” Muñoz. Y el funcio­namiento defensivo lejos estuvo de aparecer. Inclusive, concedió un penal, que Diego Churín desper­dició enviando sobre el horizontal.

Ya en la complementaria, Cerro pudo dominar. Fue el dueño de todo el segundo tiempo, desde el manejo de la pelota y las ocasiones de gol, hasta que encontró el tanto que desequilibró el partido.

La desesperación y la inca­pacidad de generar causó en Olimpia la expulsión de Tabaré Viudez.

Los minutos finales tuvie­ron a un equipo visitante buscando de cualquier manera el empate, descui­dándose completamente atrás, lo que desencadenó en el segundo tanto de Cerro. ­

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