El envejecimiento puede afectar la salud renal, pero adoptar un estilo de vida saludable, mantener un peso adecuado, controlar enfermedades crónicas, realizar controles médicos regulares y garantizando una adecuada hidratación pueden ayudar a proteger la función renal a lo largo de los años. Cuidar los riñones es fundamental para mantener la salud y bienestar en la edad adulta.

Para cuidar tus riñones a lo largo de los años, la doctora María del Rosario Marín Vysokolan, especialista en Geriatría y Gerontología de IPS Ingavi, brinda una serie de recomendaciones. Mantener una hidratación adecuada: beber suficientes líquidos es esencial para mantener la salud renal.

Controlar tu presión arterial y nivel de azúcar en sangre: la hipertensión arterial y la diabetes son factores de riesgo para enfermedades renales. Es importante controlar regularmente la presión arterial y los niveles de glucosa en sangre para proteger la salud de tus riñones.

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Adoptar una dieta saludable: una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables, puede ayudar a mantener la salud renal. Limita el consumo de sodio, grasas saturadas y azúcares añadidos.

Mantenerse activo: la actividad física regular es beneficiosa para la salud en general y también puede proteger la función renal. El ejercicio ayuda a controlar la presión arterial, el peso y a mejorar la circulación sanguínea.

Evita el consumo excesivo de medicamentos: al envejecer, es común que las personas tomen múltiples medicamentos para tratar diversas condiciones de salud. Es importante seguir las indicaciones médicas y evitar el consumo excesivo de medicamentos que puedan afectar la función renal.

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Hábitos para una buena hidratación

Adaptar la hidratación a tus necesidades: en la vejez es común que la sensación de sed disminuya, lo que puede llevar a una ingesta insuficiente de líquidos. Por ello, es importante recordar beber agua regularmente, incluso si no sientes sed.

Monitorear la hidratación: presta atención a los signos de deshidratación, como sed, boca seca, orina oscura y escasa, fatiga, mareos o confusión. Si experimentas alguno de estos síntomas, aumenta tu consumo de líquidos y consulta a un profesional de la salud si persisten.

Entre las opciones de hidratación saludables están el agua, principalmente, además las infusiones, tés sin azúcar, caldos de verduras o frutas, y alimentos con alto contenido de agua como sandía, pepino o apio, son excelentes opciones para mantenerse hidratado.



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