La cafeína es el compuesto estimulante de mayor consumo: no solo está en el té o el café, sino también en bebidas gaseosas, remedios para la gripe e, incluso, el chocolate. De ahí que se consume con regularidad. Si bien tiene beneficios, su consumo en exceso también tiene consecuencias. No obstante, ¿qué sucede en el organismo cuando se limita su ingesta?

Al inicio, abandonar la cafeína puede producir dolores de cabeza, fatiga y cansancio debido a que el cuerpo desarrolla una tolerancia, también cierta costumbre con la cafeína. No obstante, según estudios médicos replicados por la prensa internacional, tras el periodo de abstinencia se puede experimentar una mejoría en la calidad del sueño y el estado de ánimo.

La reducción o eliminación de la cafeína también podría curar la indigestión. La cafeína induce la secreción de ácido en el estómago y debilita áreas del esófago, causando indigestión. Más allá del sistema digestivo, limitar la cafeína podría también reducir la presión arterial y disminuir el ritmo cardíaco.

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Dejar la cafeína también podría tener un impacto positivo en la dentadura. Casi todas las bebidas con este compuesto tienen además sustancias como los taninos, que manchan los dientes. A la par de los efectos, vale la pena recordar que la clave es la moderación.

A los adultos, se les recomienda que no consuman más de 400 miligramos de cafeína al día (aproximadamente cuatro tazas de café). Fuera de eso, podría generar temblores musculares, náusea y fuertes latidos del corazón. No obstante, si se está pensando seriamente en eliminar la cafeína de la dieta, la mejor manera de hacerlo es gradualmente.

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