Aunque puede representar un desafío, levantarse de la cama en las mañanas y tomar una ducha fría tiene increíbles beneficios: desde una mejora en la productividad y concentración hasta mayores herramientas para afrontar el estrés. Las ventajas son varias. Conocé cuál es la importancia de adoptar este hábito en la rutina de las mañanas.

Según estudios de la Universidad de Harvard, encabezados por el doctor Ashwini Nadkarni, y replicados por la prensa internacional, la exposición a bajas temperaturas activa el sistema nervioso en el cuerpo, que controla las respuestas involuntarias ante el peligro o situaciones de estrés. De ahí que una ducha fría en las mañanas puede enviar un número de impulsos eléctricos a los nervios periféricos al cerebro, cargando de energía el organismo y mejorando la lucidez.

El hábito está relacionado igualmente con una mejora en los niveles de productividad y concentración, además de la liberación de hormonas como la dopamina, para combatir el estrés. Tomar una ducha fría aumenta igualmente los niveles de energía debido a que el cuerpo reacciona a la temperatura fría, produciendo hormonas como la adrenalina y la noradrenalina.

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La exposición al frío también puede ayudar a mejorar el sistema inmunológico al aumentar la actividad de las células que luchan contra las enfermedades. El contraste entre el agua fría y el ambiente cálido, también puede ser beneficioso para combatir la inflamación y reducir el dolor.

La ducha fría favorece además la activación del sistema circulatorio, estimulando el flujo sanguíneo y la oxigenación de los tejidos. Por sus múltiples beneficios, se considera fundamental adoptar este hábito como parte de la rutina matutina, independientemente del clima o la estación.

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