Es un hecho que los bostezos son contagiosos, y suelen transmitir una connotación negativa, ya sea que estamos cansados, aburridos o con sueño. Pero, ¿por qué bostezamos? Esta pregunta inspiró a numerosos científicos a investigar los motivos y efectos en el cuerpo.

Bostezamos al estar muy cansados, pero también al despertarnos a pesar de haber dormido bien toda la noche, algunos lo hacen cuando están aburridos, ansiosos o hambrientos, incluso al iniciar una actividad entretenida, como cantar o hablar. Puedes estar conversando con alguien y se te escapa un bostezo, en ese caso, es muy probable que la otra persona quede con un mensaje equivocado.

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Teniendo en cuenta que el bostezo es un gesto universal, que a veces hasta puede ponernos en aprietos, es necesario saber algunos datos sobre ello. Lo cierto es que se contagia, ya que solemos bostezar cuando alguien que está cerca nuestro lo hace, y ¿el motivo? Según una investigación realizada por el equipo neurocientífico de la Universidad de Parma, Italia, en 1996, esto se debe a las neuronas espejo, que se activan y mandan una señal hacia nuestro sistema emocional y reproducen la respuesta imitando la acción.

Explicaciones científicas

Bostezar consiste en una inhalación profunda de aire acompañada de un poderoso estiramiento de la mandíbula, a la cual le sigue una expiración más corta de aire y un cierre veloz de la mandíbula.

Anteriormente, los científicos explicaban el bostezo como una reacción ante la privación de oxígeno, con la cual podíamos meter una gran cantidad de aire al cuerpo para aumentar los niveles de oxígeno en la sangre. Sin embargo, la hipótesis de la oxigenación fue descartada después de una serie de experimentos publicados en 1987 que la refutaron. “Hasta la fecha no se ha observado ningún efecto fisiológico del bostezo, y por esta razón especulamos”, explicó Adrian Guggisberg de la Universidad de Ginebra, Suiza.

Una teoría actual es que el bostezo es un mecanismo de enfriamiento del cerebro, que funciona para promover un estado de vigilancia o alerta. “En conjunto, estos patrones aumentan el flujo sanguíneo que va en dirección al cráneo, lo cual puede tener una serie de efectos y uno de ellos es el enfriamiento cerebral”, explicó Andrew Gallup de la Universidad Estatal de Nueva York, Estados Unidos.

Según el psicólogo, cuando nuestra temperatura corporal es más alta, nos sentimos cansados y somnolientos, y podría ser que los bostezos nocturnos se activen para poner resistencia ante la sensación inicial de sueño, así que bostezamos de noche con el objetivo de mantener algún tipo de estado de alerta o vigilancia.

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