La serie “Chespirito: Sin querer queriendo” enciende debates en redes sociales y la propia Florinda Meza, de 76 años, más conocida como Doña Florinda en “El Chavo del 8” y segunda esposa de su creador, Roberto Gómez Bolaños; se encargó de señalar algunos de los errores de la historia, calificando a esta producción como “un melodrama de ficción que falsea los hechos sólo para vender”.

Los personajes creados por Chespirito y los divertidos episodios de sus series vuelven a inundar las plataformas digitales de la mano de esta miniserie biográfica mexicana creada por Roberto Gómez Fernández, hijo menor de Gómez Bolaños (1929-2014) y su primera esposa, la argentina Graciela Fernández (1929-2013), madre de sus seis hijos, con quien el comediante estuvo casado desde 1956 hasta 1989.

Basada en las memorias del propio Chespirito, “Sin querer, queriendo: Memorias” (2006), quien es interpretado por el actor mexicano Pablo Cruz; la representación de la relación extramarital entre el genio humorístico y Florinda Meza, desde 1977, es uno de los focos de atención. De hecho, el inicio de la producción se demoró desde 2019 por falta de acuerdos, y Meza no permitió el uso de su nombre, por lo que aparece el personaje llamado Margarita Ruiz, a cargo de la actriz Bárbara López, en su lugar. En 2004, luego de 27 años de vivir juntos, Doña Florinda y Roberto se casaron.

Compuesta de ocho capítulos, “Chespirito: Sin querer queriendo” se estrenó el 5 de junio. En su tercer episodio llegó la historia de la creación de “El chapulín colorado”, el 3 de diciembre de 1970; mientras que el siguiente, emitido el pasado 26 de junio, se relató el nacimiento de “El Chavo del 8” con su primer sketch, el 20 de junio de 1971. Sin embargo, Florinda Meza utilizó su cuenta en Instagram para señalar que los acontecimientos reales no habrían sido tan precisamente como aparecen en la serie.

La mamá de Chespirito

En su primera publicación sobre la producción emitida los jueves por la plataforma de Max, Meza se refiere al primer episodio, que muestra el supuesto rechazó de la madre de Chespirito a sus aspiraciones artísticas. “La madre de Roberto Gómez Bolaños, Doña Elsa Bolaños Cacho, era una mujer muy adelantada a su tiempo. Siempre apoyó a Roberto en sus inclinaciones artísticas, ella misma escribía poesía y pintaba. No era una madre ‘regañona’, era fuerte y firme, pero encantadora y muy simpática”, la describe Florinda.

“Cuando decidió ser escritor, le dijo que debía dedicarse a aquello que lo hiciera feliz, porque sólo así podría ser exitoso. No era una madre controladora, sino muy sabia, que pudo mantener sola a sus hijos y darles una vida feliz, a pesar de las apreturas económicas. Elsa marcó la vida de Roberto, siempre lo impulsó y creyó en su talento”, puntualizó la recordada actriz.

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Recreación del estudio de grabación de los inicios de "El chavo del 8" en la miniserie. Foto: Max Latinoamérica

No saltó sobre una muralla

En otro posteo, la viuda del guionista y actor dispara contra una divertida escena del segundo episodio, en que el héroe de la comedia se infiltra en el flamante canal 8, con la complicidad de Rubén Aguirre (interpretado por Arturo Barba), el futuro “Profesor Jirafales”, quien casualmente trabajaba allí. Ambos suben a una muralla para llegar al set donde se encontraba el apático gerente que terminaría dándole una oportunidad al joven comediante.

“Roberto Gómez Bolaños fue un escritor de radio, cine y televisión muy reconocido y valorado ANTES de crear al Chapulín Colorado y al Chavo del Ocho. Nunca tuvo necesidad de saltar ninguna barda como un delincuente para convencer a ningún ejecutivo. Ellos lo valoraban y querían trabajar con él”, señaló Meza para desmentir que tal escena haya ocurrido en la realidad.

“Cuando llegó al canal 8 le dieron un espacio para hacer lo que él quisiera y así nacieron el Chapulín y el Chavo. Roberto lo dijo en miles de entrevistas, pero también en su libro biográfico”, agregó. A él no le gustaba que la gente pensara que el éxito le llegó de repente, como un golpe de suerte o por un chispazo”.

“Éxito no es igual a fama. Se hizo famoso con el Chavo, pero ya era exitoso. La serie puede parecer romántica, porque lo pinta como un luchador muy al estilo Hollywood... Pero no es su historia. Es un cuento, puede ser bonito, incluso divertido, pero no es su biografía. A este genio le gustaría que la gente conociera su vida, la verdadera. Que lo recordaran por su legado y no por un melodrama de ficción que falsea los hechos sólo para vender”, dijo con dureza.

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El actor mexicano Pablo Cruz personifica a Roberto Gómez Bolaños. Foto: Max Latinoamérica

“¿Les gustó lo del Chapulín?”

Interroga Doña Florinda en su mensaje acerca del tercer episodio: “Pues qué pena, porque no fue así como Roberto lo creó”. A continuación, relata: “Roberto creó al Chapulín mucho antes de pensar en ser actor. De hecho, lo ofreció a varios comediantes famosos de la época y ninguno lo consideró gracioso”.

“Después de su éxito en el programa ‘Sábados de la fortuna’, dónde lo dejaban hacer LO QUE ÉL QUISIERA, le dieron su propio programa, ahí nació la serie que con el tiempo sería el programa ‘Chespirito’”, comenta Meza. “En ese programa ya no quiso hacer ‘Los Supergenios De La Mesa Cuadrada’, porque era un programa de crítica. Y fue entonces que decidió usar aquel personaje que había creado desde antes de ser actor”.

“El Chapulín Justiciero era verde y por causas técnicas, terminó siendo rojo, eso sí es verdad. Le puso el Chapulín Colorado, por el color y porque le recordaba la rima con que cierran los cuentos ‘Colorín Colorado...’. Lo más importante es que nunca hubo un ‘piloto’ grabado a escondidas, ni un ejecutivo “malvado” que tratara de evitar que eso saliera al aire. Porque Roberto era un genio...”, acota en su desmentido.

“Y cuando creó sus famosos personajes ya era admirado y muy apreciado por los productores y los altos ejecutivos de la televisora. No era un principiante pagando derecho de piso... ya era un grande de la televisión mexicana, a punto de dar el gran salto a la fama internacional”, concluye Doña Florinda, citando como fuente la autobiografía de Roberto Gómez Bolaños, “Sin querer queriendo, Memorias”, páginas 205 y 206, Editorial Aguilar, Primera Edición, julio de 2006.

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