Con Sean “Diddy” Combs, ¿llegó el #MeToo a la música?
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Hasta ahora, la industria de la música se había librado de un ajuste de cuentas como el que vivió Hollywood o los medios de comunicación con el movimiento #MeToo, pero las graves acusaciones contra el magnate del hip hop Sean Combs, que será juzgado en Nueva York desde el 5 de mayo de 2025, podrían suponer un cambio.
Según la acusación, el artista, también conocido como “Diddy”, de 54 años, dirigía una red criminal sexual que se aprovechaba de mujeres y las chantajeaba para que guardaran silencio, lo que invita a pensar que podría haber llegado el momento de que el mundo de la música empiece a rendir cuentas. Hace cinco años, cuando se hicieron públicas las explosivas acusaciones contra el cantante Robert Sylvester Kelly, conocido por su nombre artístico R. Kelly, algunos medios se preguntaron si era el principio de un cambio radical en la música.
Kelly fue condenado a más de 30 años de cárcel por delitos sexuales contra menores, tráfico sexual y asociación ilícita. Fue sin duda un hito para el movimiento #MeToo, ya que fue el primer juicio importante por abusos sexuales en el que la mayoría de las acusadoras eran mujeres negras.
A lo largo de los años, las mujeres han acusado a personajes como el rockero Marilyn Manson, el magnate de la música Russell Simmons, el DJ Diplo o el productor Dr. Luke y otros muchos hombres poderosos de la industria sin apenas repercusiones. El último, ha sido la estrella del country Garth Brooks.
“Las estrellas del rock gozan de un trato de favor debido a su estatus de estrella”, explica a la AFP Caroline Heldman, profesora del Occidental College y cofundadora de la coalición Sound Off, dedicada a la violencia sexual en la industria musical. Considerada durante mucho tiempo bastión del sexo, las drogas y el rock and roll, en esta industria las mujeres “son vistas como mucho más desechables (...) que los hombres”, dice por su parte la investigadora Kate Grover.
A ello se suma la raza. Las víctimas de las demandas de Kelly eran jóvenes negras y mujeres que “no tenían el poder de estrella que tenían muchas de las actrices que denunciaron a Harvey Weinstein”, el otrora todopoderoso productor de cine de Hollywood, condenado por violación y abuso sexual, dice Grover.
“Problemas sistémicos”
Desde que le denunció su expareja, la también cantante Cassie Ventura, el año pasado, una docena de personas han demandado a Combs, que está encarcelado mientras aguarda juicio en Nueva York. Ahora, más de un centenar de víctimas se prepara para presentar una nueva demanda contra el rapero.
A la demanda de Ventura siguió una oleada de denuncias contra otros hombres poderosos de la música, desde artistas a directores ejecutivos. El rosario de acusaciones pone de relieve “la gravedad de la situación”, escribió la cantautora y activista Tiffany Red, que ha trabajado con Ventura, en una carta abierta a Combs el pasado diciembre.
“Los problemas sistémicos de la cultura de la violación y la misoginia profundamente arraigados en la industria de la música suponen una amenaza real para la seguridad de tantas personas cada día en este negocio”, escribió Red. “¿Cómo podemos esperar un cambio significativo cuando los altos cargos y las superestrellas se enfrentan a acusaciones de estos delitos?”, se preguntaba.
Heldman también señala comportamientos de mercado “perversos”. Las ventas de Kelly se dispararon más de un 500 % tras su condena por chantaje, con un aumento del 22 % en las reproducciones durante la semana siguiente. Las escuchas de la música de Diddy también crecieron de media un 18,3 % durante la semana posterior a su detención, en comparación con la anterior, según la empresa de datos del sector Luminate.
Puede que parte de este aumento se deba a la curiosidad que despierta un nombre cuando aparece en las noticias, pero Heldman también habla de la indulgencia que disfrutan los músicos. “En los años que llevo trabajando con supervivientes de distintos sectores, nunca he visto nada igual a la devoción de los fans por sus artistas”, afirma.
Pese a ello, dice Heldman, “parece que estamos en la cresta de algo”. “Me atrevería a anticipar que cualquier artista violador que haya estado operando con la idea de que puede silenciar a las supervivientes sabe ahora que eso se ha acabado”. Combs se enfrenta también a un proceso civil interpuesto por más de 120 víctimas, entre ellas 25 menores en el momento de los hechos.
El Festival Mundial del Arpa abre convocatoria para proyectos
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El Festival Mundial del Arpa llama a todos los interesados a presentar sus proyectos musicales que serán elegidos para la programación del XVIII Festival Mundial del Arpa que se realizará en el mes de octubre de 2025. La convocatoria está abierta a arpistas mayores de 15 años que lideren o integren grupos de un mínimo de tres integrantes. Los interesados en participar pueden presentar sus propuestas desde el 29 de julio hasta el próximo 26 de agosto. Los resultados serán comunicados el 9 de septiembre.
Como en ediciones anteriores el festival quiere dar a conocer propuestas innovadoras que contribuyan a desarrollar el repertorio arpístico, así como dar espacio a la tradición y expresiones arpísticas de todo el mundo. Esta será la tercera convocatoria para proyectos musicales donde lo principal es la creatividad y las propuestas novedosas y que sea una plataforma para dar a conocer a jóvenes artistas.
Un jurado calificado será el que establecerá los cinco proyectos, a cada uno de los cuales se le asignará la participación en una de las noches del festival, con un caché de G. 3.300.000. (tres millones trescientos mil guaraníes). Las bases y condiciones pueden obtenerse a través de la cuenta de Instagram del festival: @festivaldelarpa, así como en el enlace: https://bit.ly/46nKlDB.
El nuevo álbum de Kchiporros, “Todo el mundo está kaliente”, es un material superfresco, con una mirada retrospectiva de toda la carrera de la banda paraguaya más internacional
“Lo que tenemos para dar al universo es nuestra identidad”
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La banda publicó hace unas semanas “Todo el mundo está kaliente”, una apuesta musical que se zambulle en su historia sonora, con una madurez reflexiva y desafiante.
Por Jimmy Peralta
Fotos Gentileza Kchiporros
Los Kchiporros, la banda más internacional de la escena local, presentó a finales de junio a “Todo el mundo está kaliente”, su último álbum de estudio, producido por Toy Selectah, compuesto de manera colaborativa con varios artistas locales y extranjeros. En 11 canciones la agrupación profundiza su apuesta, tanto en sonido como en letra y, buscando liberarse del prejuicio que podrían cargar sobre sus hombros, apuesta al baile y al mismo tiempo a la reflexión, una irreverencia en estos tiempos.
Roberto “Chirola” Ruiz Díaz habló con La Nación sobre el presente del proyecto, la inspiración temática y musical del disco, el momento de maduración del grupo, y cómo la profundidad y hacer bailar al público son misiones que buscan amalgamar en “Todo el mundo está kaliente”.
–¿Qué es lo nuevo en este disco y qué cosas de la identidad de la banda se reafirman en él?
–Para nosotros “Todo el mundo está kaliente” es un álbum superfresco, sin dejar de tener una mirada retrospectiva de toda nuestra carrera. Estamos cerca de cumplir 19 años de banda, camino a los 20, y lo que pasa es que todavía sentimos muchas ganas, mucha chispa, hay mucha creatividad. Teníamos ganas de hacer un disco potente, un disco que vuelva a bailar como varios de nuestros álbumes, pero revisando un poco todo lo que nos gustó de lo que hicimos, también revisar lo que ya no teníamos ganas de hacer esta vuelta. Siento que hubo un periodo largo donde hicimos mucho el trabajo de alguna manera de buscar validación, ya sea de nuestra carrera, de nuestros pares, de la industria. Y en este disco decidimos relajarnos mucho más y volver un poco a la esencia, digamos, a ese superpoder que significa hacer bailar a la gente. Obviamente, con una mirada mucho más madura y con una cancha y una cultura general mucho más amplia, adquirida en los últimos años.
El trabajo de búsqueda de canciones fue sumamente intenso. Los equipos de composición y de preproducción fueron importantes y todo liderado finalmente por la producción de Toy Selectah como productor general del álbum que fue como el curador final de todas estas ideas que necesitaban encontrar una especie de cohesión y encontrar sobre todo un concepto, una línea artística que creo que lo logramos mucho más allá de nuestras expectativas en este caso.
Kchiporros se acerca a las dos décadas de exitosa trayectoria
–¿Cómo se hace eso de apostar a la frescura y al mismo tiempo trabajar dentro del rigor profesional?
–Sin duda alguna, algo que es clave para la construcción de un proyecto es seguir jugando, jugando a la música, seguir haciendo divertido, no recurrir a fórmulas o, por ejemplo, a ejercicios que ya funcionaron en el pasado, sino volver a sentir curiosidad, volver a experimentar y tener miedo al riesgo y, de todas maneras, ir para adelante, animarse a cambiar, a volver a buscar lo que sea que hace que dé ganas todavía justamente. Yo creo que esta banda es una banda sobre todo viajera y experimental. Estos viajes por Paraguay y por Latinoamérica nos ayudaron a abrir la cabeza, a descubrir y a redescubrirnos como artistas, como seres humanos, como paraguayos.
Sabíamos que queríamos tener un álbum con muchísima identidad local, pero que hable ya en “latinoamericano” en ese sentido, con nuestra idiosincrasia, pero con la lengua que une al resto de las culturas, y mostrando de esa manera a Paraguay de una manera tan particular, que no significa salir a decir que está todo bien, sino conectar con el lado del latino que es común, donde es bello, donde es cálido, pero al mismo tiempo también hay cuestiones de las que hablar. También hay corrupción, también hay contrabando, también está roto. Y, de alguna manera eso, meter en la conversación y proyectar un Paraguay casi mágico, en ese sentido.
–Además de lo mágico, hablaste de una realidad a la que no quieren escapar.
–No queremos pintar un escenario donde todo está bien y es el mejor país del mundo, porque sabemos que estamos en el epicentro de uno de los países más calientes del mundo, y no lo digo solamente de lo climático, sino también de lo geográfico. Entonces, el nombre del disco empieza a agarrar otro valor y otro alcance. Decir todo el mundo está caliente puede tener varias lecturas a pesar de las noticias o de las sensaciones que tenemos en el ambiente sobre el clima, sobre la polarización. Yo creo que este álbum se refiere a otro tipo de calor. Creo que Paraguay integra ya una conversación mundial donde, si sentimos que todo el mundo está caliente, también es, al ser parte del mundo, parte del problema y parte de la solución. Si hay un problema climático y si el mundo nos necesita, ya nos sentimos parte de la conversación, de la radicalización de la idea, de la ansiedad que puede generar el miedo a la guerra.
Entonces, a nosotros lo que nos queda es, como decimos, resistir con identidad, con arte, con canciones, sublimar eso con baile, y nos damos cuenta de que, al ser ya un proyecto internacional, realmente podemos mostrar a nuestra cultura desde el lugar que podemos también porque si bien no somos folclóricos, que es de alguna manera lo que más exportó musicalmente el Paraguay, creo que mostramos otra versatilidad, otra cara y abrimos también lugar.
Portada del nuevo material discográfico
PROCESO DE BÚSQUEDA
–¿Qué ideas o qué búsquedas individuales o colectivas se procesan durante la producción de este disco?
–Mira, lo que tenemos para dar al universo es nuestra identidad, lo que descubrimos que nos hace especiales. Es ir para adentro, ir profundo y encontrar las similitudes y las diferencias, celebrarlas y abrazarlas. Creo que este es un proceso de búsqueda que ya viene de muchísimos años atrás. Si miramos en retrospectiva, te das cuenta de que, sin querer, esos primeros álbumes que eran de la etapa más fiestera de la banda, de alguna manera ya estaban flirteando con una mezcla de lenguaje y de idiosincrasia autóctona, desde el primer álbum que se llamó “Guaraní Cool”, ahí, sin tanta conciencia. Pero ya empezó a agarrar un poco más de carácter, creo yo, a partir del álbum “Señor Pombero”. Es la primera mirada nuestra de viajar y volver, y decir: bueno quizá no tenemos mares, quizá no tenemos montañas, quizá no tenemos nieve, pero tenemos cerros, tenemos arroyos, tenemos cascadas, tenemos esta tierra colorada, tierra roja. Tenemos esta mitología guaraní que nos inunda, esta síncopa de nuestro lenguaje, esta forma particular de acentuar las palabras que tiene que ver con el mestizaje, esas cosas que hoy en día parecen más obvias, en aquel momento y con la juventud todavía se empezaron a construir.
–Entonces, ¿en aquel disco encontrás el antecedente de esta búsqueda?
–“Señor Pombero” está plagado de esos paisajes y esos mensajes y es un proyecto en construcción. De ahí va a los “Ojos rojos” que habla de Asunción, del sauce, del centro, y va evolucionando hacia una especie de búsqueda de poética personal y de identidad. Creo que es algo que no acaba nunca, porque la revisión es histórica. De hecho, cuando llega este álbum, ya empieza a usar otras frases, como por ejemplo “revisión histórica”. La revisión histórica es mucho más profunda que solamente revisar los últimos discos. Es una revisión histórica de nuestra herencia, de nuestra historia, que puede ir desde lo cultural hasta lo político, depende de la amplitud que uno le dé. La razón por la cual “La hora paraguaya” llega un poco más tarde, pero llega con esta potencia. Ahora, no se puede desconocer los factores culturales y hasta políticos que hacen que en nuestra escena haya tardado en manifestarse un poco más que el resto.
Cada país tiene un timing cultural y creo que las circunstancias de Paraguay hacen que esta construcción haya tardado un poco más, y que realmente somos parte de una escena que espera su hora hace mucho tiempo. Esa canción nos parece que es para revisar, es un guiño irónico, le da la vuelta a esa frase despectiva de decir “¿a qué hora llegamos?, ¿la hora europea o la hora paraguaya?”. Entonces, ahí hay algo también, ahí es donde nos ponemos un poco más observadores de la circunstancia del porqué.
“Siento que es como una obra que cierra un hito nuevo, cierra una etapa y abre otra”, expresa Chirola
LÍNEA GRÁFICA
–¿Qué aporta el audiovisual a esta búsqueda?
–Con la ayuda de los audiovisuales creo que el disco agarra otro carácter, porque siento que es mucho más que una suma de canciones y melodías. Hay poesía, hay un fuerte grado emotivo, y también es una obra colaborativa, ya porque tiene visuales, tiene línea gráfica. Creo que pudimos reunir a lo mejor de lo mejor que tenemos en la escena para que todo el mundo se sienta parte de un álbum que ya empieza a sentirse como una obra colectiva, donde yo simplemente soy una parte, una parte importante, pero siempre parte de un colectivo. Cuando se logra eso, creo que tiene mucho más impacto, mucha más fuerza. Realmente estamos mostrando lo que está pasando acá en Paraguay y, específicamente, también en Asunción, porque también hay una representación del lugar geográfico de donde nacimos, que me parece que le hace mucho más potente al álbum, al mensaje y al concepto.
–¿Este disco también marca como un nuevo momento del grupo?
–Yo quería que este álbum sea impactante y que realmente remueva un poco el avispero de la escena local y que también nos proyecte mucho más allá. Recordá que también es el primer álbum que sacamos con PopArt, que es un sello discográfico que, aparte de que tiene años también en la escena latinoamericana, finalmente es un equipazo, es una oportunidad de llegar mucho más lejos. Entonces, yo sentía que contábamos con una oportunidad, una plataforma muy grande que no queríamos desaprovechar. Creo que toda esa mezcla de incertidumbre, de ideas, de colaboraciones, de procesos, construyó este álbum. No es un álbum que tuvo una línea homogénea de construcción, sino que fueron varios capítulos y un montón de canciones para llegar hasta once. Energéticamente, superdemandante; creativamente muy rico, y siento que es como una obra, de alguna manera, que cierra un hito nuevo, cierra una etapa y abre otra, porque es la revisión total de los últimos casi 20 años.
“Queríamos tener un álbum con muchísima identidad local, pero que hable ya en latinoamericano” , comenta Chirola Ruiz Díaz, cantante de Kchiporros
COLABORACIONES
–¿Cómo vivís la dinámica colaborativa en lo creativo? ¿Qué es lo apasionante y qué temores te despierta?
–Temores: cero. Al contrario, vamos comprendiendo de que realmente lo que se necesita, ya sea en la industria local o en la escena local, es colaboración. Ese dicho que dice que entre muchos llegamos más lento, pero llegamos más lejos. En ese sentido, pudimos cultivar un montón de artistas, amigos y amigas del continente y otros lugares que la verdad que nos influencian y nos inspiran un montón. En mi caso, un buen número de cantautores, compositores con los que me es un placer juntarme a componer canciones y cambiar ideas. Si bien todavía me gusta en lo personal agarrar la guitarrita y componer con un cuaderno así solo, que puede ser intenso también y hasta psicológico, colaborar, me parece que es una manera realmente de ampliar el alcance de una canción. Este álbum está lleno de eso. Cuando empezamos a buscar canciones, que fue una búsqueda de casi 2 años, se armaron tipo islas o campamentos de composición en diferentes grupos que me tocó curar, donde en algunos casos yo viajaba a Ciudad de México a componer con un chileno, con un sinaloense, con un chilango de Ciudad de México, con un costarricense, en Monterrey en el estudio, luego acá en Paraguay con El Chávez, con Mauri, en diferentes equipos. Realmente tratamos de abrir el espectro lo máximo posible para encontrar cuál era el manojo de canciones que realmente representen a este álbum, yo estoy seguro que también, además de ganas de jugar, no hay que descartar la ambición, que esto ya es una cruzada, es una misión casi.
–¿Puedes nombrar las tres a cuatro decisiones más difíciles a la hora de armar el disco?
–Aunque no parezca, el último que salió y lo más difícil fue encontrarle el nombre al álbum. Fue lo último y la cumbre. La pregunta era cómo nombramos, contamos un álbum con algo que tenga esta picardía, que tenga este picante, que tenga este calor, que tenga todo esto en una sola frase. Queríamos que sea una frase memorable, que sea una frase, no solamente tipo una palabra. Le estuvimos dando mucha vuelta. Siento que en el inconsciente colectivo general también había una revisión de lo que era Paraguay y otros proyectos globales que de alguna manera también se empezaron a acercar mucho más a su identidad, nos dieron confianza. Cuando salió “Todo el mundo está kaliente”, como que fue el hilo conductor de cómo armar justamente la tracklist y el color de las visuales también. Otra decisión muy complicada era haber sido cómo llegar a estas once canciones porque hay un montón de canciones que fueron afuera que tenían que ver incluso con el álbum, pero queríamos resumir de una manera de sentir que no tenía rellenos. Incluso hay una canción acabada que ya quedó para una segunda etapa, una colaboración con Tierra Adentro, un supertema que quedó afuera para una segunda edición, o para un single posterior, ya que no queríamos que justamente pase desapercibida, entonces fueron decisiones, así como estéticas también. Y luego creo que fue muy fluido. Tenemos la suerte de tener un equipazo con la dirección de arte de Lucas We, que en realidad facilitó muchísimo la confianza en que la mirada audiovisual iba a ser precisa. Creo que algo se va construyendo también. Ocupar los roles de cada uno y confiar sobre todo en que cada uno debe su óptica y su arte va a dar lo mejor.
Y la última decisión difícil habrá sido seguramente decir que está terminado, porque, qué sé yo, es un proceso que podríamos seguir. Me quedo con la frase tipo bueno es mejor que perfecto, prefiero que sea que se sienta bien que se escuche que la gente le llega, a decir tipo no hay ninguna coma o detalles de imperfección que quedaron. Siento que tiene también eso, un poco de salvaje y de artesanal en su construcción.
Con la ayuda de los audiovisuales el disco toma otro carácter, es mucho más que una suma de canciones y melodías. Hay poesía y un fuerte grado emotivo
DESDE AFUERA
–¿Cómo transformó la mirada de ustedes sobre lo que somos nosotros como país, como mercado, como cultura, el hecho de salir afuera y mirarlo desde allá y ver qué posibilidades hay de fascinar al mundo con algo de nuestra identidad que no la terminamos de conocer a veces?
–Por un lado está esta visión de que Paraguay es esta isla rodeada de tierra, tan, también, históricamente influenciada y a veces aplastada por nuestros vecinos, todo eso, toda esa sensación, esa herencia es algo que con lo que crecimos, y por otro lado, salir y mirar a Paraguay desde lejos y mirarnos desde lejos y también escuchar lo que se dice de nosotros, lo que se piensa de nosotros, es algo que construye y empuja también a romper con esos paradigmas, con esas muletillas que se tienen también de Paraguay.
–En esto de la identidad y el arte, hay algo en este proceso que parece más colectivo, esto de hablar en paraguayo en el arte, en la música, en el cine, como en “7 Cajas”, por ejemplo, que despertó también algo en la gente.
–Fundamental, un momento histórico que lo cambió todo, “7 Cajas”, que es del año 2013. Si pensás, también es de la época de “Señor Pombero” y de la época de… podría poner “Hemisferios” y otros álbumes más de la escena, que realmente empezaron a hacer esa mirada un poco más particular del orgullo de lo nuestro, no solamente ese orgullo, el orgullo de ser paraguayo, sino revisar un poco más. Eso me parece que ofrecen todos esos proyectos y nos traen hasta acá simplemente tratando de seguir construyendo escena. No sé, si “7 Cajas” fuera un hecho aislado o “Señor Pombero” no hubiese tenido otra ola, me parece que se queda chico. Lo que está bueno es de lo que viene pasando y construyéndose es que eso abre en otros proyectos, y anima a las nuevas generaciones a seguir indagando un poco por ahí. Los “Kchis” ya es un proyecto que, si bien está cada vez más grande, también tiene ya esa misión. Nosotros nos sentimos parte de una cruzada, y la cruzada es allanar el camino para las nuevas generaciones. Y eso es muy real y muy consciente dentro de nuestro crecimiento. Sabemos que, mientras más crecemos más gente viene detrás.
La agrupación uruguaya de rock La Vela Puerca tendrá esta noche un nuevo encuentro con su público paraguayo con un gran recital que se desarrollará en el Puerto de Asunción, en el marco de una gira que celebra sus 30 años de trayectoria.
Las entradas están disponibles en los puntos de venta de Ticketea y también pueden ser adquiridas vía online en www.ticketea.com.py.
Liderada por Sebastián Teysera, esta banda es reconocida en América y Europa por su lírica y calidad musical, y actualmente emprende un recorrido que incluye Argentina, México, Chile, Colombia, España y Alemania.
La Vela nace 1995 en un barrio de Montevideo, y desde sus inicios logró recoger la aceptación del público. Su primer disco, “Deskarado”, surgió en 1998, y para el 2001 ya darían uno de sus golpes más certeros, “De bichos a flores”, producido por Gustavo Santaolalla, y con la participación de León Gieco.
Orquesta “Ipu Paraguay” abre temporada con jóvenes directores
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La Orquesta Filarmónica “Ipu Paraguay” inaugura su temporada 2025 con un concierto bajo la dirección de los jóvenes maestros Sonia Cabrera, Maura Mármol e Ydalberto Romero, este viernes 1 de agosto, a las 20:00, en el Centre Català de Asunción, ubicado en Cerro Corá 276 entre Yegros e Iturbe. El costo de las entradas es de 40.000 guaraníes.
Los tres jóvenes directores compartirán la conducción de un programa variado que abarca desde obras clásicas hasta composiciones latinoamericanas y paraguayas. Este evento marca el inicio de una serie de presentaciones que la orquesta tiene previstas para este segundo semestre, que actualmente está integrada por más de 30 jóvenes, quienes pasan por procesos de audición para ser socios de esta institución.
En sus 14 años de trayectoria, Ipu Paraguay se mantiene con el objetivo de contribuir en las garantías de los derechos culturales y garantizar el desarrollo de sus miembros en el campo de la profesión musical. Una agrupación liderada por una comisión directiva encargada de impulsar el crecimiento de la Filarmónica, a través de importantes puestas en escena, el apoyo de patrocinadores, y resguardando los derechos musicales de sus miembros.
La Orquesta Filarmónica “Ipu Paraguay” (OFIP) es una institución que tiene como objetivo difundir y fomentar la producción sinfónica de compositores jóvenes paraguayos y el rescate cultural de obras que han enriquecido el acervo musical en el Paraguay, como así también la ejecución de obras del repertorio nacional e internacional.
Su actual presidente es el Prof. Lic. Mario Benjamín Verón Báez, socio fundador de la OFIP, percusionista sinfónico y pianista, docente del Instituto Superior Nacional de Música y músico invitado de orquestas profesionales. El nombre “Ipu Paraguay” es del idioma guaraní del cual “Ipu” significa suena, y “Paraguay” palabra compuesta del guaraní que significa “río que origina un mar”; por lo tanto, “Ipu Paraguay” se interpreta como sonido del río que origina un mar.
Como agrupación musical semiprofesional es un espacio ideal para el desenvolvimiento de las jóvenes promesas musicales quienes tienen el espacio tanto para la creación de obras inéditas como el de continuar con su desarrollo profesional en el campo musical. La Orquesta cuenta con personería jurídica y está compuesta por jóvenes profesionales y estudiantes. Es la única institución musical en el Paraguay donde los mismos votan por sus autoridades, siendo éstas músicos de la orquesta con el objetivo de realizar una gestión de músicos para la música y sus músicos.
Entre los hechos destacables realizados por la agrupación, se encuentran el reestreno la primera ópera paraguaya “Juana de Lara” del maestro Florentín Giménez en el Bicentenario que fue realizado en el Congreso Nacional y en el año 2011 fue galardonada como “Orquesta Revelación” por el Congreso Nacional de Paraguay.
También la difusión de zarzuelas paraguayas como: “María Pacurí”, “La tejedora de ñanduti” y “Paloma pará”, de Juan Carlos Moreno Gonzálezy y Manuel Frutos Pane; “Sombrero pirí”, de Florentín Giménez y Manuel Frutos Pane; y “Fascinación”, de Ronald Von Knobloch, Martín Monte Domecq, Natalia Funes y José Mazó).
Sumando a esto, la filarmónica realiza de forma periódica presentaciones en los diversos espacios culturales del país tanto con músicos invitados como con nuestros propios miembros. Dando como resultado luego de 14 años de vida institucional el estreno de numerosas piezas sinfónicas de jóvenes paraguayos, así como también arreglos sinfónicos de obras propias y temas populares elaborados por jóvenes miembros de la agrupación.