Por David Sánchez, desde Biarritz (Francia), X: @tegustamuchoelc (*).
El documental mexicano “Estado de silencio”, producido por Diego Luna y dirigido por Santiago Maza, es una denuncia cruda y contundente sobre los efectos devastadores de la narcopolítica en México y el peligro constante que enfrentan los periodistas en el país.
Presentado en el Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz (21-27 de setiembre), este documental no deja indiferente a nadie. Desde sus primeras imágenes, es un golpe emocional que te enfrenta con la sombría realidad de un sistema corrupto donde los periodistas, cuya misión es contar la verdad, son perseguidos, amenazados y, en muchos casos, asesinados por cumplir con su trabajo.
La narrativa del documental gira en torno a la frágil libertad de expresión en México, particularmente la situación de los periodistas que se atreven a denunciar la colusión entre el gobierno y los cárteles de la droga. Una de las estadísticas más impactantes que se presenta es que cada 16 horas un periodista en México es agredido, lo que evidencia el nivel de riesgo al que están sometidos quienes buscan informar al público.
La película combina entrevistas, archivos y momentos conmovedores, como los testimonios de periodistas antes de ser asesinados, quienes suplicaban ayuda en reuniones frente a las autoridades, sólo para aparecer en la siguiente imagen ya tendidos en el suelo, víctimas de un sistema que no los protegió.
La dirección de Santiago Maza es precisa, logrando tejer una narrativa fluida y poderosa que confronta al espectador con la violencia y el miedo que enfrentan los periodistas, así como con la ineficacia de los mecanismos de protección creados para ellos. El documental expone, de manera demoledora, cómo el mecanismo de protección instaurado en 2012 en México para salvaguardar a los periodistas no funciona adecuadamente.
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Hay testimonios que muestran cómo, incluso cuando los periodistas activan el “botón rojo” para solicitar ayuda, esta no llega a tiempo, si es que llega. Estas fallas del sistema subrayan el grado de corrupción que impregna las instituciones mexicanas, dejando claro que muchos políticos están tan involucrados con los cárteles como aquellos a los que deben combatir.
Uno de los momentos más impactantes del documental es la aparición de grabaciones de conversaciones telefónicas entre un líder del cártel y un periodista, en las que se amenaza de manera explícita no solo al periodista, sino también a su familia. Estas amenazas personales muestran la brutalidad y el control que los cárteles ejercen sobre quienes intentan sacar la verdad a la luz. Es imposible no sentir una mezcla de rabia y desesperanza al escuchar estas amenazas y ver cómo el sistema que debería proteger a los periodistas está, en realidad, trabajando en su contra.
El documental también da voz a las madres de los desaparecidos, mujeres que han luchado incansablemente por encontrar a sus hijos y que, en muchos casos, han sido asesinadas por su persistencia. El documental nos enfrenta a la dura realidad de que, en México, pedir justicia puede costar la vida. Estas historias no solo son trágicas, sino que nos muestran lo deshumanizado que se ha vuelto el conflicto, donde las víctimas se suman a una lista interminable de muertos y desaparecidos que ya no son más que cifras.
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La producción, respaldada por Diego Luna, aporta un nivel de prestigio y visibilidad internacional a esta realidad tan dolorosa. Sin embargo, más allá de su peso cinematográfico, es la importancia del tema lo que realmente hace destacar a este documental. En una de las frases más memorables, una periodista afirma: “La gente por sentido común huye del fuego, pero el periodista va hacia el fuego para contar la historia”. Esta declaración encapsula el heroísmo y el sacrificio de los periodistas que se atreven a enfrentar el peligro para dar voz a quienes han sido silenciados.
Estado de silencio es un documental que no solo relata, sino que también interpela. Nos llama a la reflexión sobre la importancia de proteger a quienes arriesgan sus vidas para contar la verdad. Nos confronta con una realidad que muchos prefieren ignorar y nos invita a cuestionar el papel de la sociedad ante la violencia y la corrupción. Este es un filme imprescindible para quienes deseen entender la verdadera magnitud de la crisis en México, donde el periodismo, más que nunca, es un acto de valentía.
* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.