Por David Sánchez, desde Cannes (Francia), X: @tegustamuchoelc (*)
“When The Light Breaks” de Rúnar Rúnarsson, una película participante en la sección “Una cierta mirada” del Festival de Cannes 2024, se abre con una nostálgica evocación del celuloide, filmada en un elegante 35 mm que captura la puesta de sol de una pareja enamorada, envuelta en un misterio que invita a la reflexión. Los primeros planos, íntimos, pero no asfixiantes, revelan anticipadamente la explosión que transformará el curso de la narrativa, un recurso estilístico que recuerda a la meticulosidad visual de Ingmar Bergman.
El cine escandinavo tiene una larga tradición de usar lo extraordinario como punto de partida para explorar las profundidades del alma humana. Esto lo vimos en “Troll” de Joachim Rønning y Espen Sandberg, “The Innocents” de Eskil Vogt, “Triangle of Sadness” de Ruben Östlund y “Riders of Justice” de Anders Thomas Jensen. Rúnarsson sigue esta línea, centrando su narrativa en el sufrimiento, que evoluciona en una calma reflexiva y en la búsqueda de un amor más profundo.
La explosión del film se traslada a una detonación de nuestros sentidos, nos pone en alerta, queremos que saber qué acaba de ocurrir, si la película será de acción, de cine fantástico… nada prepara al espectador para lo que está a punto de ocurrir.
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La relación entre los amigos devastados parece estancada, mientras el padre de la protagonista, interpretada magistralmente por Elín Hall, aporta un toque de humor negro que se ha convertido en una firma distintiva del cine escandinavo. Este elemento de humor recuerda a las obras de Aki Kaurismäki, donde la comedia y la tragedia se entrelazan de manera inseparable. Las palabras son sustituidas en gran parte por miradas, un tópico de muchas películas, pero que aquí toma una nueva dimensión, el silencio de los protagonistas nos invita a reflexionar sobre eso mismo, el silencio que deja un ser querido al desaparecer.
Elín Hall lleva todo el peso de esas miradas, de esos silencios, la película es ella, ella es la película. Esta joven actriz de 25 años, con 10 años de carrera, acaba de hacer el papel del año con su simple cara. Sus diálogos son limitados, sus gesticulaciones casi nulas, pero desde la imagen del cartel, vemos la potencia dramática que existe en sus ojos, en su mirada perdida pensando en por qué le ha pasado a ella, llenándola de incredulidad, la misma que sentimos al no poder creer las actuaciones de la que estamos disfrutando.
La imaginación de Rúnarsson desborda especialmente en dos secuencias antológicas que se destacan como algunas de las mejores en años recientes. En la primera, la protagonista se encuentra sobre el mar, capturada desde fuera de un edificio a través de un cristal, una imagen que transmite más que mil lágrimas, evocando la soledad y la introspección presentes en las películas de Andrei Tarkovsky. La segunda, la icónica escena de las dos caras reflejadas en el cristal, sugiere una profunda conexión entre las protagonistas, mostrando que no hay competencia en el dolor ni en la pérdida, similar a la compasión compartida que se ve en “Persona” de Bergman.
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El alcohol y la música se convierten en formas de superar el dolor, entrelazados de manera extraordinaria en el tejido narrativo del film. Cada trago y cada nota musical son una expresión de la angustia y la búsqueda de consuelo, agregando capas de complejidad a la experiencia emocional de los personajes, reminiscente de la exploración emocional en “Breaking the Waves” de Lars von Trier. Reconocemos el valor del director al enbarcarse en una obra que de lejos parece triste, pero que al igual que pasó con “Mientras esté vivo”, la cina es bella, no triste.
“When The Light Breaks” es una obra maestra del cine intelectual, que utiliza lo extraordinario como un portal para explorar las profundidades del sufrimiento humano. Con actuaciones poderosas, una dirección imaginativa y una narrativa cautivadora, esta película escandinava se destaca como un brillante ejemplo del arte cinematográfico contemporáneo, consolidando a Rúnar Rúnarsson como un digno heredero de la rica tradición del cine nórdico.
* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.