¿Puede la inteligencia artificial sentir emociones como soledad o amor? Y, ¿de qué se nutrirá luego de que los humanos desaparezcan? “Love Me”, la propuesta más surreal y original de esta edición de Sundance, trae a Kristen Stewart y Steven Yeun como una boya y un satélite alimentados por inteligencia artificial (IA) que comienzan un romance luego de que la humanidad desaparece de la Tierra.
Aparentemente los únicos dos dispositivos que sobrevivieron, la boya y el satélite en órbita intentan superar su soledad conversando a través de miles de kilómetros y durante millones de años, en un vínculo improbable. Para construir sus personalidades desde cero, buscan información en internet sobre la civilización humana, y con frecuencia imitan comportamientos humanos absurdos y vergonzosos que encuentra en las redes sociales de influenciadores.
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“Para nosotros no se trata de una película sobre IA. Sino sobre nosotros, desde la perspectiva de la IA”, dijo el codirector Andy Zuchero, durante el estreno mundial de la cita este viernes en Utah, donde se celebra la 40ª edición del festival de cine de Sundance. “Un poco como tratar de abordar la humanidad en 2024″.
Stewart y Yeun son las voces de la boya y satélite y aparecen en escena de forma gradual en varios formatos visuales al tiempo que las máquinas construyen un surreal metaverso propio. “Se trata de un mundo en el cual ya no estamos”, dijo Stewart, en la alfombra roja.
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“El grito que dejamos [en internet, que guarda las huellas de la humanidad] es sobre todo ¡Ámame!”, dijo la estrella de “Crepúsculo”. Stewart estrenará otra película en Sundance este sábado. “Love Lies Bleeding” retrata un romance violento y criminal entre la administradora de un gimnasio y una fisicoculturista bisexual.
Antes, la noche del viernes, Saoirse Ronan llega con su “The Outrun”, en la cual interpreta a una alcohólica que regresa de Londres a las poco habitadas islas Órcadas de Escocia en su proceso de recuperación. Sundance, un escenario clave para el lanzamiento de muchas de las más anticipadas producciones del año, termina el 28 de enero.
Fuente: AFP.
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Daniel Burman: “El cine revela las cosas que la sociedad niega”
- Fotos: Pánfilo Leguizamón
En esta edición del programa “Expresso”, del canal GEN/Nación Media, Augusto dos Santos recibe al director de cine argentino Daniel Burman, quien se encuentra de visita en nuestro país por razones de trabajo. Además de algunas de sus producciones y de la función del cine en nuestros tiempos, Burman habla de la construcción de la identidad y de la necesidad de que la sociedad aprenda a sentir como propio el dolor de los otros.
Daniel Burman nació el 29 de agosto de 1973 en Buenos Aires; es conocido por la serie “Iosi, el espía arrepentido” (2022), así como las películas “Esperando al mesías” (2000), “Todas las azafatas van al cielo” (2002), “Derecho de familia” (2006), “El rey del Once” (2016), además de “El abrazo partido” (2004), galardonada con el Gran Premio del Jurado del Festival de Berlín. Otros títulos destacados: “El nido vacío” (2008), “La suerte en tus manos” (2012), “Dos hermanos” (2010), “El misterio de la felicidad” (2013). Su último trabajo es “Transmitzvah” (2024).
–Hay mucho que hablar de cine, pero mi primera pregunta es bien provinciana. ¿Qué le trae por el pueblo, don Daniel?
–Un montón de cosas. Es muy curioso. A veces en mi actividad ocurre que hay algo que va más allá de lo racional y hay una alineación de proyectos que te empiezan a llevar a todos lados. Ahora hay tres proyectos muy importantes en diferentes etapas que me empezaron a traer para Paraguay. Todo empezó con Andrés Gelós, que es un gran amigo y colega y colaborador que me viene hablando de Paraguay hace muchos años. Yo no conocía a Asunción, es increíble, estando a una hora y media. Entre paréntesis, es impresionante el desconocimiento que tenemos de un país hermano, vecino, que cuando entré a Asunción no tenía nada que ver con el prejuicio o el preconcepto. Me quedé muy sorprendido de lo que tiene que ver con el sector audiovisual del enorme potencial, el enorme presente también, porque el potencial siempre habla como de algo por venir. Lo que está sucediendo con el audiovisual en Paraguay y las posibilidades que se están abriendo en esta coyuntura son increíbles.
–Este vaticinio de que la pandemia en algunos aspectos era un punto de inflexión en nuestra manera de ver, de reflexionar las historias, ¿sucedió?
–No, no sucedió, no va a suceder y tiene todo el sentido porque uno de los mecanismos más comunes que tenemos todos y más activos, más presentes, una de las mayores herramientas de su providencia es la negación. Vivimos en estado de negación permanente, primero negamos quiénes somos todo el tiempo y también ni hablar de las situaciones externas que la vivimos negando. Entonces era de esperar que neguemos la pandemia, el efecto traumático y, sobre todo, neguemos lo que nos reveló sobre nosotros mismos, sobre nuestra vulnerabilidad, sobre su fragilidad y tiene un sentido. No juzgo ese mecanismo. La supervivencia incluso en condiciones óptimas de alimentación y sanitarias es muy compleja por la propia crisis existencial de estar, con lo cual entiendo que hayamos tirado en un abismo todo aquello que aprendimos en esos tiempos tan dramáticos.
IDENTIDAD POLIFACÉTICA
–Estaba reflexionando de que Argentina debe ser de los cines, después de Hollywood probablemente, obviamente Israel supongo, que más incurren en la temática judía.
–Tiene que ver con que hay una comunidad judía muy grande y también una diferencia con las demás comunidades judías. La dicotomía identitaria no ha existido en gran parte de la comunidad. Yo siempre he sido judío y argentino al mismo tiempo y nunca me puse a preguntar cuánto había de cada uno, no hay ninguna dialéctica digamos porque también creo personalmente que la identidad es absolutamente polifacética y soy judío y soy padre y soy hijo y soy argentino y soy una persona de cuentitos y soy un montón de cosas y no soy nada al mismo tiempo. Soy la persona que busca saber quién es como cualquiera de nosotros. Creo que tiene que ver con eso, que también no nos tuvimos que aferrar a esa identidad de una manera reactiva. Encima viniendo del país que sufrió los atentados terroristas más cruentos contra la comunidad judía fuera de Israel.
–Quiero detenerme en “Iosi”, una de las series más vistas acá en Paraguay. Fue un episodio muy fuerte a partir de toda esa fortaleza que tuvo unos años de incertidumbre al respecto de si se hacía justicia o no se hacía justicia, ¿no?
–Sí, no se hizo justicia finalmente. Y creo que también lo que quise reflejar, o sea, la sociedad argentina se anestesió ante la falta de justicia y que la impunidad formó parte de la identidad colectiva. Es algo tremendo. Pero me parece importante que la impunidad no es responsabilidad de un político o de una época política, es de una época de la sociedad en la cual la gente estaba anestesiada y admitía que la impunidad era un activo social con el cual se podía vivir y muy bien.
–Que tiene un pariente, que es el miedo.
–Ojalá fuera el miedo. Yo creo que es más la desidia, porque básicamente nadie soporta la impunidad respecto a uno mismo. Las víctimas nunca soportan la impunidad, esto está claro. El chiste es que la sociedad que no es directamente influenciada por un hecho lo sienta como propio. A mí me fascina el concepto de Spinoza sobre la escala del amor y la generosidad. Uno puede amar a cualquiera pero la generosidad es actuar como si uno amara al otro. Esto es lo mismo, que la sociedad actúe como si hubiera sido lesionada ella misma y cuando eso se desarticula puede existir la impunidad. Entonces básicamente hablamos de un cierto quiebre en el contrato social, de cierta dilución de una empatía.
VERDADES OCULTAS
–¿Te parece que el cine sigue reivindicando el lugar de la verdad?
–Una de las misiones del cine, porque cristaliza de manera física y evidencia ciertas verdades o a contrario sensu, que es más fácil porque darle un lugar de portador de verdad es un poco riesgoso, evidencia estos momentos de impunidad, estos momentos de la verdad que es mirada o atacada, que no es lo mismo que ser un lugar de definición de verdades. Yo en “Iosi” no digo “el atentado lo hizo tal persona”, porque la Justicia es la que tiene que hacer eso. Yo lo que digo es que durante 30 años se construyó una conspiración de actores muy diferentes de la sociedad, todos alineados de manera sincronizada para garantizar un pacto de impunidad. Hay una verdad que no conocemos y el cine puede develarnos las verdades ocultas.
–¿Cuándo fue la vez en tu vida, para hablar de tu historia personal, que dijiste “yo quiero hacer cine”?
–No existió ese momento y es bastante decepcionante cuando me preguntan eso, porque yo quería ser escritor. Yo tengo una fascinación por la literatura, me encantaba escribir y todavía la verdad que escribo y siempre digo a mis hijos “cuando sea grande me dedicaré a ser escritor” y me miran y me dicen “cuánto falta para eso” (risas). Escribía, pero en cierto momento sentí que tenía que transformarlo en un ambiente para contarle algo a alguien. Tengo el recuerdo de esperar que mi madre llegue del trabajo para contarle algo, la fascinación de contar algo. Y tomé cine como un instrumento, que podría haber sido cualquier otro. Nunca tuve una fascinación por el dispositivo cinematográfico y de hecho hoy no la tengo. Tengo una relación totalmente instrumental. No hay nada que me aburre más que hablar de una cámara. Cuando viene el fotógrafo y me dice ¿salió tal lente? Ni me cuentes. Mi relación con el cine es instrumental y de puente.
LA FIGURA DEL HÉROE
–Quiero continuar con tu obra y quedarme en “El abrazo partido”, porque además es un juego de palabras muy bonito.
–“El abrazo partido” me dio muchísimas satisfacciones y me cambió la vida. Fue la película donde dije “soy algo así como un director de cine”. Siempre parto de un dilema moral irresoluble. Yo cuando era chico vivía en el barrio judío de Once de Buenos Aires y había escuchado una historia que nunca se termina de saber si fue verdadero, pero me inspiró la película de que en la época de la guerra de los Seis Días hubo muchos judíos argentinos que dijeron “vamos a luchar por Israel” y en esa época se tardaba en llegar. Muchos llegaron después del sexto día y la guerra ya había terminado. Y alguno dijo “bueno, me quedo” y dejó una familia con un local. A mí esos dilemas de ir a luchar por un ideal dejando una familia, la idea de ir a salvar al mundo, pero abandonar tu responsabilidad más próxima, siempre desconfié. Siempre desconfié mucho de los héroes porque para mí son gente que se escapó de la casa, que no quiere asumir o que prefiere ir a salvar las ballenas en Australia en lugar de cuidar a su hijo de cuatro años y explicarle ciertas cuestiones existenciales.
–¿Qué cosas está mirando el cine?, ¿qué profecías está haciendo te parece?
–Yo creo que el cine no hace profecías. Yo creo que mucha gente que hace cine tenemos una conexión con nuestro tiempo. Entonces, no somos proféticos, sino revelamos cosas que la sociedad niega. Niega por el frenesí, por la falta de debate, por la agenda. Normalmente cuando uno va a promocionar una película, lo que te sucede hoy día es que la mayoría cuando vas a un programa de televisión te dice “la agenda de hoy es muy política, la agenda es otra cosa”. Yo creo que somos nuestra agenda. Estoy bien convencido de que somos qué hago hoy, somos eso y cómo tratamos al otro en ese eso y nada más.
EXPERIENCIA SOCIAL
–Dentro de unos años tendremos personas que pudieron no haber ido al cine, pero igual haber visto todas las películas del mundo. ¿Cómo te llevás con esos cambios?
–Tengo contradicciones al respecto. Por un lado, la idea de la masividad y la posibilidad de cuando pongo una serie y que pueden verla en cualquier parte del mundo y toda la penetración que tiene y el acceso que tiene porque sigue siendo un lujo burgués finalmente, pero tiene un acceso muy grande. Pero yo recuerdo que cuando estrenaba una película, mi mayor placer era salir y ver la gente llegando al cine. Había un momento de su vida que giraba en torno a ese evento y todo lo que significaba y que ahora todo se pueda hacer desde la cama comiendo una pizza. No es que me afecta a mí, me da pena que nos estemos perdiendo todo eso, porque en ese circular había un contacto humano, una circulación.
–Es como que se perdió el templo, ¿no?
–Se perdió el templo, pero lo mío no es la cuestión romántica, sino que nos perdimos una experiencia social que para eso nació, de a quiénes tengo al lado, que me encuentro con alguien, el tránsito con el otro, que lo vamos perdiendo. A mí eso me da pena, pero no por el cine en sí mismo, sino por la pérdida social, porque se van perdiendo y eliminando momentos de contacto humano, de contacto real.
HERMANDAD ESTÉTICA
–¿Te parece que hay un cine regional identificable como un corpus o hay experiencias aisladas?
–Yo siempre desconfío un poco del cine del hermano latinoamericano. Me parece que nunca terminé de entender por qué no podemos ser unidos, cercanos, colaborativos desde nuestra singularidad. Me parece que también es una pose totalmente innecesaria y es una retórica que el goce está en un supuesto sentimiento de hermandad estética o narrativa que no hay. Lo hubo en la literatura en cierto momento. Desde afuera nos miran como latinos, pero ¿nos tenemos que sumar a esa mirada? ¿O tenemos que reivindicar nuestra singularidad y tener una mirada más pragmática de colaboración entre los países para hacernos más fuertes en todas las cinematografías, generar hub de producción?
–¿Cómo está el cine argentino?, que siempre fue productivo.
–Creo que está en el momento más delicado de su historia. La interrupción del fomento público generó una crisis muy grande. El cine argentino hoy día se sostiene básicamente por el aporte de las plataformas y me gusta. Prefiero pensar que de alguna manera el sistema de fomento público de alguna manera se va a reinventar para lograr que personas como yo, que hemos sido hijos de la educación pública y hemos contado con apoyo, después podamos crear como yo compañías de producción independiente, pero el aporte público es el puntapié. Hay que entender que una cinematografía es mucho más que lafacturaciónoel valor agregado que genera porque tiene un enorme impacto cultural y sobre otras industrias.
–Hay una especie de desvalorización de lo público también, ¿no?
–Latinoamérica es un continente, y ahí sí estamos hermanados, con abismales asimetrías irresolubles por el mercado. Esto no es una posición ni ideológica ni política, es absolutamente descriptiva. Hay comunidades, hay espacios, hay territorios, que además de las cuestiones de asimetrías históricas, están bajo riesgo por cuestiones climáticas. Ahí la sociedad, más que el Estado, puede tener una decisión de si como humanos tenemos una empatía y queremos entre todos ayudarnos. Es una cuestión humanística y no política.
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El espíritu de Ana Ivanova brilló en el Congreso Nacional
- Fotos: Gentileza
La fallecida artista recibió una distinción póstuma como maestra del arte por el Centro Cultural de la República El Cabildo. La iniciativa empezó como una petición virtual de la comunidad cultural y tuvo eco en las autoridades del Congreso Nacional.
El pasado miércoles 4 de junio, en sesión extraordinaria, la Cámara de Senadores rindió un sentido homenaje póstumo a la actriz y gestora cultural Ana Ivanova Villagra Lovera, quien fuera distinguida con el máximo galardón otorgado por el Congreso Nacional a través de su Centro Cultural de la República El Cabildo: el título de maestra del arte, en este caso en la categoría Teatro.
La distinción fue entregada a su madre, la profesora Delia Lovera, quien estuvo acompañada de familiares, colegas, artistas y amigos que colmaron el recinto parlamentario. Ana Ivanova falleció en marzo pasado, a los 51 años, dejando una huella indeleble en las artes escénicas y en el alma de un pueblo que la reconoció como una voz sensible y potente.
“Ana nos deja un legado invaluable en el teatro y en el cine. Su talento y compromiso marcaron huellas profundas en las artes escénicas y audiovisuales del país”, expresó el senador Basilio Núñez, presidente de la Cámara Alta, al iniciar la sesión.
CLAMOR POPULAR
La iniciativa del reconocimiento fue impulsada por el CCR El Cabildo, bajo la dirección de Aníbal Saucedo Rodas, quien junto con los senadores Núñez y Rafael Filizzola hizo entrega del galardón a la familia.
“Nos hacemos eco de un clamor popular que pide reconocer a esta descollante artista, así sea en forma póstuma, considerando su temprana partida”, comentó el director general del CCR El Cabildo.
A lo largo de la sesión, varios legisladores tomaron la palabra, entre emociones y reflexiones, para honrar la figura de Ana Ivanova, cuyo arte trascendió fronteras físicas, sociales y espirituales.
DESCENTRALIZAR EL ARTE
El senador Filizzola destacó la profunda convicción de Ana Ivanova en llevar el arte más allá de la capital del país.
“Devota de los espacios alternativos, Ana fue en busca de belleza y sensibilidad donde antes solo hubo escombros. Su calidad humana, su legado artístico y su compromiso ético con la sociedad transitan en un mismo nivel. Para ella, el arte no era para las élites: era una herramienta de transformación, libre, valiente y comprometida”, afirmó.
Filizzola también lanzó una crítica al escaso apoyo institucional al arte: “Qué poco hacemos por el audiovisual, por el teatro, por nuestros artistas. Ana forjó su trayectoria con muy poco del Estado y mucho de sí misma. El mejor homenaje que podemos hacerle es garantizar apoyo real a quienes, como ella, dedican su vida a la cultura”.
SEGURO SOCIAL
La senadora Blanca Ovelar subrayó los múltiples méritos de la homenajeada y felicitó la iniciativa de El Cabildo.
“Ana fue actriz de teatro, de cine, de televisión. Maestra de las artes escénicas, personalidad subyugante e inspiradora. Su talento cruzó fronteras. Era digna de Hollywood, pero aún más, era orgullo nuestro. Las artes escénicas y la sociedad han perdido a una figura brillante, fulgurante. Este homenaje es justo y profundamente merecido”.
Ovelar también hizo hincapié en la necesidad de un sistema de protección para los artistas. “No tienen seguridad social, no tienen seguro médico. Necesitamos pensar en cómo cuidamos y dignificamos a quienes dan tanto a nuestra identidad y proyección cultural”, remarcó.
HUELLAS DE UNA VIDA
La senadora Celeste Amarilla se reconoció admiradora de Ana Ivanova. “No la conocí personalmente, pero fui testigo de su talento. Multifacética, hermosa, brillante. Hizo cine, teatro, televisión, enseñó, formó, bailó, cantó. Nos hizo felices. Su paso por la vida no fue en vano”, expresó.
También el senador Ever Villalba compartió su testimonio personal: “La conocí en Pilar, cuando estudiaba contabilidad. Era motivadora, sensible, amante del arte, del deporte, de los libros. Deja una marca profunda en quienes la conocimos”.
A su turno, la senadora Lizarella Valiente, quien compartió escena con la homenajeada en la telenovela “Santa cumbia”, habló desde el cariño personal: “Con su don de gente nos hacía sentir seguros, con su humildad nos inspiraba a creer que todo era posible. Eso es lo que queda: la luz de un ser humano que honró su paso por esta vida con humildad, generosidad y grandeza”.
Valiente aprovechó la ocasión para exigir la implementación efectiva de la Ley N.º 4199/2010, que establece un seguro social para artistas y trabajadores culturales. “Los actores merecen dignidad antes, durante y después de su carrera artística. El Estado tiene una deuda pendiente con ellos”, reclamó.
REIVINDICACIÓN
El senador Eduardo Nakayama cerró la ronda de oradores con una reflexión necesaria: “Este homenaje reivindica no solo el arte de Ana, sino el arte paraguayo en su conjunto. No olvidamos que en 2018 el Senado no supo reconocer su talento cuando ‘Las herederas’ fue premiada en el exterior.
Hoy, con justicia, reivindicamos su nombre como símbolo de lucha, entrega y amor por lo nuestro”.
Visiblemente conmovida, Delia Lovera, madre de Ana Ivanova, reaccionó con emoción. “No puedo más que agradecer las palabras con las que recordaron a mi hija”, expresó y también enfatizó en la necesidad de un mayor apoyo para los artistas.
El acto concluyó con la interpretación, a cargo de la Orquesta Sinfónica del Congreso Nacional, de la pieza musical “El jardín de Ana”, compuesta por su amigo Alejandro Ledesma Juvinel, en plena pandemia, en junio de 2020, y dedicada en vida a la artista.
La obra fue instrumentada especialmente para la ocasión por Fátima Abramo. Los acordes, cargados de ternura, belleza y memoria, envolvieron el recinto con la esencia luminosa de Ana Ivanova.
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Studio Ghibli celebra 40 años de animación
- Tokio, Japón. AFP.
El estudio de animación japonés Ghibli celebra este mes su 40º aniversario, con dos premios Óscar y generaciones de fieles seguidores, conquistados por sus relatos y su universo visual únicos, completamente dibujados a mano. Fundado en 1985 por Hayao Miyazaki e Isao Takahata, fallecido en 2018, Studio Ghibli se ha convertido en un fenómeno cultural mundial gracias a obras maestras como “Mi vecino Totoro” (1988) y la oscarizada “El viaje de Chihiro” (2001).
“La historia es cautivadora y los dibujos son magníficos”, explica Margot Divall, una fanática de 26 años. “Probablemente veo Chihiro diez veces al año”, agrega. El éxito de Ghibli se vio recientemente honrado con un segundo Óscar, otorgado en 2024 a “El Niño y la Garza” como mejor película de animación. Su estilo nostálgico es tan reconocible que las redes sociales se han inundado recientemente con imágenes “al estilo Ghibli”, generadas por la última herramienta de inteligencia artificial (IA) de OpenAI, reavivando el debate sobre los derechos de autor.
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“Un olor a muerte”
Provenientes de la generación que conoció la guerra, Takahata y Miyazaki integraron elementos oscuros en su narrativa, explicaba Goro Miyazaki, el hijo de Hayao, en una entrevista reciente con la AFP. “No hay sólo dulzura, sino también amargura y otras cosas que se entrelazan magníficamente en la obra”, añadía, evocando un “olor a muerte” que impregna las películas.
Para los jóvenes que crecieron en tiempos de paz, “es imposible crear algo con el mismo sentido, el mismo enfoque y la misma actitud que la generación de mi padre”, afirmaba Goro Miyazaki. Incluso “Mi vecino Totoro”, con sus espíritus del bosque, es una película “aterradora” en ciertos aspectos, que explora el miedo a perder a un ser querido.
Susan Napier, profesora en la universidad norteamericana de Tufts y autora del libro “Mundo Miyazaki. Una vida dedicada al arte” (Dolmen editorial) comparte esta interpretación. “En Ghibli hay una cierta ambigüedad, complejidad y una aceptación del hecho de que la sombra y la luz a menudo coexisten”, explica, en contraste con los dibujos animados estadounidenses que separan claramente el bien del mal.
Por ejemplo, la película posapocalíptica “Nausicaä del Valle del Viento” (1984), considerada como la primera película de Ghibli, no tiene un verdadero “villano”. Ese largometraje, donde una princesa independiente se interesa por insectos gigantes y un bosque tóxico, era según Susan Napier “de una gran frescura (...) a mil leguas de los clichés habituales”. “Estábamos lejos de la mujer pasiva que necesita ser rescatada”, añade.
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Un universo aparte
Las películas de Ghibli también dibujan un universo donde los humanos mantienen un vínculo profundo con la naturaleza y el mundo de los espíritus, como en “La princesa Mononoke” (1997).
Esta fábula, en la que una joven criada por una diosa loba intenta defender su bosque amenazado por los humanos, es “una película seria, sombría y violenta”, opina Napier.
Las obras del estudio japonés tienen “una dimensión ecologista y animista, muy pertinente en el contexto actual del cambio climático”, añade, precisando que los dos hombres también estaban “muy comprometidos políticamente”.
Miyuki Yonemura, académica en Tokio y especialista en la cultura de la animación, destaca la riqueza de las películas de Ghibli. “Cada vez se descubre algo nuevo”, asegura. “Por eso algunos niños ven Totoro 40 veces”, agrega.
Influencia francófona
Si Hayao Miyazaki e Isao Takahata pudieron crear mundos tan originales, es gracias a su curiosidad por otras culturas, subraya Miyuki Yonemura.
Entre sus influencias se encuentran el escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, el director Paul Grimault e incluso el artista canadiense Frédéric Back, galardonado con un Óscar por “El hombre que plantaba árboles” (1987).
Takahata había estudiado especialmente la literatura francesa, “un factor determinante”, afirma Yonemura.
Ambos leían muchísimo, lo que también explica su talento para la escritura y la narración. Para “Nausicaä”, un nombre extraído de la Odisea, Hayao Miyazaki se inspiró en la mitología griega y en numerosas obras, incluyendo “La dama que amaba a los insectos”, un cuento japonés del siglo XII.
Según la profesora, “el estudio Ghibli nunca será el mismo después del retiro de Miyazaki, a menos que surjan talentos comparables”. El futuro del estudio sigue siendo incierto: “El Niño y la Garza” (2023) podría ser la última película de su fundador emblemático Hayao Miyazaki, de 84 años.
Miyazaki es “un artista increíble con un imaginario visual excepcional”, señala Napier. “Ghibli es tan querido que creo que seguirá viviendo”, concluye Margot Divall, una fanática desde hace mucho tiempo. “Sobrevivirá mientras no pierda su belleza, y mientras el esfuerzo, la atención y el amor que lo sostienen permanezcan intactos”, agrega.
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Amamos Cine consolida su laboratorio “Creadores”
Tras cinco ediciones de expansión, el Laboratorio de Formación y Creación Audiovisual “Creadores” de Amamos Cine celebra este año 2025 la cobertura completa del territorio nacional, sumando a Amambay, Alto Paraná, Caazapá y Canindeyú a los 13 departamentos, además de Asunción, en que se ya desarrolló esta iniciativa educativa.
A través de su dinámico laboratorio virtual de ocho semanas, la propuesta facilitó el acceso al aprendizaje sobre guion, producción, dirección y edición, ofreciendo una propuesta educativa integral que combina teoría, práctica y acompañamiento constante. La culminación de este proceso formativo es tan personal como comunitaria: los participantes crean sus propios cortometrajes con los recursos a su alcance y trabajando con su gente, los proyectan en sus comunidades y los estrenan virtualmente, llevando sus voces e historias desde cada localidad de Paraguay al mundo digital.
Esta quinta edición de “Creadores” da una calurosa bienvenida a los talentos emergentes y a aquellos con inquietudes creativas de Amambay, Alto Paraná, Caazapá y Canindeyú. La convocatoria está abierta a personas de entre 12 y 65 años, sin importar su experiencia previa en el audiovisual. A partir de julio de 2025, este laboratorio será el punto de encuentro para 40 seleccionados que podrán explorar su potencial narrativo y adquirir herramientas concretas para expresarse a través de la pantalla, además de compartir el espacio virtual con personas de diferentes ciudades y culturas regionales, potenciado lo colectivo, uno de los puntos fuertes del proyecto: hacer comunidad.
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El motor que impulsa a “Creadores” es universalizar la formación audiovisual en Paraguay. Se busca empoderar a cada vez más ciudadanos para que se conviertan en narradores de sus propias realidades, utilizando el audiovisual como un vehículo de cambio social, cultural, educativo, comunicacional y artístico. La visión es clara: fomentar la creación libre, innovadora y original, permitiendo que las historias nacidas en cada comunidad paraguaya trasciendan fronteras y enriquezcan el panorama audiovisual global.
La licenciada en Comunicación Audiovisual, Aline Moscato, y el realizador y guionista Néstor Amarilla Ojeda encabezan el proyecto desde Amamos Cine. Al plantel de instructores se suman en cada edición, profesionales del medio audiovisual de reconocida trayectoria tanto en rodajes como en lo educativo, y con experiencia en la creación de contenidos en diversos territorios.
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Democratización de miradas
La coordinadora de Creadores, Aline Moscato, indicó: “En Amamos Cine siempre soñamos con que contar historias no sea un privilegio de pocos, sino una oportunidad real construida sobre la creatividad, la disciplina y el trabajo colectivo, independientemente del poder adquisitivo o la ubicación geográfica de las personas. Creadores es nuestro compromiso con la democratización de las miradas, con el derecho a la cultura, y con el audiovisual como elemento de transformación social”.
Por su parte, otro coordinador del laboratorio, Néstor Amarilla Ojeda manifestó: “Creadores es un viaje hacia el futuro del audiovisual de nuestro país, una herramienta que transforma en imágenes y sonidos la realidad de cientos de personas, que por cuestiones geográficas y falta de oportunidades casi nunca han sido escuchados. Cuando toman sus celulares y sus historias cobran vida, entienden que el cine y el audiovisual es un lenguaje que pueden hacer propio, pueden hacer cine desde la gente y para la gente”.
Postulación y selección
El periodo de postulación inicia el domingo 1 de junio de 2025 y culmina el domingo 15 de junio de 2025. Los interesados deberán inscribirse mediante el formulario disponible en las cuentas de Facebook e Instagram de @amamoscinepy. Serán seleccionados 40 participantes quienes accederán a una beca completa por las ocho semanas de formación y los eventos del proyecto.
Al término del proceso, los cortometrajes finalizados serán estrenados en redes sociales en el mes de octubre. Los ganadores se darán a conocer el miércoles 25 de junio de 2025. Bases y Condiciones: https://goo.su/pRaLHY. Enlace de postulación: https://forms.gle/9oNVCmdRVGQSY9iS6.
Los números de Creadores hasta 2024: trece departamentos y Asunción; 183 participantes del laboratorio; 73 personas en Talleres de Cine Comunitario; 70 localidades alcanzadas; 13 gestores culturales involucrados; 85 cortometrajes estrenados; un millón de reproducciones orgánicas; 1.400 personas involucradas directa e indirectamente en los procesos y proyectos. Creadores premiados y seleccionados en concursos y festivales.