“Rebobinar. Un recorrido analógico de Rock.com.py” se denomina la muestra dedicada al rock paraguayo que será inaugurado el miércoles 7 de diciembre a las 19.00 en Fundación Texo, ubicado en Paraguarí 852 entre Manuel Domínguez y F. R. Moreno, en Asunción.
La exposición será también marco para el lanzamiento oficial de Rock.com.py, con la inauguración de la plataforma que busca visualizar la evolución de la música rock y pop hecha en Paraguay. El sitio web musical informativo y colaborativo forma parte del proyecto transmedia “Sobrevive la música”.
Además de informativa, Rock.com.py está abierta y en construcción permanente para la ampliación del registro de bandas y artistas que aportan a la escena local. La plataforma sirve además como un puente entre músicos y público, ya que la ficha de cada banda incluye enlaces de contacto y accesos a los perfiles de redes sociales y plataformas donde escuchar su música.
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“Sobrevive la Música” es un proyecto transmedia desarrollado por Planeador Producción y Comunicación y Editorial Dos Maletas, el cual incluye además al libro “Tengo un tema”, de Sergio Ferreira; y el documental “Sobrevive la música”, de Luis Bogado.
El proyecto “Sobrevive la Música” fue declarado de interés cultural por la Secretaría Nacional de Cultura del Paraguay y obtuvo el reconocimiento institucional del Centro Cultural de la República El Cabildo. Todas las piezas que integran esta propuesta cultural tienen como objetivo contribuir a la tarea de recopilar, organizar y universalizar información sobre el rock hecho en Paraguay.
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“La inspiración para los temas suele venir en los momentos difíciles”
La banda celebra sus 25 años de carrera y prepara un nuevo álbum que se irá presentando en los siguientes meses. La agrupación ofrecerá un concierto de aniversario el siguiente fin de semana.
Decir que una banda de rock paraguayo cumple 25 años de trayectoria y que prepara su sexto álbum de estudio sin dudas se inscribe en la columna de las buenas excepciones en la escena local, un logro en puertas de Salamandra. Formado actualmente por Javier Zacher (voz y guitarra), Celso “Cachito” Galeano (bajo), Rodney Cords (guitarra) y José “Batoloco” Gaona (batería), este es un proyecto que reverberó por primera vez en la capital en los primeros años de la década del 2000.
Originarios de Ypacaraí, arribaron a la escena con virtuosas guitarras, conceptos claros y valijas enormes cargadas de sueños, que un cuarto de siglo después, tras mucho trabajo, hoy están llenas de aprendizajes, desafíos, aceptación del público y éxitos. Javier es el frontman de la banda, con un aire que mezcla la bohemia, el carisma constante, la picardía y la timidez, es el encargado de la pluma y la voz de Salamandra, y afronta el desafío de un nuevo proyecto: el sexto disco, esta vez con productores paraguayos, los hermanos Marcelo y David Arriola. Hace unas semanas lanzaron el primer adelanto, “La mentira”, y el próximo sábado 16 de agosto celebrarán sus 25 años en Voüdevil, donde presentarán los cortes “Cigarrillo” y “El dedo acusador”, este último con tinte folclórico. Zacher habló con La Nación del Finde sobre la historia de la banda y su presente de producción.
–Son 25 años de proyecto. ¿Qué cosas te parece que cambiaron en este tiempo y qué otras permanecen intactas?
–Lo que cambió bastante en estos 25 años es el conocimiento que fuimos adquiriendo con la experiencia en la música y en los escenarios. Lo que no cambió hasta ahora es que sigue siempre ese sueño, la ilusión de vivir de gira siempre, de tocar en nuevos escenarios. Siempre estamos con un sueño, hacer un disco más, subir a un escenario.
APRENDIZAJE
–¿Qué cosas aprendieron en este tiempo?
–En el escenario, hace 25 años no estábamos encontrando la presencia, el porte, esa performance, esa actitud que después fuimos forjando. Fuimos conociendo a muchos músicos en los escenarios y haciendo amistad con grandes músicos que también nos fueron enseñando cosas como armonía, progresiones, cosas de la tecnología, que hoy en día fueron cambiando también.
–¿Y en lo humano qué aprendieron en el relacionamiento entre ustedes?
–Realmente la relación con la banda es la más larga de mi vida y siempre va siendo prueba y error. Ya pasamos por muchos desacuerdos, también peleas, pero con el tiempo que llevamos juntos aprendimos también a ceder, aprendimos a hablarnos de lo que nos incomoda, que a veces justamente es algo difícil de hacer. Aprendimos que, si dejamos ayer abierta una heridita, con el tiempo se va haciendo cada vez más grande. Siempre se va aprendiendo y siempre lleva su esfuerzo.
–¿Cuáles podrían ser puntos altos o curvas que marcaron a la banda en este tiempo?
–Algo que empezó a darle vida a Salamandra mucho más allá de Ypacaraí creo que fue cuando entramos en un concurso para presentarnos a tocar a un festival. Lo que quedó de esa competencia fue que se hizo un recopilado pirata, un disco de MP3 de rock nacional, que tenía la foto de Laura Martino con el cuerpo pintado de Paraguay, era algo bien trucho. En ese disco había músicas de un montón de bandas, y entre los 300 temas estaban cinco canciones de Salamandra, que era un demo que habíamos hecho. Eran cinco temas que, al terminar, volvían a sonar, o sea, estaban dos veces. Yo creo, y me lo contaron, que ese disco hizo que mucha gente conozca la banda porque, de repente, se escuchan los temas dos veces y eso les llamaba la atención a muchos.
–¿Cuál fue el festival o concierto que más recordás?
–Uno de los conciertos que más disfruté en lo personal fue uno que hicimos acá en Ypacaraí. Un amigo se accidentó y se organizó un concierto solidario, porque se partió bastante mal. Bueno, cuando ya estaba toda la gente ahí para el show, se largó una lluvia, y cerramos nosotros, teníamos que tocar seis a siete temas. Como llovía, no iba a ser diferente si tocábamos un poco más, porque con la lluvia nadie iba a salir de ese lugar. Finalmente, nos pusimos a tocar como unas cuatro horas ahí para todos los perros. Ese es un concierto que realmente todos los días lo recuerdo.
–¿Cuál es tu escenario más soñado?
–Un escenario que siempre soñé fue el anfiteatro José Asunción Flores. Siempre que tenemos la oportunidad de estar ahí creo que es algo mágico. Recuerdo de muy chico ver el festival de la OTI por la tele y toda la historia que se contaba del anfiteatro. Siempre soñé con, alguna vez, ser parte de ese escenario.
SEXTO ÁLBUM
–Están con un nuevo disco en puertas
–Sí, estamos encarando el sexto álbum de Salamandra, en Covenant, y los productores son Marcelo y David Arriola. A mí me llenaba de intriga esta posibilidad, hace mucho que quería trabajar un disco con ellos. Empezamos ya en setiembre del año pasado a gestarlo desde las maquetas. Ahora tenemos ya cuatro canciones y vamos a ir tirando en tandas. Se siente lanzar como unos pequeños EP. En diciembre se completaría todo el álbum.
–¿Cuál fue el flujo de trabajo para este material?
–Antes de este disco nos encontramos en una etapa en la que ensayábamos los temas para los shows, y decidimos ponernos un día diferente de ensayo para dedicarnos netamente a hacer las canciones nuevas. Ahí nos encontramos con que estábamos un poco saturados de nosotros mismos, que sentíamos eso de estar haciendo lo mismo y, aunque te digo, hacer lo mismo no es algo que a mí me disguste para nada, pero era como que nos faltaba algo, un incentivo nuevo o una visión más fresca de lo que hacemos. Entonces, ahí fue donde paramos los ensayos, entonces llevamos la canción cruda al estudio con los productores, como son personas que conocen Salamandra, que trabajaron mucho ya con Salamandra.
–¿Son temas que surgieron para el disco o son ya temas que fueron juntando?
–A diferencia de discos anteriores, en los que presentamos temas que ya veníamos trabajando y que teníamos bien afianzados, este disco tiene canciones que se fueron desarrollando ahora, son sentimientos muy actuales de la banda en cuanto a la letra, en cuanto a la música misma y una cosa que disfruto mucho en lo personal es ese aire nuevo que le da esta producción artística, esta guía que nos vienen dando los Arriola.
–¿Qué le pidieron los productores a la banda para traer a la mesa de trabajo?
–La relación que tenemos con ellos es bastante orgánica, porque hace años que venimos trabajando juntos. Lo que pidieron fue más bien llevar la canción cruda al estudio, solo guitarra y voz. Después ellos nos presentan una nueva propuesta, desde una visión externa, la que escuchamos y nos sorprendió, exactamente eso era lo que quería hacer con esa canción, pero no sabía cómo, pensé. Justamente es eso lo que uno busca cuando trabaja con un productor.
“BUSCARLE EL SENTIMIENTO”
–¿Cómo te manejás con esa dinámica de composición?
–A mí me suelen llegar momentos en los que, ponele, agarro la guitarra y lo que sea que toco, ya me parece una canción, ya sea el mismo mi menor que todo el mundo toca, pero algo le siento que me hace ponerle una letra y generalmente cuando pasa esto, me pasa con unas cuatro o cinco canciones en ese momento. Luego hago eso de quedarme ahí con esa canción, hago eso de enamorarme, de buscarle, de sentirle. Tiene una letra primaria al nacer, y mientras voy tocando, le voy buscando una forma más que en la cual yo me siento mucho más a gusto, trato de encontrarle el significado o la palabra misma que me pide esa secuencia de acordes que tengo y buscarle el sentimiento que tengo, que me nace con esos acordes. Y lo voy puliendo hasta un punto donde siento que a mí me gusta mucho. Paso mucho tiempo con ese grupo de temas.
–¿Y qué hacés cuando ese tiempo de inspiración no está ahí?
–Y suelo enloquecer cuando me doy cuenta de que llevo tiempo y tiempo sin agarrar un acorde que me lleve a una canción. Así, bueno, voy tocando, y, por lo general, cuando me siento así seco de inspiración, empiezo a tocar los primeros temas que siempre toqué, generalmente Sui Generis, fundamentalmente. Me voy así recordando todas esas canciones que me llevaron a querer ser músico, a querer tener una banda y ahí me voy nutriendo otra vez hasta llegar a otro momento donde vuelvo a componer y que es algo así como decir que le da sentido a mi vida.
–¿Y de dónde vienen las canciones?, ¿de una idea, una sensación?
–La verdad que más bien es el estado ánimo en el que me encuentro, por lo general es el motor principal o el combustible de mi máquina mental. Dentro de este estado de ánimo es donde me encuentro como perdido, tocando la guitarra, haciendo ruido, hasta encontrar un acorde. Por lo general la inspiración para los temas suele venir en los momentos difíciles.
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Asunción recibe “Estética de la Extinción”, la impactante muestra de Max de Esteban
El reconocido artista español Max de Esteban llega por primera vez a Paraguay para presentar “Estética de la Extinción”, una propuesta que combina fotografía, video, instalación y pensamiento crítico. La exposición, curada por el prestigioso Ferran Barenblit, abre el viernes 8 de agosto en Fundación Texo (Paraguarí 852 c/ Fulgencio R. Moreno) a las 18:30, con entrada libre y gratuita.
“La propuesta forma parte de la quinta muestra internacional del ciclo ´Mostrar el Arte´. En esta edición, quisimos profundizar en los vínculos entre arte, pensamiento crítico y presente social, y el trabajo de Max de Esteban responde de forma muy potente a esa búsqueda”, explicaron desde la organización a La Nación/Nación Media.
La jornada inaugural se iniciará a las 18:30 con un conversatorio entre el artista español y el curador, abierto al público. Luego se hará el lanzamiento de ´Contar el Arte Volumen 3´. Se espera la presencia de referentes del arte contemporáneo paraguayo: artistas, críticos, estudiantes y gestores culturales.
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Link de inscripción
La entrada es libre y gratuita, aunque se requiere inscripción previa a través de Eventbrite. “La convocatoria está abierta a todo público, especialmente a quienes encuentran en el arte una herramienta para pensar el mundo: estudiantes, artistas, investigadores, académicos y público general interesado en el cruce entre arte y pensamiento crítico”, se indicó desde la organización.
Una figura clave del arte europeo
Max de Esteban es una figura central en el arte contemporáneo europeo. Su obra ha sido exhibida en instituciones como el Jeu de Paume (París), el MUAC (Ciudad de México), el Museum of Fine Arts (Houston), el NRW-Forum (Düsseldorf), el Palais de Tokyo (París), y en bienales como BienalSur, Yokohama, Cuenca y La Habana.
Doctor en Economía, MBA por Stanford y con formación en ingeniería, De Esteban lleva adelante una producción que desafía los discursos establecidos y despliega una crítica aguda sobre la condición humana bajo el capitalismo global. Según confesó en tono irónico, sus únicos hobbies son “la lectura, el vino y el asado, si bien estos dos últimos generalmente los practica juntos”.
Datos clave de la exposición
- Fundación Texo: Paraguarí 852, Asunción
- Inauguración: viernes 8 de agosto, 18:30
- Muestra abierta hasta el 8 de noviembre
- Horarios: miércoles a sábado de 15:00 a 20:00
- Entrada libre, con registro previo vía Eventbrite
- Más info: @fundaciontexo
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Adiós a Ozzy Osbourne, el “Príncipe de las Tinieblas” del heavy metal
Ozzy Osbourne pasará a la historia de la música como el “Príncipe de las Tinieblas” del heavy metal, el legendario roquero que cumplió sus sueños de vida intensa como líder de la banda Black Sabbath. Después de décadas de desenfreno y más de 100 millones de álbumes vendidos, el cantante británico falleció el martes a los 76 años. Lo sobreviven su esposa Sharon, seis hijos, varios nietos y un legado permanente en los anales del rock ‘n’ roll.
Murió apenas semanas después de un concierto de despedida ante 40.000 personas en Villa Park, hogar de su querido Aston Villa en su natal Birmingham, en el centro de Inglaterra. Figuras de la realeza del rock se juntaron entonces para rendirle homenaje, como Metallica, Guns N’ Roses, y miembros de Aerosmith y los Rolling Stones.
Muy lejos de los excesos y escándalos que definieron sus días de gloria en la década de 1970, Ozzy, como todos lo llamaban, atrajo legiones de nuevos fans en los años 2000 como el abuelo con problemas de audición, un poco loco pero cariñoso, en el exitoso reality show de MTV “The Osbournes”.
Hasta entonces, era conocido por morder la cabeza de un murciélago vivo durante un concierto y por orinar en la copa de vino de un jefe de una discográfica y sobre el Cenotafio de El Álamo en Texas. Pero para los fanáticos del hard-rock, siempre será recordado como el líder de Black Sabbath, la banda que ayudó a lanzar el género del heavy metal, una mezcla de rock y blues impregnada de rebeldía y letras oscuras.
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“Las chicas salieron gritando”
Black Sabbath tuvo un éxito inmediato desde el lanzamiento de su álbum debut homónimo en 1970. Durante casi cinco décadas, cientos de miles de personas en todo el mundo siguieron congregándose para escuchar himnos del rock como “Paranoid”, “Iron Man” y “War Pigs” en los enérgicos shows en vivo de Black Sabbath, hasta que bajaron el telón con una presentación final en Birmingham en 2017.
Ozzy, como muchos de sus contemporáneos, sufrió lapsos de memoria debido a la bebida y las drogas. En 2010, científicos incluso analizaron su genoma para tratar de entender cómo había sobrevivido a tantos excesos. Ozzy no recordaba dónde había interpretado por primera vez el álbum debut de Black Sabbath, pero sí la reacción del público. “Todas las chicas salieron del lugar gritando”, dijo en su autobiografía “Yo soy Ozzy”.
Su estilo de vida salvaje lo llevó a choques con la ley, incluidas visitas a la corte por cargos de satanismo e incitación al suicidio. Pero su carrera delictiva comenzó temprano: estuvo preso por robar un televisor y ropa de bebé. John Michael Osbourne nació en una familia trabajadora en Birmingham el 3 de diciembre de 1948 y se ganó su apodo en la escuela primaria.
Disléxico y harto de las tareas, abandonó la escuela a los 15 años antes de trabajar en empleos manuales, incluso uno en un matadero. Pero ya había decidido que se convertiría en una estrella de rock tras escuchar a los Beatles en la radio, una fantasía que cumplió increíblemente rápido.
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Turbulenta vida personal
Poco después de conocer al guitarrista Tony Iommi ambos decidieron “dejar de hacer blues y escribir música aterradora”, inspirados por películas de terror. El sonido de pesados riffs acompañados por la voz monótona de Ozzy cantando letras que exploran el lado oscuro de la naturaleza humana pronto se convirtió en la plantilla del heavy metal.
“Pink Floyd era música para chicos ricos de universidad, y nosotros éramos exactamente lo opuesto a eso”, afirmó. Los álbumes fueron apareciendo a un ritmo frenético, a menudo rechazados por los críticos, pero aclamados por los fans. Ozzy dejó la banda en 1979 para continuar una exitosa carrera en solitario, con hits como “Crazy Train”, “Mr. Crowley” y “Mamma, I’m Coming Home”, mientras lidiaba con una turbulenta vida personal.
Su primer matrimonio con Thelma, con quien tuvo dos hijos, Elliot y Jessica, fue, según él mismo admitió, un desastre. En 1982 se casó con Sharon, su mánager, quien rápidamente se convirtió en su apoyo. Tuvieron tres hijos: Aimee, Kelly y Jack, y adoptaron a otro, Roberto. A pesar de su personalidad aparentemente despreocupada, las muertes de sus amigos roqueros Lemmy Kilmister, de Motorhead, y David Bowie lo sumieron en un estado reflexivo. “Todos están muriendo a mi alrededor”, dijo a la revista Rolling Stone en 2016.
Fue diagnosticado con Parkinson en 2019, y todas las ganancias de su último concierto el 5 de julio se destinaron a organizaciones benéficas como Cure Parkinson’s y el Hospital Infantil de Birmingham. Pero el “Príncipe de las Tinieblas” se aferró a la vida durante otros seis años antes de unirse a sus compañeros en el panteón de los grandes músicos británicos.
Fuente: AFP.
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El Templo renace: rock paraguayo con historia, fuerza y corazón
La emblemática banda paraguaya El Templo vuelve a los escenarios el viernes 25 de julio, en una noche que promete revivir la mística del rock nacional en Voudevil. Como banda soporte estarán Pornostars y Válvula.
Formada en 1991, El Templo fue parte del grupo pionero que forjó la identidad del rock paraguayo tras la apertura democrática.
Su alineación clásica incluye a Javier Godoy (voz y guitarra), Gerardo “Minino” González (bajo y coros), David Martínez (teclados), Sergio “El Negro” Román (batería) y posteriormente Felipe Vallejos (guitarra). Lolo Ferreira (guitarra eléctrica y acústica) en su primer concierto con El Templo.
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Entre 2000 y 2004 lanzaron dos álbumes de estudio: Algún día quizás (2000) y Cuando el deseo (2004), ambos editados por Kamikaze Records. También participaron en compilaciones de homenaje a artistas como John Lennon, U2 y el rock paraguayo.
Un llamado a los amantes del rock, tanto los que vivieron los 90 como las nuevas generaciones: este 25 de julio tienen una cita con la historia viva del rock paraguayo.
No es solo un concierto; es un ritual donde la música, la tierra y la memoria convergen en un solo pulso. Sí, El Templo está de regreso y lo hacen con el fuego intacto.
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