Este lunes 17 de agosto del corriente, a las 10:00, habilitan el “Rincón Literario Cabichui” en el entrepiso del edificio Humaitá (Humaitá casi Alberdi), sede de la Caja de Jubilaciones Bancarias. El acto de habilitación, enmarcado en los actos de festejo por el mes aniversario de la entidad previsional de los bancarios, observará los protocolos de cuidados por la pandemia del COVID-19.
“Habilitamos este espacio cultural para fomentar y estimular la lectura de los libros en una época dominada por el mundo digital. Nuestros afiliados, activos y jubilados bancarios, así como quienes sientan necesidad de leer una obra literaria, podrán tener la oportunidad de hacerlo en este rincón”, manifestó José Caballero, presidente de la Caja Bancaria.
El rincón literario empezará con medio centenar de bibliografías, en su mayoría obras de autores nacionales como novelas, historia, investigaciones, entre otras. La mayoría de las obras fue donada por el Centro Cultural El Cabildo, cuya directora, Margarita Morselli, estará presente en el acto inaugural.
Respecto a la denominación del espacio cultural, se refirió el titular de la Caja Bancaria informando que el periódico de batalla “Cabichui” jugó un papel trascendental en la Guerra contra la Triple Alianza, y en su homenaje la institución trae al presente el Cabichui para perpetuarlo en este espacio.
Al respecto, hizo suyas estas palabras pronunciadas por Juan Crisóstomo Centurión en ocasión de la circulación del periódico bélico: “El Cabichui vuela a asirse a la bandera de los libres, a esa bandera que siempre ha conducido a la victoria, que siempre ha simbolizado la justicia, que ostenta ese lema. Él quiere tener el orgullo de combatir en el mismo campo y al lado mismo del bravo soldado paraguayo contra las viles y esclavas legiones que han venido con la espada de exterminio a desolar el tranquilo hogar del pacífico y laborioso republicano”.
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Cabichuí, un periódico nacido en las trincheras para acompañar a los soldados paraguayos
Por Sara Valenzuela
Bilingüe, impreso en un material hecho de fibras de caraguatá y con ilustraciones hechas mediante el grabado xilográfico, nació un 13 de mayo de 1867 en Paso Pucú, Cabichuí, un periódico de guerra que se destacó por sus múltiples características innovadoras.
Debido a que este periódico nace en medio de conflictos bélicos en nuestro país, la posibilidad de importar papel para su impresión fue la primera dificultad que tuvieron que afrontar sus creadores. De esta forma se apostó a la elaboración local del papale desde la fibra de caraguatá, materia prima que, además de estar disponible, era abundante.
Las ilustraciones pasaban también por un proceso elaborado, ya que debían ser xilograbadas sobre madera para posteriormente ser impregnadas sobre el papel, en medio de un minucioso y lento trabajo de secado para evitar el desborde de las líneas o las manchas.
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El auge de la utilización del guaraní en materiales periodísticos que circulaban en las trincheras llevó a que inclusive se debiera llevar a cabo el primer congreso de grafía guaraní en pleno cuartel general paraguayo durante la Campaña de Humaitá, ya que debían resolverse y llegar a un acuerdo sobre cómo se escribirían ciertas palabras o utilizarse ciertos términos que hasta el momento eran utilizados solo de manera oral.
Todos estos desafíos debían de ser sorteados por los fundadores del Cabichui, Juan Crisóstomo Centurión y Natalicio Talavera, siempre bajo las indicaciones del Mariscal Francisco Solano López, y, por supuesto, debían hacer lo propio los redactores Deán Eugenio Bogado, Padre Francisco Espinoza, Fidel Maíz y Víctor Silvero.
En cuanto a su formato, este periódico de trinchera contaba con cuatro páginas de tres columnas cada una; sus secciones se dividían por las redactadas en guaraní y las redactadas en español. Las publicaciones se hacían dos veces por semana y en total vieron la luz 95 ediciones de este periódico.
El impacto
El doctor en historia, Herib Caballero Campos, en conversación con La Nación/Nación Media, destacó que cada periódico nacido en época de guerra tenía la idea de hacer sentir acompañado al soldado en la trinchera, mostrando también las imágenes de un gobierno cercano a ellos y que los tenía presente durante la contienda.
“Siempre fueron concebidos como medios para ayudar a mantener la moral de la tropa, y por sobre todo también trataban de entretener. El periodismo de guerra tenía un objetivo que era levantar el ánimo y comunicar las informaciones oficiales por aparte del gobierno”, comentó el doctor Caballero.
El mismo explicó que inclusive se vio que el idioma guaraní era sumamente necesario para lograr un mayor calado en los lectores y en quienes compartían las páginas de estos periódicos, ya que en su mayoría eran guaraní hablantes, y existía todo un código de conversación que nacía a partir de este hecho.
El periodismo se compartía.
El historiador explicó que, en muchos de los casos, los soldados debían de compartir sus ediciones, puesto que a veces no existían suficientes ediciones para todos o inclusive muchos no sabían leer, por lo que dependían de terceros, momento en que las ilustraciones también ayudaron para la comprensión de los soldados.
“Cuando eso, no todos sabían leer y escribir y ahí es donde, tras estudios, hemos encontrado que las tropas eran formadas y el oficial les leía y después ya en Cabichui, el elemento fundamental era la introducción del guaraní, el guaraní ya como un elemento de comunicación, porque en ese sentido todo se entendía mucho mejor, los chistes, las bromas, y ahí se incluye también ya todo el tema del grabado”, comentó el doctor Caballero.
¿Qué es cabichuí?
La palabra “Cabichuí” proviene del guaraní, donde se utiliza la palabra “Cava”, que en castellano es avispa, y el “Chu’i”, que se refiere a pequeño, para indicar en una palabra sobre avispas pequeñas que normalmente tienen sus nidos en los árboles o aleros de las casas y que son sumamente agresivas.
En el periódico no solo se utilizó este nombre, sino que también eran dibujadas a su alrededor pequeñas avispas negras que simbolizaban el ataque al enemigo, utilizadas así también como armas peligrosas.
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Legado del Cervantes paraguayo integra el Espacio Cultural Roa Bastos
Documentos manuscritos, libros dedicados y su biblioteca personal, así como cartas, fotografías e incluso su máquina de escribir son parte del legado del gran escritor paraguayo Augusto Roa Bastos (1917-2005), ganador del Premio Cervantes en 1989 por su obra “Yo El supremo”, que concentra el Espacio Cultural Roa Bastos, inaugurado el 22 de abril pasado por la Fundación Roa Bastos y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura – OEI.
El nuevo museo literario se ubica en el predio del Centro de Formación e Innovación en Políticas Públicas (CeFIPP), ubicado en Humaitá 558 casi 14 de Mayo, en Asunción. La iniciativa busca preservar y proyectar la memoria del escritor paraguayo más universal, en un entorno abierto al diálogo entre la historia, la literatura y la ciudadanía moderna.
El espacio cultural alberga una valiosa colección libros de su biblioteca personal, documentos, fotografías, libros dedicados, cuadros, vestimenta y objetos personales de Augusto Roa Bastos, algunos de los cuales fueron cedidos por sus hijos Mirta y Carlos a través de la fundación. La curadoría fue desarrollada por Carlo Spatuzza, con el diseño expo gráfico de la arquitecta de operaciones y patrimonio del Museo de Arte do Rio, Gisele de Paula, junto a su equipo técnico.
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El Espacio Cultural Roa Bastos abrirá al público de lunes a viernes de 9:00 a 16:00 horas. Este nuevo espacio cultural de la OEI en Asunción se suma a la red de museos y centros culturales gestionados por la OEI en ciudades como Buenos Aires, Río de Janeiro y Salvador de Bahía para promover el arte, la memoria y la diversidad cultural en clave iberoamericana.
La propuesta de este espacio cultural invita a revisitar al reconocido autor de “Hijo de hombre” y “El trueno entre las hojas” desde una perspectiva vivencial, acercando su legado a nuevas generaciones. La muestra propone una lectura contemporánea del pensamiento y obra del autor, cuya literatura continúa interpelando las realidades del Paraguay e Iberoamérica.
Organización de Estados Iberoamericanos (OEI)
Bajo el lema “Hacemos que la cooperación suceda”, la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) es, desde 1949, el primer organismo intergubernamental de cooperación Sur-Sur del espacio iberoamericano. En la actualidad, forman parte del organismo 23 Estados miembros y cuenta con 19 oficinas nacionales, además de su Secretaría General en Madrid. En 2024 fue galardonada con el prestigioso premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional “por su fructífera labor de fomento del multilateralismo y representar un significativo puente en las relaciones entre Europa e Iberoamérica”.
Con más de 650 proyectos en curso y más de 400 convenios activos, la OEI representa una de las mayores redes de cooperación de Iberoamérica. Entre sus resultados, la organización ha contribuido a la drástica reducción del analfabetismo en Iberoamérica, con un promedio de más de 12 millones de beneficiarios directos de media en los últimos 5 años.
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Fundación Augusto Roa Bastos
La Fundación Augusto Roa Bastos es una entidad sin fines de lucro, fundada en el 2006, con la misión de preservar la memoria del autor, recopilar, proteger y difundir su obra, y proyectar hacia la sociedad los valores que marcaron su trayectoria intelectual y humana: el compromiso con la identidad cultural latinoamericana, la defensa de los derechos humanos y la promoción de la lectura como pilar fundamental del desarrollo personal y colectivo. Entre sus fines, la Fundación se propone impulsar iniciativas orientadas a la educación de los jóvenes, fomentando el acceso al libro y al pensamiento crítico como herramientas esenciales para la transformación social.
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Cabichuí, el periódico hecho con grabados que nació en la trinchera
- Por Sara Valenzuela
Bilingüe, impreso en un material hecho de fibras de caraguatá y con ilustraciones hechas mediante el grabado xilográfico, nació un 13 de mayo de 1867 en Paso Pucú periódico de guerra Cabichuí, que se destacó por sus múltiples características innovadoras.
Debido a que este periódico nace en medio de un conflicto bélico en nuestro país, la posibilidad de importar papel para su impresión fue la primera dificultad que tuvieron que afrontar sus creadores. De esta forma, se apostó a la elaboración local del papel desde la fibra de caraguatá, materia prima que era abundante.
Las ilustraciones pasaban también por un proceso de elaborado, ya que debían ser xilograbadas sobre madera para posteriormente ser impresas sobre el papel, en medio de un minucioso y lento trabajo de secado para evitar el desborde de las líneas o las manchas.
El auge de la utilización del guaraní en materiales periodísticos que circulaban en las trincheras llevó a que inclusive se debiera llevar a cabo el primer congreso de grafía guaraní en pleno cuartel general paraguayo durante la campaña de Humaitá, ya que debían resolverse y llegar a un acuerdo sobre cómo se escribirían ciertas palabras o utilizarse ciertos términos que hasta el momento utilizados solo de manera oral.
Todos estos desafíos debían de ser sorteados por los fundadores del Cabichuí, Juan Crisóstomo Centurión y Natalicio Talavera, siempre bajo las indicaciones de Francisco Solano López. Lo propio debían hacer los redactores Deán Eugenio Bogado, Padre Francisco Espinoza, Fidel Maíz y Víctor Silvero.
En cuanto a su formato, este periódico de trinchera contaba con cuatro páginas de tres columnas cada una; sus secciones se dividían por las redactadas en guaraní y las redactadas en español. Las publicaciones se hacían dos veces por semana y en total vieron la luz 95 ediciones de este periódico.
EL IMPACTO
El doctor en historia, Herib Caballero Campos, en conversación con La Nación/Nación Media, destacó que cada periódico nacido en época de guerra tenía la idea de hacer sentir acompañado al soldado en la trinchera, mostrando también las imágenes de un gobierno cercano a ellos y que los tenía presente durante la contienda.
“Siempre fueron concebidos como medios para ayudar a mantener la moral de la tropa, y por sobre todo también trataban de entretener. El periodismo de guerra tenía un objetivo que era levantar el ánimo y comunicar las informaciones oficiales por aparte del gobierno”, comentó Caballero.
Explicó que inclusive se vio que el idioma guaraní era sumamente necesario para lograr un mayor calado en los lectores y en quienes compartían las páginas de estos periódicos, ya que en su mayoría eran guaraní hablantes, y existía todo un código de conversación que nacía a partir de este hecho.
EL PERIODISMO SE COMPARTÍA
El historiador explicó que en muchos de los casos, los soldados debían de compartir sus ediciones, puesto que a veces no existían suficientes ediciones para todos o inclusive muchos no sabían leer, por lo que dependían de terceros, momento en que las ilustraciones también ayudaron para la comprensión de los soldados.
“Cuando eso, no todos sabían leer y escribir y ahí es donde, tras estudios, hemos encontrado que las tropas eran formadas y el oficial les leía y después ya en Cabichuí, el elemento fundamental era la introducción del guaraní, el guaraní ya como un elemento de comunicación, porque en ese sentido todo se entendía mucho mejor, los chistes, las bromas, y ahí se incluye también ya todo el tema del grabado”, agregó Caballero.
¿QUÉ ES CABICHUÍ?
La palabra cabichuí proviene del guaraní, donde se utiliza la palabra káva, que en castellano es avispa, y el chu’i, que se refiere a pequeño, para indicar en una palabra sobre avispas pequeñas que normalmente tienen sus nidos en los árboles o aleros de las casas y que son sumamente agresivas.
En el periódico no solo se utilizó este nombre, sino que también eran dibujadas a su alrededor pequeñas avispas negras que simbolizaban el ataque al enemigo, utilizadas así también como armas peligrosas.
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Libroferia Encarnación confirma su 21.ª edición en setiembre
La 21.ª edición de la Libroferia Encarnación se celebrará del 2 al 7 de setiembre en el Campus Urbano de la Universidad Autónoma de Encarnación (UNAE), con una nutrida agenda de actividades culturales, encuentros con escritores y propuestas para fomentar el hábito lector en todos los niveles educativos y en la comunidad. El evento llevará este año por lema “Leer es esperanza”.
En el marco del Día del Libro y los Derechos de Autor, la presentación se realizó en abril pasado, a cargo de Nadia Czeraniuk, rectora del Complejo UNAE y coordinadora general del proyecto, quien destacó que la Libroferia “es un nuevo desafío que asumimos desde nuestra vocación educadora y nuestro compromiso con el desarrollo cultural de la sociedad. La promoción de la lectura es hoy una prioridad nacional, y este proyecto, sostenido desde 2005, ya ha dejado una huella profunda en la región”.
Acompañaron a la rectora, el presidente de la Junta Municipal de Encarnación, Diego Aquino; Edita Báez de Villordo, presidenta de la Sociedad de Escritores del Paraguay – Filial Itapúa; y Estela Noguera, en representación del Director Departamental de Educación del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC).
Cabe destacar la participación de más de 400 docentes de la Educación Escolar Básica y Tercer Ciclo provenientes de diversos distritos de Itapúa, quienes asistieron al acto de presentación y posteriormente participaron de la jornada de capacitación a cargo de la reconocida historiadora y escritora Ana M. Barreto Valinotti, invitada de honor de esta edición, quien ofreció una capacitación para docentes de Itapúa titulada: “Mujeres Paraguayas. Vidas por contar, una nueva historia para vivir”, centrada en estrategias para fomentar la lectura de la historia nacional desde una perspectiva inclusiva y reflexiva. Esta capacitación fue realizada con el apoyo de la editorial Santillana.
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Concursos en marcha
Durante el acto se anunciaron dos importantes concursos que acompañan la programación de la feria:
“Vamos a la Libroferia Encarnación”: concurso de animación lectora dirigido a docentes y líderes comunitarios de todo el país. Los primeros 20 proyectos inscritos recibirán libros como incentivo, y los tres mejores serán premiados. La organización brinda talleres, asesoramiento y bibliografía para desarrollar las iniciativas. Las inscripciones están abiertas hasta el 3 de agosto.
X Concurso de Cuentos Cortos Jóvenes que Cuentan: bajo el lema de esta edición, “Leer es Esperanza”, está dirigido a jóvenes de 16 a 25 años de todo el país. Una oportunidad única para visibilizar nuevas voces literarias. Postulación abierta hasta el 31 de julio. Las bases de ambos concursos están disponibles en el sitio oficial: www.unae.edu.py/libroferia.
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