El mundo se reacomoda para un nuevo escenario global. La causa y el impacto de esta nueva circunstancia provienen de la economía y del comercio para producir riqueza con un adecuado marco jurídico que ofrece el derecho como ciencia normativa.
Estamos asistiendo a un giro de intereses globales del cual el Paraguay no puede ser un observador imparcial. Por el contrario, como país tenemos que hacer frente a los desafíos sin descuidar nuestros temas internos e intereses.
Los cambios a los que aludimos están dándose a la fecha; sin embargo, se acelerarán y posicionarán especialmente desde el año que viene cuando Donald Trump asuma el Gobierno en los Estados Unidos. De ese modo, tanto China continental como la Unión Europea así como los países del sudeste asiático estarán compitiendo por favorecer a sus propios mercados así como también intentarán que sus productos ingresen a otros lugares. La cuestión de los aranceles, impuestos, regulaciones, trámites y seguridad se tornarán relevantes.
Paraguay, mientras tanto, se va convirtiendo en jugador cada vez más importante a través de sus commodities provenientes del sector agropecuario, aun siendo un país mediterráneo rodeado de dos países que aglutinan gran parte del producto en Sudamérica como Brasil y Argentina.
La realidad es que la economía del Paraguay depende en gran medida de su sector agropecuario, motivo por el cual nuestra producción del campo deberá elevar todavía más su productividad, sin dejar de mencionar que con el grado de inversión logrado hace poco junto con un bajo riesgo país sumado a su estabilidad política y orden macroeconómico.
Sin duda, elementos como la independencia del Banco Central y una moneda estable como nuestro signo monetario, el guaraní, van siendo cada vez más conocidos cimentando confianza y seguridad hacia los mercados internacionales.
De modo que si sumamos los importantes cambios que se vienen haciendo desde el actual gobierno, las perspectivas son muy positivas para el país. Y si también avanzamos en otras medidas que se traducirán en un importante aumento de la inversión, el mejoramiento de las condiciones de vida de la gente tendrá un cambio trascendental.
Por ejemplo, empresas de diversos lugares donde existen altos impuestos y regulaciones engorrosas bien podrían venir aquí al Paraguay para de esa manera encontrarse geográficamente mucho más cerca de los mercados donde comercian y venden sus productos.
El nearshoring, por tanto, es una alternativa absolutamente posible para un país como el Paraguay dada su posición estratégica en la región, acercando todavía más la producción a los territorios de consumo con menores costos en cuestiones que van desde los impuestos, el transporte, la electricidad e insumos en general.
Paraguay es un lugar ideal para el nearshoring y su puesta en práctica significará un avance en el mejoramiento de la producción, el comercio, la industria y los servicios en nuestro país y desde aquí para el mundo.