Todo hace pensar que las finan­zas del país concluirán el año tal como se había previsto ini­cialmente en el Presupuesto General de la Nación. Tendrá un défi­cit fiscal más reducido que el del año anterior y un mayor equilibrio entre los ingresos y los gastos que en ejercicios pasados. Eso se desprende del compor­tamiento que se ve en las cuentas del país de enero a octubre último, según el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Lo que significa que se están cumpliendo las previsiones que se toma­ron a principios de año para alivianar las cuentas que vienen de ciclos anteriores en que pesaron mucho más los gastos que los ingresos fiscales, por el desequilibrio ocasionado por la pandemia y sus con­secuencias. Los especialistas destacan que las perspectivas son favorables y que todo concluirá en términos positivos.

El déficit fiscal acumulado de enero a octubre llegó tan solo al 1,3 % del pro­ducto interno bruto (PIB), y las estima­ciones indican que al término del año ese saldo negativo se situará en 2,6 %, cifra mucho más baja que en diciembre de 2023. Ese es el primer indicio matemá­tico de que las cosas están yendo mucho mejor para las cuentas del país.

Otro dato de importancia es que los ingresos totales del Estado tuvieron un incremento del 17,4 % hasta el décimo mes. Esto se nota al comparar los 42,2 billones de guaraníes recaudados hasta el 31 de octubre último con los 35,9 billones de nuestra moneda percibidos de enero a octubre del año anterior. El importante incremento se debe a que en lo que va del año los ingresos tributa­rios tuvieron un crecimiento del 20,9 % frente al mismo período del año pasado, cosa que habla de la buena tarea desem­peñada por los organismos estatales de recaudación.

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Los gastos también tuvieron un fuerte aumento, ya que de los 36,6 billones de guaraníes erogados de enero a octubre del 2023, este año en similar período alcanzaron 41,7 billones, lo que repre­senta un alza del 13,8 %. Este incremento se explica por un mayor pago por medi­camentos en los hospitales públicos, por la amortización de los intereses de la deuda estatal, además del aumento en los salarios para sectores considerados estratégicos, como educación, salud y fuerzas públicas.

Uno de los voceros de Economía explicó que en el gasto total del Estado para­guayo se sigue manteniendo la prioriza­ción de los sectores más delicados, como salud, que tuvo un crecimiento del 34,7 %; educación que registró un 9 % más; promoción y acción social, que consi­guieron un alza del 10,5 %. Los otros ser­vicios sociales se llevaron un 26,8 % más, en tanto que para el servicio de la deuda hubo un incremento de 28 %. El técnico resaltó que el gasto destinando a la admi­nistración central del Gobierno tuvo una disminución del 4 % hasta octubre.

Con relación a las erogaciones realizadas por el Gobierno, el vocero de Economía señaló que la inversión pública continúa su dinámica de acuerdo a las previsiones hechas para este año. Mencionó que, en concepto de inversión pública, de enero a octubre se gastaron 8,1 billones de gua­raníes, cifra que ayudó a financiar nume­rosas obras de interés público nacional.

Teniendo en cuenta el comportamiento de los gastos de la administración esta­tal de enero a octubre último, hay una observación que hacer a un hecho impor­tante que no se puede dejar pasar. Y es que las erogaciones del Estado han tenido una disminución en lo que se refiere a la administración gubernamen­tal propiamente dicha. Hubo alzas en los ministerios de interés social, como edu­cación, salud y seguridad, pero no hubo aumentos en los otros gastos del Estado. De acuerdo con las cifras señaladas por los técnicos de Economía, en lugar de subas hubo una caída del 4 % en los gas­tos de la administración gubernamental hasta el décimo mes del año.

Si se tiene en cuenta que el saldo negativo de las finanzas del Estado está disminu­yendo, gracias a la disciplina impuesta por las autoridades económicas, y que los ingresos están creciendo, se puede seña­lar que se está avanzando hacia lo ideal. De ese modo se podrá tener otra vez la armonía macroeconómica que caracte­rizó al país en los años previos a la pan­demia.

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