Paraguay ha dado un paso importantísimo en su comer­cio exterior con la primera exportación de tomates, que se dio el 18 de octubre pasado y ya tuvo su continuidad en estos días. Es así que, de haber tocado fondo por el flagelo del contrabando, el rubro frutihortícola principalmente abre un proceso en el que comienza a dar un mejor estatus de producción y venta al país.

No es un hecho menor, menos aún pre­decible, el logro histórico de Paraguay en la exportación de tomates a la Argen­tina. Al contrario, era una utopía en las condiciones de avasallamiento del pro­ducto en nuestro mercado, que en los últimos años tenía al contrabando con una licencia especial.

Hasta uno a dos años la prensa nos informaba de que se vendían tomates de contrabando hasta en los mismos mer­cados municipales emblemáticos de la capital.

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El ingreso en negro de tomates tenía una entrada predominante del lado argentino. Hoy esa situación dio un giro, comenzaron a salir la producción fruti­hortícola como exportación al mercado del vecino país.

Hace dos semanas el Gobierno anun­ciaba el primer envío de 30.000 kilos de tomates a la provincia de Córdoba de la República Argentina. Días después se dio el transporte del otro cargamento con 30.000 kilos sumando así 60.000 kilos de exportación de tomates en menos de una semana.

Además del aspecto político que eviden­temente otorga méritos al Gobierno, hay que incluir otros logros muy importan­tes detrás como el camino a la competi­tividad que abre el rubro frutihortícola, uno de los más golpeados siempre por la competencia desleal que representa el contrabando.

Estos esfuerzos deben ser acompaña­dos continuamente por las instituciones públicas y todos los sectores de la eco­nomía. La producción agrícola es una palanca fundamental para continuar sacando a la gente de la pobreza, princi­palmente de las condiciones extremas.

Los distritos de Yhú, compañía San Ramón en el departamento de Caa­guazú, dieron un primer paso, clave sin lugar a dudas en la reivindicación que viene requiriendo el sector y que estuvo postergada por décadas.

El Estado tiene que asegurar la inver­sión en las herramientas productivas necesarias para perseverar en el desa­rrollo de las fincas, fortalecer la econo­mía de la agricultura familiar, los peque­ños productores y demás involucrados en la logística de distribución como de comercialización.

Es primordial la confianza de los mer­cados y la producción paraguaya con­quistó las exigencias del vecino país con la calidad.

El objetivo es llegar a más mercados en el mundo, ya adelantó el ministro de Agricultura que se trabaja en metas para arribar en Brasil. Esto significa que se deberá seguir trabajando en romper barreras, burocracias y gestiones que trasmitan garantía, conveniencia a las economías de afuera.

Otro importante logro reciente es tam­bién el embarque de la primera expor­tación de zanahoria paraguaya al mercado de la Argentina, con un car­gamento de 26 toneladas. Así también, el envío en proceso de 1.650 bolsas de 18 kilos cada una, totalizando 29.700 kilogramos en bruto, son resultados de varios esfuerzos con alto impacto para estos sectores muy boicoteados por la ilegalidad.

Del ingreso ilegal y del perjuicio de tirar miles de toneladas de la producción fru­tihortícola no vendida en el mercado local, hoy el sector está pisando mer­cados internacionales y este hilo no se puede perder. El gigantesco paso que se ha dado no puede truncarse, Paraguay tiene demasiado potencial productivo que, si las voluntades políticas dan una chance al sector, el aporte del rubro a la economía será muy relevante.

Existe la obligación política de fortale­cer el trabajo de los productores agríco­las para continuar abriendo las puertas del mercado internacional. Aprovechar la capacidad y la calidad de producción de esta franja de la economía tiene que ser un desafío impostergable desde las instituciones involucradas.

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