Acaba de concluir la 64.ª cumbre de presidentes del Mercosur en que se vio la necesidad de revita­lizar los procesos de integración para hacer que el bloque regional tenga más fuerza y posibilite mayor cooperación entre sus países miembros para lograr sus gran­des objetivos. Teniendo en cuenta la reciente asamblea de la OEA realizada aquí, Asun­ción se convirtió en la capital de la integra­ción americana.

Los mandatarios coincidieron en la nece­sidad de que el bloque funcione como pla­taforma para acceso a nuevos mercados y para profundizar intercambios comerciales regionales y extrarregionales. El presidente de nuestro país, Santiago Peña, destacó que Paraguay es un centro integrador del Mer­cosur y de todo el continente, teniendo en cuenta la reciente realización de la asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA), además de la cumbre mercosuriana.

Para el mandatario, es un desafío fomentar la cultura del encuentro, a pesar de las dis­crepancias políticas e ideológicas que exis­ten. Consideró que las diferencias son per­fectamente entendibles. “Pero, eso nos debe llevar a la tolerancia con los diversos pensa­mientos”, sentenció.

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Haciendo memoria de lo ocurrido en el pasado reciente, dijo que Paraguay había sido víctima de la intolerancia ideológica, y que hoy se está concretando un proceso de integración mediante el respeto a cada país y sus tendencias políticas.

Una de las conclusiones importantes del encuentro de presidentes del Mercosur es que, en el documento oficial dado a cono­cer, señalaron su interés de transformar el bloque regional en una plataforma compe­titiva “para su inserción internacional y en un instrumento eficiente para expandir el intercambio comercial con terceros países o grupos de países, tanto de la región como del resto del mundo y generar corrientes comer­ciales más dinámicas”.

Saludaron como positiva la agenda extra­rregional, con el Acuerdo de Libre Comer­cio entre el Mercosur y Singapur propi­ciado por la presidencia pro tempore de Paraguay. Ya que representa el primer acuerdo que se ha hecho con un país del sudeste asiático, que permitirá movimien­tos comerciales importantes y la posibili­dad de la radicación de nuevas inversiones provenientes de esa zona.

Con respecto a las negociaciones con la Unión Europea, el documento resalta la voluntad de concluir las tratativas en curso en el segundo semestre de este año para poder alcanzar un acuerdo beneficioso para ambos bloques. Aunque existen fundadas presunciones de que no se podrá llegar a un consenso, dadas las exigencias de algunos países europeos en materias muy sensibles para las naciones del Mercosur.

Sobre ese tema, el canciller paraguayo, Rubén Ramírez, había dicho en su discurso inaugural que no se va a claudicar acep­tando imposiciones de políticas proteccio­nistas de parte de las naciones desarrolla­das que buscan imponer trabas a la libertad de comercio.

El Paraguay, ubicado físicamente en el cen­tro geográfico de varios países de Sudamé­rica, está llamado a ser el punto de confluen­cia de las relaciones de las demás naciones. Pero más allá de la ventajosa ubicación geo­gráfica posee la capacidad política de pro­mover la cultura del encuentro por encima de las discrepancias de diversa índole que puedan tener las naciones. Eso es lo que ha demostrado el Gobierno nacional y la alo­cución de sus principales exponentes en los encuentros internacionales que se acaban de producir en nuestra capital, donde abun­daron las expresiones de conciliación y de cercanía afectiva por encima de las críticas o manifestaciones de desacuerdo que suelen dividir las posturas de los países.

Por eso las expresiones del presidente Peña de que nuestro país es centro de integra­ción de la OEA y del Mercosur no son meras palabras bonitas, sino la expresión firme de una situación real. Indica la voluntad de que Paraguay se vaya convirtiendo en el cen­tro de la unión de las naciones en torno a los intereses comunes para concretar una inte­gración verdadera. Más allá de la tenden­cia equivocada de algunos políticos de otros países que pretenden la ideologización de las relaciones internacionales y que sumen ridículamente posturas extremistas que no conducen a nada positivo.

No hay que olvidar que luego de cualquier tipo de enfrentamiento siempre se imponen el diálogo y el encuentro para poder seguir caminando en cualquier tipo de relación. Eso lo sabe el Gobierno paraguayo y por eso apuesta con todo a la integración regional.

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