La adhesión de más institu­ciones financieras al emble­mático programa habita­cional Che Róga Porã indica que el rubro está generando expec­tativas de negocios. Esto significa un paso muy importante para ir peleando contra el déficit habitacio­nal, una deuda histórica relegada por años.

La construcción de viviendas es una de las actividades de alto impacto no solo por el aspecto social que signi­fica el acceso al techo propio, sino por el efecto multiplicador de mano de obra y de la cadena económica como la dinámica para el sistema finan­ciero. El Gobierno está incentivando destacablemente al rubro y las ges­tiones están estimulando un involu­cramiento que debe ser aprovechado.

El anuncio que dio la semana pasada el Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH) que más instituciones financieras (IFIs) se están sumando al programa Che Róga Porã y que esto facilitará el acceso a la casa propia con condi­ciones diferenciales para personas y familias con ingresos de 1 hasta 4 salarios mínimos es una noticia demasiado alentadora.

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El listado actualizado de las IFIs registra la adhesión de 17 entidades entre bancos, financieras y hasta coo­perativas, además de las 11 asegura­doras que respaldarán los préstamos según las condiciones del programa.

Desde el MUVH también adelanta­ron que a finales de este mes de mayo está previsto que se den a conocer los proyectos de las desarrolladoras inmobiliarias habilitadas.

Los avances anunciados tienen un foco muy sensible que es el de dina­mizar el mercado de una sufrida clase media que no tuvo mayores oportunidades en el acceso a la casa propia. Son 14.000 nuevas viviendas que pueden ser una realidad.

El proyecto habla de propuestas inmobiliarias como casas, dúplex o departamentos, mediante los crédi­tos de hasta G. 400 millones a una tasa histórica del 6,5 % anual y un plazo de hasta 30 años. Esta ini­ciativa es una señal que el mercado inmobiliario de nivel medio esperaba desde hace tiempo aspirando a mejo­res costos crediticos en el sistema financiero, el derribo de otras dificul­tades como la informalidad, los obs­táculos para demostrar capacidad de ingreso, nivel económico, etc.

Las alternativas que se puedan implementar en un sistema finan­ciero que está demostrando interés son claves. Tanto el sector privado como el sector público deben consen­suar facilidades para que el mencio­nado proyecto habitacional arran­que con fuerzas. Estamos ante un mercado con mucho potencial de demanda, pero que viene siendo frus­trado en su inversión por burocracias y ausencia de políticas administra­tivas que tornen factibles el acceso a créditos.

En paralelo al programa Che Róga Porã, el MUVH lleva adelante la construcción de 7.000 viviendas en todo el país, lo que según habían reportado representa un aumento del 60 % en la ejecución presupuestaria comparada con el 2023.

Las estadísticas mencionadas y el impulso al mercado de la vivienda, principalmente en el nivel medio, son pasos demasiados importantes en el proceso de acceso al techo propio. Si estamos mejorando la gestión en este rubro, también requerimos el enten­dimiento y el respaldo de la clase política.

Es imperante la necesidad de priori­zar estos proyectos sociales a través de la construcción de casas sin que se interpongan intereses sectoriales.

El Gobierno debe seguir trabajando incansable y ambiciosamente en pla­nes que conlleven a facilidades en la adjudicación de proyectos habitacio­nales que resulten atractivos para la inversión al sector articulador que es el sistema financiero y una opor­tunidad para el mercado que alberga potenciales compradores que tienen la capacidad de pago, pero que toda­vía no encuentran la llave para ingre­sar a la cartera de clientes de las enti­dades bancarias, cooperativas, etc.

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