La conocida frase no dar puntada sin hilo signi­fica básicamente hacer lo que nos beneficia, pues si se da una puntada sin hilo sería inútil y hasta ridículo, pues no se puede coser sin hilo. La frase es extensiva a las rela­ciones internacionales. Los paí­ses deben cuidar sus intereses, analizar y actuar para no come­ter errores.

Precisamente, cabe la frase no dar puntada sin hilo a la postura que acaba de sentar el Gobierno del Brasil a través de su minis­tro de Agricultura, Carlos Fávaro, afirmando de manera enfática que su país no acep­tará imposiciones de la Unión Europea (UE) que lesionen su soberanía. Se refería al Acuerdo entre la UE y el Mercosur. Brasil sabe que sus intereses naciona­les están en juego de aceptarse en el Mercosur las medidas que la UE pretende establecer en nuestra región mediante su Reglamento 1115.

Este documento es una exage­ración por donde se lo mire. De su lectura y análisis se concluye que la UE desea que los países del Mercosur acepten la extraterri­torialidad de las normativas para su cumplimiento en otros paí­ses, de modo a que formen parte de su ordenamiento legal. Si se aceptara esta noción de extrate­rritorialidad quiere decir que la soberanía dejaría de ser tal para convertirse en una palabra hueca para expresarla quizás en ciertos documentos pero sin su genuino significado.

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Según el Reg. 1115, para expor­tar nuestros productos deriva­dos del ganado, la soja, el cuero y la madera al mercado de la UE, se requiere de una declaración cer­tificada en donde se pruebe que los productos provienen de luga­res en donde no se hicieron medi­das de deforestación, mediante tortuosos trámites de órganos estatales que deberán verificar y sellar los permisos correspon­dientes, acompañado de la geolo­calización de las parcelas, tiempo de producción y elaboración.

¿Significa esto que debemos lle­var a cabo deforestaciones en nuestro territorio sin medir las consecuencias de los daños sobre el medio ambiente? En ningún modo. En Paraguay, la producción en el campo no se hacen contra el campo y con­tra el cuidado de los bosques. Se hicieron y se hacen preservando las áreas boscosas, al punto que ¡el 40 por ciento de nues­tro territorio está cubierto de bosques! Un logro que por lejos supera a lo que hoy cuentan los países miembros de la UE.

Pero desde la UE, así como vamos escuchando, no retrocederá por­que están decididos a poner en vigencia la extraterritorialidad normativa. Están obsesionados y delirantes con el cambio climá­tico al punto de ralentizar el sec­tor agropecuario en los países en esta parte del mundo, pues creen que en el campo se emiten gases de efecto invernadero que provo­can el cambio climático.

El Acuerdo UE-Mercosur debe constituirse en una herramienta de integración y desarrollo entre ambos bloques; no obstante, si este documento contiene solo obligaciones ambientales desme­didas en detrimento de nuestros intereses, entonces debemos bus­car otros mercados más abier­tos como bien lo dijo el ministro de Agricultura de Brasil. Este país está demostrando que no da puntada sin hilo en sus relacio­nes internacionales defendiendo sus intereses y es de tomarse en cuenta porque está en lo cierto.

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