En nuestro país el respeto de las normas y las leyes penosamente es un hábito mal comprendido para muchas personas y en algunos casos hasta inexistentes. Criticamos a los políticos y a las autoridades por varios abusos en el poder, pero en nuestro ambiente, en la calle nos desentendemos de cumplir reglas de vida y seguridad imprescindibles que, sin embargo, no son valoradas.

Las leyes de tránsito siguen siendo letra muerta en gran porcentaje y eso se traduce en la cantidad de accidentes, percances de todo tipo en rutas y avenidas. Nuestras instituciones, llámese municipalidad de cada comunidad, la Patrulla Caminera como otras vinculadas a la tarea del régimen que debe funcionar en las calles, todavía no tienen la fuerza para que los conductores cumplan como debe ser con las normativas de tránsito. Parte de este flagelo, sin solución por años, es la corrupción al momento de intervenir infracciones, los afectados como fiscalizadores muchas veces optan por “resolver” el problema en el lugar y de manera extraoficial.

La coima es el mecanismo más inmediato y así los inadaptados que no tienen conciencia que arriesgan su vida como la de los demás, saben que el castigo no será tan duro para sus imprudencias.

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Entre las normas que los conductores se resisten a cumplir en las carreteras, según lo mencionado rutinariamente por la Patrulla Caminera, es el exceso de velocidad; respetar los límites de velocidad es una disposición prácticamente desapercibida para muchos que agarran el volante. Los informes de esta institución revelan que un 35 % de los coches a los que se le somete al radar dan exceso de velocidad.

El consumo de bebidas alcohólicas es un vicio que colabora con la imprudencia. La tolerancia cero de consumo de alcohol es una normativa no aceptada por la mayoría de los conductores. Se suman los adelantamientos indebidos, el tránsito en carriles que no corresponden, la no utilización del cinturón de seguridad en el caso de los automovilistas, el casco y chalecos reflectores en el caso de los motociclistas.

La salida a las rutas sin el funcionamiento de las luces pertinentes, registros y documentaciones que no están al día son una constante, según manifiestan siempre a los medios los encargados de la Patrulla Caminera.

El paso de la luz roja o el acelerado cruce en amarillo que ya sorprende con el rojo en la intersección del otro conductor son frecuentes causas de accidentes en zonas más urbanas o entradas a las ciudades. A los motociclistas se atribuyen mayoritariamente esta irresponsabilidad, de hecho, las estadísticas los condenan en su manejo ya que, según los números reportados desde el Hospital de Trauma, el 70 % de los fallecidos en accidentes de tránsito durante el año 2022 son conductores de motos.

Dicho por los responsables del nosocomio en su mayoría no tenían el casco puesto, pese a que este equipo de protección reduce la posibilidad de mortalidad en un 42 %.

El año pasado 268 personas perdieron la vida a causa de siniestros viales, los saldos de la imprudencia siguen enlutando familias.

Así como la Municipalidad de Asunción, a través de su Dirección de Tránsito debe reforzar acciones para que los conductores respeten los espacios de estacionamiento y evitar así los estacionamientos indebidos, urgen esfuerzos más integrales en el combate a las infracciones viales.

Existen varias instituciones abocadas a la labor del tránsito, amerita una coordinación orientada a erradicar el incumplimiento de las normas, la informalidad y los accidentes que se arrebatan vidas. La imprudencia identifica a conductores de todos los estratos, incluso funcionarios del estado del orden y la seguridad que, por sus funciones, debieran ser rigurosos cumplidores de la ley.

Nuestro sistema sanitario de hecho es débil ante toda la demanda de la población, disminuir la llegada de accidentados, además de preservar vidas dará oportunidad a que los recursos de Salud sean más optimizados.

Queda trabajar en estrategias que vayan restringiendo la corrupción de las acciones en el tránsito y que ayuden a implementar eficientes sistemas para que las leyes sean cumplidas como corresponde.

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