Ha comenzado el mes deci­sivo en que la República del Paraguay tiene que elegir a sus nuevas autoridades para el próximo quinquenio. El clima político se está haciendo cada vez más caliente, porque va faltando menos tiempo para decidir el presente y el futuro de los que vivimos en este país. Aunque las encues­tas hablan de claras preferencias del electorado nacional por Santiago Peña, el candidato de la Lista 1, hay una inevi­table cuota de incertidumbre en torno a lo que puede pasar. Sobre todo teniendo en cuenta que el candidato de la Concer­tación nunca ha reconocido sus derrotas en las dos elecciones anteriores en que resultó perdedor y que ahora está pre­parando algunos artilugios para obte­ner sus propios resultados sin tomar en cuenta a la única autoridad legal de los comicios, el Tribunal Superior de Justi­cia Electoral (TSJE).

Al margen de esos elementos habituales en una confrontación, es bueno seña­lar las principales líneas de la propuesta del candidato mejor posicionado, que se centran en buscar el bienestar de los paraguayos. Y ninguna línea de acción en ese sentido puede correr si no con­templa lo más importante de la sociedad, la familia y todo lo que tiene relación con su buen pasar.

“En mi gobierno vamos a defender la vida y la familia”, es una categórica afirma­ción realizada por el candidato del Par­tido Colorado, Santiago Peña. Con esta filosofía fundamental piensa encarar la administración de su gobierno, para que no quede ninguna duda sobre sus prio­ridades. Y para que los electores sepan a qué atenerse si le confían sus votos.

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En estos momentos en que en muchos puntos del planeta la vida humana no resulta ser lo más importante, es de gran trascendencia la clara opción del candi­dato republicano por defender la exis­tencia del ser humano. Y, como ninguna persona es un ser solitario que surge de la nada, sino de una madre y de un padre, es relevante el papel de la célula social conformada por padres e hijos, que se llama familia.

La mención de proteger a la familia no es un recurso de oratoria ocasional, sino una opción primordial para llevar ade­lante el proyecto político y económico. Y si se piensa en esa unidad básica de la sociedad es porque se tiene planes para ella en lo económico, en lo social, en lo político.

Por eso está programando el plan deno­minado “Che róga porã”, que tiene como propósito cumplir el sueño de la casa propia de miles de familias paragua­yas. La idea es facilitar la concesión de una vivienda a precio de alquiler, sin la necesidad de cumplir muchos requisi­tos. Para que la gente que paga menos de un millón de guaraníes por una pieza o un departamento chico pueda acceder a una casa propia pagando esa misma suma. “La casa propia no es solo un sueño, es una necesidad para que progresen las familias paraguayas”, ha señalado Peña.

Para que la gente de menores recursos pueda tener una existencia más lleva­dera e incluso pueda ahorrar, ha pro­puesto la reducción de los precios de los artículos básicos mediante el abarata­miento de los combustibles, que tienen un peso importante en los costos de todos los productos. El plan denomi­nado “Plata en tu bolsillo” prevé evitar la inflación mediante el control de pre­cios y los costos de los productos de la canasta familiar.

Otra de las propuestas para las fami­lias de menores recursos es la creación de guarderías gratuitas para que las madres que necesitan trabajar puedan dejar a sus hijos en forma segura y dedi­carse a su empleo con tranquilidad para mejorar sus ingresos monetarios.

Hay que precisar que las grandes líneas de la economía, como la producción del agro, la industria, los servicios, la comer­cialización y las inversiones en los diver­sos sectores, son de grandísima impor­tancia para el éxito de un país. Pero el buen funcionamiento de la actividad económica solo es válido para una socie­dad en la medida en que influya positi­vamente en la vida de la gente. De nada valdrían al Paraguay los excelentes resultados económicos y financieros que no se traduzcan en el mayor bienestar de las personas, que finalmente es, y debe ser, el objetivo primordial de una nación.

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