A medida que pasan los días y el Gobierno Nacional no da a conocer una postura oficial sobre la reducción de la nueva tarifa de Itaipú crece la sensación de que podría tratarse de otra nueva negociación secreta, como la del acta entreguista del 2019, que Abdo tuvo que rechazar por la presión del país. De acuerdo con la opinión de muchos políticos, en la cúpula del Ejecutivo ya se sabía anticipadamente la decisión brasileña de bajar la tarifa de Itaipú, pero no se la divulgó antes de la realización de las internas del Partido Colorado, para que oficialismo no perdiera votos.
Lo cierto es que el ministro de Minas y Energía de Brasil realizó el anuncio del Gobierno Federal al comienzo de esta semana, cosa que en esferas de la entidad binacional ya se conocía con anterioridad, pues la fijación del precio del producto para el año entrante ya se venía estudiando con mucha antelación. Se estima que la extrañeza que causó en la opinión pública de nuestro país la decisión de las autoridades brasileñas ya no fue una sorpresa para los altos funcionarios paraguayos.
El hecho es que el gobierno brasileño decidió entregar la energía de Itaipú a la concesionaria eléctrica de ese país a 12,67 dólares el kilowatt/mes para el año entrante de los 20,65 dólares que rigen actualmente, lo que representa una reducción del 38,9 %. La política del Paraguay es mantener altos los precios, dado que ello implicará capitalizar a la Ande para que pueda realizar numerosas inversiones energéticas previstas en el país que de otro modo no tendrían financiamiento. Pero la decisión de los brasileños no permitirá seguir con tarifas elevadas, lo que golpeará especialmente a la Ande. Pues, así como la tarifa para el 2022 se redujo debido a la presión brasileña, para el 2023 sucederá otro tanto, según pronostican los especialistas paraguayos.
Los entendidos en la materia consideran que la postura del Gobierno paraguayo ante este nuevo atropello es producto de la equivocada actitud de siempre. Como la administración de Mario Abdo Benítez no ha protestado contra la postura de Brasil, lo lógico es suponer que, otra vez, hay un acuerdo secreto, como ocurrió en el 2019.
El ex presidente de la Ande, Pedro Ferreira, cree que falta capacidad para defender los intereses nacionales en Itaipú en esta administración. “Este gobierno tuvo el error de creer que tenía que negociar entre cuatro paredes para conseguir algo del Brasil, alabarle públicamente a Bolsonaro. Esa fue la estrategia, hacerse del amigo públicamente y luego reunirse entre cuatro paredes para ver si a escondidas el Brasil te iba a dar algo. Así entendí la estrategia, y fue un craso error”, manifestó.
Ferreira llamó la atención sobre el hermetismo en que se realizaron las negociaciones con los brasileños. Destacó que es muy sugestivo el silencio que han mantenido las autoridades paraguayas con relación a la tarifa de la energía, y respecto a los supuestos beneficios que habrían conseguido para el país en las negociaciones que culminaron en setiembre pasado.
Como el gobierno de Bolsonaro se va el 31 de diciembre, nuestro país tendrá que negociar ese y otros asuntos con la administración de Lula da Silva, que comienza el 1 de enero. Algunos técnicos sugirieron que Paraguay tendrá que insistir con el nuevo Gobierno en negociar la obtención de una compensación por la nueva reducción de la tarifa, o establecer ya la libre disponibilidad de la energía paraguaya que hasta ahora en un gran porcentaje se lleva Brasil a un valor insignificante.
La administración de Abdo tiene que cambiar radicalmente de actitud y ponerse a defender los intereses nacionales. Ya no debe permitirse la realización de negociaciones sospechosas y actuar para que el país pueda conseguir mejores ventajas en la utilización y comercialización de la energía paraguaya de Itaipú. El nuevo presidente del Brasil ha demostrado en el pasado su buena predisposición hacia nuestro país, lo que se vio especialmente en el acuerdo celebrado con el gobierno paraguayo de entonces el 25 de julio del 2009, cosa que hay que lograr que prosiga. Pero para eso este gobierno no tiene que recurrir a las negociaciones secretas. Y debe trabajar solo por los intereses del Paraguay.