No es un secreto que nues­tro país se encuentra en una difícil situación económica, social y política. La corrup­ción sigue ganando espacios en la socie­dad, debido en gran medida a la falta de acción del Gobierno para hacerle frente. En estas condiciones no se puede ser muy optimistas con respecto al pre­sente y menos con relación al futuro que nos espera. A menos que desde la cúpula del poder político y de los man­dos del poder económico se hagan esfuerzos conjuntos para encontrar la salida a la crisis. Esta es una de las razo­nes por la que es fundamental que la gente que dirija a la nación sea la más capaz y sensata.

Para que la dirigencia política pueda entender a la sociedad paraguaya tiene que escuchar el sentimiento de la gente que trabaja, produce y se esfuerza para superar la adversidad. Son las personas que en el día a día están palpitando los sinsabores de la realidad y que en sus vidas tienen un rumbo bien concreto. Entre ellas están los representantes del sector privado que tienen ideas bien definidas y que por ello deben ser escu­chados y acompañados en la tarea de construir un país mejor.

La Feprinco hizo escuchar su voz con motivo de fin de año. Lamentó que la corrupción vaya ganando terreno y cri­ticó duramente a las autoridades que no están llevando las riendas de la nación de manera adecuada. El presidente de la entidad, Enrique Duarte, haciendo un análisis de la realidad, señaló que los vicios están arraigados en el país “…y aún hasta la fecha no hemos percibido la voluntad política que, con empuje y determinación, se decida a combatir los males endémicos que postergan la posi­bilidad de diseñar y ejecutar políticas de crecimiento sostenido. Más que nunca el Paraguay del presente, en ojos de grandes inversionistas, necesita de pre­visibilidad, seguridad jurídica, gober­nanza y transparencia”.

Agregó que “la fragilidad de la goberna­bilidad se materializa en la baja calidad institucional que lucen nuestras institu­ciones y nuestra democracia”, y agregó con fuerte énfasis que “es inaceptable que transcurridas décadas de vigencia democrática, el Poder Judicial no sea capaz de garantizar la seguridad jurí­dica, el Parlamento no haya demostrado su compromiso con el equilibrio presu­puestario y que, en el poder administra­dor, no se hayan abolido las prácticas del favoritismo, del nepotismo y la distribu­ción feudal del poder”.

Luego apuntó al sitio más doloroso de la vida nacional y resaltó que la corrupción se ha convertido en un problema estruc­tural del Estado paraguayo. Dijo que hay que reconocer que la corrupción ha per­meado y taladrado a importantes sec­tores de la sociedad y del empresariado. Agregó que beneficia al fraude, la sobre­facturación, las coimas y la economía sumergida, que responde a la informali­dad y la impunidad, que son originados por el contrabando y la delincuencia.

Dijo que para que el Estado paraguayo no termine siendo un estado fallido, más temprano que tarde hay que comenzar el combate contra la impunidad. Por eso demandó que el Estado tenga más acto­res que sean capaces de cooperar con el sector privado en la tarea común de trabajar, “porque cuando la decisión del Gobierno es equívoca, errátil, tardía o irracional, instala en la sociedad incen­tivos perversos y distorsionadores que desalientan el crecimiento económico”, remarcó.

Los reclamos del sector privado empre­sarial no se pueden considerar meras palabras. Llegan justo unos días antes de las elecciones internas de los parti­dos políticos y responden a una realidad muy visible. Son un claro reclamo para que el país no siga como hasta ahora. Que es necesario un nuevo derrotero y una conducción más acertada que res­ponda a los requerimientos de la nación.

Para caminar las sendas que lleven al bienestar no se puede votar a cualquier grupo político. La experiencia demues­tra quién y quiénes han dejado al país en la crisis actual, sin tener planes que encarar ni un rumbo adónde ir. Por eso en las elecciones que se acercan la ciuda­danía debe apostar por una vida mejor eligiendo a los que han demostrado su capacidad de trabajo y que tienen ideas claras de cómo y qué hacer para que se pueda salir de la actual situación.

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