Otro lamentable resultado del bastardeo de las instituciones durante esta administración estatal es el preocupante des­empleo, coyuntura en la que el Ministe­rio de Obras Públicas pasó de ser un gran dinamizador de inversiones en obras, principal rubro multiplicador de empleo, a un articulador del negocio del asfalto, sector que generó un crecimiento sin precedentes a la empresa que había sido declarada por el presidente de la Repú­blica, Mario Abdo Benítez.

Este gobierno se vanagloria de los 3.700 kilómetros de rutas construidas y habla de récord. Lo que no aborda es que esta canti­dad de asfaltado benefició básicamente a la empresa que había declarado el Presidente hasta asumir la jefatura de Estado, cargando deudas a este país y, peor aún, con miles de millones en pendientes de pagos con las constructoras, lo que hace que la generación de empleos sea una bicicleteada constante y la gente tenga trabajo por temporada. Una investigación de nuestro medio, jamás refu­tada por el mandatario, mostró con detalles cómo la distribuidora de asfalto que él mismo había declarado ante la Contraloría, durante estos últimos años, principalmente en tiem­pos de pandemia, aumentó 450% sus impor­taciones, lo que sugiere una voluminosa venta del insumo detrás de las obras públicas.

Alrededor de 40 mil obreros perdieron sus empleos porque las contratistas ya no tienen capacidad de financiamiento por la abultada deuda de parte del Gobierno que ronda los US$ 400 millones, según manifiestan, fre­cuentemente, referentes del sector.

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En estos días también escuchamos decir al titular de uno de los gremios de la construc­ción que de 300.000 personas que empleaba el sector, la cifra se desplomó a aproximada­mente 40.000 empleados. Los empresarios del rubro hablan de lucha contra una de las peores crisis respecto a empleos y las deudas que vienen administrando.

Es una triste verdad de hierro que la amplia­ción de caminos asfaltados no dinamizó la economía, pero la mayor beneficiada fue la firma declarada por el presidente Mario Abdo.

Si hablamos de empleo generalizado, la situa­ción es más desoladora. Los economistas coinciden en que los asfaltados no se tradu­jeron en mejor calidad de vida ni creación de empleo sostenible, los comparativos eviden­cian resultados crueles.

Entre el cierre del 2018 y el último trimes­tre del 2022 hubo mayor población en edad de trabajar y aumentó la fuerza laboral, pero menor porcentaje de ocupados es del 65,5% (3.458.166 personas), cuando en el 2018 era de 68% (3.363.354 personas), describía en entrevista la economista Martha Coronel.

Otro de los datos reveladores sobre la rea­lidad social del Paraguay subrayado por la profesional es que, actualmente, existen en números totales y en promedio, mayor número de desocupados en comparación a cuatro años atrás, puesto que actualmente hay más de 250 mil personas desocupadas, un 6,7%; en tanto que anteriormente era de 199.583 afectados, lo que representaba el 5,6% de la población económicamente activa.

A su vez, el economista José Luis Rodríguez Tornaco había mencionado “muchos gobier­nos usan como caballo de batalla el tema de ciertas obras públicas como si fuera eso una mejora en el bienestar de la gente, eso se contradice con los indicadores oficiales”, al remarcar los índices de pobreza que rayan los 2.000.000 en el Paraguay, cuando al cie­rre del año 2018 eran 1.679.810. Es decir, con este gobierno se generaron 300.000 perso­nas más en condición de pobreza.

Como la actual administración está prácti­camente de salida, y con la característica de no tener proyectos previsibles, para el año próximo no se estiman obras nuevas de gran envergadura, más que la continuidad de algu­nas existentes, dato confirmado por el sector de la construcción que complica mucho la eco­nomía en el presente y esto avizora un pano­rama poco alentador para los siguientes meses.

Con todo esto se puede ver que el MOPC, el gran ministerio, históricamente emblemá­tico en la dinamización de la economía por la multiplicación del empleo, gracias a obras de envergadura, se limitó a construir rutas y actuar de articulador de negocios de una dis­tribuidora de asfalto vinculada al mandata­rio. Lamentable rol que tiró cifras del empleo por el suelo.

Esta situación obliga a que el próximo que tome el timón en este país cumpla el compro­miso de generar empleo de inmediato y en masa, es la única esperanza que queda, fun­damentalmente, para las 250 mil personas que no tienen trabajo.

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